Los cinco minutos de María
Febrero 20
Aunque neguemos a María, y nos olvidemos de ella, María no desaparecerá. Ella seguirá cumpliendo amorosamente su rol maternal.
Los que perderemos seremos nosotros; nos veremos privados de luz, de fuerzas, de entusiasmo, del calor de su regazo materno, de las bondades de su Corazón.
Lo orfandad es triste, pero es inmensamente más triste si la elegimos nosotros. Si no conocer a la madre es causa de amarga pena, ¡cuánto más amargo será no querer reconocerla y aceptarla!
María, ilumina nuestra vida con la luz del Evangelio.
* P. Alfonso Milagro
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