Los cinco minutos de María
Febrero 14
Toda la hermosura y toda la bondad de María brotan de su Corazón. La vida íntima de la Virgen se reflejó en su exterior: si sus ojos fueron limpios y puros, fue porque su Corazón fue virginal; si sus obras fueron santas, fue porque su espíritu vivía en santidad.
El cristiano tiene que ser santo y, además, tiene que parecerlo; debe “aparecer” lo que es en realidad; la falsedad y el fingimiento son anticristianos. Si el mayor esfuerzo debe estar puesto en ser más que parecer, también debe cuidar que su vida “hable a los otros de Dios”.
María, que contribuyes con tu presencia a la construcción del Reino de Dios, ayúdanos a buscar ese reino de justicia, de verdad, de amor y de paz.
* P. Alfonso Milagro
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