Señor Jesús...
Señor Jesús, hoy me regalas este nuevo día, te entrego cada una de mis acciones para realizarlas con firmeza y valentía, sin desfallecer y sin mirar atrás el rostro de la desilusión.
Que me invada la alegría en el corazón, te pido que extiendas tu mano poderosa para apartar el mal de mi camino. Quiero también suplicarte bendiciones para mi familia. Creo en tu poder misericordioso que me hace ser libre de todo lo que me ata a mis malas inclinaciones que no me permiten crecer y desarrollarme como Tú lo deseas.
En Ti creo, sé que no hay imposibles para los que tienen fe, para los que confían de corazón en tu generosidad. Debo hacer de mi vida una oración, pues tu Palabra bien lo dice: “Si alguien está afligido, que ore. Si está alegre, que cante salmos” (Santiago 5,13) Entonces, me pongo a orar, Señor mío, porque en la oración, Tú me confortas.
¡Hoy elijo vivir y luchar por ser feliz al lado de mi Madre María; hoy vuelvo a darme la oportunidad de amar y ser amado. “El Señor es un escudo para los que se refugian en él” (Salmo 18,31).
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