Primero reconciliarse
Comunión significa unión, y la unión requiere reconciliación
Por: P. Frank Pavone | Fuente: Priests for Life
Una perspectiva importante a considerar frente a la pregunta si deberían recibir la comunión los políticos pro-aborto es la enseñanza de Jesús sobre la necesidad de reconciliarse con nuestros hermanos y hermanas antes de acercarse al altar.
"Si vas, pues, a presentar una ofrenda ante el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda." (Mt 5:23-24)
Los que permiten el aborto no están reconciliados con sus hermanos y hermanas por nacer. No ver la igual dignidad de los niños en el vientre con los que están fuera de él es un prejuicio. Considerar a los niños por nacer como "no personas" e indignos de protección constitucional es un insulto. Y considerar a los hermanos y hermanas por nacer como "tejido" o "parásitos" es la peor manera de ofenderlos.
Los que hacen esto, antes de presentar su ofrenda en el altar, deben ir primero a reconciliarse con sus hermanos y hermanas por nacer.
La comunión se recibe en el marco del sacrificio de la misa. Ese sacrificio no es únicamente el sacrificio de Jesús, sino el de cada uno de nosotros junto con Jesús. Ofrecemos todos nuestros pensamientos, opiniones, relaciones y elecciones. Traemos nuestras ofrendas al altar porque queremos reconciliarnos con Dios. Pero los que quieren ser uno con Dios deben ser uno con su prójimo, con todos.
Para reconciliarse con el prójimo, primero hay que reconocerlo. El mandamiento "Ama a tu prójimo como a ti mismo" de hecho significa "Ama a tu prójimo como una persona igual que tú". Reconoce que no importa cuan diferente parezca, tu prójimo tiene la misma dignidad que tú y por lo tanto exige respeto y amor. La falta de protección al no nacido se basa en la falta de reconocimiento, que es la más fundamental falta de amor. En vez de detener el derramamiento de sangre, la controversia sobre el aborto se convierte, entonces, en cuestión de expresar creencias.
Más aún, para reconciliarnos con nuestro prójimo, tenemos que responder adecuadamente a sus necesidades. "Pues el que tuviere bienes del mundo y, viendo a su hermano tener necesidad, le cerrara sus entrañas, ¿cómo la caridad de Dios permanece en él?" (1 Jn 3:17) ¿Hay alguien más necesitado que un niño en el vientre? ¿Hay alguna necesidad mayor que salvar la propia vida frente a un ataque letal?
Para reconciliarnos con el prójimo, debemos evitar el falso testimonio. Afirmar de palabra o en los hechos, que los niños por nacer tienen menor valor que el resto de nosotros, es "mentir contra tu prójimo". Si lo estamos haciendo, no estamos listos para presentar nuestra ofrenda en el altar.
Comunión significa unión, y la unión requiere reconciliación. Esto se aplica a todo ciudadano. ¿Cuánto más aplicable es a aquellos que, como los funcionarios públicos, tienen la oportunidad de sancionar leyes que eliminan u otorgan protección a su prójimo más vulnerable?
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