Esta es la hora
El final de una jornada es con frecuencia apropiado para una provechosa reflexión. Te ofrezco hoy un buen soneto que puede ayudarte a llenar esta hora con nobles y rectos pensamientos que darán solidez a tu vida.
Ésta es la hora para el buen amigo, llena de intimidad y confidencia, y en la que, al examinar nuestra conciencia
igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo
para lograr alivio a su dolencia
y, al evocar la edad de la inocencia,
logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida
con tu amor y caricia inmensamente
y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente
y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente.
Fíjate cómo la palabra “hora” inicia cada una de las estrofas del poema. Es la que da unidad al conjunto, enriquecido con las diversas vivencias que sugiere el anochecer. ¿Qué mensaje te dice a ti? ¿Sabes elevarte sobre las insignificancias y banalidades de la rutina diaria a sentimientos nobles y virtuosos?
Enviado por el P. Natalio
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