Afrontar el sufrimiento
El sufrimiento, en sí mismo, no sirve para nada: es la respuesta de la persona lo que puede transformarlo en una oportunidad para mejorar
Por: Antonio Gómez Amigo
El pasado mes de octubre estuvo en Bilbao, en el congreso “Lo que de verdad importa”, Lopez Lomong, un niño soldado sudanés que consiguió escapar de aquel infierno y llegó a ser abanderado del equipo olímpico estadounidense en los juegos de Pekin de 2008. En el congreso, y en el libro autobiográfico “Correr para vivir”, Lomong cuenta su historia: cómo superó el sufrimiento de la separación de su familia y de los campos de refugiados y cómo llegó a triunfar en el atletismo después. Donde muchos otros se hubieran rendido, él luchó por salir adelante, y la adversidad le hizo más fuerte.
Es una historia impresionante, como otras de personas que han pasado por situaciones duras y las han superado madurando y creciendo: luchas contra enfermedades graves, contra la injusticia, contra el fracaso profesional.., son vidas realmente inspiradoras. Esto nos puede hacer pensar que a nuestros hijos les viene bien pasarlo un poco mal algunas veces, como aquel padre que se enfadaba porque se había suspendido el entrenamiento del equipo de futbol de sus hijos por el frio y la lluvia: “¡Que sufran un poco!” Pero hay que tener presente que el sufrimiento por sí mismo no sirve para nada, y con frecuencia es destructivo. Es la respuesta de nuestros hijos la que puede transformarlo en algo positivo. Por eso los padres tenemos que saber si nuestros hijos sufren para intentar evitarlo, y si no es posible, acompañarles para que lo afronten de forma positiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario