En la mitad del Adviento
En la mitad del Adviento... ¿Cómo están nuestros caminos?
Todos sabemos que falta poco para que llegue la Navidad... y ahí andamos corriendo, hasta hemos hecho una lista para que no se nos olviden las "cosas" que tenemos que hacer, regalos, alimentos para la cena de Nochebuena o la comida de Navidad... ¡y los turrones! Ah, eso sí, no nos pueden faltar los vinos y otra cosa importante para brindar...
Cada quién, según sus posibilidades, trataremos que esa noche o día, se pueda celebrar lo mejor posible y sobre todo, si es que llega a ser en nuestra casa, quedar con el mejor de los éxitos.
Todo esto está muy bien, pero... ¿Cómo están nuestros caminos? Los "caminos" de nuestro interior, los "caminos" de nuestro corazón.
Hace muchísimos años, Juan, comenzó a predicar la penitencia, un bautismo para el perdón de los pecados y su arrepentimiento, es tiempo de mortificación por eso vemos que los sacerdotes visten de color morado al celebrar la misa, y todavía muchos miles de años antes, podemos leer al profeta Isaías: "Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la salvación de Dios".
Es ahora cuando ha llegado nuestro tiempo... ¿Cómo preparamos esos "caminos" sin allanar las crestas de nuestra soberbia, de nuestra altanería... sin poner rectos nuestros deseos de ambición cambiándolos por generosidad, sin suavizar esa aspereza pidiendo perdón o dándolo con un gesto de amor?
Es el momento de pensar, de "bucear" en nuestro interior para ver si nos hace falta cambiar nuestro modo de ser, cambiar nuestra vida... para poder ofrecer "algo", para poder "regalarle" algo al Hijo de Dios que ya no tarda en llegar, que ya no tarda en aparecer en nuestra Historia, siendo Él el Señor y Dueño de la misma, y sin embargo lo vamos a ver naciendo en la más profunda humildad y solo y únicamente por amor.
Es tiempo de regalar y de recibir regalos..., todo está bien. Pero Él solo vino a buscar mi corazón para que lo ame... ¿se lo daré?
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
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