miércoles, 2 de septiembre de 2015

EL MONJE Y EL TURISTA


El monje y el turista



El fragmento que te presento hoy para comenzar el día, en su brevedad, es muy sugerente. Puede impulsarte a tomar resoluciones importantes. En realidad no hace falta cambiar externamente tu estilo de vida. Sólo basta, y es lo decisivo, volver a ordenar tus prioridades: el fundamental objetivo de tu vida.

Un turista se encontró con un monje en meditación y quedó impresionado por la felicidad y la paz que le inspiraba. El turista se le acercó y le preguntó:
—¿Cómo es que Ud. que ha renunciado a todo en el mundo, está en paz y vive feliz como si lo tuviera todo? ¿En qué se basa su capacidad de renuncia?
El monje se sonrió y dijo:
—También yo me asombro de la capacidad de renuncia de los hombres del mundo. Pues yo sólo renuncio a cosas perecederas a cambio de tesoros de valor infinito, mientras que ellos renuncian a lo infinito por banalidades y cosas perecederas.

La primera enseñanza es adoptar como hábito cotidiano la meditación. Todos podemos hacerla. La meditación es orientadora de la vida. Sosiega el espíritu y lo pacifica. Es fuente de felicidad y fecundidad. Aumenta la capacidad de vivir. La segunda es que, sin ser monjes, podemos vivir en el mundo sin ser del mundo, “poniendo el corazón en los bienes celestiales”, como aconsejaba san Pablo a los colosenses. Que el Señor te ilumine y bendiga.


Enviado por el P. Natalio

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