Regaló todo
Las únicas posesiones que tenía santo Tomás de Villanueva eran una Biblia y la ropa que llevaba puesta.
Como veía que se iba a morir, repartió entre los pobres de Valencia lo que le habían regalado. Pero al darse cuenta de que cierto criado no había estado presente en el momento del reparto de “tan rica
herencia”, le hizo llamar y le dijo:
“Hijo mío, sólo me queda esta cama en la que me ves agonizante. Te la regalo. Y ahora que ya es tuya, ¿me la prestas, por amor de Dios, para poder morir en ella?”.
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