Yo soy la vid y mi Padre el viñador
Pascua
Juan 15, 1 -8. Pascua. Para poder dar fruto necesitamos pernanecer cerca del viñador, del Padre que está en los cielos.
Por: Cristian González | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.
Oración introductoria
Padre, mi gran y buen viñador. Que esta oración me ayude a descubrir todo lo que tenga que «podar» en mi vida, para poder unirme plenamente a tu amada vid, Cristo, que me da la gracia para vivir en plenitud, como discípulo y misionero de su amor.
Petición
Señor, dame la gracia de ser un sarmiento que viva siempre unido a Ti, para poder dar fruto.
Meditación del Papa Francisco
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.
Oración introductoria
Padre, mi gran y buen viñador. Que esta oración me ayude a descubrir todo lo que tenga que «podar» en mi vida, para poder unirme plenamente a tu amada vid, Cristo, que me da la gracia para vivir en plenitud, como discípulo y misionero de su amor.
Petición
Señor, dame la gracia de ser un sarmiento que viva siempre unido a Ti, para poder dar fruto.
Meditación del Papa Francisco
Y sabemos muy bien lo que eso significa: contemplarlo, adorarlo y abrazarlo en nuestro encuentro cotidiano con él en la Eucaristía, en nuestra vida de oración, en nuestros momentos de adoración, y también reconocerlo presente y abrazarlo en las personas más necesitadas. El “permanecer” con Cristo no significa aislarse, sino un permanecer para ir al encuentro de los otros.
Quiero acá recordar algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta. Dice así: “Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las ‘favelas’, en los ‘cantegriles’, en las ‘villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”. Hasta aquí la beata. Jesús es el Buen Pastor, es nuestro verdadero tesoro, por favor, no lo borremos de nuestra vida. Enraicemos cada vez más nuestro corazón en él. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).
Reflexión
Recuerdo una vez se me ocurrió la loquera de entrevistar a todos los sacerdotes ya avanzados en años que me encontrara, y entre las preguntas que les hacía, les planteaba la siguiente hipótesis: "Si usted tuviera la oportunidad de decir algo a todos los católicos del mundo, ¿qué les diría?
La respuesta ha pasado a ser en mi corazón una de esas frases lapidarias que se guardan para toda la vida, tanto es así que te la transcribo aquí de memoria: "Que amen a Cristo, que amen a Cristo, porque sin él nada podemos hacer".
A lo mejor estás pensando que estoy cambiando un poquito el evangelio, o que estoy mezclando citas diversas, pero cuando Cristo dice: "permaneced en mí" está queriendo decir que lo amemos, es así como nos unimos a él, y es así como permanecemos en él. Es así como damos fruto. Un manzano da frutos dando manzanas y un limón dando limones, pero un cristiano, ¿cómo da frutos? Amando y haciendo que otros amen.
Dios nunca se deja ganar en generosidad. Tiene un defecto, no sabe medirse, cuando ama, se da totalmente. Y si su amor no tiene límites, que no lo tenga tampoco el nuestro. Para ilustrar esta generosidad el evangelio nos ayuda mucho, si lo amamos: - Permanecemos en él, es decir, vivimos el cielo por adelantado. - Damos fruto, es decir si amamos, nos realizamos porque es para esto para lo que fuimos creados y para hace que otros amen.
- Podemos pedir lo que queramos porque lo conseguiremos.
- Y además damos gloria a Dios porque su gloria es que nosotros demos mucho fruto y que permanezcamos en Cristo, que seamos sus discípulos.
Propósito
Confirmamos día tras día en cada actividad de nuestra vida, el amor a Cristo y a su Iglesia.
Diálogo con Cristo
La Palabra de Dios es la verdad. «Pidan lo que quieran y se les concederá». Señor, ¿por qué conociendo tu Palabra no la hago vida? ¿Por qué mi meditación frecuentemente no es auténtica oración? Sin Ti, mi vida es incompleta, sin Ti, la vida no tiene un sentido pleno, sin Ti, no puedo dar fruto, por eso hoy te pido tu gracia para que mi oración me lleve a compartir con los demás la alegría de haberte encontrado.
Recuerdo una vez se me ocurrió la loquera de entrevistar a todos los sacerdotes ya avanzados en años que me encontrara, y entre las preguntas que les hacía, les planteaba la siguiente hipótesis: "Si usted tuviera la oportunidad de decir algo a todos los católicos del mundo, ¿qué les diría?
La respuesta ha pasado a ser en mi corazón una de esas frases lapidarias que se guardan para toda la vida, tanto es así que te la transcribo aquí de memoria: "Que amen a Cristo, que amen a Cristo, porque sin él nada podemos hacer".
A lo mejor estás pensando que estoy cambiando un poquito el evangelio, o que estoy mezclando citas diversas, pero cuando Cristo dice: "permaneced en mí" está queriendo decir que lo amemos, es así como nos unimos a él, y es así como permanecemos en él. Es así como damos fruto. Un manzano da frutos dando manzanas y un limón dando limones, pero un cristiano, ¿cómo da frutos? Amando y haciendo que otros amen.
Dios nunca se deja ganar en generosidad. Tiene un defecto, no sabe medirse, cuando ama, se da totalmente. Y si su amor no tiene límites, que no lo tenga tampoco el nuestro. Para ilustrar esta generosidad el evangelio nos ayuda mucho, si lo amamos: - Permanecemos en él, es decir, vivimos el cielo por adelantado. - Damos fruto, es decir si amamos, nos realizamos porque es para esto para lo que fuimos creados y para hace que otros amen.
- Podemos pedir lo que queramos porque lo conseguiremos.
- Y además damos gloria a Dios porque su gloria es que nosotros demos mucho fruto y que permanezcamos en Cristo, que seamos sus discípulos.
Propósito
Confirmamos día tras día en cada actividad de nuestra vida, el amor a Cristo y a su Iglesia.
Diálogo con Cristo
La Palabra de Dios es la verdad. «Pidan lo que quieran y se les concederá». Señor, ¿por qué conociendo tu Palabra no la hago vida? ¿Por qué mi meditación frecuentemente no es auténtica oración? Sin Ti, mi vida es incompleta, sin Ti, la vida no tiene un sentido pleno, sin Ti, no puedo dar fruto, por eso hoy te pido tu gracia para que mi oración me lleve a compartir con los demás la alegría de haberte encontrado.
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