Cambio de vida
Cuando los cristianos asistimos a Misa nos damos la paz y luego comulgamos, de ese darse la paz y de ese comulgar a Cristo debería surgir un radical cambio de vida.
Si bebimos su cáliz, si comimos su pan, tú no eres un extraño para mí, yo no soy un extraño para ti. Hasta hoy tú no estabas en mi vida y no sabía ni tu nombre, hasta hoy nuestros mundos se ignoraban porque en ellos nada había en común.
Pero hoy tu mano con la mía se encontraron al desearte paz, todo cambió desde hoy.
Puede ser que te encuentre por la calle, o en el autobús, o en cualquier lugar: ¿cómo quieres que pase sin mirarte o sonreírte? Tú también lo harás.
Quien nos vea se dirá: son dos grandes amigos, y será verdad. ¿Ves? Todo cambia desde hoy.
Ahora, adiós, el domingo nuevamente volveremos juntos a rezar, y al entrar y al mirarnos, sonreiremos, y Dios sonreirá.
Y la paz que uno a otro nos deseamos, y la Comunión... ¿Ves? Todo cambia desde hoy.
Es que Cristo se halla siempre entre nosotros los cristianos, que bebemos de su cáliz y comemos de su pan; es que Cristo te da a ti y me da a mí el regalo de su paz.
¿Ves? Todo cambia desde hoy.
Antes era todo odio, guerras y violencia y amarguras e injusticias; ahora Cristo pone entre los hombres el amor fraterno y sincero, la justicia y el perdón, sentimientos que brotaron de la dulce caridad.
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