EJERCITAR NUESTRO CORAZÓN
Para mantenernos en forma, hay que ejercitar con regularidad los músculos de nuestro cuerpo. Lo mismo pasa con nuestro corazón. Para mantenerlo en forma, también hemos de ejercitarlo permanentemente. Ahora que estamos en Adviento y nos disponemos a celebrar la Navidad, hay que preguntarse cómo está nuestro corazón. Afortunadamente, tenemos una nueva oportunidad para ejercitarlo y abrirlo a nuestra pareja, a nuestros familiares, a nuestro prójimo, a nuestros amigos y a los necesitados. De esta forma, evitamos que nuestro corazón se quede obstruído por falta de ejercicio, por pensar sólo en nosotros, o se quede paralizado por falta de uso.
La Madre Teresa de Calcuta decía lo siguiente sobre la fiesta y el sentimiento de la auténtica Navidad:
- Es Navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano.
- Es Navidad cada vez que estás en silencio para escuchar al otro.
- Es Navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad.
- Es Navidad cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual.
- Es Navidad cada vez que reconoces con humildad tus límites y tu debilidad.
- Es Navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás.
María y José nos van a preguntar si tenemos sitio en nuestro corazón para que puedan hospedarse. Hoy en día, tienen difícil encontrar alojamiento en los corazones humanos. Mucha gente está centrada exclusivamente en cosas supérfluas, como los regalos, los viajes y las cenas, en vez de estar centrados en el auténtico sentido de la Navidad, que es que Dios se hace hombre. María nos va a preguntar si puede alumbrar a su hijo Jesús dentro de nuestro corazón. ¿Qué vamos a contestar?
Javier López
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