No se puede vivir la verdadera vida sin el alimento de los fuertes.
En
estos tiempos tan tristes, en que tantas almas apostatan de Dios, no sé
convencerme de cómo se pueda vivir la verdadera vida sin el alimento de
los fuertes... El medio seguro para poder uno mantenerse libre de la
pestífera enfermedad que nos rodea, es el de fortalecernos con el
alimento eucarístico. Por eso el mantenerse exento de culpa y progresar
en el camino de la perfección no lo podrá alcanzar quien vive durante
muchos meses sin nutrirse de la Carne del Cordero divino. Yo no sé lo
que otros piensan acerca de esto, pero, para mí, dadas las
circunstancias en que vivimos, es ilusorio el intentar convencerse de
que puede dar un paso en el camino de la perfección quien se limita a
comulgar una o dos veces al año.
San Pío de Pietrelcina
Epis. II, 92
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