La risa del payaso
Autor: Padre José Alcázar Godoy
Hubo una vez un hombre muy sabio que con su sabiduría quiso guiar a todos hacia la verdad.
Pero la gente no le hacía caso. Es un sabio alejado de nuestra realidad, decían.
Él tenía en sus manos la llave del conocimiento, pero nadie quería tomarla; por eso estaba muy triste.
Pero un día, al sabio se le ocurrió que la risa podía liberar el corazón de los afanes y egoísmos. Entonces abandonó los libros y se convirtió en un payaso.
El payaso iba de pueblo en pueblo con la cara pintada y la ropa desaliñada, haciendo reír a todo el mundo, hombres, mujeres y niños, con sus payasadas.
La gente, al escuchar sus tonterías, experimentaba una alegría que los sustraía de las inquietudes y sinsabores de su realidad.
Mas cuando el payaso abandonaba el lugar, retornaban los afanes y las amarguras al corazón de los oyentes. Sin embargo, él se sentía feliz comunicando chispas fugaces de la verdad.
Autor: Padre José Alcázar Godoy
Hubo una vez un hombre muy sabio que con su sabiduría quiso guiar a todos hacia la verdad.
Pero la gente no le hacía caso. Es un sabio alejado de nuestra realidad, decían.
Él tenía en sus manos la llave del conocimiento, pero nadie quería tomarla; por eso estaba muy triste.
Pero un día, al sabio se le ocurrió que la risa podía liberar el corazón de los afanes y egoísmos. Entonces abandonó los libros y se convirtió en un payaso.
El payaso iba de pueblo en pueblo con la cara pintada y la ropa desaliñada, haciendo reír a todo el mundo, hombres, mujeres y niños, con sus payasadas.
La gente, al escuchar sus tonterías, experimentaba una alegría que los sustraía de las inquietudes y sinsabores de su realidad.
Mas cuando el payaso abandonaba el lugar, retornaban los afanes y las amarguras al corazón de los oyentes. Sin embargo, él se sentía feliz comunicando chispas fugaces de la verdad.
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