La última semana de Adviento, encontramos a María, presente en la liturgia de una manera muy especial, y como no sería así, si ella prepara la "venida del Mesías" con todo su ser.
Descubriendo a María con ojos humanos, encontramos a una jovencita sencilla, de un pueblo sencillo. Haciendo su vida de manera natural, sin imaginarse la misión que tenía en la historia de la humanidad. Prometida de José, María amaba y conocía muy bien a Dios, y Él, la conocía muy bien a ella, su criatura predilecta, escogida desde el principio por su pureza, la gracia estaba sobre ella.
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