Día
Séptimo
AMOR
DEL PADRE PÍO A LOS SANTOS ÁNGELES
Reflexión: Los ángeles de la guarda son seres espirituales que Dios envía
a los hombres con la misión de custodiarnos y protegernos física y
espiritualmente.
El
ángel de la guarda no nos abandona nunca –decía el padre Pío-. Él es nuestro
amigo más sincero y fiel.
El
padre Pío le tenía mucha confianza y familiaridad y con frecuencia le daba
encargos especiales. A quien iba a saludarlo antes de emprender un viaje, le
decía: “El ángel de Dios te acompañe”.
A sus
hijos espirituales repetía con frecuencia: “cuando me necesites y no puedas
venir a verme, mándame a tu ángel de la guarda con el mensaje”.
El
padre Agustín, su confesor, escribió: “El padre Pío no conoce ni el griego ni el
francés, su ángel de la guarda le explica todo”.
En el
libro Envíame a tu ángel de la guarda, el padre Alejo Parente nos cuenta este
hecho asombroso: “Una vez el padre Pío estaba en la veranda y parecía estar
hablando con alguien, mientras que en realidad yo no veía a nadie. Me acerqué a
él para entregarle algunas cartas. El padre me dijo bruscamente: “¿No ves que
estoy ocupado?”.
Me
quedé mortificado y me retiré un poco. Al poco tiempo, el padre Pío me llamó y
me dijo: “¿No has visto estos ángeles de la guarda que estaban alrededor? Eran
los ángeles de la guarda de mis hijos espirituales que venían a traerme sus
mensajes. Debía yo darles las respuestas”.
El
padre Pío no era un hombre que inventara extrañezas o fuera preso de fantasías
neuróticas. Ahora que la Iglesia ha reconocido su santidad, estas “extrañezas”
se vuelven verdaderas enseñanzas para nosotros.
Oremos: Te pedimos, Señor, que tus santos ángeles, nos ayuden en el
peregrinar de esta vida y nos conduzcan después a la patria eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
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