LA MÁS OBEDIENTE CANTARÁ POR ÉL VICTORIAS
"Mi divino
maestro, dice, me era asiduo compañero en los oficios que tenía que hacer a
todas horas. En este tiempo recibí gracias tan extraordinarias, sobre todo en el
misterio de la Pasión, que nunca las había sentido iguales; y esto causó en mí
un tan grande amor a la Cruz, que no puedo vivir un instante sin padecer, pero
en silencio, sin consuelo ni alivio, y morir con este Soberano de mi alma,
abrumada por la cruz de toda clase de padecimientos; esto ha durado toda mi
vida, la cual por su misericordia se ha pasado toda en este linaje de
ejercicios, que son los del puro amor".
Sta. Margarita María de Alacoque
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