EL ESPÍRTU SANTO
“Ven Espíritu Creador, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del
pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente
del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego…”. (De
un himno al Espíritu Santo).
Es el Espíritu Santo quien cuida para que nuestra “fe no tropiece” y, al
mismo tiempo, es el “consuelo” en nuestras caídas y dificultades. No
nos tiene que resultar extraña una relación personal con el Espíritu
Santo, pues es la tercera persona de Santísima Trinidad. Es Él quien nos
lleva a dar un verdadero testimonio de nuestra fe, pues Él nos muestra a
Cristo (“Él dará testimonio de mí”) y nos lleva a testimoniarlo a todos
los que están a nuestro alrededor (“y ustedes también darán
testimonio”).
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