domingo, 25 de febrero de 2018

ANTE LA DESFIGURACIÓN ... LA TRANSFIGURACIÓN


Ante la desfiguración... La Transfiguración



Hambre, miseria, tortura, luchas ideológicas, violencia, dolor, muerte… son, entre otras cosas, notas que marcan la situación totalmente desfigurada y complicada del mundo. Ante ello, el Señor nos ofrece unas pistas: no hay que desfallecer, hay que seguir hasta el final aunque, el camino, sea duro e incluso con sufrimiento.

Mirar a nuestro alrededor es caer en la cuenta de muchos rostros desfigurados o deprimidos porque tal vez, hace tiempo, dejaron de sentir y de escuchar aquello de “tú eres mi hijo amado”.

De nuevo, en este segundo domingo de Cuaresma, Jesús nos invita a reemprender el camino junto con Él. No será una senda fácil ni de respuestas a la carta. Pero, como siempre, nos lanzará a la cruda realidad, ayudados de su mano, y sobrecogidos si, de verdad, hemos intentado tener una experiencia profunda de Él y con Él.

A nadie nos gusta la cruz pesada; a ninguno nos seduce el final de un camino dibujado con el horizonte de las espinas o del dolor. Preferimos, y hasta echamos en falta, una vida más merengada y con éxitos, sin llantos ni pruebas, sin lamentos ni zancadillas, tranquila y sin sobresaltos. Todos sabemos… que no siempre es así.

Ante la desfiguración a la que se siente sometida la humanidad, los hombres, las mujeres de nuestro tiempo, hay que refugiarse en la Transfiguración del Señor. Entre otras cosas porque, en ese estado, uno se encuentra muy bien; adquiere la vitalidad y el impulso necesario para descender al llano de cada día y enfrentarnos a los crudos escenarios en los que nos toca actuar desde la sinceridad o desde la falsedad.

El domingo pasado, Jesús en el desierto, nos recordaba que –la tentación– avanzará en paralelo con nosotros, pero que nunca nos faltará la fuerza de Dios para darle batalla y progresar hacia la victoria. Hoy, con su Transfiguración, da un paso más: nos toma de su mano y nos lleva a un lugar tranquilo (por ejemplo la Eucaristía o la misma Palabra de Dios) para que nos vayamos configurando con El, meditemos sus enseñanzas o reconstruyamos de nuevo ese edificio espiritual y hasta corporal que las prisas, el agobio, el egoísmo, el individualismo y la superficialidad han demolido.

También nosotros somos testigos de la Resurrección de Cristo. No estamos en el monte Tabor como meros espectadores o marionetas. Nuestra presencia, aquí y ahora, en la oración o en los sacramentos, nos debe de empujar a ser algo más que simple adorno, en la misión o en el apostolado que llevamos entre manos. ¡Qué más quisiéramos, como Pedro, construir tiendas lejos del ruido y de los dramas de la humanidad! Pero, el Señor, si nos lleva a un lugar apartado, es para que comprendamos y entendamos que vivir en su presencia en esta vida, es un adelanto de lo que nos espera el día de mañana: la Gloria de Dios y el compromiso activo en el día a día.



© Padre Javier Leoz

CAMINO DE ESPERANZA


Camino de esperanza





Te presento hoy un poema vibrante de esperanza. Esta virtud busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una firme confianza en Dios y en sus promesas y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza ayuda a llevar una vida plena.

Cuando la luz del día está en su cumbre, eres, Señor Jesús, luz y alegría de quienes en la fe y en la esperanza celebran ya la fiesta de la vida.

Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas, serán en ti cosecha para siempre.

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro, de tu radiante luz llena este día, camino de alegría y de esperanza, real acontecer de nueva vida. Amén.

Que en las pruebas y luchas de la vida sepas recordar y repetirte, como el salmista: “Señor, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (S 16). Don Bosco en sus homilías solía recordar a los niños y jovencitos del Oratorio: “No olviden que un rinconcito de Cielo todo lo arregla”. Que tengas un día de mucha paz.




* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25 de Febrero




Hay en ti algo así como un fondo de soberbia que en todo quiere aparecer y que se manifiesta aun en tus acciones espirituales y apostólicas.

¡Ser el primero!No importa a costa de qué, ni de quiénes; no importa el asunto o el lugar, basta que llegues a serlo. Esto no está conforme con las enseñanzas, ni con el espíritu de Jesús, quien siempre nos enseñó que debíamos humillarnos por amor a él.

¿Tratas de sobresalir o de pasar inadvertido? ¡Qué aparezca él, Jesús, y que tú no seas notado!


*P. Alfonso Milagro

II DOMINGO DE CUARESMA, 25 FEBRERO 2018


Hoy 25 de febrero 2018 es el segundo Domingo de Cuaresma
Redacción ACI Prensa
Segundo Domingo de Cuaresma



Este 25 de febrero la Iglesia celebra el segundo domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Marcos 9:2-10, pasaje que narra el momento de la Transfiguración del Señor.

A continuación puede leer el Evangelio y la Homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Felipe Bacarreza Rodríguez:

Evangelio del día (Marcos 9:2-10)

2 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,
3 y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4 Se les aparecieron Elías y Moisés, y conversaban con Jesús.
5 Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: «Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»;
6 - pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados -.
7 Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde la nube: «Este es mi Hijo amado, escuchadle.»
8 Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos.
9 Y cuando bajaban del monte les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10 Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí qué era eso de «resucitar de entre los muertos.»

Puede revisar las otras lecturas litúrgicas del día dando click AQUÍ

Homilía de Mons. Bacarreza:

El Evangelio de este Domingo II de Cuaresma nos presenta el acontecimiento de la Transfiguración de Jesús, a la que fueron invitados los apóstoles: Pedro, Santiago y Juan. “Jesús se transfiguró delante de ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, tanto que ningún batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo”. Ante esa visión, los apóstoles escucharon una voz del cielo que, refiriéndose a Jesús, declara: "Este es mi Hijo amado”. El Evangelio dice que esa voz salió de la nube que se formó, informándonos así sobre la identidad del que habla. Para los judíos, la nube era un signo claro de la presencia de Dios. El que habla es entonces el Dios de Israel, el Dios único que se reveló en la historia de Israel como el Creador de todo y el Salvador del hombre. Él declara que Jesús es su Hijo amado.

Para leer la homilía completa puede dar click AQUÍ

LIBERAR LA FUERZA DEL EVANGELIO, MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 25 FEBRERO 2018


LIBERAR LA FUERZA DEL EVANGELIO



Este relato de la«transfiguración de Jesús»fue desde el comienzo muy popular entre sus seguidores. No es un episodio más. La escena, recreada con diversos recursos de carácter simbólico, es grandiosa. Los evangelistas presentan a Jesús con el rostro resplandeciente mientras conversa con Moisés y Elías.

Los tres discípulos que lo han acompañado hasta la cumbre de la montaña quedan sobrecogidos. No saben qué pensar de todo aquello. El misterio que envuelve a Jesús es demasiado grande. Marcos dice que estaban asustados.

La escena culmina de forma extraña: «Se formó una nube que los cubrió y salió de la nube una voz: Este es mi Hijo amado; escuchadlo». El movimiento de Jesús nació escuchando su llamada. Su Palabra, recogida más tarde en cuatro pequeños escritos, fue engendrando nuevos seguidores. La Iglesia vive escuchando su Evangelio.

Este mensaje de Jesús encuentra hoy muchos obstáculos para llegar hasta los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Al abandonar la práctica religiosa, muchos han dejado de escucharlo para siempre. Ya no oirán hablar de Jesús si no es de forma casual o distraída.

Tampoco quienes se acercan a las comunidades cristianas pueden apreciar fácilmente la Palabra de Jesús. Su mensaje se pierde entre otras prácticas, costumbres y doctrinas. Es difícil captar su importancia decisiva. La fuerza liberadora de su Evangelio queda a veces bloqueada por lenguajes y comentarios ajenos a su espíritu.

Sin embargo, también hoy lo único decisivo que puede ofrecer la Iglesia a la sociedad moderna es la Buena Noticia proclamada por Jesús y su proyecto humanizador del reino de Dios. No podemos seguir reteniendo la fuerza humanizadora de su Palabra.

Hemos de hacer que corra limpia, viva y abundante por nuestras comunidades. Que llegue hasta los hogares, que la puedan conocer quienes buscan un sentido nuevo a sus vidas, que la puedan escuchar quienes viven sin esperanza.

Hemos de aprender a leer juntos el Evangelio. Familiarizarnos con los relatos evangélicos. Ponernos en contacto directo e inmediato con la Buena Noticia de Jesús. En esto hemos de gastar las energías. De aquí empezará la renovación que necesita hoy la Iglesia.

Cuando la institución eclesiástica va perdiendo el poder de atracción que ha tenido durante siglos, hemos de descubrir la atracción que tiene Jesús, el Hijo amado de Dios, para quienes buscan verdad y vida. Dentro de pocos años nos daremos cuenta de que todo nos está empujando a poner con más fidelidad su Buena Noticia en el centro del cristianismo.


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mc 9,2-10

PAPA FRANCISCO: QUÉ FUE LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS?


¿Qué fue la transfiguración de Jesús? El Papa Francisco lo explica
Redacción ACI Prensa
 El Papa durante el rezo del Ángelus. Foto: Vatican Media





El Papa Francisco explicó, antes del rezo del Ángelus este domingo 25 de febrero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, qué significó la transfiguración de Jesús ante sus discípulos poco antes de la Pasión.

En el Evangelio de este segundo domingo de Cuaresma se narra la transfiguración de Jesús. “Este episodio va unido a lo que había ocurrido seis días antes, cuando Jesús había revelado a sus discípulos que en Jerusalén iba a ‘sufrir mucho, a ser rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y los escribas, asesinado y, tres días después, resucitar’”.

Aquel anunció de la Pasión y Resurrección “había sumido en crisis a Pedro y a todo el grupo de los discípulos, que rechazaban la idea de que Jesús pudiera ser rechazado por los jefes del pueblo y asesinado”.

De hecho, “ellos esperaban a un Mesías poderosos y dominador. En cambio, Jesús se presenta como un humilde y manso siervo de Dios y de los hombres, que iba a dar su vida en sacrificio, avanzando por el camino de la persecución, del sufrimiento y de la muerte”.

“¿Cómo se puede seguir a un Maestro y Mesías cuya vida terrenal va a terminar así? La respuesta llega en la transfiguración: una aparición pascual anticipada”.

El Evangelio narra cómo “Jesús se lleva consigo a tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, y ‘los conduce a o alto de un monte’; y allí, por un momento, muestra toda su gloria, la gloria del Hijo de Dios. Este evento de la transfiguración permite, de ese modo, a sus discípulos afrontar la pasión de Jesús de una manera positiva, sin quedar abrumados”.

“La transfiguración ayuda a los discípulos, y también a nosotros, a comprender que la pasión de Cristo es un misterio de sufrimiento, pero, sobre todo, un regalo de amor infinito por parte de Jesús”.

El evento protagonizado por Jesús, que se transfigura sobre el monte, “nos hace comprender mejor también su resurrección. Si antes de la Pasión no se nos hubiera mostrado la transfiguración con la declaración por parte de Dios, ‘Este es mi hijo amado’, la Resurrección y el misterio pascual de Jesús no habría sido fácilmente comprensible en toda su profundidad”.

“De hecho, para comprenderlo, es necesario saber con anterioridad que aquel que sufre y que es glorificado no es solamente un hombre, sino que es el Hijo de Dios, que, con su amor fiel hasta la muerte, nos ha salvado”.

De esta manera, “el Padre renueva su declaración mesiánica sobre su hijo realizada en el río Jordán el día del bautismo, y exhorta: ‘¡Escuchadlo!’. Los discípulos son llamados a seguir al Maestro con confianza y esperanza, incluso en el momento de su muerte”.

La divinidad de Jesús “se manifiesta incluso sobre la Cruz, incluso en aquel modo de morir. Tanto es así que el evangelista Marcos pone sobre la boca del centurión la profesión de fe: ‘¡Realmente este hombre era Hijo de Dios!’”.

“Esta revelación de la divinidad de Jesús tuvo lugar en el monte, que en la Biblia es el lugar emblemático donde Dios se muestra al hombre. Es necesario, especialmente en el tiempo de Cuaresma, subir con Jesús al monte y detenerse con Él, prestar mayor atención a la voz de Dios y dejarse envolver y transformar por el Espíritu”.

Por último, el Pontífice explicó que la cuaresma “es la experiencia de la contemplación y de la oración, de vivir no para evadirse de la dureza de lo cotidiano, sino para gozar de la familiaridad con Dios, para después retomar, con renovado vigor, el camino fatigoso de la cruz que lleva a la resurrección”.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 25 FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Domingo 2º de Cuaresma - Ciclo B
Hoy, domingo, 25 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22,1-2.9-13.15-18):

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.»
Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 
Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!»
Él contestó: «Aquí me tienes.»
El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 115,10.15.16-17.18-19

R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida

Tenía fe, aun cuando dije: 
«¡Qué desgraciado soy!»
Mucho le cuesta al Señor 
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-34):

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-10):

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. 
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Estaban asustados, y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»
Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio de hoy domingo, 25 de febrero de 2018
Fernando Torres cmf


Subir a la montaña

      Desde la cima de una montaña todo se ve mejor, lo de abajo y lo de arriba. Por eso, muchas ermitas están situadas en altozanos. Y también muchos templos de otras religiones. Allí parece que Dios está más cerca, alejados de los vaivenes y trabajos del mundo y somos más capaces de ver con claridad el conjunto de nuestra vida. Porque, cuando estamos abajo, los árboles no nos dejan ver el bosque. 

      En las lecturas de hoy tanto la primera lectura como el Evangelio acontecen en la cima de una montaña. En lo alto del monte Moria Abrahán se encuentra con el ángel del Señor, es decir, el Señor mismo. Le ha pedido la total disponibilidad ante su voluntad. No hay que dejarse llevar por la idea de cómo Dios podía pedir el sacrificio de su hijo. Es el estilo literario, la forma de hablar de la total disponibilidad de Abrahán que el escritor de aquella época eligió para que la gente de su tiempo entendiese el mensaje. Hoy lo habríamos expresado de otra forma. Por tanto, pasemos de la superficie al contenido central del mensaje: Abrahán está totalmente disponible a la voluntad de Dios, confía totalmente en él y, por eso, Dios le da su bendición. Para él, para sus descendientes y, a la larga, para todos los pueblos de la tierra. Y la bendición de Dios no puede significar más que la promesa de la vida. 

      También en lo alto de una montaña tiene lugar la transfiguración de Jesús ante sus apóstoles. Allí, lejos de las multitudes, quizá en un momento de encuentro y diálogo profundo, fue como los apóstoles fueron capaces de ver con toda claridad quién era Jesús y su relación con las tradiciones judías –de ahí la presencia de Elías y Moisés–. Y eso, cuando lo contaron años más tarde, lo explicaron diciendo que Jesús se había transfigurado ante ellos. Lo habían contemplado iluminado por Dios mismo y habían sentido-escuchado la voz de Dios que les dijo: “Este es mi Hijo amado; escúchenlo”. 

      La experiencia de subir a una montaña fue definitiva. Para Abrahán y para los tres apóstoles que subieron con Jesús. Quizá esta Cuaresma sea nuestra oportunidad para subir también a alguna montaña, para buscar algún momento en el que nos podamos alejar del tráfago diario de la vida. Allí encontraremos, ante todo, silencio. El silencio de Dios que terminará por llegar a nuestro corazón. Allí nos daremos cuenta, quizá, de que nuestra vida no va todo lo bien que debería ir. Allí encontraremos las fuerzas para intentar un cambio, porque contamos con la bendición y la gracia y la fuerza de Dios que no nos abandona nunca. Porque, como dice la segunda lectura, “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” 



Para la reflexión

¿Tendremos tiempo en esta Cuaresma para buscar un ratito de silencio todos los días o una vez a la semana? Quizá esa pueda ser nuestra montaña particular en la que nos encontremos con la bendición de Dios y comencemos a escucharle en nuestros caminos.

FELIZ DOMINGO






sábado, 24 de febrero de 2018

LA CONVENCIÓN DE DEMONIOS


LA CONVENCIÓN DE DEMONIOS



  
 Satanás convocó una convención mundial de demonios. En su discurso de apertura dijo: No podemos hacer que los cristianos dejen de ir a la iglesia. No podemos evitar que lean su Biblia y conozcan la verdad. No podemos evitar que formen una relación íntima con su Salvador. Una vez que establecen esa conexión con Jesús, nuestro poder sobre ellos se pierde.
Así que déjenlos asistir a sus iglesias; déjenlos que tengan sus cenas con platos y cubiertos, pero róbenles su tiempo, de manera que no tengan tiempo para desarrollar una relación con Jesucristo. 

Esto es lo que quiero que hagan, -dijo el diablo.

¡Distráiganlos de querer obtener esa unión con su Salvador y de querer mantener esa conexión vital durante todo el día! 
- ¿Como haremos eso?, gritaron sus demonios. Manténganlos ocupados en las nimiedades de la vida e inventen innumerables proyectos que ocupen sus mentes, respondió.
Tiéntenlos a gastar, gastar y gastar, y a pedir prestado continuamente. 
Persuadan a las esposas para que vayan a trabajar durante largas horas y a los esposos a trabajar 6 ó 7 días cada semana, de 10 a 14 horas al día, para que puedan costearse sus estilos de vida vacíos.

No dejen que pasen tiempo con sus hijos. ¡A medida que sus familias se fragmenten pronto, sus hogares no serán un escape a las presiones del trabajo!

Sobre-estimulen sus mentes para que no puedan escuchar esa pequeña voz. Tiéntenlos a que escuchen sus radios o reproductores de MP3 siempre que conduzcan sus vehículos. A que mantengan constantemente encendidos, en sus hogares, su televisión, reproductores mp3 y sus computadores. Tiénteles a perder el tiempo escribiendo cientos de mensajes con sus teléfonos móviles y pasando horas cada día leyendo nimiedades en las redes sociales. Esto atiborrará sus mentes y romperá esa unión con Cristo.

Llenen las mesas de centro con revistas y periódicos. Bombardeen sus mentes con noticias las 24 horas del día. Invadan los momentos en que conducen sus vehículos con noticieros. Inunden sus buzones de correo con correo basura, catálogos, rifas, y toda clase de boletines y anuncios ofreciendo gratuitamente productos, servicios y falsas esperanzas.

Pongan modelos bellas y delgadas en las revistas y en la TV para que sus esposos crean que la belleza exterior es lo que importa, y se sientan insatisfechos con sus esposas. Mantengan a las esposas demasiado agotadas para amar a sus esposos por la noche. ¡Denles dolores de cabeza también! Si ellas no les dan a sus esposos el amor que necesitan, ellos empezarán a buscar en otra parte. ¡Eso fragmentará sus familias rápidamente!

Denles a Papá Noel para distraerlos de enseñar a los niños el verdadero significado de la Navidad. Denles un conejo de Pascua para que no hablen sobre la resurrección de Cristo y el poder sobre el pecado y la muerte. Aún en sus horas de esparcimiento y distracción, háganlos que sean excesivos. Que regresen de divertirse agotados. Que estén demasiado ocupados como para poder disfrutar de la naturaleza y reflexionar sobre la creación de Dios. Por el contrario, envíenlos a parques de diversión, eventos deportivos, obras teatrales, conciertos, y al cine. ¡Manténganlos ocupados, ocupados y ocupados! Y cuando tengan reuniones de tipo espiritual, involúcrenlos en chismes y charlatanería para que salgan de allí con sus conciencias perturbadas. Atesten sus vidas con tantos interesantes motivos que no tengan tiempo para buscar el poder de Jesús. Pronto, estarán trabajando con sus propias fuerzas, sacrificando su salud y su familia por el bien de la causa. ¡Funcionará! 
¡Era todo un plan! Los demonios se dispusieron animosos a sus tareas haciendo que los cristianos en todas partes se volviesen más ocupados y tuviesen que hacer las cosas más a prisa, yendo de aquí para allá y teniendo poco tiempo para su Dios o sus familias. Sin tiempo para hablar a otros acerca del poder de Jesús para cambiar sus vidas. Creo que la pregunta es "¿Ha tenido éxito el diablo con su plan?" ¡Se tú el juez!

NUEVOS AYUNOS PARA NUEVOS TIEMPOS


Nuevos ayunos para nuevos tiempo




Aunque de pequeño viví muy intensamente las diferentes cuaresmas que me tocaron en la infancia, estoy en un momento de la vida donde necesito actualizar ciertas prácticas. Sin ánimo de entrar en controversias, y respetando al máximo las enseñanzas de la Iglesia, a veces me pregunto cómo actualizar la práctica del ayuno en unos tiempos donde, al menos yo, estoy más saturado de experiencias, tendencias y dejadeces personales más que de carne o alimentos.

En oración, pienso que el corazón se prepara de muchas maneras para estar a punto para acompañar al Señor. Muchas de esas maneras se escriben en positivo y otras en negativa.

- Ser mucho más exigente con mi cuidado personal.
- Cocinar más alimentos de forma natural, sobre todo para poder desayunar.
- Ser exigente con el cuidado de mi cuerpo e ir al gimnasio cuando lo tengo previsto, no poniéndome excusas.
- Acostarme como máximo a las 00:30 de la noche, para dormir al menos siete horas.
- Unirme a la Iglesia en el rezo de Laudes y Completas, cada día.
- Estar en silencio 15 minutos al día.

Y en negativo también encontré unas cuantas:

- Dejar de utilizar el teléfono móvil a partir de las 22:00 de la noche.
- No tomar gaseosas ni alcohol durante la Cuaresma.
- No trabajar a partir de las 19:30 de la tarde.

Podría seguir pensando pero creo que tengo suficiente para estos días de Cuaresma. Un ayuno que se nutre del silencio, de la oración y del cuidado personal, con alguna privación para educar bien mi espíritu y disponerlo adecuadamente para la batalla del amor y para las vicisitudes del desierto: tentación, soledad…

Cuanto más sea capaz de quererme, de valorarme como auténtica criatura divina; cuanto más sea capaz de respetarme, de escucharme, de acompañarme; de darle sentido a mi vida dejando atrás la sensación de que soy llevado por otras fuerzas…

La Cuaresma es un tiempo para coger el timón y practicar eso de gobernarse a uno mismo. Más que de disciplina, este es un asunto de restauración. Como dice el salmista, “Señor, restáurame”. Quiero lucir refulgente. Al menos yo.



Un abrazo fraterno.
Santi Casanova - Aleteia

QUÉ ES UN RETIRO ESPIRITUAL?


¿Qué es un retiro espiritual?
Soledad, sosiego, silencio, serenidad. Vida interior...Un verdadero encuentro con Dios.


Por: Javier Martínez. | Fuente: la Capellanía de la Universidad de Navarra 




¿De qué se trata?

Hacer unos Ejercicios Espirituales, un Curso de retiro, es una manera eficacísima de acercarse a Dios, una oportunidad estupenda para tratarle con paz, con mayor intensidad. Conocerle y conocernos con la luz que El nos da, de modo que ese conocimiento influya en nuestra vida, mejorándola, amando más a Dios y al prójimo. Muchas veces será el inicio de una sincera conversión.

Hay momentos en la vida en que es necesario pararse; épocas en las que hay un nuevo despertar, en las que surgen -con la fuerza de la primera vez-, pasiones e iniciativas, afanes nobles que necesitan un cauce; periodos en que las necesidades espirituales se agudizan, y se mira la vida cara a Dios, y uno se plantea las grandes cuestiones de todos los tiempos: ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Cuál es nuestro origen? ¿Cuál es nuestro fin? ¿De dónde viene y a dónde va todo lo que existe?

Muchas veces vamos por la vida como a galope. Más que ir nosotros, nos traen y nos llevan las cosas, las situaciones, las circunstancias. ¡Siempre con prisas! ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Para quién trabajo de esta manera?… ¡Que se detenga el mundo un par de días! ¡Necesito pensar! Pues bien, en cierto sentido un Curso de retiro hace realidad ese “milagro”.

En muchas ocasiones nos limitamos a actuar como dice San Josemaría Escrivá en el nº 837 de Camino: “¡Galopar, galopar!…¡Hacer, hacer!… Fiebre, locura de moverse… Maravillosos edificios materiales…

Espiritualmente: tablas de cajón, percalinas, cartones repintados… ¡galopar!, ¡hacer! —Y mucha gente corriendo: ir y venir.

Es que trabajan con vistas al momento de ahora: “están” siempre “en presente”. —Tú… has de ver las cosas con ojos de eternidad, “teniendo en presente” el final y el pasado… Quietud. —Paz. —Vida intensa dentro de ti. Sin galopar, sin la locura de cambiar de sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde, como una poderosa máquina de electricidad espiritual, ¡a cuántos darás luz y energía!…, sin perder tu vigor y tu luz.”
La paz de unos días de retiro sirve para pensar con calma en lo importante, y poner un poco de orden en las ideas. Familia, trabajo, vida cristiana, amistades… ¿Está cada cosa en su sitio? ¿Tengo que redimensionar algún aspecto de mi vida?

Soledad, sosiego, silencio, serenidad. Vida interior

Buscar la soledad es una constante en la historia de la espiritualidad, porque en la soledad acontece con más facilidad el encuentro del alma con Dios.

“Siempre empiezo a rezar en silencio, porque es en el silencio del corazón donde habla Dios. Dios es amigo del silencio: necesitamos escuchar a Dios, porque lo que importa no es lo que nosotros le decimos, sino lo que El nos dice y nos transmite” (Beata Madre Teresa de Calcuta. Camino de sencillez).

Para oír la voz de Dios se necesita un ambiente apropiado. Un clima de silencio, de recogimiento interior, que facilite el diálogo personal con El. Hablarle y escucharle. Eso es la oración. Y en ese ambiente, podemos preguntarnos sobre el sentido de nuestra vida, y preguntárselo a Dios, que es quien nos la ha dado.

Retirarnos algunos días a un lugar solitario, para descubrir los valores del espíritu y ejercitarlos más en nuestra vida. Para ahondar hasta llegar a las raíces de lo que somos, de la grandeza y dignidad de ser y sabernos hijos de Dios. Para meditar sobre nuestro destino eterno.
“Distraerte. —¡Necesitas distraerte!…, abriendo mucho tus ojos para que entren bien las imágenes de las cosas, o cerrándolos casi, por exigencias de tu miopía…

¡Ciérralos del todo!: ten vida interior, y verás, con color y relieve insospechados, las maravillas de un mundo mejor, de un mundo nuevo: y tratarás a Dios…, y conocerás tu miseria…, y te endiosarás… con un endiosamiento que, al acercarte a tu Padre, te hará más hermano de tus hermanos los hombres.” (San Josemaría Escrivá, Camino, nº 283).

Pegas y excusas

Sin cesar aparecerán razonadas pegas y excusas para dilatar, o no hacer un Curso de retiro: “sería estupendo, lo reconozco, pero…” “no es que no quiera hacerlo, es que…” Siempre habrá algo urgente que nos impida encontrar tiempo para lo importante. Y unos días de retiro –procura que sean cada año- son muy importantes para tu vida. Las mayores dificultades son la pereza, no querer rectificar y evitar enfrentarse consigo mismo.
Piensa..¿No sientes que a tu vida -tan llena de ciertas cosas- le falta sentido? Querrías cambiar y, ¿no sabes cómo? Haz un Curso de retiro.

Meditaciones y charlas

El Curso de retiro consta de distintos actos de piedad, -charlas, meditaciones, etc.- y de muchos momentos de silencio dedicados al examen personal y a la oración.

En las meditaciones y charlas se suelen recordar las verdades fundamentales de la fe y de la moral cristiana, -de acuerdo con lo que el Magisterio de la Iglesia ha declarado doctrina segura-, para que nos lo apliquemos y mejoremos personalmente. Se procura que descubramos a Dios que se nos da a conocer en medio del trabajo, en la vida familiar o social, por la calle… que nos invita a participar de su felicidad, y que pide nuestra correspondencia.

En el Curso de retiro no se plantean temas discutibles. Por eso no vamos para opinar o a hacer debates; vamos a aprovechar el tiempo, a aprender y a adquirir la doctrina cierta, en la que se fundamenta la vida espiritual y de la que se desprenden los criterios prácticos de conducta.

Es posible que, en alguna ocasión necesitemos tratar con mayor detenimiento algún aspecto de las meditaciones o charlas, o que tengamos alguna duda que nos interese aclarar. Entonces, para no distraer la atención de los demás, con sencillez, podemos acudir en privado al sacerdote o a alguna de las personas encargadas de atender el Curso de retiro.

Santa Misa y Sacramento de la Reconciliación

En el Curso de retiro se celebra diariamente la Santa Misa, y tenemos la oportunidad de recibir al Señor. La Santa Misa es lo más importante en la vida de un cristiano; es “el centro y la raíz de la vida interior”. Porque es el mismo Sacrificio de la Cruz. Cuando se celebra una Misa, se hace presente lo que sucedió en el Calvario, aunque de una manera incruenta –sin derramamiento de sangre- y misteriosa.

Para vivir esta aventura estupenda de tanta intimidad con el Señor –lo tocamos, lo comemos, nos “endiosamos” al recibirle-, hay que estar en gracia, haber conseguido antes el perdón de nuestros pecados. Este es otro de los grandes dones que el Señor nos hace en el Curso de retiro.

Con la Confesión bien hecha, Cristo perdona los pecados. Cuanto mejor se confiesa uno, más gracia recibe y más se aproxima a El. Y acercarnos a Dios es encontrar la alegría y la paz. Por eso es muy importante aprovechar el sosiego y el recogimiento interior de esos días, para preparar y hacer una buena Confesión.

Visita al Santísimo y exposición con el Santísimo

En el retiro, se hace la Visita al Santísimo. Consiste en devolverle con todo cariño, esa visita que El antes hizo a nuestra alma, cuando le recibimos en la Comunión. Es un detalle de delicadeza humana y sobrenatural.

La ceremonia de la exposición con el Santísimo es sencilla y solemne, y mueve mucho a la piedad. Además de la estación a Jesús Sacramentado, se cantan diversos himnos, p.ej. Pange lingua (¡Canta, oh lengua!), Tantum ergo (Veneremos, pues) y Laudate (Alabad al Señor), cánticos antiquísimos y llenos de significado. Se termina con unos actos de desagravio a Dios y a sus santos.

Lectura espiritual, Vía Crucis y trato con María

Aprovecha el Curso de retiro para conocer mejor a Jesucristo, y así poder tratarle y quererle más. ¿Cómo? Ayudándote, en los ratos libres, de algún libro sobre su vida; o haciendo lectura meditada de los Evangelios, o del Catecismo de la Iglesia Católica.

Durante el Curso de retiro hará mucho bien a tu alma, dedicar todos los días algún rato a hacer el Via Crucis. Recorrer la vía dolorosa hacia el Calvario junto a Jesús, nos da la oportunidad de contemplar los dolores físicos y morales del Señor y, verlos como lo que realmente son, fruto de nuestros pecados, de los tuyos y de los míos. San Pablo lo explica con claridad cuando dice que cada vez que el cristiano peca, renueva la Pasión de Cristo. Por esta razón, la devoción del Vía Crucis nos ayuda a arrepentirnos de nuestros pecados, a pedirle perdón y a desear no volver a actualizar sus sufrimientos.

Busca modos personales para tratar a la Virgen. Es propio de buenos hijos querer mucho a su Madre, y demostrárselo con detalles de cariño. Algunos son tradición antiquísima de la Iglesia: como el rezo del Angelus y la Salve. Entre las oraciones y devociones que son más gratas a la Virgen, el rezo del Santo Rosario es, quizá, la más popular.

Hacer examen. Sinceridad. Propósitos de cambio

En el retiro te ayudará asistir a las meditaciones, charlas, lectura, etc., pero no basta con participar en estos actos, sino que lo fundamental y prioritario estará en examinar la conducta y la conciencia: repasar nuestra vida reciente y pasada, con relación a Dios y al prójimo.

El encuentro con Dios en esos días, consiste esencialmente en una sincera y profunda apertura del alma, que muestra la situación de la propia vida, la fe y la confianza en Jesucristo, el arrepentimiento de las culpas, la rectificación de la vida y las necesidades que agobian o pesan.
Porque no es suficiente no desear ofender a Dios, sino que tenemos que llegar a quererle como se quieren los amigos de verdad. Si faltase la sinceridad, desaparecería la posibilidad misma de la intimidad con Jesús, que no puede hacer nada con la doblez, con quien se oculta, con aquella persona que no quiere abrirle de par en par su interioridad.

“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida.” (S. Agustín, Las Confesiones).

Véncete, y trata de aprovechar bien los días de retiro, y vendrán los frutos: propósitos de cambio -grandes o pequeños- en algún aspecto de tu vida. Y con la gracia de Dios -y también, si queremos, con la ayuda del sacerdote- cambiar lo que haya que cambiar; mejorar lo que haya que mejorar. Después vendrá la vida ordinaria, en la que tendremos que poner por obra, luchando, lo que con la gracia de Dios hemos visto durante esos días.

PAPA FRANCISCO RECUERDA A LOS ARTISTAS SU RESPONSABILIDAD DE TRABAJAR POR EL BIEN COMÚN


El Papa recuerda a los artistas su responsabilidad de trabajar por el bien común
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco recibió este sábado 24 de febrero en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros del movimiento de la Diaconía de la Belleza y recordó la responsabilidad de los artistas de trabajar por el bien común: “Vuestros dones son una responsabilidad y una misión”.

El movimiento de la Diaconía de la Belleza se inició en Roma en octubre del año 2012 en el contexto del Sínodo para la Nueva Evangelización, con el objetivo de promover entre los artistas un arte al servicio de la persona.

Desde el 18 de febrero y hasta el 25 del mismo mes, los miembros de la Diaconía de la Belleza participan en Roma en un Simposio con motivo de la fiesta del Beato Fra Angelico.

“Por medio de vosotros, deseo expresar mi cordial saludo a todos los artistas que tratan de hacer resplandecer la belleza con su talento y con su pasión, así como a las personas en condiciones de fragilidad que se recuperan gracias a la experiencia de la belleza en el arte”, comenzó el Santo Padre en su discurso.

Recordó unas palabras de San Juan Pablo II de su Letra a los Artistas: ‘El artista vive una peculiar relación con la belleza. En un sentido muy cierto, se puede decir que la belleza es la vocación otorgada por el Creador con el don del talento artístico. Y también es cierto que se trata de un talento que debe dar fruto, en la lógica de la parábola evangélica de los talentos’.

Francisco explicó que “esta convicción ilumina la visión y la dinámica específica de la Diaconía de la Belleza, que ha establecido sus raíces en la misma Roma al mismo tiempo que el Sínodo sobre la nueva evangelización, en octubre de 2012”.

“Junto con vosotros –continuó–, doy gracias al Señor por el camino recorrido y por la variedad de vuestros talentos, que Él os llama a desarrollar en el servicio al prójimo y de toda la humanidad”.

El Pontífice señaló que “los dones que habéis recibido son, para cada uno de vosotros, una responsabilidad y una misión. De hecho, os pido que trabajéis sin dejaros dominar por la búsqueda de una gloria banal, o de una fácil popularidad, y todavía menos por el cálculo, con frecuencia mezquino, del beneficio personal”.

“En un mundo en el cual la técnica es con frecuencia entendida como el recurso principal para interpretar la existencia, estáis llamados, mediante vuestros talentos y partiendo de las fuentes de la espiritualidad cristiana, a proponer un modo alternativo de entender la calidad de vida, y de promover un estilo de vida profético y contemplativo”.

Por lo tanto, “os invito a desarrollar vuestros talentos para contribuir a una conversión ecológica que reconozca la eminente dignidad de cada persona, su valor peculiar, su creatividad y su capacidad de promover el bien común”.

En este sentido, deseó “que vuestra búsqueda de la belleza en aquello que habéis creado esté animada por el deseo de servir a la belleza de la calidad de vida de las personas, de su armonía con el ambiente, del encuentro y de la ayuda recíproca”.

“Os animo también a promover una cultura del encuentro, a construir puentes entre las personas, entre los pueblos, en un mundo en el cual todavía se levantan tantos muros por miedo a los demás”, concluyó.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 24 FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
24 de Febrero



Trata de comprender la ciencia del sacrificio: aceptar el sacrificio, cuando sin buscarlo se cruza en tu camino, el algo; buscarlo voluntariamente por el vivir como Cristo es más; gozarse de él, porque te asemeja a Jesús, será ya perfecto.


* P. Alfonso Milagro

AMAR NO SEGÚN EL AMOR, SINO SEGÚN LA CONVENIENCIA


Amar no según el amor, sino según la conveniencia
Sábado primera semana Cuaresma. Amar a costa de uno mismo, el auténtico amor es capaz de romper los propios egoísmos.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La generosidad es una de las virtudes fundamentales del cristiano. La generosidad es la virtud que nos caracteriza en nuestra imitación de Cristo, en nuestro camino de identificación con Él. Esto es porque la generosidad no es simplemente una virtud que nace del corazón que quiere dar a los demás, sino la auténtica generosidad nace de un corazón que quiere amar a los demás. No puede haber generosidad sin amor, como tampoco puede haber amor sin generosidad. Es imposible deslindar, es imposible separar estas dos virtudes.

¿Qué amor puede existir en quien no quiera darse? ¿Y qué don auténtico puede existir sin amor? Esta unión, esta intimidad tan estrecha entre la generosidad y la misericordia, entre la generosidad y el amor, la vemos clarísimamente reflejada en el corazón de nuestro Señor, en el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros, y en la forma en que Jesucristo se vuelca sobre cada una de nuestras vidas dándonos a cada uno todo lo que necesitamos, todo lo que nos es conveniente para nuestro crecimiento espiritual.

Este darse de Cristo lo hace nuestro Señor a costa de Él mismo. Como diría San Pablo: "Bien saben lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hiciesen ricos con su pobreza". Ésta es la clave verdadera del auténtico amor y de la auténtica generosidad: el hacerlo a costa de uno.

En el fondo, podríamos pensar que esto es algo negativo o que es algo que no nos conviene. ¡Cómo voy yo a entregarme a costa mía! ¡Cómo voy yo a darme o a amar a costa mía! Sin embargo, es imposible amar si no es a costa de uno, porque el auténtico amor es el amor que es capaz de ir quebrando los propios egoísmos, de ir rompiendo la búsqueda de sí mismo, de ir disgregando aquellas estructuras que únicamente se preocupan por uno mismo. ¡Qué diferente es la vida, qué diferente se ve todo cuando en nuestra existencia no nos buscamos a nosotros y cuando buscamos verdadera y únicamente a Dios nuestro Señor! ¡Cómo cambian las prioridades, cómo cambia el entendimiento que tenemos de toda la realidad y, sobre todo, cómo aprendemos a no conformarnos con amar poquito!

Esto es lo que nuestro Señor nos dice en el Evangelio: "Antiguamente se decía: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo". Esto es amar poquito, amar con medida, amar sin darse totalmente a todos los demás. Podríamos nosotros también ser así: personas que aman no según el amor, sino según sus conveniencias; no según la entrega, sino según los propios intereses. Cuando Cristo dice: "Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso también los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso también los paganos?", lo que nos está diciendo: ¿no hacen eso también aquellos a los que solamente les interesa la conveniencia o el dinero? Te doy, porque me diste; te amo porque me amaste.

El cristiano tiene que aprender a abrir su corazón verdaderamente a todos los que lo rodean, y entonces, las prioridades cambian: ya no me preocupo si esto me interesa o no; la única preocupación que acabo por tener es si me estoy entregando totalmente o me estoy entregando a medias; si estoy dándome, incluso a costa de mí mismo, o estoy dándome calculándome a mí mismo. En el fondo, estos dos modelos que aparecen son aquellos que, o siguen a Cristo, o se siguen a sí mismos.
Ser perfectos no es, necesariamente, ser perfeccionistas. Ser perfectos significa ser capaces de llevar hasta el final, hasta todas las consecuencias el amor que Dios ha depositado en nuestro corazón. Ser perfecto no es terminar todas las cosas hasta el último detalle; ser perfecto es amar sin ninguna medida, sin ningún límite, llegar hasta el final consigo mismo en el amor.

Para todos nosotros, que tenemos una vocación cristiana dentro de la Iglesia, se nos presenta el interrogante de si estamos siendo perfeccionistas o perfectos; si estamos llegando hasta el final o estamos calculando; si estamos amando a los que nos aman o estamos entregándonos a costa de nosotros mismos.

Estas preguntas, que en nuestro corazón tenemos que atrevernos a hacer, son las preguntas que nos llevan a la felicidad y a corresponder a Dios como Padre nuestro, y, por el contrario, son preguntas que, si no las respondemos adecuadamente, nos llevan a la frustración interior, a la amargura interior; nos llevan a un amor partido y, por lo tanto, a un amor que no satisface el alma.

Pidámosle a Jesucristo que nos ayude a no fragmentar nuestro corazón, que nos ayude a no calcular nuestra entrega, que nos ayude a no ponernos a nosotros mismos como prioridad fundamental de nuestro don a los demás. Que nuestra única meta sea la de ser perfectos, es decir, la de amar como Cristo nos ama a nosotros.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 23 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
23 de Febrero



Este es el ritmo pascual que Jesús siguió: por la Pasión llega a la Resurrección, y este es el ritmo que sus discípulos deben seguir si quieren llegar a participar de la Pascua del Señor, ya que este es el único camino de salvación.

Hay que saber beber a su tiempo el cáliz amargo de la Pasión: contradicciones, amarguras, tristezas, enfermedades, persecuciones o malas interpretaciones; esto es lo que purificará tu corazón y lo preparará para la gloria de la resurrección y la alegría del triunfo en unión con Jesús, Maestro y Señor.


* P. Alfonso Milagro
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