sábado, 19 de agosto de 2017

EL ABAD GENEROSO


El abad generoso


En un monasterio había un abad generoso. Jamás negaba hospitalidad a un mendigo, y daba en abundancia. Pero sucedía que cuanto más daba, más prosperaba el monasterio. Al morir, fue reemplazado por un abad mezquino. Un día, llegó un anciano que pidió alojarse. Recordaba que una vez le habían dado hospedaje. El abad se lo negó, pues ya no podían darse ese lujo.

—Nuestra abadía no puede albergar a nadie, como cuando éramos prósperos. Ya nadie hace ofrendas. —No me sorprende –dijo el anciano–  creo que se debe a que echaron a dos hermanos del monasterio. —Jamás hemos hecho eso –dijo serio el abad, —Sí, lo hicieron –replicó el anciano– eran gemelos: uno se llamaba “Dad” y el otro “Se os dará”. Como echaron a “Dad, “Se os dará” resolvió irse también.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás, encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.



* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 19 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 19




Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor te ha escogido para darnos su amor.

Dios te salve María, de tu carne ha nacido la Palabra del Padre, ha nacido el Señor.

Dios te salve María, Santa Madre de Dios, eres madre del Pueblo que en Jesús floreció.

Dios te salve María, nuestros labios te invocan, nuestros ojos esperan que los llene la luz.

Virgen en quien Dios pensó desde toda la eternidad, desde la aurora de todos los tiempos, ayúdame a vivir según la Palabra del Padre.



* P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 19 DE AGOSTO DEL 2017


Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Sábado 19 de agosto 2017


“ Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí ”



Primera lectura
Lectura del libro de Josué 24,14-29:

En aquellos días, Josué continuo hablando al pueblo: «Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»

El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»

Josué dijo al pueblo: «No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.»

El pueblo respondió: «¡No! Serviremos al Señor.»
Josué insistió: «Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.»
Respondieron: «¡Somos testigos!»
Josué contestó: «Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor, Dios de Israel.»
El pueblo respondió: «Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.»
Aquel día, Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Escribió las cláusulas en el libro de la ley de Dios, cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: «Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios.» Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

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Salmo
Sal 15,1-2a.5.7-8.11 R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

______________

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,13-15

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.

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Reflexión del Evangelio de hoy

Quitad de en medio los dioses que conserváis
El relato nos sitúa casi en los orígenes del pueblo de Dios. Su travesía del Éxodo, desde Egipto hacia la tierra prometida les ha puesto en contacto con otros muchos pueblos. Han conocido muchos dioses. Y la narración presupone que también los han aceptado y adorado como tales. Nada de extraordinario en esa asimilación de las culturas con las que convivimos…

Pero se diría que la situación se convierte en tan confusa que Josué se siente obligado a plantearles de manera firme y clara la necesidad de decidir “a qué Dios quieren servir”.

Dos matices que me parece advertir en la lectura, en el conjunto de un lenguaje que no es precisamente el que ahora utilizaríamos:

Josué no se impone al pueblo. Les remite a su propia elección, al ejercicio de su responsabilidad para decidir. Él sabe lo que va a hacer, pero del mismo modo, a ellos les toca elegir “con qué Dios se quieren quedar”

Una vez enfrentados a la necesidad de dar una respuesta personal comprobamos que Josué no se lo pone nada fácil. Seguir al Señor es una decisión que tiene inevitables consecuencias en la vida. No precisamente en forma de venganza y castigos como pudiera hacer pensar el lenguaje de la lectura, sino en forma de compromiso vital que supone el abandono sin condiciones de los demás dioses a los que damos culto.

Y la pregunta se presenta inevitable ante nosotros: ¿cuántos diosecillos ocupan mi vida, influyen en mis decisiones, condicionan mi entrega… disfrazados con los mejores y más lógicos argumentos que pueden ofrecerse en nuestras culturas?

Ojalá podamos ir haciendo el camino para poder decir con el salmista: “El Señor es el lote de mi heredad”.

De los que son como los niños es el reino de los cielos
Los dos versículos que escuchamos en el evangelio que hoy se proclama se prestan a muchas interpretaciones.

Los niños de los que el evangelio nos habla tienen muy poco que ver con lo que los niños significan en muchas de nuestras culturas. Sin necesidad de ser especialistas en Biblia nos damos cuenta que los mismo relatos evangélicos dejan traslucir la idea de que los niños no contaban nada en el mundo judío de la época de Jesús. A los discípulos les resulta hasta molesto que la gente pretenda que los niños se puedan acercar a Jesús.

Pero Jesús, como tantas veces, les contradice y les desconcierta. ¡Ahora resulta que el reino de los cielos va a ser para los que son como los niños! Un quebradero de cabeza más… porque no nos gusta ser como los niños, porque pretendemos crecer y ser adultos, porque entendemos que es necesario madurar como personas y dejarnos de infantilismos… Y seguro que todo ello está bien.

Quizá nos estemos jugando la posibilidad de formar parte de aquellos que van a poseer el reino en la actitud con la que vivamos ese proceso de crecimiento. Una actitud que los niños no necesitan cultivar porque forma parte de su realidad existencial: el niño no puede “llegar a ser” por sí mismo, está por definición en manos de los demás, necesita recibirlo todo para vivir.

Tal vez nuestras suficiencias, nuestras pretensiones de alcanzar a Dios, de responderle desde nuestras propias posibilidades, de “merecer”… nos llevan a olvidar la experiencia primaria y fundante de todo ser humano: todo es recibido. Desde ella sí podemos embarcarnos, en libertad y confianza, en el viaje que conduce al Reino.


Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo 

BUENOS DÍAS!!!





viernes, 18 de agosto de 2017

LAS QUEJAS


Las quejas



• Antes todo era mejor...
• El mundo anda mal...
• ¡El gobierno sólo hace política! La Policía es inoperante...
• No me conceden el crédito... Mi auto no funciona...
• Pierdo mi tiempo... ¡Qué calor insoportable!
• Mi esposa solamente se queja...
• Los amigos escasean... Esas criaturas no paran de llorar...
• El taxi no aparece... ¡Cómo está de sucia esta ciudad!
• Mi jefe no me comprende...
• ¡Esta cola no avanza!
• Nadie reconoce mi trabajo...
• Los precios no paran de subir...
• ¡Qué vida esta!...
• ¿Otra queja más, todavía?
• Si yo hubiera nacido en cuna de oro...
• Si mis padres fuesen más inteligentes...
• Si me ganara la lotería...
• Si no hubiera tanta gente acaparando mi vida...
• Si yo consiguiera un diploma sin tener que estudiar...
• ¿Por qué la gente lucha y sufre tanto en este "Valle de Lágrimas"?

Entonces, recuerda...

► El lugar donde Jesús nació era prestado.
► El burrito que Él montó era prestado.
► Los panes y peces que Él multiplicó eran prestados.
► Cristo crucificado. La sala donde Él instituyó la Eucaristía era prestada.
► La barca donde Él viajó era prestada.
► El sepulcro donde Él fue sepultado era prestado.

¡Solamente la Cruz era de Él! … ¿Alguna otra queja más?



© Web católico de Javier

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 18 DE AGOSTO DEL 2017


El proyecto de amor que Dios quiere
Santo Evangelio según San Mateo 19,3-12. Viernes XIX de Tiempo Ordinario.


Por: H. Cristian Gutiérrez, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Creo en Ti, Señor. Confío en Ti y pongo en tus manos todo lo que soy y lo tengo. Sé que Tú nunca me vas a fallar y que contigo todo lo puedo. Te amo porque quiero amarte y no sólo porque me lo pides. Quiero amarte más y mejor. Ayúdame a serte fiel en todos los momentos del obrar cotidiano y concédeme aquellas gracias que más necesito en este momento. Te pido por todos los miembros del Movimiento que, en cualquier parte del mundo, nos unimos a Ti en esta oración y ayúdanos a ser tus apóstoles incansables.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 19,3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: "¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?".
Jesús les respondió: "¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola cosa?’ De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Pero ellos replicaron: "Entonces ¿por qué ordenó Moisés que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?".
Jesús les contestó: "Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio".

Entonces le dijeron sus discípulos: "Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse". Pero Jesús les dijo: "No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros ha sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
En este pasaje me das algunas lecciones sobre el amor. Amor es una palabra demasiado utilizada en el mundo de hoy. Pero se queda en eso, en palabra. El amor es lo más genérico que puede mencionarse. Para muchos, Señor, el amor es sentimiento, es emoción, es gusto, es placer, es actividad, es mariposeo en el estómago, es rubor en las mejillas, es poesía, es literatura, es novela, es letra de canciones. Pero ¿qué es el verdadero amor? ¿Cuál es el amor que pensaste para el hombre?
En efecto, estas descripciones del amor son demasiado pobres para expresar tan sublime realidad. Tan pobres, que por ello encuentro a tantos que "amando" se sienten infelices, insatisfechos, vacíos, pobres. Se sienten objetos, no personas. Se descubren utilizados más que amados. Se hallan en arenas movedizas más que en suelo firme. Buscador de amor podría ser una definición del hombre. Hecho para el amor, pero un amor verdadero, fuerte, fiel, generoso, sincero, duradero, desinteresado, libre, real. No para ése contaminado, pobre, mezquino, falso, ilusorio, irreal, pasajero, que el mundo pone a la venta en cualquier lugar.
Es desde la perspectiva del amor verdadero desde donde se mira el matrimonio y la virginidad. "Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo" es lo que dices al final del pasaje. Ambos son dones que Tú das para salvaguardar el verdadero amor. Son como los cofres que lo conservan, las cajas fuertes que lo protegen, las bóvedas que los mantienen frescos.
El matrimonio es un regalo tuyo para aquellos que han sabido acoger tu amor y desde él, amar al otro. Entonces el motivo de la unión no es sólo el amor de un hombre por una mujer o al contrario, sino que será tu mismo amor que los ha unido y los quiere mantener así. El uno es instrumento de tu amor por el otro. Tú te encargarás de custodiar ese amor. Porque el amor del matrimonio implica fidelidad, responsabilidad por el otro, cuidado de la pareja, atención a los detalles, frescura en el trato, sinceridad y verdad a toda prueba; saber perdonar y pedir perdón; acoger al otro como es y no como yo quiero que sea; implica renuncia a sí mismo, entrega al otro, desinterés, cariño, sacrificio, ternura. ¡Éste es amor verdadero! No lo que me vende el mundo actual.
Señor, si el matrimonio ya es un don difícil de entender, más lo es el don de la virginidad o la castidad consagrada. Pero ambos son dones tuyos, y por ello ambos son valiosos, hermosos, buenos, santos. Son los que renuncian al matrimonio por entregarse de lleno al servicio del Reino, no porque el matrimonio sea algo malo, sino porque simplemente das a cada uno el tesoro que le corresponde. La castidad o la virginidad no es un "no" al amor. (Así lo ve el mundo de hoy). Por el contrario, es un "Sí" al amor verdadero. Porque así como los esposos se entregan al otro y el motivo de su unión es tu amor por los dos, de igual manera el consagrado se entrega a Ti, y a los demás, movido por el amor que le das y que quiere transmitir.
Amar verdaderamente, en ambos casos, es saberse amado por Ti y ser capaz de amar al otro. Es saberse amado por Ti y entregarse, sacrificarse, donarse para que el otro sea feliz, se sepa amado, se realice, sacie su sed de amor que lleva dentro.
De hecho, sólo a la luz de la locura de la gratuidad del amor pascual de Jesús será comprensible la locura de la gratuidad de un amor conyugal único y usque ad mortem. Para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su creatura estará destinada a la soledad. En efecto el miedo de unirse a este proyecto paraliza el corazón humano. Paradójicamente también el hombre de hoy -que con frecuencia ridiculiza este plan- permanece atraído y fascinado por todo amor auténtico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor autentico; corre tras los placeres de la carne, pero desea la entrega total."
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy viernes, rezaré el vía crucis para meditar sobre la gratuidad del amor de Dios y procuraré hacer un balance sobre la calidad de mi amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 18



Cristo quiere hacernos vivir plenamente su propia vida. Tal como lo dice San Pablo, estamos invitados a alcanzar la plenitud -la adultez- de Cristo.

Y Cristo también quiere que nosotros experimentemos su piedad filial para con María, a fin de que lleguemos a amar a su Madre, y Madre nuestra, como Él la amó.

No te contentes con amar a María con tu corazón; ám
ala con el Corazón de su Hijo Jesús, con sus mismos sentimientos.
Virgen María, servidora del Señor, quiero ser tu esclavo y serlo por amor.



* P. Alfonso Milagro

BUENAS TARDES!!!




jueves, 17 de agosto de 2017

EL GOZO DEL CORAZÓN






El gozo del corazón



La Reina de la Paz te invita a decidirte por Dios: descubrir y cumplir con fidelidad su voluntad es la clave del gozo profundo del corazón. Lee y relee atentamente este mensaje maternal.

“¡Queridos hijos! Hoy quisiera agradecerles todos sus sacrificios y todas sus oraciones. Yo los bendigo con mi especial bendición maternal. Yo los invito a que todos ustedes se decidan por Dios y a que día a día descubran su voluntad en la oración. Yo quisiera invitarlos a todos, queridos hijos, a la conversión total para que el gozo reine en sus corazones. Yo estoy feliz de que tantos de ustedes estén aquí hoy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

La conversión total consiste en la verdadera fe. La fe es auténtica cuando uno ha sido tocado y sacudido por la experiencia del inmenso y gratuito amor que Dios nos tiene, y se ha sentido impulsado a organizar su vida como respuesta leal y generosa a este descubrimiento. La bendición maternal de la Virgen María te regala hoy esta gracia especial.



* Enviado por el P. Natalio

7 FORMAS DE MANTENERTE EN ORACIÓN CUANDO ESTÁS DE VIAJE


7 formas de mantenerte en oración cuando estás de viaje
Poder viajar nos hace afrontar desafíos espirituales como el de poder mantener una vida de constante oración, por ello estas recomendaciones


Por: Benedict Hince | Fuente: Catholic-link.com 




Viajar es una excelente opción para rodearse de gente nueva y conocer otras culturas, y también para encontrar inspiración en todo lo que nos rodea y más aún en las personas que uno logra conocer. Cuando decidas viajar, hazlo con Dios, porque desde el momento que le permitas actuar a través de ti y guiarte en tu viaje, seguro vivirás una gran aventura.

En lo personal, poder viajar ha llenado mi memoria de recuerdos inolvidables y permitido vivir encuentros inesperados, pero también me ha llevado a afrontar desafíos tanto físicos como espirituales. Uno de esos desafíos ha sido siempre poder mantener mi vida de constante oración las veces que viajo, con la permanente diferencia horaria, los lugares desconocidos y las personas que recién conozco. A continuación te doy 7 recomendaciones para que puedas orar durante tu viaje:

1. No esperes viajar para comenzar a orar, ¡hazlo ya!

Una vez, un sacerdote con el que me encontraba conversando acerca de la vocación, me dijo que un hombre que no ora es un seminarista que no ora, y un seminarista que no ora es un sacerdote que no ora. Lo que quiso decir con esto fue que no podemos pensar que nuestra vida de oración va a crecer de un momento para otro en el transcurso de nuestro viaje, sino que tiene que estar presente desde mucho antes.

De igual manera, no podemos suponer que en nuestro viaje vamos a encontrar ‘‘un momento para orar’’ de improviso. Es importante considerar que la oración que hagas cuando viajes estará fundada en la vida de oración que hayas tenido en tu hogar.


Tal vez tengas muchos momentos para orar a solas durante tu viaje, sin embargo, por lo general, si no oras en tu casa, entonces no serás capaz de orar de un momento para otro cuando estés fuera de ella. Así que, ¡comienza desde ya!

2. La misa. ¿Por qué está todo el mundo de pie?

Cuando estás de viaje, participar de la eucaristía puede suponer todo un desafío, pero jamás permitas que el idioma o las costumbres propias del lugar sean un impedimento para participar fervorosamente de ella. La asamblea podría, en algunos casos, ponerse de pie cuando generalmente tú te arrodillas o, sentarse, cuando normalmente tú te pones de pie, pero ¡no te preocupes!, lo importante es que estás ahí, participando de la misa.

Lo más práctico en esos casos es imitar a la asamblea. La Conferencia Episcopal local deberá disponer de las normas litúrgicas correspondientes para ser aplicadas por los feligreses, y rápidamente notarás cómo te irás adecuando el ritmo de la celebración.

Hace poco conocí la Liturgia según el Rito Bizantino, puesto que donde yo me encontraba no se celebraba la misa según el Rito Latino y, sin duda, fue algo distinto pero hermoso a la vez, algo que no había vivido nunca antes, y de lo cual estoy muy agradecido.


3. Hazte hábitos (pero prepárate para los cambios)

Cuando te vayas de viaje, piensa en cosas que vayas a ser capaz de hacer e inclúyelas en tu rutina diaria. Puede ser una simple oración cada mañana, o durante el trayecto que realizas a diario, o en cualquier otro. La clave está en elegir cosas que seas capaz de hacer todos los días.

Una vez me encontraba acampando en un hermoso lugar de la costa de Croacia y cada mañana me sentaba alrededor de 20 minutos en la orilla de la playa a rezar el rosario, lo cual funcionó muy bien para mí. No fue algo que haya planeado, sino que la oportunidad se presentó y yo la tomé, y así se volvió un hábito. 

Por suerte donde quiera que vayas habrá un lugar magnífico que podrás visitar a diario como un estímulo para orar. Lo puedes hacer en un momento del día que no tengas nada que hacer, o en ese lugar con vista increíble que te deja sin palabras. Ambas pueden ser buenas oportunidades.

4. Ora junto a un amigo/a

Si estás acompañado de más personas (ya sea con un compañero/a de viaje, alguien a quien te encuentras visitando, o incluso alguien que conociste de camino) seguramente querrás saber si a ellos les gustaría rezar contigo. Esto no solo permite que ellos sepan que necesitas tener un momento para hacerlo, sino que también se vuelve una oportunidad para que ellos lo hagan contigo. Orar junto a un amigo/a, o con un grupo de amigos, es indescriptiblemente especial.

Una vez visité a un amigo en España, y una noche mientras nos preparábamos para dormir, me preguntó si quería rezar con él y rezamos juntos. Este se ha convertido en uno de mis recuerdos más preciados. Cuando rezamos con un amigo/a estamos invitando a Dios a esa amistad que es compartida.

5. ¡Llama a tu madre!

Cada vez que me voy de viaje, a mi mamá le gusta que la mantenga al tanto sobre el lugar donde me encuentro y hacia dónde me dirijo, pero ¡siempre olvido llamarla! (lo siento mamá). Sin embargo, soy muy bueno para mantener al corriente a mi madre celestial.

La Virgen María es quien guía nuestro caminar, así lo dice una famosa canción. Estar a su lado es lo que alegra el corazón del viajero. Ella toma nuestras preocupaciones, proyectos (aunque no los haya), tristezas y alegrías para ponerlas a los pies de su Hijo Jesús.

¿Cómo te pones en contacto con ella? Ya le había recomendado a los viajeros rezar el rosario. Es fácil y muy efectivo.

6. Reza la oración de Jesús

Esta oración es nueva para mí, un descubrimiento reciente que no he podido profundizar todavía, pero del cual he escuchado historias conmovedoras donde gracias a ella se ha podido encontrar alegría y consuelo. Esta oración es simple pero sumamente poderosa, y se puede rezar donde y cuando tú quieras (ideal para cuando viajes). Tiene su origen en la Iglesia Oriental y fue considerada por los primeros padres de la Iglesia como la clave para descifrar la oración incesante del más íntimo interior del corazón.

Tienes que decir: «Señor Jesús, ten piedad de mí que soy pecador», y decirlo varias veces en silencio, y en el silencio profundo de tu corazón.

7. Contempla

Mi último consejo para que puedas orar en tu viajes es que lo disfrutes. No permitas que la ansiedad te aleje de las maravillas que vas a apreciar y las experiencias que vas a vivir. El viaje puede ser nuestra oración mientras tengamos a Dios ante nuestros ojos y Él nos revele sus misterios.

Hildebrand, al hablar de la contemplación, nos dice: «Quién de nosotros no conoce el momento supremo cuando una gran verdad, la belleza gloriosa de una pieza de arte o de la naturaleza, o el alma de una persona amada se manifiesta por sí sola a la nuestra como el esplendor de un relámpago, adornando nuestros ojos con una visión de realidad alternativa e impulsandonos a exclamar, ‘‘¡Oh Señor, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!»

De eso se trata viajar.

HASTA QUÉ PUNTO ESTÁ OBLIGADO EL SACERDOTE A GUARDAR EL SECRETO DE CONFESIÓN?

¿Hasta qué punto está obligado el sacerdote a guardar el secreto de confesión?
El sigilo sacramental es inviolable, está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo



Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org 





Pregunta:
Estimado Padre: Hace tiempo se publicó la noticia de que un sacerdote católico que se rehusó a identificar al hombre que lo apuñaló durante una confesión por salvaguardar el secreto de confesión. ¿Es esto así? ¿Hasta dónde obliga el secreto de la confesión?

Respuesta:
Estimado:


1. En términos generales
El Código de Derecho Canónico, canon 983,1 dice: ‘El sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo’.
En el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1467: ‘Dada la delicadeza y la grandeza de este ministerio y el respeto debido a las personas, la Iglesia declara que todo sacerdote que oye confesiones está obligado a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que sus penitentes le han confesado, bajo penas muy severas. Tampoco puede hacer uso de los conocimientos que la confesión le da sobre la vida de los penitentes. Este secreto, que no admite excepción, se llama ‘sigilo sacramental’, porque lo que el penitente ha manifestado al sacerdote queda ‘sellado’ por el sacramento’.
El sigilo obliga a guardar secreto absoluto de todo lo acusado en orden a la absolución (in ordine ad absolutionem), aunque no se obtenga tal absolución o la confesión resulte inválida.
En cambio, no es sacramental y por tanto no impone obligación de sigilo la confesión que se hace para engañar al confesor, sacarle dinero, burlarse, o por cualquier otro motivo.
El sigilo obliga por derecho natural (en virtud del cuasi contrato establecido entre el penitente y el confesor), por derecho divino (en el juicio de la confesión, establecido por Cristo, el penitente es el reo, acusador y único testigo; lo cual supone implícitamente la obligación estricta de guardar secreto) y por derecho eclesiástico (Código de Derecho Canónico, c. 983). Así el sigilo sacramental no puede quebrantarse jamás bajo ningún pretexto, cualquiera que sea el daño privado o público que con ello se pudiera evitar o el bien que se pudiera promover; obliga incluso a soportar el martirio antes que quebrantarlo, como fue el caso de San Juan Nepomuceno. Aquí debe tenerse firme lo que afirmaba Santo Tomás: ‘lo que se sabe bajo confesión es como no sabido, porque no se sabe en cuanto hombre, sino en cuanto Dios’ (In IV Sent., 21,3,1).
¿Qué cae bajo secreto de confesión? Hay que distinguir entre objeto esencial y accidental [1]:
a) Objeto esencial primario: son todos los pecados graves, incluso genéricamente indicados, y los pecados veniales, no en general sino sobre materias concretas. A no ser que tales pecados les sean conocidos por otra vía; pero nunca hable de ellos dando a entender que también los conoce por confesión.
Objeto esencial secundario son todos los demás datos que el penitente manifestó durante la declaración de sus pecados (a no ser que sean hechos públicos) y que puedan resumirse en alguno de estos tres capítulos:
  • circunstancias del pecado (fin, tiempo, lugar, etc.)
  • objeto del pecado (por ejemplo, si se acusa de haber hablado mal por el escándalo que dio su vecino en tal o cual materia)
  • cómplice;
Igualmente es objeto esencial secundario el hecho de haber negado la absolución a tal penitente, la penitencia que le impuso (a menos que sea la más leve que pueda darse), etc.
b) Objeto accidental: son otros datos que pueden causar alguna molestia al penitente, pero que nada tienen que ver con los pecados acusados, por ejemplo, los defectos físicos o psíquicos, etc.
2. ¿Cómo se viola el sigilo sacramental?
El sigilo puede violarse de dos maneras:
a) Directamente: cuando se revela claramente el nombre del penitente y el pecado cometido. Esto incluso si la persona no es conocida por los oyentes (Por ejemplo, si un misionero comenta ante gente que no conoce el lugar de misión de éste, que el jefe de la tribu que está misionando se confesó de un adulterio). No es necesario que diga que lo que está diciendo lo sabe por confesión; para quebrantarlo basta con que sea de hecho así. No admite parvedad de materia.
b) Indirectamente: cuando sin revelar el nombre se dice algo imprudentemente por lo cual los demás pueden conjeturar de quien se trata y qué hizo.
3. Respondiendo al caso planteado
En el caso arriba planteado: ¿cae la identidad del que agrede al confesor en la confesión bajo sigilo?
Hay que distinguir:
a) Si la confesión fue fingida, en orden a agredir al confesor, no cae bajo sigilo, como se dijo más arriba.
b) Pero si la confesión no fue fingida, entonces obliga bajo sigilo según el parecer de San Alfonso. Éste dice: ‘Tampoco creo que es lícito por lo común el manifestar los pecados cometidos por el Penitente mientras se confiesa, por ejemplo las desvergüenzas que le dice al confesor, y otros semejantes, porque entonces se manifestaría indirectamente o que se le negó la absolución, o que se le dio alguna reconvención fuerte’[2].
En cambio, la identidad de los penitentes (no la del que agrede al confesor) no es cosa que caiga bajo sigilo directamente, a menos que el penitente le hubiese prohibido que lo descubriese, o si hubiese ido secretamente a confesarse[3].
_________________________________________
NOTAS:
[1] Cf. Manzanares, Nuevo Derecho parroquial…, p. 282.
[2] San Alfonso, El hombre apostólico intruido para el Confesonario, o sea, Práctica e instrucción de confesores, Tratado XVI, cap. VIII, n. 154 (uso la edición de Librería Castellana, París 1849, p. 240).
[3] Ibid., n. 156; p. 241.
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