El último mes del año: DICIEMBRE
Hemos llegado al último mes del año.
Es tiempo de ir cerrando actividades.
Es tiempo de sentir que el año ha transcurrido dejándonos su peso que se hace cansancio.
Es tiempo de comenzar a evaluar lo transcurrido.
Es tiempo de observar que ha sido un año largo de experiencias diversas.
Es tiempo de constatar que han habido situaciones de muy diversos tonos.
Es tiempo de tomar conciencia de las distintas actitudes con las que hemos enfrentado los acontecimientos.
Sin duda que han existido experiencias muy gratas y, también, de las otras.
Todo se ha dado con el ritmo propio de la vida que no ofrece espacio para muchas pausas.
Ha pasado ya, prácticamente, un año y hemos vivido un sin número de situaciones.
Algunas están en nosotros muy marcadas.
Algunas, pese a ser poco el tiempo de vividas, se nos pierden en la memoria.
Algunas, con muy poco esfuerzo, podemos revivirlas.
Algunas, por más empeño que hagamos, no podemos recordarles.
Algunos hechos están tan marcados en nosotros que hasta podemos tener presente el cómo los vivimos.
De otras situaciones podemos recordar lo que nos han enseñado.
Estarán esas otras realidades que habrán pasado junto a nosotros y ni idea podemos tener hoy, luego de un tiempo, de ellas.
Mientras tanto… vivimos el hoy pero nuestra mirada está más puesta en el final.
Sin necesidad de mucha matemática vamos entrando en una cuenta regresiva que, parecería, acrecienta más nuestro cansancio.
Los primeros calores intensos hacen que esa sensación de “fin de año” se acreciente.
Pero nuestro año no está únicamente poblado de situaciones sino que, por sobre todo está poblado de rostros.
Rostros que son parte de nuestro diario vivir.
Rostros que han pasado a formar parte de nuestra vida.
Rostros que se han llegado hasta nosotros por primera vez. Soy un convencido de que Dios todos los años tiene para regalarnos, por lo menos, un rostro nuevo.
Siempre estamos en relación con otras personas.
Podemos encontrar rostros que nos enseñan con su sola presencia.
Podemos encontrar rostros que nos ayudan desde su delicada y madura timidez.
Podemos encontrar rostros que, por alguna actitud, nos han impactado negativamente.
Podemos encontrar rostros que se nos han vuelto grato reencuentro.
Pero, también, podemos encontrar rostros que ya no están más producto de las diversas realidades de la vida.
Todo puede resultar muy fácil de escribir pero necesario se hace retrotraernos en el tiempo para repasar, recordar y revivir.
Frente a toda la carga de realidades que el año nos ha acercado estamos nosotros con nuestra experiencia personal.
Se supone que este año ha sido una oportunidad para darnos y únicamente nosotros podemos saber si hemos aprovechado o no la oportunidad.
Se supone que este año ha sido una oportunidad para crecer y únicamente nosotros podemos tener conciencia del aprovechamiento de nuestros intentos.
Claro que este es un mes particularmente intenso.
Intenso en cierre de actividades, intenso en despedidas, intenso en celebraciones, intenso en oportunidades.
Es un mes donde, parecería, necesario serían algunos días más para poder vivir todo con la intensidad debida pero es, también, un mes donde quisiéramos llegar lo más pronto posible al final.
Es tiempo de final, de cansancio y de evaluaciones.
Es tiempo de actividades extraordinarias y de oportunidades imperdibles.
Ojala este último mes sea un mes que sepamos, pese al cansancio, vivir correctamente.
Padre Martín Ponce de León SDB