Autor: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Catholic.net Pedro es la piedra donde se edifica la Iglesia | |
Mateo 16, 13-19. Cátedra de San Pedro. Cristo es la cabeza de la Iglesia, pero los Papas son sus vicarios, sus representantes visibles en la tierra. | |
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas". Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le dijo entonces: "tú, Simón, hijo de Juan, por que esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" Oración introductoria Señor, conoces mi debilidad y mis faltas. Me postro ante Ti en esta oración, confortado por tu Evangelio que me confirma que, como Pedro, a pesar de mis caídas, puedo confiar en que tu gracia y tu misericordia pueden obrar en mí una profunda conversión, que me dé la fuerza para saber renunciar a lo que me aparte de ponerme totalmente al servicio de tu Iglesia. Petición Jesús, dame la fuerza para mi conversión de modo que confiese mi fe en Ti y en tu Iglesia, más con las obras que con las palabras. Meditación del Papa Francisco Como servicio a la unidad de la fe y a su transmisión íntegra, el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica. Por medio de ella, la continuidad de la memoria de la Iglesia está garantizada y es posible beber con seguridad en la fuente pura de la que mana la fe. Como la Iglesia transmite una fe viva, han de ser personas vivas las que garanticen la conexión con el origen. La fe se basa en la fidelidad de los testigos que han sido elegidos por el Señor para esa misión. Por eso, el Magisterio habla siempre en obediencia a la Palabra originaria sobre la que se basa la fe, y es fiable porque se fía de la Palabra que escucha, custodia y expone. En el discurso de despedida a los ancianos de Éfeso en Mileto, recogido por san Lucas en los Hechos de los Apóstoles, san Pablo afirma haber cumplido el encargo que el Señor le confió de anunciar “enteramente el plan de Dios”. Gracias al Magisterio de la Iglesia nos puede llegar íntegro este plan y, con él, la alegría de poder cumplirlo plenamente. (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 49). Reflexión Celebramos hoy, con la Iglesia universal, la fiesta de la Cátedra de San Pedro. La palabra cátedra es de origen griego y significa sede. Es el sitio ocupado por un maestro autorizado para la enseñanza. Así, cuando se habla de una decisión "ex cátedra" del Papa, se trata de una decisión en la que el Sumo Pontífice habla como maestro universal de la Iglesia. San Pedro, en el Evangelio de hoy, recibe una gran tarea: Jesús lo elige primer papa de la Iglesia. Y le explica su misión por medio de dos símbolos: la piedra y las llaves: 1. La piedra Pedro es LA PIEDRA, sobre la cual se edificará la Iglesia, la comunidad del pueblo de Dios. La Iglesia es como una construcción, que se edifica a partir de los cimientos. Y el cimiento, una vez colocado, debe quedar ahí para que el edificio no se venga abajo. Pedro y sus sucesores, los Papas, son el fundamento visible de la construcción. Porque el fundamento invisible es el mismo Señor Jesucristo. Y ese doble cimiento es la garantía de la victoriosidad de la Iglesia a través de los siglos. 2. Las llaves La otra imagen con la cual Jesús le explica a Pedro su tarea, es la de LAS LLAVES. Simboliza la autoridad sobre la casa, la potestad de disponer, de dejar entrar y de echar de la casa. Así Pedro es nombrado mayordomo en el Reino de Dios. Sus decisiones realizadas en la tierra, quedan ratificadas en el cielo. Pedro, y con él sus sucesores, son intermediarios indispensables para el acceso normal al Reino de los Cielos. Cristo es la cabeza de la Iglesia, pero los Papas son sus vicarios, sus representantes visibles en la tierra. La primera lectura de hoy, I Pedro 5,1-4, nos habla de otro aspecto de la tarea de San Pedro: él es el pastor del rebaño de Dios. Y allí se nos insinúa un tercer símbolo: 3. El cayado Se trata del CAYADO DEL PASTOR. El bastón que es guía y sostén del pastor durante sus interminables recorridos. Como bastón de mando o báculo del Papa es signo de poder y autoridad. Cristo, al volver al Padre, no pensó dejar al frente de los suyos un "líder" o un "director", sino un pastor, tal como él lo había sido. Por eso pasó a Pedro su cayado pastoral, para que lo lleve hasta su muerte y lo legue, a su vez, a sus sucesores. Y es así como nació el papado. Y no se le encargó a Pedro esta tarea en premio a su santidad, ni porque fuera mejor que los demás apóstoles. El papel de Pedro se debe únicamente a la voluntad amorosa de Cristo. Y lo mismo sus sucesores que continúan esa misión de pastoreo encomendada por Jesús. Ésta es la razón por la que las ovejas de hoy nos sentimos ligadas al Pedro actual. Propósito Rezar hoy especialmente por el Papa Benedicto XVI, y para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales para la elección del nuevo Papa. Diálogo con Cristo Señor, porque te amo realizo mi misión en la Iglesia. Quiero comprometerme a cambiar las actitudes y el comportamiento que no sean conforme a tu Evangelio. Quiero formarme y entregarme a mi misión en la Iglesia, porque no sólo quiero reconocerte con mi mente sino abrazar tu verdad con mi vida, palabras y acciones. Cátedra de San Pedro Origen y explicación de la fiesta. |
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sábado, 22 de febrero de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: 22.02.2014
viernes, 21 de febrero de 2014
PENSAMIENTO MARIANO 26
PENSAMIENTO DE SAN JUAN BOSCO
Un apoyo grande para vosotros, un arma poderosa contra las insidias del demonio la tenéis, queridos jóvenes, en la devoción a María Santísima.
San Juan Bosco
BASTA UNA CEBOLLA
Basta una cebolla
Autor: Padre José Luis Martín Descalzo
¿Conocen ustedes la fábula rusa de la cebolla? Cuentan los viejos cronicones ortodoxos que un día se murió una mujer que no había hecho en toda su vida otra cosa que odiar a cuantos la rodeaban. Y que su pobre ángel de la guarda estaba consternado porque los demonios, sin esperar siquiera al juicio final, la habían arrojado a un lago de fuego en el que esperaban todas aquellas almas que estaban como predestinadas al infierno. ¿Cómo salvar a su protegida? ¿Qué argumentos presentar en el juicio que inclinasen la balanza hacia la salvación? El ángel buscaba y rebuscaba en la vida de su protegida y no encontraba nada que llevar a su argumentación. Hasta que, por fin, rebuscando y rebuscando se acordó de que un día había dado una cebolla a un pobre. Y así se lo dijo a Dios, cuando empezaba el juicio. Y Dios le dijo: "Muy bien, busca esa cebolla, dile que se agarre a ella y, si así sale del lago, será salvada."
Voló precipitadamente el ángel, tendió a la mujer la vieja cebolla y ella se agarró a la planta con todas sus fuerzas. Y comenzó a salir a flote. Tiraba el ángel con toda delicadeza, no fuera su rabo a romperse. Y la mujer salía, salía.
Pero fue entonces cuando otras almas, que también yacían en el lago, lo vieron.
Y se agarraron a la mujer, a sus faldas, a sus piernas y brazos, y todas las almas salían, salían.
Pero a esta mujer, que nunca había sabido amar, comenzó a entrarle miedo, pensó que la cebolla no resistiría tanto peso y comenzó a patalear para liberarse de aquella carga inoportuna. Y, en sus esfuerzos, la cebolla se rompió. Y la mujer fue condenada.
Sí, basta una cebolla para salvar al mundo entero. Siempre que no la rompamos pataleando para salvarnos nosotros solitos.
OPTIMISMO
Optimismo
En el deporte y en otras áreas no ganan siempre los más dotados sino los más dedicados y los que más ganan ponen.
Ganan los que son entusiastas y perseverantes; los que aprenden de las caídas y son ricos en confianza.
Por eso yo necesito cada día fortalecer mi optimismo con buenas lecturas, la oración y pensamientos positivos. Necesito un filtro para las malas noticias y una gran grabadora para todo lo que brinda ánimo y resolución.
Me conviene alejarme de aquellos que todo lo ven oscuro y que con su negativismo aumentan el mal que critican.
Me hace bien no ver el país o la ciudad con la óptica sombría de ciertos noticieros que jamás destacan todo lo bueno.
Necesito una fe firme y una esperanza sólida para ganar donde pierden los pesimistas y los temerosos.
Cada día tengo el reto y la misión de mirar el sol aunque lo tapen las nubes. Todo es posible para el que cree, decía Jesucristo.
OBSTÁCULOS
Obstáculos
Autor: Jorge Bucay
Este texto que reproduzco aquí no es en realidad un cuento, sino más bien una meditación guiada, diseñada en forma de ensueño dirigido, para explorar las verdaderas razones de algunos de nuestros fracasos. Me permito sugerirte que lo leas lentamente, intentando detenerte unos instantes en cada frase, visualizándote en cada situación.
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad.Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.
¿CÓMO VIVIR EL AYUNO?
Autor: P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap | Fuente: fluvium.org
¿Cómo vivir el ayuno?
Lo que sería para nosotros el colmo de la austeridad –estar a pan y agua- para millones de personas sería ya un lujo extraordinario
El ayuno se ha convertido en una práctica ambigua. En la antigüedad no se conocía más que el ayuno religioso; hoy existe el ayuno político y social (¡huelgas de hambre!), un ayuno saludable o ideológico (vegetarianos), un ayuno patológico (anorexia), un ayuno estético (para mantener la línea). Existe sobre todo un ayuno impuesto por la necesidad: el de los millones de seres humanos que carecen de lo mínimo indispensable y mueren de hambre.
Por sí mismos, estos ayunos nada tienen que ver con razones religiosas y ascéticas. En el ayuno estético incluso a veces (no siempre) se «mortifica» el vicio de la gula sólo por obedecer a otro vicio capital, el de la soberbia o de la vanidad.
Es importante por ello intentar descubrir la genuina enseñanza bíblica sobre el ayuno. En la Biblia encontramos, respecto al ayuno, la actitud del «sí, pero», de la aprobación y de la reserva crítica. El ayuno, por sí, es algo bueno y recomendable; traduce algunas actitudes religiosas fundamentales: reverencia ante Dios, reconocimiento de los propios pecados, resistencia a los deseos de la carne, solicitud y solidaridad hacia los pobres... Como todas las cosas humanas, sin embargo, puede decaer en «presunción de la carne». Basta con pensar en la palabra del fariseo en el templo: «Ayuno dos veces por semana» (Lucas, 18, 12).
Si Jesús nos hablara a los discípulos de hoy, ¿sobre qué insistiría más? ¿Sobre el «sí» o sobre el «pero»? Somos muy sensibles actualmente a las razones del «pero» y de la reserva crítica. Advertimos como más importante la necesidad de «partir el pan con el hambriento y vestir al desnudo»; tenemos justamente vergüenza de llamar al nuestro un «ayuno», cuando lo que sería para nosotros el colmo de la austeridad –estar a pan y agua- para millones de personas sería ya un lujo extraordinario, sobre todo si se trata de pan fresco y agua limpia.
Lo que debemos descubrir son en cambio las razones del «sí». La pregunta del Evangelio podría resonar, en nuestros días, de otra manera: «¿por qué los discípulos de Buda y de Mahoma ayunan y tus discípulos no ayunan?» (es archisabido con cuánta seriedad los musulmanes observan su Ramadán).
Vivimos en una cultura dominada por el materialismo y por un consumismo a ultranza. El ayuno nos ayuda a no dejarnos reducir a puros «consumidores»; nos ayuda a adquirir el precioso «fruto del Espíritu», que es «el dominio de sí», nos predispone al encuentro con Dios que es espíritu, y nos hace más atentos a las necesidades de los pobres.
Pero no debemos olvidar que existen formas alternativas al ayuno y a la abstinencia de alimentos. Podemos practicar el ayuno del tabaco, del alcohol y bebidas de alta graduación (que no sólo al alma: también beneficia al cuerpo), un ayuno de las imágenes violentas y sexuales que televisión, espectáculos, revistas e Internet nos echan encima a diario. Igualmente esta especie de «demonios» modernos no se vencen más que «con el ayuno y la oración».
TRAS UNA DESILUCIÓN, VUELTA AL TRABAJO
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Tras una desilusión, vuelta al trabajo
En el horizonte no se ven nuevas oportunidades. Uno, entonces, puede sentirse hundido, sin ganas de trabajar.
Tras una desilusión, vuelta al trabajo
Pusimos nuestra mirada en un hecho futuro y el corazón se llenó de esperanza. Tras ese próximo cambio en el trabajo, después de la cita con el dentista, con las lluvias que están a la puerta, cuando nos visite aquel pariente tan generoso...
El hecho en el que pusimos tanta esperanza llegó, y no logramos esa mejora que anhelábamos. Tantas ilusiones, tantos sueños, tantos deseos de mejora: todo quedó esfumado en unos minutos.
En el horizonte no se ven nuevas oportunidades. Uno, entonces, puede sentirse hundido, sin ganas de trabajar. ¿Para qué esforzarse? En lo íntimo del alma suena una vocecita humilde y discreta: "pues precisamente si aquello en lo que pusiste tanta esperanza no resultó, es ahora el momento de ponerse a trabajar".
Sí: poner esperanzas en cambios políticos, en lo imprevisible del clima, en la volubilidad de un conocido, nos lleva a desilusiones. Pero no tiene que convertirse nunca en un motivo para cruzarse de brazos y darlo todo por perdido.
Otras veces, hay que reconocerlo, aquello tan esperado parecía la última playa de salvación. Bueno, tampoco la última... Sabemos que tras un tratamiento que no funcionó, la enfermedad avanzará hasta el momento de la muerte, y antes de la misma podemos ponernos en paz con Dios, con los familiares, con los amigos. Y, si somos sensatos, buscaremos esa paz desde ahora, sin esperar la llegada de una situación terminal.
En la vida hay muchas desilusiones y muchos reinicios, pero sólo un hecho resulta definitivo: el que queda plasmado tras la muerte. Más allá de ella, nos espera un juicio, que depende de nuestras opciones. Castigo, si el egoísmo y el desamor fueron nuestras últimas palabras. Premio y cielo eterno con Dios y con los santos, si acogimos la misericordia y nos lanzamos a recorrer el camino del amor.
Un hecho tan esperado se ha desvanecido como niebla ante el sol. Tengo unas manos, un corazón, un tiempo, unos amigos y familiares buenos, y un Dios que cuida a cada uno de sus hijos. Sólo me queda reemprender el trabajo con la mirada puesta en quien me cuida y me ama como Padre bueno y lleno de misericordia.
Preguntas o comentarios al autor
P. Fernando Pascual LC
EL EVANGELIO DEL DIA: 21.02.2014
Autor: Diego Calderón, L.C | Fuente: Catholic.net La cruz nos lleva a Jesucristo | |
Marcos, 8, 34―9,1. Tiempo Ordinario. Jesús nos invita a tomar nuestra cruz de cada día y seguirle. Sólo con Él nuestra nuestra carga se hace ligera. | |
Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.» Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios» Oración introductoria Gracias, Padre Santo, por esta oportunidad que me das de ponerme en tu presencia. Ilumina mi mente y mi corazón con la luz de tu amor. Dame la gracia de escucharte y de aceptar con sencillez tu voluntad en mi vida. Señor enséñame a entender que la cruz de cada día es una oportunidad para crecer en la fe, la confianza y el amor a ti. Ayúdame, Dios mío, a buscar no una vida sin cruces y sin dificultades sino que esas mismas contrariedades y sufrimientos me lleven a ver y encontrar tu mano amorosa. Petición Señor Jesús, permíteme entender que la cruz y el sufrimiento son elementos connaturales a nuestra existencia humana. Por eso te pido, Dios mío, que me ayudes a enfrentar la experiencia de la cruz con fe y amor, de manera que se convierta en un camino de conversión e intimidad contigo. Meditación del Papa Francisco La Cruz nos da miedo también en la obra de evangelización, pero está la "regla" que el discípulo no es más grande del Maestro. Está la regla que no hay redención sin la efusión de la sangre, no hay obra apostólica fecunda sin la Cruz. Quizá nosotros pensamos, cada uno de nosotros puede pensar: "Y a mí, ¿a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?" No sabemos. No sabemos, ¡pero estará! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando venga: con miedo ¡eh! ¡Eso es verdad! Eso nos da miedo. Pero seguir a Jesús termina allí. Me vienen a la mente las últimas palabras que Jesús ha dicho a Pedro, en esa coronación pontificia en el Tiberiades: ´¿Me amas? ¡Alimenta! ¿Me amas? ¡Alimenta!.... Pero las últimas palabras eran esas: te llevarán donde no quieres ir. La promesa de la Cruz. María, muy cercana a Jesús, en la Cruz, era su madre, su mamá. Quizá hoy, el día que nosotros la rezamos, será bueno pedirle la gracia no de quitar el miedo - eso debe venir, el miedo de la Cruz... - sino la gracia de no asustarse y huir de la Cruz. Ella estaba allí y sabe cómo se debe estar cerca de la Cruz. (S.S. Francisco, 28 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). Reflexión Cuando tomamos una postura sobrenatural ante la cruz y el sufrimiento hacemos una experiencia de purificación que nos lleva a madurar y crecer en la fe, la esperanza y el amor. El dolor, como el jardinero, poda las ramas secas y enfermas del árbol para que florezca y dé abundantes frutos. En el sufrimiento, aceptado con fe, tenemos una oportunidad única para valorar y apreciar mejor la vida humana. De esta forma, nos hacemos más sensibles y compasivos ante el dolor ajeno. Propósito Enfrentaré las dificultades y problemas con un profundo sentido sobrenatural, viendo en esos un camino de confianza en Dios y de salvación. Diálogo con Cristo Señor, Tú que has dicho: «el quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame», te pido que me ayudes a comprender que el sufrimiento es una experiencia que forma parte íntima de nuestra existencia. Dios mío enséñame a responder con fe y esperanza ante la realidad de la cruz, pues «¿dónde podrá el hombre buscar la respuesta a las cuestiones dramáticas como el dolor, el sufrimiento de los inocentes y la muerte, sino en la luz que brota del misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo?» (Juan Pablo II, Fides et Ratio, n. 12). Él nos exhorta a cada uno de nosotros a tomar cada día nuestra cruz y a seguirlo por el camino del amor total a Dios Padre y a la humanidad. (Benedicto XVI, Audiencia general, 11 de agosto de 2010) |
jueves, 20 de febrero de 2014
EUCARISTÍA, AMOR DE CRISTO HASTA EL EXTREMO
Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net Eucaristía, amor de Cristo hasta el extremo | |
Cristo se ha quedado solo para ti en la Eucaristía, como si tú solo lo visitaras, allí esta a todas horas, solo para ti. | |
Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el extremo. Los suyos entonces eran los que le veían: Juan y Pedro y los demás compañeros. Hoy los suyos somos tú y yo, todos nosotros; por lo tanto: “Habiendo amado a los suyos, es decir, a los que hoy están en el mundo, los ama hasta el extremo. Esto es la Eucaristía: el amor de Cristo hasta el extremo para ti, para mí, durante toda la vida. Porque la Eucaristía es poner a tu disposición toda la omnipotencia, bondad, amor y misericordia de Dios, todos los días y todas las horas de tu vida. En cada sagrario del mundo Cristo está para ti todos los días de tu vida. Según sus mismas palabras: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Al decir con vosotros, es decir contigo, conmigo. El sol no te alumbra o calienta menos a ti cuando alumbra o calienta a muchos. Si tú solo disfrutas del sol, o hay millones de gentes bajo sus rayos, el sol te calienta lo mismo... te calienta con toda su fuerza. Así, Cristo se ha quedado solo para ti en la Eucaristía, como si tú solo lo visitaras, tú solo comulgaras, tú solo asistieras a la misa. Allí esta, pues, Cristo, medicina de tus males; pero pide como el leproso: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Pide como Bartimeo: ”Hijo de David, ten compasión de mí”. Pide como el ladrón: “ Señor, acuérdate de mí, cuando estés en tu Reino”. Allí esta a todas horas, solo para ti, el único bien verdadero, el único bien perdurable, el único amigo sincero, el único amigo fiel; el único que nos tiende la mano y nos ayuda y nos ama en la juventud, en la edad madura, en la la vejez, en la tumba y en la eternidad. Cada uno tiene sus problemas, fallos, miedos, soberbia... tráelos aquí; verás cómo se solucionan. Cristo tiene soluciones. ¿Quieres, necesitas consuelo, fortaleza, santidad, alguna gracia en especial? Sólo pídela con fe, y no tengas miedo de pedir milagros, porque todo es posible para el que cree. Jesús ha querido quedarse en el Sagrario para darnos una ayuda permanente. |
BENDITOS SEAN..
Benditos sean
Benditos sean los que tienden la mano para ayudar, los que intentan comprender, los que anhelan compartir.
Benditos sean lo que para dar su opinión no necesitan subirse a ningún podio, los que se hacen tiempo para escuchar y los que saben que siempre hay algo por aprender.
Benditos sean aquellos que tratan de pulir y de borrar sus mezquindades y no simplemente de ocultarlas.
Benditos sean los buenos amigos y el culto a la amistad.
Benditos sean los que llenan las noches de filosofía, los que riegan los caminos hacia la utopía con batallas épicas y los que a cada historia de amor la cargan de locuras.
Benditos sean los que disfrutan del sol y de la luna, del cielo abierto y de la noche cerrada, de escalar la montaña y de zambullirse en el mar.
Benditos sean los que pueden eludir la costra y ver la esencia, los que pueden gozar de la poesía que tiene este mundo maravilloso.
Benditos sean los que no abandonan sus principios ni sus raíces, pero que no se cierran a los cambios ni renuncian a intentar volar.
Benditos sean los que sueñan despiertos, sobre todo si sueñan mejorar el mundo que los rodea, y benditos los que del sueño saltan a la acción.
Benditos los que leen lo que otros escriben, los que escuchan atentamente a quienes tienen necesidad de hablar y los que pierden, a conciencia, para que gane un ser querido.
Benditos sean los que odian el egoísmo, el dolor, y la apatía ante la injusticia.
Benditos sean los que creen que nunca se llega al ideal pero luchan con pasión infatigable por sus ideales.
Benditos sean los que entienden que el amanecer en la playa, el pan recién horneado, la música y las caricias son partes de una fiesta que merecemos todos.
Benditos sean los que piden perdón, los que dicen gracias y los que no se olvidan de decir por favor.
Benditos sean los que aspiran que el mundo tenga lugar suficiente tanto para la hormiga laboriosa como para la cigarra, con su tan necesario arte.
Benditos sean los que quieren abolir las quejas, los que quieren que asciendan mucho los de abajo y desciendan un poco los de arriba, benditos los que quieren que la muerte muera.
Benditos sean los que no subsisten sollozando, mientras esperan el milagro, sino que se proponen forjar algo milagroso.
Benditos sean los que se arriesgan por las causas perdidas, por conquistar corazones y por el bien de los amigos.
Benditos sean los que se arriesgan a mostrar sus sentimientos.
Benditos sean los que se arriesgan.
Benditos sean los que aman la vida.
Benditos sean todos los lugares donde hemos estado, los lugares donde quiero llevarte, los lugares donde estaremos juntos.
Bendito sea el camino que me llevó a conocer tu sonrisa, puerta de tu alma.
Benditos sean tus ojos, porque es bueno que lo sepas, aun en la soledad más profunda me acompaña tu mirada.
MADUREZ
Madurez
Tú eres un ser humano, eres "Mi Milagro", y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones y talentos. Usa tus dones y talentos, entusiásmate con ellos, conócete, encuéntrate, acéptate, anímate. No te lamentes nunca, no te atormentes, no te quejes, no te deprimas. ¿Cómo puedes temer si eres "Mi Milagro?"
Te hice perfecto. Solo en ti está aceptar el camino de la felicidad y enfrentarlo y seguir siempre adelante, hasta el fin. Aprovecha tu capacidad y no la destruyas con tonterías.
Te hice libre y …
Te di el poder de amar
Te di el poder de dar
Te di el poder de perseverar
Te di el poder de alabar
Te di el poder de crear
Te di el poder de crecer
Te di el poder de bendecir
Te di el poder de actuar
Te di el poder de curar
Te di el poder de vivir
Te di el poder de determinar
Te di el poder de pensar
Te di el poder de elegir tu propio destino usando tu voluntad. Usa sabiamente ese poder de eleccion y...
Elige amar en lugar de odiar
Elige dar un lugar de quitar
Elige perseverar en lugar de renunciar
Elige reír en lugar de llorar
Elige alabar en lugar de criticar
Elige crecer en lugar de consumirte
Elige crear en lugar de destruir
Elige bendecir en lugar de blasfemar
Elige actuar en lugar de aplazar
Elige curar en lugar de herir
Elige vivir en lugar de morir
Elige determinar en lugar de titubear
Elige pensar en lugar de soñar
Y aprende a sentir mi presencia en cada acto. Deja atrás el miedo y los sentimientos de derrota. Llámame, búscame, acuérdate de mí. No olvides que eres "Mi Milagro". Yo estoy siempre a tu lado.
EL EVANGELIO DE HOY: 20.02.2014
Autor: Luis Jesús Rodríguez, L.C | Fuente: Catholic.net ¿Quién es Cristo para mí? | |
Marcos 8, 27-33. Tiempo Ordinario. Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino. | |
Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo». Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres». Oración introductoria Señor, yo, como Pedro, creo que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido para redimirme y para mostrarme el camino que debo seguir para llegar a Ti. Aumenta mi fe para que no desfallezca en el camino a pesar de las dificultades. Te ofrezco esta oración por aquellas personas que no tienen fe o teniéndola viven alejados de Ti por el pecado. Petición Señor, que te reconozca siempre como mi Dios y quiera vivir cerca de Ti. Meditación del Papa Francisco El Evangelio habla de la confesión de Pedro: "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo" una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. [...] El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: "Se puso a increparlo: ¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Y Jesús tiene palabras duras con él:-Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo-". Cuando dejamos que prevalezcan nuestras ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia. (S.S. Francisco, 29 de junio del 2013). Reflexión La respuesta a la pregunta de Cristo de quién es Él, no me puede dejar indiferente y es una pregunta que sólo yo puedo responder satisfactoriamente. La respuesta debe condicionar toda mi vida para que sea coherente. Esta respuesta sólo la puedo dar en la oración dialogando con Jesucristo. Una vez respondida, entonces puedo anunciar con convicción lo que Cristo significa para mí, que soy cristiano. Propósito Reflexionar a lo largo del día si Cristo es realmente mi Dios, o tengo otros dioses que me hacen feliz. Diálogo con Cristo Señor, que no sea sordo a tu voz. Gracias por el don de la fe. Pudiste haberme creado fuera de la fe en Ti, y sin embargo, por puro amor y no por mérito mío, me diste la gracia de ser cristiano. Haz que mi fe en Ti quiera difundirla entre los hombre con quienes me encuentre como un verdadero regalo que vale la pena compartir. "No somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, Madrid 2007, p. 172) |
miércoles, 19 de febrero de 2014
EL EVANGELIO DE HOY: 19.02.2014
Autor: H. Laureano López | Fuente: Catholic.net Jesús, cura mi ceguera | |
Marcos 8, 22-26. Tiempo Ordinario. Jesús, enciende en mi corazón la luz de tu presencia para que se dispersen las tinieblas de mi alma. | |
Del santo Evangelio según san Marcos 8, 22-26 Llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista, dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después, le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas. Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo». Oración introductoria Jesús, me acerco a ti porque sé que Tú eres la Luz del mundo y que puedes iluminarme en mi ceguera y librarme de las tinieblas. Señor, ayúdame a ver. Te ofrezco esta meditación por todos aquellos que no pueden ver con los ojos del alma porque el pecado les ha cegado. Dios mío, devuélveme la vista espiritual para que pueda ver todo desde la perspectiva de tu santa voluntad. Petición Señor, ayúdame a ver todos los momentos del día con la visión de la fe y del amor. Meditación del Papa Francisco ¡Qué hermosa es esta expresión de la sabiduría brasileña, que aplica a los jóvenes la imagen de la pupila de los ojos, la abertura por la que entra la luz en nosotros, regalándonos el milagro de la vista! ¿Qué sería de nosotros si no cuidáramos nuestros ojos? ¿Cómo podríamos avanzar? Mi esperanza es que, en esta semana, cada uno de nosotros se deje interpelar por esta pregunta provocadora. La juventud es el ventanal por el que entra el futuro en el mundo y, por tanto, nos impone grandes retos. Nuestra generación se mostrará a la altura de la promesa que hay en cada joven cuando sepa ofrecerle espacio; tutelar las condiciones materiales y espirituales para su pleno desarrollo; darle una base sólida sobre la que pueda construir su vida; garantizarle seguridad y educación para que llegue a ser lo que puede ser; transmitirle valores duraderos por los que valga la pena vivir; asegurarle un horizonte trascendente para su sed de auténtica felicidad y su creatividad en el bien; dejarle en herencia un mundo que corresponda a la medida de la vida humana; despertar en él las mejores potencialidades para ser protagonista de su propio porvenir, y corresponsable del destino de todos. (S.S. Francisco, 22 de julio de 2013). Reflexión La vida diaria, con sus luces de artificio, puede deslumbrarnos y hacer que quedemos ciegos para las cosas de Dios. Esforcémonos por encender en nuestra vida la luz que nos viene de la contemplación de Cristo para poder ayudar después a las personas a salir de la oscuridad del pecado y de la indiferencia. Vivamos de tal modo de cara a Dios, que resplandezca en nosotros la luz de Cristo que lleve a las almas a la conversión del corazón. Propósito Buscaré ver los acontecimientos de mi día tratando de verlos desde la óptica de Dios. Diálogo con Cristo Jesús, enciende en mi corazón la luz de tu presencia para que se dispersen las tinieblas de mi alma. Sé que puedes iluminar mi vida diaria con tu palabra y con el don de tu Eucaristía. Tú que has dicho: "Yo soy la luz del mundo" irradia tus destellos de amor sobre mi pobre persona. Ayúdame a vivir frente a ti de manera que, contemplándote cara a cara, pueda iluminar también la vida de mis hermanos los hombres. En efecto, la oración alcanza su culmen, y por tanto se convierte en fuente de luz interior, cuando el espíritu del hombre se adhiere al de Dios y sus voluntades se funden como formando una sola cosa(Benedicto XVI, Ángelus, domingo 8 de marzo de 2009) |
LA FELICIDAD CUESTA
Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net La felicidad cuesta | |
Hay pocas personas felices porque pocas son las que quieren luchar por la felicidad, pocas las que creen en el esfuerzo, en los grandes ideales. | |
Nuestra civilización materialista ha inventado una fórmula de felicidad barata que consiste poco más o menos en esto: En alejar de la vida, a como de lugar, todo sufrimiento, todo sacrificio, todo esfuerzo, y disfrutar lo más posible de cuántos placeres, diversiones, pasatiempos, dinero, etc. se puedan lograr. Hay mucha gente que cree de verdad en esa fórmula y la prueba una y otra vez, y se les ve, sobre todo a la gente joven, a la búsqueda cada vez más intensa y atrevida de placeres, pasatiempos, etc. Pero los resultados no son muy halagadores: Más que personas felices, estamos viendo cada día mayor número de desesperados, incluso de suicidas; si uno cuenta como dato estadístico que en un centro educativo, hay un suicida cada semana ¿lo crees? Dices que no puede ser verdad, pero así es. Muy pocos hablan de que para ser felices hay que luchar duramente. Ser feliz es posible, pero cuesta bastante esfuerzo; la felicidad cuesta y mucho. Por eso, los hombres profundamente felices son pocos. La mayoría se conforma con esa otra felicidad barata que no llena, que no puede llenar el corazón del hombre. ¿Por qué cuesta ser felices? Si el hombre fuera un simple animal, un cerdo, un chango, para hacerlo feliz bastaría llenarle el estómago de buena comida. Si el hombre tuviera solamente cuerpo, comer, beber, abandonarse a la furia del sexo, a las alucinaciones de las drogas, etc., podría hacerlo feliz; pero, muchos se entregan apasionadamente a esto y sienten que no son precisamente felices. Hemos olvidado que, tenemos no sólo cuerpo sino espíritu. A este espíritu por lo general lo tenemos flaco y hambriento y le damos al cuerpo todo lo que pide. El espíritu se alimenta con otras cosas, tiene hambre, sed de otras realidades, que no son materiales sino espirituales, como son la búsqueda de la verdad y el bien, la búsqueda de Dios y el cumplimiento de sus leyes, sobre todo aquella de "amar al prójimo como a uno mismo". Está búsqueda de la verdad y el bien, este aceptar a Dios y sus leyes no es nada fácil, pero siempre hay gente que se aventura a seguir por esta senda. Y esta gente dice que sí es feliz, tanto más feliz cuando más esforzadamente vive esa ley. Por citar a solo dos gentes felices, una mujer decía: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. ¡Solo Dios basta! Su autora: Santa Teresa de Ávila. Otro, decía: "Nos has hecho para tí, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti" Su autor: San Agustín de Tagaste. Este segundo, sacó la conclusión anterior después de buscar durante más de 30 años la otra felicidad barata de la que hablamos al principio. Por ello es un testigo muy digno de crédito. Lo malo del caso, es que por lo general, uno se convence de esto hasta que como él, ha experimentado con todas las fuerzas la felicidad barata y no tiene más remedio que reconocer que no le satisfizo del todo. Hay pocas personas felices porque pocas son las que quieren luchar por la felicidad, pocas las que creen en el esfuerzo, en los grandes ideales. La felicidad tiene poco que ver con el dinero, el alcohol y la riqueza, y mucho que ver con el amor. |
martes, 18 de febrero de 2014
SANTA BERNARDITA DE SOUBIROUS, VIDENTE DE LOURDES
Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
Bernardita Soubirous, Santa
Vidente de Lourdes
Martirologio Romano: En Nevers, en Francia, santa María Bernarda Soubirous, virgen, la cual, nacida en Lourdes de una familia muy pobre, siendo aún niña asistió a las apariciones de la Inmaculada Santísima Virgen María, y después abrazó la vida religiosa y llevó una vida escondida y humilde. († 1879)
El 11 de febrero, fiesta de la Santísima Virgen de Lourdes, nos recuerda las apariciones de la Virgen a una niña de 14 años que no sabía ni leer ni escribir, pero que rezaba todos los días el rosario, Bernardita Soubirous. Nació en Lourdes en 1844 de padres muy pobres. Por medio de ella la Virgen hizo surgir la prodigiosa fuente del milagro, a la cual acuden peregrinos de todo el mundo para reavivar su fe y su esperanza. Muchos regresan de Lourdes curados también en su cuerpo. La Virgen, durante la segunda aparición, le dijo: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro”.
A pesar de haber sido dócil instrumento para extener la devoción a la Inmaculada, Bernardita no se contaminó con la gloria humana. El día que el obispo de Lourdes, ante 50.000 peregrinos, colocó la estatua de la Virgen sobre la roca de Massabielle, Bernardita tuvo que permanecer en su celda, víctima de un ataque de asma. Y cuando el dolor físico se hacía más insoportable, suspiraba: “No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y la paciencia”. Su breve existencia transcurrió en la humilde aceptación del sufrimiento físico como generosa respuesta a la invitación de la Inmaculada para pagar con la penitencia el rescate de tantas almas que viven prisioneras del mal.
Mientras junto a la gruta de las apariciones se estaba construyendo un grande santuario para acoger a los numerosos peregrinos y enfermos en busca de alivio, Bernardita pareció desaparecer en la sombra. Pasó seis años en el instituto de Lourdes, de las Hermanas de la Caridad de Nevers, y en el que después fue admitida como novicia. Su entrada se demoró debido a su delicada salud. En la profesión tomó el nombre de Sor María Bernarda. Durante los quince años de vida conventual no conoció sino el privilegio del sufrimiento. Las mismas superioras la trataban con indiferencia, por un designio providencial que les impide a las almas elegidas la comprensión y a menudo hasta la benevolencia de las almas mediocres. Al principio fue enfermera dentro del convento, después sacristana, hasta cuando la enfermedad la obligó a permanecer en la cama, durante nueve años, siempre entre la vida y la muerte.
A quien la animaba le contestaba con la radiante sonrisa de los momentos de felicidad cuando estaba a la presencia de la blanca Señora de Lourdes: “María es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla”. Bernardita, la humilde pastorcita que pudo contemplar con sus propios ojos a la Virgen Inmaculada, murió el 16 de abril de 1879.
Fue beatificada el año 1935 y el Papa Pío XI la elevó al honor de los altares el 8 de diciembre de 1933.
NOTA: Tan sólo en Francia se la festeja el 18 de febrero, en el resto del mundo su fecha es el 16 de abril.
EL EVANGELIO DE HOY: 18.02.2014
Autor: Julián Higuera | Fuente: Catholic.net Confianza en el amor de Cristo | |
Marcos 8, 14-21. Tiempo Ordinario. Los discípulos tenían miedo como también nosotros tenemos miedo de afrontar los desafíos del día a día. | |
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21 (Los discípulos) se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. El les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los 5.000? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete».Y continuó: «¿Aún no entendéis?» Oración introductoria Abre, Señor, nuestros corazones para saber escuchar tu voz. Abre, Señor, nuestros ojos porque somos ciegos y muchas veces no vemos el infinito amor que nos tienes. Permítenos verte para que siempre podamos seguirte y podamos cumplir tu voluntad tu voluntad. Déjanos ponernos en tus manos para que tú nos moldees de acuerdo a tus designios y podamos descubrir la paz y alegría de sabernos hijos tuyos. Petición Señor, que descubramos tu amor en la vida cotidiana. Meditación del Papa Francisco Los discípulos fueron entusiastas, preparaban programas, planes para la futura organización de la Iglesia naciente, discutían sobre quién era el más grande e impedían hacer el bien en el nombre de Jesús a los que no pertenecían a su grupo.[…] Los discípulos no comprendían: Lo entiendo, los discípulos querían eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede convertirse en una tentación para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia así, no avanzará: será la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados, y muchas otras cosas que están allí cuando no hay memoria ni promesa. Por lo tanto, la vitalidad de la Iglesia no está dada por los documentos y reuniones para planificar y hacer bien las cosas: estas son realidades necesarias, pero no son el signo de la presencia de Dios. (S.S. Francisco, 30 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta) . Reflexión Los discípulos tenían miedo como también nosotros tenemos miedo de afrontar los desafíos del día a día. Su atención estaba centrada más en el resolver las cuestiones y problemas del momento y no tanto en mirar al Maestro que siempre estaba con ellos. ¿Teniendo ojos no veis y oídos no oís? Les replica el Señor. Están con Dios y aún así sus ojos se centran en otras realidades y dudan del poder infinito del Señor. Habían visto los milagros y su poder pero prefieren poner la confianza en sus propias fuerzas humanas. Jesús ya se los había dicho: Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura (Mt 6,33). Pero les faltaba confiar. Muchas veces afrontamos las dificultades sin mirar al Señor que siempre está con nosotros y quiere ayudarnos. Qué fácil es caer en el cansancio y el tedio cuando afrontamos solos las luchas de cada día. Miremos al Señor y pongamos nuestras angustias y alegrías en Él. Lo que más le duele a Cristo es que dudemos de su amor. Él nunca se va a cansar de acompañarnos y demostrarnos su amor. Tal vez no sabemos ver, al igual que los discípulos, esos milagros y continuas muestras de amor que tiene con nosotros. Hagamos nuestra esa llamada de atención que le hace Jesús a sus apóstoles ¿Teniendo ojos no veis y oídos no oís?... Dios está con nosotros y solo busca que seamos felices. Confiemos en Él. La confianza en el amor de Dios por cada uno de nosotros en particular es la causa y la fuente de la verdadera alegría porque nos sentimos realmente hijos amados y predilectos de Dios. Busquemos en nuestras vidas ser reflejo del amor a Dios. Transmitamos la alegría de sabernos hijos amados de Dios a todos los que nos rodean sin importar lo poco o mucho que nos agraden los demás. Propósito Buscaré siempre descubrir las muestras de amor que Dios me tiene para acrecentar mi confianza y amor en Él. Diálogo con Cristo Jesús, no permitas que dude de tu amor. Sabes bien lo débil que soy y lo fácil que olvido el infinito amor que me tienes. Tómame de la mano y ayúdame a afrontar las dificultades cotidianas sabíendo siempre qué Tú estás conmigo y nunca me dejarás sólo. Debes entonces decirle: "Señor, soy tuyo. Puedes hacer conmigo lo que quieras". Esta es, hermano, nuestra fuerza y ésta es la alegría del Señor. (Madre Teresa de Calcuta) |
lunes, 17 de febrero de 2014
DEJARSE AYUDAR....POR DIOS
Dejarse ayudar ...por Dios.
El Pan de vida da fuerzas para el camino y permite crecer en la caridad.
Autor: SS Francisco | Fuente: Catholic.net
Dejarse ayudar ...por Dios.
Se habla mucho de autosuperación, un concepto que puede ser entendido de varias maneras. No se habla casi nunca de heterosuperación, quizá porque antes hay que encontrar una buena definición para una palabra tan inusual.
En estas líneas heterosuperación significa dejarse ayudar, abrirse a manos amigas y a consejos sabios, a la guía de quien sabe más y ve mejor. Se trata de descubrir un horizonte nuevo de rostros cercanos que animan y acompañan con respeto y con acierto.
Es normal que deseemos ser mejores. También es normal, por desgracia, que uno no se decida a emprender el camino: por pereza, por prisas, por respeto humano, por egoísmo, por dejarse arrastrar ante las mil exigencias de lo inmediato.
Avanzar hacia la superación personal no resulta nada fácil. Pero encuentra una ayuda y un estímulo especial cuando unos ojos y unos corazones nos miran con afecto, infunden confianza, y nos dicen: adelante, cuenta conmigo en tu lucha diaria.
Si la ayuda viene no sólo de familiares y amigos buenos, sino del mismo Dios, la heterosuperación se convierte en un camino maravilloso hacia la meta más importante: la santidad.
Porque la auténtica mejoría humana consiste precisamente en romper con el pecado, en dejar avaricias esclavizantes, en mirar hacia el horizonte del Evangelio y sentir una invitación hermosa y magnífica a la confianza: con Cristo a nuestro lado, todo lo podemos (cf. Jn 16,33; Flp 4,13).
Cuando dejamos que Dios, el mejor "Otro" que entra en la historia humana, comience a ayudarnos en la propia vida, todo adquiere un matiz diferente. Nace la esperanza, se curan las heridas más profundas desde la misericordia. El Pan de vida da fuerzas para el camino y permite crecer en la virtud central del cristianismo: la caridad.
Frente a un mundo autorreferencial y pelagiano, denunciado continuamente por el Papa Francisco, el auténtico creyente en Cristo busca dejarse ayudar, vive en una continua heterosuperación. Es decir, pone su confianza en el Maestro, y escucha en su corazón las mismas palabras que animaron a san Pablo: "Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza" (2Co 12,9).
PALABRAS DE UN RELOJ
Palabras de un reloj
Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo.
Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez.
Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!
Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.
Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
Haz el trabajo de cada día en su día. Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.
Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.
Si quieres encontrar el modo fácil... ¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso! Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!
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