Rosario a la Virgen Guadalupana
En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de
Guadalupe. Al iniciar cada misterio, se lee el pasaje y se hace la
petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final,
se canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de
Guadalupe.
Primer Misterio:
La Virgen de Guadalupe trae un mensaje de paz a su pueblo.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo
la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se
vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la
tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él
mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su
piadosa Madre”.
Pedir a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre.
Segundo Misterio:
Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos de los hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los
principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu
mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel,
soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de corazón.
Tercer Misterio:
María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis
servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y
hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites
y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás.
Cuarto Misterio:
La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que
te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni
alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás
bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?
¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te
aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro
de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la
enfermedad, la angustia y el dolor a los que están cerca de nosotros.
Quinto Misterio:
María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a
cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y otra vez se
las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta
diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le
dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que
cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.