La Familia: Camino de Santidad.
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI escribió una carta en vistas a la preparación del VII Encuentro Mundial de las Familias, cuyo tema es siempre actual: La familia. Puso énfasis en la relación que tiene la familia con el trabajo y la fiesta.
Comentó el Papa que el trabajo y la fiesta están muy ligados a la vida de las familias: condicionan las decisiones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y los hijos, e inciden en la relación de la familia con la sociedad y con la Iglesia.
Ocupando la familia un lugar privilegiado en la sociedad, es imprescindible que las actividades del trabajo y las fiestas estén a favor de la familia, y no al revés. No se puede subordinar la familia al trabajo saliendo perjudicada aquélla.
2) Para vivir
Un matrimonio ejemplar que supo encontrar en la familia el camino para la santidad fue el de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús. La santa declara que fue en su familia donde comenzó a saborear la ciencia del amor de Dios y del prójimo, pues de “haberme educado unos padres sin virtud yo habría sido muy mala”.
Sus padres se llamaban Luis Martín y Celia Guerin. Su madre era una mujer dinámica llena de realismo y buen humor. Sus padres formaron un hogar feliz. La armonía del matrimonio era total, pues tenían claro su objetivo: Educar a sus hijos para hacerlos capaces de amar a Dios y a los hombres. Dios era la razón de su familia.
“Me hace la vida muy dulce; desearía un marido semejante a todas las mujeres del mundo”, escribía Celia. Luis, a su vez, cuando hablaba a sus hijas de su esposa se refería a ella como: “vuestra santa madre”. Ambos viven para los hijos. Les transmiten amor, fe, ternura, cariño...
Teresita al nacer se encuentra con cuatro hermanas. Habían sido nueve pero cuatro fallecieron. Experimenta un hogar que respira alegría, fe, solidaridad. Todos los acontecimientos los viven desde la fe incluso los más penosos. Celia en su enfermedad mortal derrochara fe y confianza en Dios; sus últimas palabras siempre las recordará su hija: “Debemos estar siempre en disposición de aceptar la Voluntad de Dios, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros.”
Luis y Celia, en la unidad y fidelidad del matrimonio nos han ofrecido el testimonio de una vida ejemplar cristiana, cumpliendo sus deberes cotidianos. Criando y educando una familia numerosa, a través de las adversidades y sufrimientos, manifestando su confianza plena en Dios. Ambos fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 por el papa Benedicto XVI en la Basílica dedicada a su hija, Santa Teresita del Niño Jesús.
3) Para vivir
Es significativo que ambos esposos hayan sido beatificados juntos, pues eso resalta que consiguieron la santidad en el mismo camino, en el matrimonio.
El Papa señaló que la Sagrada Escritura menciona que familia, trabajo y día festivo son dones y bendiciones de Dios para ayudarnos a vivir una existencia plenamente humana.
En efecto, la vida matrimonial, en todos sus aspectos, es una vocación para que los cónyuges y los hijos se dirijan a Dios. En ese ámbito han de saber encontrar las ocasiones para manifestar su comprensión, paciencia, perdón… y, así, crecer en el amor día a día.
Autor:
Padre José Martínez Colín
1) Para saber
El Papa Benedicto XVI escribió una carta en vistas a la preparación del VII Encuentro Mundial de las Familias, cuyo tema es siempre actual: La familia. Puso énfasis en la relación que tiene la familia con el trabajo y la fiesta.
Comentó el Papa que el trabajo y la fiesta están muy ligados a la vida de las familias: condicionan las decisiones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y los hijos, e inciden en la relación de la familia con la sociedad y con la Iglesia.
Ocupando la familia un lugar privilegiado en la sociedad, es imprescindible que las actividades del trabajo y las fiestas estén a favor de la familia, y no al revés. No se puede subordinar la familia al trabajo saliendo perjudicada aquélla.
2) Para vivir
Un matrimonio ejemplar que supo encontrar en la familia el camino para la santidad fue el de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús. La santa declara que fue en su familia donde comenzó a saborear la ciencia del amor de Dios y del prójimo, pues de “haberme educado unos padres sin virtud yo habría sido muy mala”.
Sus padres se llamaban Luis Martín y Celia Guerin. Su madre era una mujer dinámica llena de realismo y buen humor. Sus padres formaron un hogar feliz. La armonía del matrimonio era total, pues tenían claro su objetivo: Educar a sus hijos para hacerlos capaces de amar a Dios y a los hombres. Dios era la razón de su familia.
“Me hace la vida muy dulce; desearía un marido semejante a todas las mujeres del mundo”, escribía Celia. Luis, a su vez, cuando hablaba a sus hijas de su esposa se refería a ella como: “vuestra santa madre”. Ambos viven para los hijos. Les transmiten amor, fe, ternura, cariño...
Teresita al nacer se encuentra con cuatro hermanas. Habían sido nueve pero cuatro fallecieron. Experimenta un hogar que respira alegría, fe, solidaridad. Todos los acontecimientos los viven desde la fe incluso los más penosos. Celia en su enfermedad mortal derrochara fe y confianza en Dios; sus últimas palabras siempre las recordará su hija: “Debemos estar siempre en disposición de aceptar la Voluntad de Dios, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros.”
Luis y Celia, en la unidad y fidelidad del matrimonio nos han ofrecido el testimonio de una vida ejemplar cristiana, cumpliendo sus deberes cotidianos. Criando y educando una familia numerosa, a través de las adversidades y sufrimientos, manifestando su confianza plena en Dios. Ambos fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 por el papa Benedicto XVI en la Basílica dedicada a su hija, Santa Teresita del Niño Jesús.
3) Para vivir
Es significativo que ambos esposos hayan sido beatificados juntos, pues eso resalta que consiguieron la santidad en el mismo camino, en el matrimonio.
El Papa señaló que la Sagrada Escritura menciona que familia, trabajo y día festivo son dones y bendiciones de Dios para ayudarnos a vivir una existencia plenamente humana.
En efecto, la vida matrimonial, en todos sus aspectos, es una vocación para que los cónyuges y los hijos se dirijan a Dios. En ese ámbito han de saber encontrar las ocasiones para manifestar su comprensión, paciencia, perdón… y, así, crecer en el amor día a día.
Autor:
Padre José Martínez Colín