viernes, 9 de junio de 2017

OCHO CONSEJOS PARA PADRES CUYOS HIJOS SE ALEJAN DE LA FE


8 Consejos para padres cuyos hijos se alejan de la fe
Muchos jóvenes llevados por distintas razones abandonen la fe, ¿cómo proceder?


Por: Silvana Ramos | Fuente: Catholic-link.com 




No es una situación poco frecuente (ojalá lo fuera) que hoy en día muchos jóvenes (sobre todo cuando ingresan a la universidad)  llevados por distintas razones abandonen la fe. Las causas pueden ir desde la influencia de los amigos, las modas, un racionalismo intenso, información incompleta hasta la decepción por la misma iglesia. Sea cual fuere la razón, para padres católicos el que su hijo formado en la fe la abandone, es un dolor muy grande. Un dolor que inevitablemente viene acompañado de culpa: ¿qué fue lo que hice mal para que mi hijo ya no crea en Dios?

Más allá de lo bueno y malo que hacemos como padres, porque para padre perfecto solo el celestial, lo primero que hay que entender es que nuestros hijos nos fueron dados como un encargo precioso. Pero, por decirlo de alguna manera; no son nuestros. Su formación es nuestra responsabilidad primera y nuestro deber. Llegada la edad adulta sus decisiones, son suyas. Siempre seremos sus padres, siempre seremos sus referentes pero, las decisiones del curso de su propia vida las tomarán ellos mismos. Así como las tomamos nosotros.

Un buen amigo me decía que es necesario recordar que el amor a nuestros hijos constituye también un camino de santidad, de prueba y de amor incondicional. Diciendo esto les dejamos una serie de reflexiones que podrán servir de ayuda para enfrentar la difícil situación de nuestros hijos que de pronto dicen no creer más en Dios.

1. Lo que has formado desde pequeño se encuentra aún ahí

Todo el esfuerzo que has hecho por formarte como padre, por darles lo mejor, y no me refiero solo a lo material, se encuentra ahí, en el interior de tu hijo. Lo que le has enseñado ha moldeado de una manera importante el tipo persona que es hoy. En la edad adulta verás los frutos de ese esfuerzo inagotable por formarlos en la fe, en las virtudes, en los buenos modales, en el respeto, en la libertad. Lo que sembramos en nuestros hijos pequeños dará fruto en la edad adulta. Y si en este momento pareciera que todos tus esfuerzos han caído en saco roto, no desesperes, ten paciencia y esperanza. Tu trabajo no ha sido en vano.

2. Escúchalo, trátalo con respeto e interésate por su decisión

En lugar de entrar en desesperación y dejarte llevar por solo por el sentimiento, respira. Antes de hablar primero escucha, interésate por él. No te dejes llevar por la indignación y te enredes en sermones que podrían ocasionar que tu hijo se aleje. Escucha sus razones, pregúntale y sigue escuchando. Trata de conocer su pensamiento, sus razones, sus anhelos e ilusiones. Solo con esa información, sabrás qué camino ir tomando.



3. No trates de convencerlo

No empieces una campaña incesante de convertir al hijo, es muy probable que consigas el resultado contrario. Esto no significa que ustedes, los padres, dejen sus prácticas religiosas o dejen de hablar de Dios frente a su hijo. Por el contrario continúen con ellas como siempre y sean cada vez más coherentes con su fe y vida cristiana. Muchas veces la decepción a causa del proceder de algunos cristianos es un factor clave para que los hijos dejen de lado la fe. No lo fuercen a rezar, pero que tu actitud frente a la oración sea un ejemplo. No es que seas indiferente, puedes hablar abiertamente de tu pensamiento y tu fe, dejar que él te escuche así como tú lo escucharás a él.  Es una situación oportuna para aprender a conversar y a respetarse.

4. No lo manipules con castigos o le cortes la ayuda a condición de su fe

Condicionar su fe a tu ayuda no va a llevar la relación a ningún buen lugar. Nuestra fe no es una obligación impuesta por alguien, nuestra fe es una relación de amor, un regalo. Jesús no se acercó diciendo: «Te obligo a creer en mí». Jesús se volvió pequeño como uno de nosotros y con paciencia, ternura y con su ejemplo de vida nos mostró el camino. Como cristiano sigue ese ejemplo de Jesús que es cercano, paciente, amble y todo lo provee. 

5. Muéstrale la alegría de tener una relación con Dios

Nuestra fe no es simplemente creer en algo. La riqueza de nuestra fe está en que consiste en una relación con Alguien. No se trata de una serie de normas a cumplir sin razón y que hacemos mecánicamente. Nuestra fe nace de un encuentro con otra persona, la persona de Cristo Jesús. En una situación así, más que mil palabras, valdrá el ejemplo de tu vida cotidiana. Tu coherencia, tu alegría, tu trato con los demás, tu amor firme e incondicional.

6. Inclúyelo en tus actividades sin forzarlo

Así como tú respetas y a la vez conversas sobre su decisión, de la misma manera muéstrale tu pensamiento y conversa sobre él. No tengas miedo a mostrar tu fe, continúa haciéndolo partícipe e invitarlo siempre  que puedas (aunque él diga que no) a tus actividades religiosas, incluso a campañas de ayuda social. Invítalo a misa (por lo menos pregúntale si te acompaña), continúa con las celebraciones Pascuales, Navideñas, hazlo partícipe como siempre. Celebra junto a él con alegría. La decisión de participar o no será suya, pero lo más probable es quiera ir (a algunas por lo menos). Estas celebraciones han formado parte de su historia desde siempre y además están llenas de amor.

7. No caigas en la tristeza y en la desesperanza

Puede que él haya decidido no creer en Dios, pero recuerda que Dios siempre cree en él. Es su creador, su Padre y nunca lo dejará desamparado, aunque a veces así parezca. No te dejes caer en la tentación de pensar que tu hijo será condenado, ese es asunto solo le compete a Dios. A nosotros nos compete el amar y entregarnos al servicio de los demás. Así que en lugar de dejarte vencer por la tristeza y la desesperanza, confía en Dios aún con más fuerza.

8. Que Santa Mónica se vuelva tu mejor amiga

Santa Mónica es nuestra aliada por excelencia en esta misión. Ella sabe y conoce perfectamente la situación de un hijo alejado de Dios. Recurre a ella para que interceda por tu hijo y como ella ofrécele a Dios todos tus pesares y dolores. Ora constantemente y sin cansancio. El camino hacia la conversión de nuestros hijos pasa indiscutiblemente por nuestra propia conversión. Por pedirle a Dios cada día más fe, y por entregarnos de una manera cada vez más completa. Y así como el obispo le dijo a Santa Mónica: “Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.

BONUS: Fórmate continuamente
A veces, ante las preguntas de nuestros hijos nos quedamos sin respuestas, no porque la pregunta sea difícil, sino porque simplemente no nos hemos informado bien. En la fe es importante la práctica pero también es muy importante la formación, el conocer nuestra historia como católicos y los fundamentos de nuestra vida cristiana. Fórmate constantemente, consulta fuentes confiables, cultívate y aprende todos los días a ser un mejor padre.

«Cuánta dignidad y cuánta ternura en la espera de ese padre que está en la puerta de casa esperando que el hijo regrese. Los padres deben ser pacientes. Muchas veces no hay otra cosa que hacer más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia» (Papa Francisco – 4 de febrero de 2015).

PAPA FRANCISCO OFRECE UNA RECETA PARA CUANDO ESTEMOS EN MOMENTOS DE OSCURIDAD


Papa Francisco ofrece una receta para cuando estemos en momentos de oscuridad
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 09 Jun. 17 / 04:14 am (ACI).- Rezar y tener paciencia. Esta es la receta que el Papa Francisco ofreció en la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta para hacer frente a momentos difíciles y de oscuridad.

El Pontífice alertó además contra la vanidad que es una “belleza maquillada” que no dejar entrar en el corazón la “alegría que es de Dios”.

En la Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, el Pontífice invitó a dar gracias por la “salvación” que nos da al comentar la primera lectura de la liturgia del día.

Dios “lleva adelante la historia” y “la vida de las personas, también la nuestra”, afirmó. A continuación recordó que Tobías y Sara vivieron “momentos difíciles” y “momentos hermosos”, como en “toda la vida”.

“Todos nosotros hemos pasado por momentos feos, fuertes; sabemos lo que se siente en un momento de oscuridad, en el momento de dolor, en el momento de las dificultades, lo sabemos”.

Pero Tobías y Sara rezan y “esta es la actitud que nos salva de los momentos feos: la oración. La paciencia: porque ambas son pacientes con el propio dolor. Y la esperanza de que Dios nos escuche y nos haga pasar estos momentos feos. En los momentos de tristeza, poca o mucha, en los momentos de oscuridad: oración, paciencia y esperanza. No hay que olvidar esto”, dijo el Papa.

“Después de la prueba, el Señor se hace cercano a ellos y los salva. Pero hay momentos hermosos, auténticos, como este, no momentos con la belleza maquillada, que todo es artificial, fuegos artificiales, pero no es la belleza del corazón”.

“¿Y qué hacen estos dos momentos hermosos?”, se preguntó. “Dan gracias a Dios, alargan el corazón en la oración y en el agradecimiento”.

En este sentido, invitó a discernir que en la vida hay momentos de “cruz” en los que es necesario “orar, tener paciencia y tener al menos un poco de esperanza”: se necesita evitar caer “en la vanidad” porque “siempre está el Señor” con nosotros.

“Pidamos la gracia de saber discernir qué sucede en los momentos feos de nuestra vida y como ir adelante, y qué ocurre en los momentos hermosos y no dejarnos engañar por la vanidad”.

Lectura comentada por el Papa:

Primera lectura

Tobías 11:5-17
5 Estaba Ana sentada, con la mirada fija en el camino de su hijo.
6 Tuvo la corazonada de que él venía y dijo al padre: «Mira, ya viene tu hijo y el hombre que le acompañaba.»
7 Rafael iba diciendo a Tobías, mientras se acercaban al padre: «Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre.
8 Untale los ojos con la hiel del pez, y el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamos de los ojos. Y así tu padre podrá mirar y ver la luz.»
9 Corrió Ana y se echó al cuello de su hijo, diciendo: «¡Ya te he visto, hijo! ¡Ya puedo morir!» Y rompió a llorar.
10 Tobit se levantó y trompicando salió a la puerta del patio.
11 Corrió hacia él Tobías, llevando en la mano la hiel del pez; le sopló en los ojos y abrazándole estrechamente le dijo: «¡Ten confianza, padre!» Y le aplicó el remedio y esperó;
12 y luego, con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de los ojos.
13 Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos!»
14 Y añadió: ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Bendito todos sus santos ángeles! ¡Bendito su gran Nombre por todos los siglos!
15 Porque me había azotado, pero me tiene piedad y ahora veo a mi hijo Tobías. Tobías entró en casa lleno de gozo y bendiciendo a Dios con toda su voz; luego contó a su padre el éxito de su viaje, cómo traía el dinero y cómo se había casado con Sarra, la hija de Ragüel, y que venía ella con él y estaba ya a las puertas de Nínive.
16 Tobit salió al encuentro de su nuera hasta las puertas de Nínive, bendiciendo a Dios, lleno de gozo. Cuando los de Nínive le vieron caminar, avanzando con su antigua firmeza, sin necesidad de lazarillo, se maravillaron. Tobit proclamó delante de ellos que Dios se había compadecido de él y le había abierto los ojos.
17 Se acercó Tobit a Sarra, la mujer de su hijo, y la bendijo diciendo: «¡Bienvenida seas, hija! Y bendito sea tu Dios, hija, que te ha traído hasta nosotros. Bendito sea tu padre, y bendito Tobías, mi hijo, y bendita tú misma, hija. Bienvenida seas, entra en tu casa con gozo y bendición.»

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 DE JUNIO


Los cinco minutos de María 
Junio 9



Desde el siglo I la Iglesia ha recitado la oración del Avemaría, repetida ininterrumpidamente por el pueblo cristiano. Ha cantado el Magníficat con acentos proféticos, ha ido desglosando el Bajo tu amparo e invocando a María como “Theotokos” o Madre de Dios en la liturgia y en la vida privada.

Así ha ido la Iglesia adentrándose en el misterio de Cristo en su faceta mariana; así han ido los fieles servidores de Cristo viviendo su cristocentrismo a través de una mariología sentida y vivida.
Santa María de los días alegres, santifica nuestras alegrías.


* P. Alfonso Milagro

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 9



JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 9: El pecado venial



En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de un siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado es una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.

¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos? ¿Qué diríamos de un hijo que diese una bofetada a su madre? Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando cometemos el pecado venial.


P. León Dehón

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 9


Nardo del 9 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, fuente inagotable de amor!

Meditación: Jesús tanto nos amó que no sólo hasta Su última gota de Sangre derramó, obedeciendo la Voluntad del Padre que lo envió, sino que también desde la Cruz nos dejó a Su Santísima Madre, a la más Bella Mujer que jamás existiría, para que sea nuestra guía. En Pentecostés, Ella, confirmando su apostolado, está reunida con los discípulos esperando la venida del Paráclito, cumpliendo así con lo señalado por su Divino Hijo. Así la Criatura más Perfecta, la Inmaculada, la Llena de Gracia, se convierte en Madre de la Iglesia, participando del misterio de la Corredención. Ella ve con dolor y con amor todas las asechanzas, tropiezos y persecuciones que el enemigo prepara frente a nosotros, interponiéndose para nuestra protección como la Mujer Vestida de Sol, y señalando el camino del regreso de Cristo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Recemos el Rosario a la Santísima Virgen, para que sea nuestra protectora y nuestra guía.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

BUENAS TARDES




jueves, 8 de junio de 2017

REGALO DE BODAS


Regalo de bodas



No es común captar la fuerza transformadora que tiene el sacrificio generoso para ayudarnos a crecer espiritualmente. El motivo es simple: porque nos ayuda a vencer nuestro egoísmo, el mayor obstáculo que impide amar de verdad. Una anécdota para ejemplificarlo.

Narró la Madre Teresa de Calcuta que una vez dos jóvenes fueron a verla y donaron mucho dinero para dar de comer a la gente. Ella en Calcuta daba de comer a nueve mil personas al día. Querían que el dinero se destinara para alimentar a esta gente. Cuando les preguntó de dónde sacaron tanto dinero, ellos le respondieron: “Nos acabamos de casar hace dos días. Antes de la boda, decidimos que no compraríamos trajes para la ceremonia ni para la fiesta. Queremos darles a ustedes el dinero”. Para un hindú de clase alta esto es un escándalo. Después les preguntó: “¿Por qué lo han hecho?”. Ésta fue la extraña respuesta que le dieron: “Nos amamos tanto que queríamos dar algo a otros para comenzar nuestra vida en común con un sacrificio”. Madre Teresa comentaba: “Me impresionó mucho el constatar cómo estas personas estaban hambrientas de Dios”.

Cada uno tiene algo para dar. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad es una virtud que nos eleva y nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. ”Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: «El que sirve». Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, o a tu madre?”.  


* Enviado por el P. Natalio

CELEBRAR A CRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE


Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.


Por: P.Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Nuestro corazón está herido por el pecado, nuestra mente vive dispersa en mil distracciones vanas, nuestra voluntad flaquea entre el bien y el mal, entre el egoísmo y el amor.

¿Quién nos salvará? ¿Quién nos apartará del pecado y de la muerte? Sólo Dios. Por eso necesitamos acercarnos a Él para pedir perdón.

Pero, entonces, "¿quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?" Sólo alguien bueno, sólo alguien santo: "El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura" (Sal 24,3-4).

Sabemos quién es el que tiene las manos limpias, quién es el que tiene un corazón puro, quién puede rezar por nosotros: Jesucristo.

Jesucristo puede presentarse ante el Padre y suplicar por sus hermanos los hombres. Es el verdadero, el único, el "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico "mediador entre Dios y los hombres" (1Tm 2,5), como explica el "Catecismo de la Iglesia Católica" (nn. 1544-1545).

Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.

Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría. El altar recibe la Sangre del Cordero. El Sacerdote que ofrece, que se ofrece como Víctima, es el Hijo de Dios e Hijo de los hombres. El Padre, desde el cielo, mira a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo, el Sumo Sacerdote que se compadece de sus hermanos.

El pecado queda borrado, el mal ha sido vencido, porque el Hijo entregó su vida para salvar a los que vivían en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79).

Podemos, entonces, subir al monte del Señor, acercarnos al altar de Dios, participar en el Banquete, tocar al Salvador.

Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: "Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15).

Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado.

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hb 4,15-16).

HOY EN ALGUNOS PAÍSES SE CELEBRA LA FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE


Hoy 8 de junio en algunos países se celebra la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote



 (ACI).- El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés en algunos países se celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, festividad que no aparece en el calendario de la Iglesia universal (como sí lo hacen las fiestas del Sagrado Corazón de Jesús o Jesucristo Rey del Universo), pero que se ha expandido por muchos países.

Esta fiesta tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que en la misa latina se introdujo en algunos calendarios y que tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II fue renovada por la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote.

La celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino. Asimismo, ésta contiene textos propios para la Santa Misa y el Oficio que fueron aprobados dos años antes.

Además de España, otras Conferencias Episcopales incluyeron esta fiesta en sus calendarios particulares como Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela. En algunas diócesis este día es también la ‘Jornada de Santificación de los Sacerdotes’.

San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señala que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada”.

“De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.

Jesús, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza

En el Nuevo Testamento con la palabra “sacerdote” no solo se nombra a los ministros, sino que se reserva especialmente para denominar a Cristo y a todo el pueblo de Dios, unidos como un Sacerdocio real:

"Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (1 Pedro 2,9)

En el capítulo 4 de Hebreos se explica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo de esta forma:

"Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hebreos 4,14-16)

La carta a los Hebreos también interpreta el sacrificio de Cristo como el nuevo, único y definitivo sacerdocio, diferenciándose así de los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza:

"Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec" (Hebreos 5,5-6)

La misma carta a los Hebreos añade: "Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos" (Hebreos 9,11)

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 8 DE JUNIO


Los cinco minutos de María
8 de Junio 




Tu nombre bendecimos, mujer de nuestro pueblo que vences en la lucha.

Mujer, en tu pobreza, Dios hace maravillas. Humilde campesina de fe comprometida, tu Sí de amor y entrega a la Vida nos engendra.
Tú, que eres dulce Madre de Dios y de los hombres, tus hijos te pedimos querernos como hermanos.

Santa María de las horas difíciles, que sepamos arreglar nuestras diferencias y olvidar nuestros resquemores.

* P. Alfonso Milagro

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 8


Nardo del 8 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, que enviaste al Espíritu Santo!

Meditación: Jesús que nos enviaste tu Santo Espíritu, que nos permitiste por Tu inmenso Amor ser templos del mismo Dios, para así vivir en Ti y recibir a la Divinidad en nuestra pobre casa, llenándola de gracias. Que seamos vasijas de barro, purificadas por el Fuego ardiente de Dios, para que Sus dones se derramen en nuestras almas. ¡Oh que sublime posesión sería ésta, ser poseídos por el Espíritu Divino que nos guía y renueva como verdadera Iglesia!.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos la efusión del Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros y sobre toda la Iglesia.

"Ven, Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu Amadísima Esposa, ven¨" (se repite tres veces).

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

IMÁGENES DE PORTADAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS





JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 8


JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 8: El escándalo



El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del mundo por los escándalos!

Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo roba las almas a Jesús para dárselas al demonio. Jesús muere en la cruz para redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y arruina la obra de la redención.


Dice San Agustín que el escandaloso sufrirá tantos infiernos como las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.


P. León Dehón

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 8 DE JUNIO DEL 2017


¿Quién piensa en el precio del billete?
San Lucas 22, 14-20. Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.


Por: H. Balam Loza, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te adoro, Dios mío, con todas mis fuerzas y con todo mis ser. Todo te lo debo a Ti y sé que mi vida está en tus manos. Te veo y te contemplo en este pequeño trozo de Pan y me maravillo del gran amor que tienes a la humanidad. No esperas nada y lo das todo. Te pido que aceptes mi ofrenda, que es mi vida. Acepta, Señor, estas dos moneditas que te entrego, es decir, mi voluntad. "Habla, Señor, que tu siervo escucha".
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20
En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: "Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios". Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: "Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios".
Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se los dio diciendo: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
"¡Qué bien se está contigo, Señor, junto al sagrario! (…)Hace ya muchos años que vengo a verte diario y aquí te encuentro siempre, amante solitario, solo, pobre, escondido ¡Pensando en mí quizás! (…) Siempre que vengo a verte, siempre te encuentro solo, ¿será, Señor, que nadie sabe que estás aquí? No sé; pero sé, en cambio, que, aunque nadie viniera, aunque nadie te amara ni te lo agradeciera, aquí estarías siempre, esperándome a mí…"
Jesús, no puedo hacer nada más que dejarme amar para que tu sacrificio valga la pena. Podría hacer muchas cosas, pero creo que si Tú has dado tu vida por mí es porque quieres que goce de ese regalo. Pensaba, por ejemplo, que si mi mejor amigo me regalase un billete para ir al lugar más hermoso con él, lo mejor que podría hacer sería aprovecharlo. ¿Quién se pondría a calcular cuánto costó ese regalo aunque fuese grandísimo el precio? Pienso que Tú no has dado la vida, ni te has quedado en la Eucaristía para demostrarnos que no podemos hacer nada, sino por el simple hecho de amarnos. ¿Cuál es el motivo por el que una madre ama? Es absurda la pregunta. Pues lo mismo sucede con la Eucaristía.
Quiero, por lo tanto, disfrutar de cada segundo en tu presencia silenciosa y abrumadora en ese pequeño trozo de pan. Quiero escuchar la voz que me habla en lo profundo del corazón y que invita a dejarme sorprender. Quiero dejar aquí todas mis penas y quiere agradecer todas las maravillas que has realizado en mi vida. No quiero hacer, sino dejar que hagas en mí, que obres en mí tus maravillas y milagros.
"La Iglesia celebra la eucaristía, celebra la memoria del Señor, el sacrificio del Señor porque la Iglesia es comunidad memoriosa. Por eso fiel al mandato del Señor, dice una y otra vez: "Hagan esto en memoria mía". Actualiza, hace real, generación tras generación, en los distintos rincones de nuestra tierra, el misterio del Pan de Vida. Nos lo hace presente y nos lo entrega. Jesús quiere que participemos de su vida y a través nuestro se vaya multiplicando en nuestra sociedad. No somos personas aisladas, separadas, sino el Pueblo de la memoria actualizada y siempre entregada. Una vida memoriosa necesita de los demás, del intercambio, del encuentro, de una solidaridad real que sea capaz de entrar en la lógica del tomar, bendecir y entregar; en la lógica del amor."
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de julio de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Jesús, voy a hacer media hora de adoración ante el Santísimo. Voy a repasar mi vida y mi historia para elevar un himno de alabanza. Al final, rezaré el Magnificat para contemplar la gran sencillez de la Virgen María al aceptar las gracias de las que fue portadora.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

BIENVENIDOS!!!




miércoles, 7 de junio de 2017

POR QUÉ SE LLAMA TIEMPO ORDINARIO A ESTE TIEMPO LITÚRGICO?

¿Por qué se llama "Tiempo Ordinario" a este tiempo litúrgico?
La palabra 


Por: Fray Nelson Medina y Padre Sam | Fuente: fraynelson.com // padresam.com 



Pregunta:

En la liturgia estamos entrando ahora mismo al tiempo llamado "ordinario," según explicaba el sacerdote en la misa. No entiendo por qué esa denominación ¿Me explica? --M.H.

Respuesta:

Sucede a veces que una misma palabra tiene diversos significados. Un ejemplo "de libro" es el ´termino "gato" que en algunos países sirve tanto para nombrar al animal doméstico conocido, y a un aparato que se utiliza para levantar pesos considerables, como por ejemplo, el de un automóvil al que hay que repararle una llanta o goma.
Algo así sucede con la palabra "ordinario" que puede hacer referencia a distintas cosas:
(1) Puede ser algo de baja calidad;
(2) Puede ser algo que es muy común;
(3) Puede ser lo que sigue un determinado "orden." He aquí ejemplos de esos tres usos distintos:

(1) Le pedí a mi hija que comprar una tela fina para el mantel y en cambio trajo esta tela ordinaria.


(2) En medio de lo cotidiano y lo ordinario de nuestras vidas, Dios sigue haciendo sus milagros.
(3) De modo ordinario, lo que sigue después de una denuncia es un proceso judicial.
En el caso del tiempo litúrgico llamado "ordinario," no hay por qué suponer que estamos usando las acepciones (1) ó (2). Este tiempo se llama "ordinario" porque sigue el "orden" (que se dice "ordo," en latín) de los Evangelios sinópticos para presentarnos todo el ministerio público de Jesucristo. En este tiempo se medita sobre la “vida ordinaria” de Jesús, es decir, lo qué hizo con sus discípulos, los lugares que visitó, los milagros que realizó. Pero, a diferencia de otros tiempos, en el tiempo ordinario se profundiza en la vida cotidiana Jesús.
Por ejemplo, en el tiempo de Navidad se profundiza sobre el nacimiento de Jesús, en el tiempo de Pascua se profundiza en la Resurrección de Jesús, mientras que en el tiempo ordinario no hay un misterio específico que se profundice, sino más bien se acompaña a Jesús en sus “actividades” de día a día.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 7 DE JUNIO


Los cinco minutos de María
Junio 7



Cuando los sirvientes del convite de las bodas de Caná se acercaron a María, oyeron que la tierna Madre les dijo: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5).

María repite las mismas palabras, la misma recomendación a la Iglesia de hoy, a cuantos formamos hoy la Iglesia. Si quieren hallar la salvación, hagan lo que les dice mi Hijo Jesús.

No hallaremos mejor medio de llegar a Jesús que ir a María, obedecer a María, ser dóciles a las inspiraciones de la celestial Señora.

Ella siempre conduce a Jesús, no se guarda las almas para sí, las ofrece a Jesús, el mejor regalo que ella da a sus devotos es su divino Hijo.

Santa María coronada de gloria por la Santísima Trinidad, haznos partícipes de esa gloria.



* P. Alfonso Milagro

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 7


JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 7: El pecado mortal



Jesús llora ante la muerte de su amigo Lázaro. ¿Sabes tú por qué Jesús ante el cadáver de su amigo llora, vibra, reza?
Porque era cadáver. He aquí tu imagen cuando te duermes en el pecado. No bastan las invitaciones del ángel custodio, las oraciones de la madre, los consejos de los amigos, las correcciones del confesor. Queremos un milagro de Jesús. Es Jesús mismo quien debe llorar, gritar, rezar por ti, alzar su voz. ¿Y tú tan fácilmente te abandonas al pecado?

Con un pecado mortal pierdes todo, todo está perdido. Tú eres sensible a todos los afectos más tiernos y delicados. ¿No sientes nada al ofender a Dios, al ponerlo de nuevo en la cruz? Sobre tu frente está esculpida la imagen de Dios y tú la manchas para echarla en el fango.


P. León Dehón

PAPA FRANCISCO: NO HAY NINGÚN PADRE EN EL MUNDO QUE NOS AME COMO DIOS


Papa Francisco: “No hay ningún padre en el mundo que nos ame como Dios”
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



VATICANO, 07 Jun. 17 / 03:25 am (ACI).- En su catequesis de la Audiencia General del miércoles, el Papa Francisco animó a los cristianos a dirigirse a Dios como a un padre, ya que “no hay ningún padre en este mundo que nos ame como Él”.

En su catequesis, el Santo Padre explicó el significado de la oración que Jesús enseñó a sus discípulos, el Padre Nuestro, “la oración cristiana por excelencia”. En este sentido, Francisco destacó la “simple invocación” con la que comienza: “Padre”.


El Pontífice destacó que los discípulos de Jesús “estaban asombrados por el hecho de que, especialmente durante la mañana y la noche, se retirara a rezar y se sumergiera en la oración”. Por este motivo, “un día le pidieron que les enseñara también a ellos a rezar”. Es entonces cuando el Señor les enseña el Padre Nuestro.

“Todo el misterio de la oración cristiana se resume aquí, en esa palabra. Se necesita valentía para llamar a Dios con el nombre de Padre. Lo afirma también la liturgia cuando, invitándonos al rezo comunitario de la oración de Jesús, utiliza la expresión ‘nos atrevemos a decir’”.

El Obispo de Roma hizo hincapié en lo extraordinario de llamar “padre” a Dios, porque “llamar a Dios con el nombre de Padre no es en absoluto un hecho habitual. Podemos inclinarnos a utilizar un título más elevado, uno que nos parezca más respetuoso con su trascendencia. Sin embargo, invocarlo como ‘Padre’ nos sitúa en una relación de confianza con Él, como un niño que se dirige a su padre sabiéndose amado y cuidado por él”.

Llamar a Dios Padre, nos revela “el misterio de Dios, que siempre nos fascina y nos hace sentirnos pequeños, pero que nunca nos produce miedo, que no nos desalienta, que no nos angustia. Esta es una revolución difícil de asumir en nuestro ánimo humano”.

“Pensemos en la parábola del padre misericordioso”, propuso Francisco. “Jesús habla de un padre que solo conoce el amor por sus hijos. Un padre que no castiga nunca al hijo por su arrogancia, y que incluso es capaz de confiarle su parte de la herencia y dejarlo irse de casa”.

“Dios es Padre, dice Jesús, pero no a la manera humana, porque no hay ningún padre en este mundo que se comporte como el protagonista de esta parábola”.

Francisco recordó que “Dios es Padre a su manera: bueno, indefenso ante el libre arbitrio del hombre, capaz solo de conjugar el verbo ‘amar’. Cuando el hijo rebelde, después de haberlo gastado todo, regresa finalmente a la casa natal, su padre no aplica criterios de justicia humana, sino que siente ante todo la necesidad de personar, y con su abrazo hace comprender al hijo que en todo aquel largo tiempo de ausencia se le ha echado de menos”.

Así, el Papa subrayó la palabra utilizada hasta dos veces por San Pablo en sus cartas: “abba”. “Se trata de un término incluso más íntimo que el de ‘padre’, y que alguno traduce como ‘papá’”.

“Queridos hermanos y hermanas: ¡Ya no estamos solos nunca más! Podemos estar lejanos, resultar hostiles, podemos incluso profesar que ‘no hay Dios’. Pero el Evangelio de Jesucristo nos revela que Dios no puede estar sin nosotros: Él no será nunca un Dios ‘sin el hombre’. Esta certeza es la fuente de nuestra esperanza que encontramos custodiada en todas las invocaciones del Padre Nuestro”.

Francisco finalizó la catequesis animando a todos a pedir a Dios, al Padre, por nuestras necesidades cotidianas, porque “cuando tenemos necesidad de su ayuda, Jesús no nos pide renunciar y cerrarnos en nosotros mismos, sino que nos llama a dirigirnos al Padre y pedirle cosas con fe”.

“Todas nuestras necesidades, desde aquellas más cotidianas y evidentes, como la comida, la salud, el trabajo, hasta aquellas más trascendentales como ser perdonados y sostenidos en la tentación, no son el espejo de nuestra soledad: en cambio, hay un Padre que siempre nos mira con amor, que nunca nos abandona”, concluyó.   
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