viernes, 11 de enero de 2013

ORACIONES A SAN JUDAS TADEO


ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO
(Para obtener alguna gracia)

Oh Glorioso Apóstol san Judas Tadeo, siervo fiel y amigo de Jesús, el nombre del traidor ha sido la causa de que fueses olvidado de muchos; pero la Iglesia te honra y te invoca como Patrón especial de las COSAS DIFÍCILES y DESESPERADAS, ruega por mí para que reciba yo los consuelos y el socorro del cielo en todas mis necesidades y sufrimientos particularmente ( Aquí se pide lo que se desea ) y para que pueda gozar yo en el cielo en tu compañía y con los demás elegidos en la eternidad.

Yo prometo Apóstol bienaventurado, acordarme siempre de este favor, jamás dejaré de honrarte y he de hacer todo lo posible por propagar tu devoción.
San Judas Tadeo Apóstol Glorioso, Haz que mis penas se vuelvan en gozo.

San Judas Tadeo, ruega por mí y por todos los que piden tu protección. (Padrenuestro, Ave María y Gloria)


ORACIÓN A SAN JUDAS TADEO
(Para recitar cada día ante la imagen del Santo)

Henos aquí, ante ti, glorioso Apóstol San Judas, para ofrecerte el homenaje de nuestra devoción y de nuestro amor.

Tú haces sentir amorosamente a los que te invocamos tu poderosa ayuda y patrocinio y que no es vana la fe puesta en la bondad de tu corazón. Por esto, te ofrecemos el homenaje de nuestra devoción, memoria de los favores ya recibidos y llenos de gratitud por la asistencia concedida.
Pero, al mismo tiempo, nos sentimos movidos a suplicarte que no cese nunca tu ayuda y protección. Tú, que además de por un singular amor, estuviste unido con lazos de parentesco al Divino Redentor Jesús, fuente de todo bien, obtennos las gracias que necesitamos para llevar una vida santa y consíguenos también las bendiciones que son signo de la divina complacencia.

Que Dios bendiga, por tu intercesión, querido Apóstol, a los fieles que te honran y promueven tu culto, a todos aquellos que movidos por tu ejemplo trabajan para la gloria y el bien de las almas; que cuantos te invocan –entre los que me incluyo- sientan en el corazón que son escuchados: y la gracia divina descienda subsanando las debilidades de todos, de modo que amando y sirviendo a la divina bondad nos sea concedida la corona y la alegría de los siervos fieles. Así sea. Padrenuestro, Ave María, Gloria…








EL EVANGELIO DE HOY - VIERNES 11

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Curación de un leproso
Lucas 5, 12-16. Navidad. Lo único que necesitas es acercarte humildemente a Cristo y pedírle lo que necesitas.
 
Curación de un leproso
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 12-16


Y sucedió que, estando en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra, y le rogó diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». El extendió la mano, le tocó, y dijo: «Quiero, queda limpio». Y al instante le desapareció la lepra. Y él le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y añadió: «Vete, muéstrate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.

Oración introductoria

Señor, vengo ante Ti como el leproso del Evangelio. Estoy necesitado de tu gracia. Tócame y sáname de todas mis lepras, de mi egoísmo, de mi soberbia, de mi vanidad. Conviérteme en un verdadero cristiano.

Petición

Señor, que pueda corresponder a tu gracia amando a los demás.

Meditación del Papa

Mientras Jesús estaba predicando en las aldeas de Galilea, un leproso se le acercó y le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme". Jesús no evade el contacto con este hombre, sino, impulsado por una íntima participación de su condición, extiende su mano y le toca -superando la prohibición legal-, y le dice: "Quiero, queda limpio." En ese gesto y en esas palabras de Cristo está toda la historia de la salvación, donde está incorporada la voluntad de Dios de sanarnos y purificarnos del mal que nos desfigura y que arruina nuestras relaciones. En aquel contacto entre la mano de Jesús y el leproso, fue derribada toda barrera entre Dios y la impureza humana, entre lo sagrado y su opuesto, no para negar el mal y su fuerza negativa, sino para demostrar que el amor de Dios es más fuerte que cualquier mal, incluso de lo más contagioso y horrible. Jesús tomó sobre sí nuestras enfermedades, se convirtió en "leproso" para que nosotros fuésemos purificados. (Benedicto XVI, 12 de febrero de 2012).

Reflexión

Nadie hubiera pensado que curarse de la lepra fuera tan fácil. Lo único que precisó este enfermo, fue acercarse humildemente a Cristo y pedírselo. Él sabía que Cristo bien podía hacerlo. Además, cree con todo su corazón en la bondad del Maestro. Quizá por esto, es que se presenta tan tímido y sencillo a la vez: "Maestro, si quieres, puedes curarme". La actitud denota no sólo humildad y respeto, revela además, confianza...

La vida de muchas personas, y a veces la nuestra, se ve llena de enfermedades y males, sucesos indeseados y problemas de todos los tipos, que nos podrían orillar a perder la confianza en el Maestro, Buen Pastor. Quizá alguna vez, hemos pensado que Él nos ha dejado, que ya no está con nosotros; pues sentimos que nuestra pequeña barca ha comenzado a naufragar en el mar de la vida... Pero de esta forma, olvidamos que el primero en probar el sufrimiento y la soledad fue Él mismo, mientras padecía su muerte en la cruz. Y así, nos quiso enseñar que Dios siempre sabe sacar bienes de males, pues por esa muerte ignominiosa, nos vino la Redención.

La lección de confiar en Cristo y en su infinita bondad, no es esperar que nos quitará todos los sufrimientos de nuestras vidas. Sino que nos ayudará a saber llevarlos, para la purificación de nuestra alma, en beneficio de toda la Iglesia.

Propósito

Tener presente la preparación de mi siguiente confesión, no posponerla, decidirme.

Diálogo con Cristo

Señor, cuántas veces me creo sano y no me doy cuenta de que estoy enfermo espiritualmente. ¡Cúrame Jesús! Que a semejanza del leproso del Evangelio, la experiencia de tu amor, me dé toda la luz para hacer un buen examen de conciencia y un firme propósito de enmienda al acercarme al sacramento de la reconciliación.

miércoles, 9 de enero de 2013

EL EVANGELIO DE HOY

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Jesús caminando por el mar
Marcos 6, 45-52. Es Él realmente quien viene a nuestro encuentro en los momentos de dificultad.
 
Jesús caminando por el mar
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 45-52

En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes, Jesús apremió a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra. Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis». Subió entonces con ellos a la barca, y el viento se calmó, y quedaron en su interior completamente estupefactos, pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.

Oración introductoria

Señor, al inicio de esta oración quiero ponerme en tu presencia, porque mi mente también esta embotada. Sé que Tú me ves, me escuchas, me conoces, me inspiras. Que tu presencia amorosa en esta meditación no me haga temer, sino confiar más en tu Providencia.

Petición

Señor, no dejes nunca que desconfíe de Ti. Sé Tú mi fortaleza y mi gran seguridad.

Meditación del Papa

El Señor, en oración, los ve y se acerca a ellos caminando sobre las aguas. Se puede comprender el susto de los discípulos al ver a Jesús caminando sobre las aguas; "se habían sobresaltado" y se pusieron a gritar. Pero Jesús les dice sosegadamente: "Ánimo, soy yo, no tengáis miedo". A primera vista, este "Soy yo" parece una simple fórmula de identificación con la que Jesús se da a conocer intentando aplacar el miedo de los suyos. Pero esta explicación es solamente parcial. En efecto, Jesús sube después a la barca y el viento se calma; Juan añade que enseguida llegaron a la orilla. El detalle curioso es que entonces los discípulos se asustaron de verdad: "estaban en el colmo del estupor", dice Marcos drásticamente. ¿Por qué? En todo caso, el miedo de los discípulos provocado inicialmente por la visión de un fantasma no aplaca todo su temor, sino que aumenta y llega a su culmen precisamente en el instante en que Jesús sube a la barca y el viento se calma repentinamente. Se trata, evidentemente, del típico temor "teofánico", el temor que invade al hombre cuando se ve ante la presencia directa de Dios. (Ratzinger Joseph, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primer parte, p. 139.

Reflexion

Una constante en Jesucristo es que cuando se encuentra solo toma ese tiempo para platicar con su Padre. ¿Cuánto desearía Cristo estos momentos de oración? Por eso despide a sus discípulos y se preocupa de que los demás vayan tranquilos a sus casas.

¿Qué amor tiene Dios por sus hijos, que los despide uno a uno deseándoles lo mejor para el viaje? Imagínate que es Dios amoroso quien te invita todos los días a vivir cerca de Él. Dios nos da un ejemplo grandísimo: después de un día lleno de trabajo, se aleja en la montaña para orar. Eso hay que hacerlo todos los días, al final de la jornada, para agradecer de la manera más fácil a Dios por los beneficios recibidos.

Es Él realmente quien viene a nuestro encuentro en los momentos de dificultad. Viene como un Padre amoroso que quiere ayudarnos. Por eso no nos sintamos como los apóstoles, que ante el cansancio de una noche de trabajo no le reconocemos al acercarse. El nos dice: "Ánimo, no temáis". Por lo tanto, refugiémonos en la fe, porque ella nos dará la certeza de estar siempre cerca de Cristo y que Él nunca nos abandonará.

Propósito

Antes de iniciar mi meditación, hacer siempre actos de fe, confianza y amor a Dios.

Diálogo con Cristo

Jesús, estoy convencido de que quien cree en Ti, y te ama de verdad, jamás desconfía por más tribulaciones que padezca. En este Año de la Fe quiero tener ese encuentro profundo, real, personal y comprometedor contigo, porque sé que a mayor fe, más felicidad.

LA AMISTAD...


La amistad...

Una amistad se forja,  se construye,
no se nos da ya hecha,  sino que debemos trabajarla y profundizarla  en la medida en que, cada uno por nuestro lado, vamos compartiendo y desviviéndonos por el otro.

No es jamás un regalo que nos llueve del cielo. Los amigos se hacen recíprocamente,  con dedicación y perseverancia.

No es una "suerte", sino una aventura. No una lotería, sino un galardón ganado honradamente  con el sudor de la frente.

UN HIJO QUE BAUTIZÓ A SU PADRE...



Un hijo que bautizó a su padre


1) Para saber

En su primera audiencia general de este año 2013, el Papa Benedicto XVI señaló que la Navidad del Niño Jesús recuerda que nada es imposible para Dios que siempre obra maravillas en la vida de los hombres. El Señor ilumina una vez más con su luz la oscuridad que a menudo rodea nuestro mundo y nuestros corazones, trayendo esperanza y alegría.

Siempre debemos confiar en Dios, renovando la fe en su presencia y en su acción, como en la vida de María ¡Nada es imposible para Dios! Con Él, nuestra existencia camina siempre sobre un terreno seguro y está abierta a un futuro de esperanza firme.

2) Para pensar

Este “Año de la Fe”, ha de crecer nuestra confianza en Dios, y nunca perder la esperanza, pues Él tiene sus tiempos para encontrarse con las personas.

Es lo que ocurrió con Hung Phuoc Lam, un dominico vietnamita, y la historia de su padre, un perseguidor de la Iglesia.

Este joven Hung relataba recientemente lo difícil que fue vivir su fe. Nació en una familia en que su padre veneraba a sus ancestros, su tía era monja budista, mientras que su madre era católica. Él fue bautizado católico.

Hunc cuenta que su “padre era muy severo y prohibía a mi madre ir a la Iglesia” y tampoco podía ir él. Su padre odiaba el catolicismo porque en alguna ocasión recibió mal trato en una iglesia. “Se llenó de prejuicios contra los sacerdotes y contra la Iglesia... Yo seguí confiando en Dios. Rezaba. Le rogaba que cambiara el corazón de mi padre costara lo que costara. No excluí mi propia llamada... Dios me llamó a la orden dominica, tenía 26 años”.

Su padre estaba furioso y le decía: “¡te prohíbo ser católico y ahora quieres ser sacerdote! ¿No te das cuenta de cómo son los sacerdotes y las monjas?”. A pesar de ello, “yo seguí adelante, en silencio, confiando en Dios. Y todos los días recé por él con mi madre”.

Cuatro años después de hacerse sacerdote ocurrió el hecho más maravilloso. “Mi padre expresó el deseo de ser cristiano”. Fue el hijo el que bautizó a su padre en 2006. “Bauticé a mucha gente, pero jamás olvidaré el momento en que bauticé a mi padre… fue obra de Dios… Me dio mucho más de lo que yo le pedí en 20 años de oración silenciosa y perseverante. Él, con su poder, hace milagros en cosas normales”.

Esa conversión, dice Hung, fue fruto de la gracia y de la intercesión de los mártires, pues en Vietnam ha habido muchos: Obispos, religiosos y laicos. Juan Pablo II proclamó santos a un total de 117 mártires vietnamitas: decapitados, quemados vivos, descuartizados o torturados en prisión. Todos ellos se negaron a pisotear la Cruz de Cristo. Ahora su sangre sigue dando frutos.

3) Para vivir

El Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo, se ha encarnado en el seno de la Virgen María. Éste es un anuncio que resuena siempre nuevamente y que lleva consigo esperanza y alegría a nuestros corazones. Como María, sólo si encomendamos nuestra vida al Señor como a un amigo en el que confiamos plenamente, todo cambia, nuestra vida adquiere un sentido nuevo: el de hijos de un Padre que nos ama y no nos abandona nunca.

Terminaba diciendo el Papa que, aunque a menudo nos sintamos débiles e incapaces ante las dificultades y el mal del mundo, el poder de Dios actúa siempre y obra maravillas, precisamente en la debilidad. Su gracia es nuestra fuerza.

Pbro. José Martínez Colín

PUEDES.. SI CREES QUE PUEDES

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Puedes, si crees que puedes
La fe es una certeza, una seguridad total y absoluta de que algo se va a realizar apoyándose en el poder de Dios
 
Puedes, si crees que puedes
En la Biblia hay una frase de Jesús que suena como un auténtico reto para el que lo quiera tomar, se encuentra en Marcos 11, 22-24. La voy a leer. Tened fe en Dios, yo os aseguro, que quien diga a éste monte: "quítate y arrójate al mar"; y no vacile en su corazón, sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo, todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido, y lo obtendréis. Lo más importante es esta expresión: y no vacile en su corazón... no dude, sino que crea que va a suceder lo que dice.

Jesús lo expresa en forma negativa, no dudar, y en forma positiva, que crea que va a suceder.

Muy pocos aceptan el reto, algunos de ustedes puede que lo hayan aceptado alguna vez; y podrían decirme realmente que lo que dice Jesús, es exacto.

Personalmente yo les puedo asegurar, que cuando tuve fe como un grano de mostaza, me salieron las cosas. Es una ley espiritual, que funciona a la manera de las leyes físicas y que se podría formular brevemente así: "Puedes, si crees que puedes". Los santos, todos, tienen esa fe. Por ejemplo, San Pablo decía: "no soy nada, pero todo lo puedo en Cristo que me conforta".

¿Qué es esta fe y como funciona?

La fe es una certeza, una seguridad total y absoluta de que algo se va a realizar apoyándose en el poder de Dios y como consecuencia en el poder que Dios nos ha dado a nosotros. Es una ley que Dios ha puesto a disposición del que quiera usarla como ha puesto tantas otras cosas.

Por ejemplo, pensemos en la ley de la gravedad. Si yo tengo en la mano un reloj y lo suelto, no se queda, ya sé que no se va a quedar flotando, se va al suelo y, si hay mucha distancia, lo normal es que se eche a perder. Como sabemos eso, no cometemos el error de lanzarnos por la ventana de un quinto piso, porque sabemos taxativamente que nos vamos a dar un golpe y posiblemente muramos.

Es una ley espiritual que funciona con la misma exactitud. Podríamos decir que la fe consiste en creer algo que no se ve, que no es evidente; pero que lo acepto porque alguien digno de crédito, de confianza, me lo asegura, es decir, Dios. Hay una fe que llamaríamos humana; por ejemplo, creer en quien es mi mamá, yo no lo pude testificar porque en ese momento que yo nacía, no sabía nada; pero me lo han asegurado personas de crédito. Mi misma mamá, mi papá, mis demás parientes. Luego hay una fe teologal o sobrenatural que significa creer, por ejemplo, que en una hostia consagrada, en una misa, ya no hay un pedazo de pan; sino que está realmente Jesucristo. ¿Por qué? Porque Él así lo dijo y yo me fío de Él.

A mí no me interesa saber dónde está la frontera entre una fe humana y una fe sobrenatural. Lo que sí me interesa saber; y lo sé, es que ambas funcionan. El que tiene una fe humana suficiente logra las cosas. Y no se diga del que además tiene la fe sobrenatural. Como la fe es una total seguridad, con una lógica natural y contundente, así contundente, te forzará a poner los medios necesarios. Te inspirará caminos para obtener resultados, te abrirá los ojos para encontrar ayudas y encontrar ideas. La fe, de hecho, estimula todas las facultades del hombre, estimula la imaginación. La fe pone en marcha sobre todo la voluntad, una voluntad tenacísima que no desistirá hasta alcanzar el objetivo. Estas personas de fe, hacia fuera, hacia los demás, dan la impresión de ser soñadoras, idealistas y, además, tercas.

¿Cómo se adquiere este hábito de la fe? Repitiendo muchas veces y con total convencimiento actos de fe, sobre todo en las cosas que a mí me parecen muy difíciles o de plano imposibles.

Les voy a contar un ejemplo de mi propia experiencia. En una ocasión yo tenía que viajar a Madrid, partiendo de México y no pude encontrar boleto. Tenía que pasar por Miami, revisé materialmente todas las compañías del aeropuerto; y solo encontré en Pan American un pequeño vuelo hasta Santo Domingo en Puerto Rico. Me dijeron esto: "Usted verá si puede y cuándo puede salir". Bien, llegué a Santo Domingo y me dirigí a las reservaciones de vuelos para Madrid. Me dijeron con firmeza: "No hay boleto para Madrid. ¿No le han dicho que tiene que irse al hotel? La compañía le paga el hotel, no se preocupe." Yo no me fui al hotel, bajé a la sala de espera donde salía un avión para Madrid. Hablé con el señor que estaba en el mostrador, y me contestó un tanto molesto: "¿No le han dicho que tiene que irse al hotel? No, no, no hay ni un solo lugar". Yo no me fui al hotel, me quedé en la sala.

Motivándome a mí mismo, y haciendo un acto de fe, de que, aunque era imposible, iba a salir a Madrid. Se vació la sala. Yo le leía los pensamientos del señor que estaba frente al mostrador, porque hacían ruido. "Este curita está loco". Yo luchaba contra mis propios pensamientos, contra todo lo que me decía: "Efectivamente estás loco, ¿qué haces aquí? Vete al hotel, te lo han dicho; no hay sitio". Pero yo seguía ahí. Pasaron quince minutos. A medida que pasaban los minutos, yo sentía más golpeteo en mi mente: "Vete, estás loco", y más fe tenía de que iba a salir. A los quince minutos salió por el túnel una persona de uniforme, cruzó unas palabras con el que estaba en el mostrador; y de repente me dijo: "Padre, ¿Usted está buscando salir hacia Madrid?", "Efectivamente", le dije - "Pues hay un lugar aquí, puede usted subir al avión". Curiosamente en ese avión, en ese vuelo, iba un grupo de setenta gallegos. Generalmente cuando va un grupo compacto es difícil que se pierda uno. Pues uno, no llegó. Entré al avión. Me acuerdo perfectamente del asiento, me puse el cinturón de seguridad. De seguro muchas personas pensaron: "¿quién es ése que nos ha hecho esperar quince minutos?" Ciertamente agradecí mucho aquel gallego, recé por él, por sí le había pasado algo, pero gracias a eso llegué a Madrid.

Es un caso curioso si ustedes quieren, un caso donde se ve claramente que la evidencia era "no hay sitio, no vas a ir a Madrid, vete al hotel". Y la fe me dijo: "sí hay sitio, vas a ir a Madrid." Y llegué a Madrid.

Es uno de los tantos ejemplos que podría poner de mi propia vida, me da un poco pena hacerlo, pero por esos ejemplos yo he llegado a creer en la fe y a saber que, cuando Cristo pone ese reto, nos dice la pura verdad.


El próximo miércoles seguiremos con este tema con el título: "Creo que puedes, creo que quieres"


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  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    domingo, 6 de enero de 2013


    DE BUENA GANA...


    De buena gana...
    Autor: Gonzalo Gallo González


    "No hay cosa tan fácil que no parezca dificilísima cuando se hace de mala gana". Horacio. Pon el corazón en lo que haces y hasta el fardo más pesado se hará ligero y soportable. El amor y la fe permiten a muchos sobrellevar con calma terribles penas o dolencias.

    Se cuenta que un periodista visitaba un hospital y se asombró al ver como una religiosa limpiaba con cariño las llagas purulentas de un enfermo. Con la nariz cubierta para soportar el hedor le dijo: "Hermana, yo no haría eso ni por diez mil dólares." La hermana sonrió y respondió con sencillez: "Yo tampoco. Lo hago por amor a Dios y al hermano."

    Los seres orantes crecen en capacidad de aceptación y conservan la calma cuando otros reniegan. El amor a Dios y a los demás te impide hundirte en el tremedal del descontento cuando el dolor pesa.

    SABER ORAR....


    SABER ORAR...

    Cuentan que un humilde zapatero tenía la costumbre de hacer siempre sus oraciones en la mañana, al mediodía y en la tarde. Se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras. Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro. Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios mío, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la A hasta la Z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir". Cuenta la historia que ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo.

    Una oración con las cualidades de la plegaria que hace milagros, cierra heridas, ilumina, fortalece y acerca los corazones, es decir, una plegaria humilde, confiada, sincera y amorosa. ¡Cuánta necesidad tenemos de estas oraciones! Todos debemos aprender a orar con el corazón, a alabar, a bendecir, a perdonar, a agradecer. Y, claro, a tener bien presente que la oración se ve en la acción, en los buenos frutos y en un compromiso por la justicia y por la paz. En efecto, actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse.

    Por eso comparto con ustedes este comentario al Padre Nuestro, esperando deje valiosas inquietudes en su espíritu:

        Di Padre. Si cada día te portas como hijo y tratas a los demás como hermanos.
        -- Di Nuestro. Si no te aíslas con tu egoísmo.
        -- Di que estás en los cielos. Cuando seas espiritual y no pienses sólo en lo material.
        -- Di santificado sea tu nombre. Si amas a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.
        -- Di venga a nosotros tu reino. Si de verdad Dios es tu rey y trabajas para que Él reine en todas partes.
        -- Di hágase tu voluntad. Si la aceptas y no quieres que sólo se haga la tuya.
        -- Di danos hoy nuestro pan. Si sabes compartir con los pobres y con los que sufren.
        -- Di perdona nuestras ofensas. Si quieres cambiar y perdonar de corazón.
        -- Di no nos dejes caer en tentación. Si de verdad estás decidido a alejarte del mal.
        -- Di líbranos del mal. Si tu compromiso es por el bien.
        -- Y di amén. Si tomas en serio las palabras de esta oración.

    viernes, 4 de enero de 2013


    ANDANDO DE TU MANO....


    Andando de tu mano...

    Desde que voy junto a Ti, la tierra que yo piso es como espuma. Desde que voy junto a Ti, la noche mas oscura tiene luz. Yo se que esta vida no es tan dura, si todo en realidad me lo das Tú.
     
    Andando de tu mano, que fácil es la vida, andando de tu mano, el mundo es ideal! Andando de tu mano, que fácil es la vida, andando de tu mano, el mundo es ideal, Señor.
     
    Desde que voy junto a Ti, mis ojos se han cerrado por completo. Desde que voy junto a Ti, no se por que los hombres lloraran. Yo solo en esta vida tengo miedo, del dia en que yo
            pierda tu amistad!

    Andando de tu mano, que fácil es la vida, andando de tu mano, el mundo es ideal! Andando de tu mano, que fácil es la vida, andando de tu mano, el mundo es ideal, Señor

    TEN CONFIANZA EN TI MISMO...

    Ten confianza en ti mismo
    Autor:  Mary Hough Foote


    Dentro de ti hay un espritu capaz de alcanzar las estrellas.

    Dentro de ti hay la capacidad de lograr tus metas
    y convertir en realidad tus sueños.

    No escuches a los demás ni temas la competencia,
    ni te preocupes si te equivocas.

    De cada experiencia se gana sabiduría.

    Ten fe en ti y sigue adelante con confianza,
    creyendo plenamente en tu capacidad
    como la persona especial que has sido destinada a ser.

    REGALOS QUE NADA CUESTAN


    Regalos que nada cuestan

    1.  El regalo de escuchar.Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Solo escuchar.

    2.  El regalo del cariño. Ser generoso con besos, abrazos, una palabra amable, un apretón de manos. Con estas pequeñas acciones demuestras el cariño por tu familia y amigos.

    3.  El regalo de la sonrisa. Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas, y tu regalo dirá "me gusta reir contigo".

    4.  El regalo de una nota escrita. Puede ser un simple "gracias por ayudarme". Un detallito así puede  ser recordado toda una vida, y aún, tal vez, inclusive cambiarla.

    5.  El regalo del reconocimiento. Un simple, pero sincero "te ves preciosa con ese vestido", "has hecho un gran trabajo", "fue una cena estupenda",  pueden convertir en    especial un día ordinario.

    6.  El regalo del favor. Todo los días procura hacer un favor.

    7.  El regalo de la soledad. Hay momentos en que preferimos estar solos. En esas ocasiones especiales ofrecete ese regalo a ti mismo, o pídele a otros que te lo obsequien.

    8.  El regalo de la disposición a la gratitud. Una manera de hacer sentir bien a los demás es decirles esas cosas tan "hola",  "muchas gracias", "eres un cielo", "que suerte tenerte
    cerca"...

    LOS MAGOS MAESTROS DE HUMILDAD, NO CONFIARON EN SU SABIDURIA


    Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
    Los Magos maestros de humildad, no confiaron en su sabiduría

    Estos personajes no son los últimos, sino los primeros que saben reconocer el mensaje de la estrella.

    Los Magos maestros de humildad, no confiaron en su sabiduría
    Los Magos, maestros de humildad. No confiaron sólo en su propia sabiduría



    Los Magos fueron los primeros de la larguísima fila de aquellos que han sabido encontrar a Cristo en su propia vida y que han conseguido llegar a Aquel que es la luz del mundo, porque tuvieron humildad y no confiaron sólo en su propia sabiduría.

    A Belén, no los poderosos y los reyes de la tierra, sino unos Magos, personajes desconocidos, quizás vistos con sospecha, en todo caso indignos de particular atención.

    Estos personajes procedentes de Oriente no son los últimos, sino los primeros de la gran procesión de aquellos que, a través de todas las épocas de la historia, saben reconocer el mensaje de la estrella, saben caminar por los caminos indicados por la Sagrada Escritura y saben encontrar, así, a Aquél que es aparentemente débil y frágil, pero que en cambio es capaz de dar la alegría más grande y más profunda al corazón del hombre.

    En Él, de hecho, se manifiesta la realidad estupenda de que Dios nos conoce y está cerca de nosotros, de que su grandeza y poder no se expresan en la lógica del mundo, sino en la lógica de un niño inerme, cuya fuerza es sólo la del amor que se nos confía.

    Los dones de los Magos, acto de justicia

    Los Magos llevaron en regalo a Jesús oro, incienso e mirra. "No son ciertamente dones que respondan a necesidades primarias", en aquel momento la Sagrada Familia habría tenido ciertamente mucha más necesidad de algo distinto que el incienso y la mirra, y tampoco el oro podía serle inmediatamente útil.

    Estos dones, sin embargo, tienen un significado profundo: son un acto de justicia.

    Según la mentalidad oriental, representan el reconocimiento de una persona como Dios y Rey: es decir, son un acto de sumisión.

    La consecuencia que deriva de ello es inmediata. Los Magos no pueden ya proseguir por su camino. Han sido llevados para siempre al camino del Niño, la que les hará desentenderse de los grandes y los poderosos de este mundo y les llevará a Aquel que nos espera entre los pobres, el camino del amor que por sí solo puede transformar el mundo.

    No sólo, por tanto, los Magos se han puesto en camino, sino que desde aquel acto ha comenzado algo nuevo, se ha trazado una nueva vía, ha bajado al mundo una nueva luz que no se ha apagado.

    Esa luz, no puede ya ser ignorada en el mundo: los hombres se moverán hacia aquel Niño y serán iluminados por la alegría que solo Él sabe dar.

    La importancia de la humildad

    Sin embargo, aunque los pocos de Belén que reconocieron al Mesías se han convertido en muchos a lo largo de la historia, los creyentes en Jesucristo parecen ser siempre pocos.

    Muchos han visto la estrella, pero son pocos los que han entendido su mensaje.

    ¿Cuál es la razón por las que unos ven y encuentren, y otros no? ¿Qué es lo que abre los ojos y el corazón? ¿Qué les falta a aquellos que permanecen indiferentes, a aquellos que indican el camino pero no se mueven?

    El obstáculo que lo impide, es la demasiada seguridad en sí mismos, la pretensión de conocer perfectamente la realidad, la presunción de haber ya formulado un juicio definitivo sobre las cosas volviendo cerrados e insensibles sus corazones a la novedad de Dios.

    Lo que falta es la humildad auténtica, que sabe someterse a lo que es más grande, pero también el auténtico valor, que lleva a creer a lo que es verdaderamente grande, aunque se manifieste en un Niño inerme.

    Falta la capacidad evangélica de ser niños en el corazón, de asombrarse, y de salir de sí para encaminarse en el camino que indica la estrella, el camino de Dios.

    El Señor sin embargo tiene el poder de hacernos capaces de ver y de salvarnos,

    Pido a Dios que nos de un corazón sabio e inocente, que nos consienta ver la estrella de su misericordia, nos encamine en su camino, para encontrarle y ser inundados por la gran luz y por la verdadera alegría que él ha traído a este mundo.


    Benedicto XVI, Solemnidad de la Epifanía del Señor

    jueves, 3 de enero de 2013

    LA CAJA LLENA DE BESOS


    LA CAJA LLENA DE BESOS 
    - Para Reflexionar -

    Hace un tiempo, una mamá castigó a su pequeña niña de 3 años por desperdiciar un rollo de papel de regalo dorado.

    El dinero era escaso en esos días por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja para ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niña le llevó el regalo a su mamá la siguiente mañana y dijo: "Esto es para ti, Mamita".

    Ella se sintió avergonzada de su reacción de furia, pero luego volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía.

    Le volvió a gritar diciendo: "¿Qué no sabes que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo adentro?".

    La pequeñita la miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo: "Oh Mamita, no estaba

    , yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti, mamita querida".

    La mamá se sintió morir. Puso sus brazos alrededor de su niña y le suplicó que la perdonara.

    Se ha dicho que esa mujer guardó esa caja dorada cerca de su cama por muchos años y siempre que se sentía derrumbada, tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el amor que su niña había puesto ahí.

    En una forma muy sensible, cada uno de nosotros los humanos, hemos recibido un recipiente dorado, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos, familia o de Dios. Nadie podría tener en propiedad una posesión más hermosa que ésta.

    FRASES SOBRE LA VIDA...

    Frases sobre La Vida

    La vida es una oportunidad, aprovéchala.
    La vida es belleza, admírala.
    La vida es beatitud, saboréala.
    La vida es un sueño, hazlo realidad.

    La vida es un reto, afróntalo.
    La vida es un juego, juégalo.
    La vida es preciosa, cuídala.
    La vida es riqueza, consérvala.
    La vida es un misterio, descúbrelo.

    La vida es promesa, cúmplela.
    La vida es amor, gózalo.
    La vida es trsiteza, supérala.
    La vida es un himno, cántalo.
    La vida es una tragedia, domínala.

    La vida es aventura, vívela.
    La vida es felicidad, merécela.
    La vida es es vida, defiéndela.
    Madre Teresa de Calcuta

    NO LLEGUES CON LAS MANOS VACÍAS




    Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
    No llegues con las manos vacías
    Al terminar las fiestas navideñas, vale la pena preguntarnos: ¿qué Navidad he vivido?, ¿hoy entro a la cueva como los Reyes Magos, después de ser invitado a Belén, por mi estrella?


    La luz que en Navidad brilló en la noche, iluminando la gruta de Belén, donde están en silenciosa adoración María, José y los pastores, hoy resplandece y se manifiesta a todos. La Epifanía es el misterio de luz, simbólicamente indicado por la estrella que guió en su viaje a los Magos (Benedicto XVI, Homilía 6 enero 2006).

    En esta llegada de Jesús en el misterio de Belén, aparecen unos personajes simpáticos, exóticos, aventureros, que pueden ofrecernos el día de hoy materia de reflexión y meditación. Tratamos de repasar de modo sintético la aventura que representó para aquellos buenos hombres el ponerse a seguir una estrella, la estrella de Jesús. Como ellos, también nosotros vamos en pos de una estrella, una estrella que busca guiarnos, acompañarnos y dejarnos a las puertas de la felicidad, de la paz, del verdadero amor, de una vida eterna. Es curioso, pero estando ahí para todos, no todos la han querido seguir.

    "Hemos visto su estrella". Los Reyes Magos son proclamadores del misterio de Cristo. Quien al menos por un instante haya contemplado la estrella de Cristo, se siente invitado a proclamarla. Es el caso de la Samaritana, es la experiencia de Sta. Teresa de Jesús, de Juan Pablo II, de la Madre Teresa de Calcuta: cuando se experimenta el amor de Dios, todo se hace fácil y ligero.

    Anunciemos gozosos que Cristo ha nacido en nuestro corazón. No hay lugar para la tristeza, cuando Cristo nace en el alma. ¿Qué palabras de aliento y esperanza he llevado en mis labios a lo largo de estos días santos de la Navidad?

    Anunciar a Cristo, para el cristiano, es vivir alegre y feliz, es aspirar a la santidad propia de su estado, es construir su familia con la sencillez de su alma y la confianza puesta en Dios. El seguimiento de Cristo no es un camino sembrado de rosas, es, más bien, un sendero estrecho, de grandes alturas y para corazones audaces. Ante todo, ellos se ponen en marcha sin tener la totalidad de la ruta, tienen la corazonada, tienen la inspiración, la estrella que se cruzó por su telescopio, pero nada más. Quien espere tener la hoja de ruta en su experiencia de Dios, se quedará siempre atado a la orilla. Con Dios, una buena dosis de aventura y de confianza en Él, son indispensables.

    Ahora bien, esa estrella no siempre brillará esplendorosa. Hay momentos en que se oculta. En la vida hay que seguir, pues sabemos que aunque la estrella desaparezca por las nubes de alguna posible tormenta, la estrella sigue estando ahí, los magos nos dan una gran lección, de fe y constancia. En estos momentos hay que preguntar a Dios, no a mis propias seguridades, no a mi egoísmo, no a la ciencia o al ambiente que nos envuelve, tú sigue buscando la estrella. Cuando tengas dudas, cuando la vida te duela, pregunta, pregunta siempre a tu estrella.

    El Papa Benedicto XVI, en una jornada de la juventud, nos decía a todos los jóvenes del mundo: "Quisiera decir a todos insistentemente: abrid vuestro corazón a Dios, dejad sorprenderos por Cristo. Dadle el «derecho a hablaros». Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo, dejando que Él ilumine con su luz vuestra mente y acaricie con su gracia vuestro corazón".

    Es cierto que hoy no buscamos ya a un rey; pero estamos preocupados por la situación del mundo y preguntamos: ¿Dónde encuentro los criterios para mi vida?, ¿dónde los criterios para colaborar de modo responsable en la edificación del presente y del futuro de nuestro mundo?, ¿de quién puedo fiarme; a quién confiarme?, ¿dónde está aquel que puede darme la respuesta satisfactoria a los anhelos del corazón?.

    La respuesta nos la dan los mismos Reyes Magos. Los Magos, una vez que oyeron la respuesta «en Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta», decidieron continuar el camino y llegar hasta el final y ¡vaya, que gran sorpresa!, ahí se encontraron con Dios, se encontraron con el Rey que iban a adorar. «Los Magos están asombrados ante lo que ahí contemplan: el cielo en la tierra y la tierra en el cielo; el hombre en Dios y Dios en el hombre; ven encerrado en un pequeñísimo cuerpo, aquello que no puede ser contenido en todo el mundo».

    Al terminar estas fiestas navideñas, tal vez valga la pena hacernos algunas preguntas, ¿qué Navidad he vivido?, ¿me he encontrado con este Niño Dios?, ¿hoy entro a la cueva como los Reyes Magos, después de ser invitado a Belén, por mi estrella?, ¿entro con las manos vacías o están llenas de regalos?, ¿me siento satisfecho con Dios y conmigo mismo por lo que he hecho?

    Tal vez hoy le podríamos ofrecer a Jesús todas las buenas obras realizadas a lo largo de este año que acaba de terminar, tal vez le ofrezca aquellos proyectos que estoy dispuesto a realizar a lo largo de este nuevo año, no sé, todo está en tus manos y en tu corazón.

    Hoy, cuando vayas a Misa, cuando entres una vez más a esa cueva que se llama Iglesia y te encuentres con Cristo, y cuando lo vayas a recibir, recuerda: es el día en el que tengo que ofrecer algo al recién nacido.

    Ojalá no sean sólo las sobras de tu vida, o un mero sentimiento o pensamiento de algo que tienes en mente, llévale algo diferente, llévale algo que signifique para tí un verdadero compromiso con Él, tal vez sea una buena confesión, el reconciliarte con algún pariente, el ir a Misa cada domingo, el ser menos gruñón, el compartir tus cosas con tus hermanos, el obedecer siempre con una sonrisa a papá y a mamá, el ser más tolerante...

    NAVIDAD ES...



        Navidad es...

            Si tienes tristeza, ¡alégrate!
            La Navidad es GOZO

            Si tienes enemigos, ¡Reconcíliate!
            La Navidad es PAZ

            Si tienes amigos, ¡Búscalos!
            La Navidad es ENCUENTRO

            Si tienes pobres a tu lado, ¡Ayúdalos!
            La Navidad es DON

            Si tienes orgullosa soberbia, ¡Sepúltala!
            La Navidad es HUMILDAD

            Si tienes deudas, ¡Págalas!
            La Navidad es JUSTICIA

            Si tienes maldad y pecado, ¡Arrepiéntete y cambia!
            La Navidad es CONVERSIÓN Y GRACIA

            Si tienes tinieblas, ¡Enciende tu farol!
            La Navidad es LUZ

            Si tienes errores, ¡Reflexiona!
            La Navidad es VERDAD

            Si tienes resentimientos, ¡Olvídalos!
            La Navidad es AMOR








    ORACIÓN POR LOS ENFERMOS


    OREMOS POR LOS ENFERMOS

    Oremos con humildad y pidamos a Dios Padre y Madre por todos los enfermos del mundo; especialmente por los más desvalidos, por aquellos que no tienen recursos para atenderse ni seres queridos que los acompañen en ese tránsito.

    Pidamos para que quienes sufren alguna enfermedad reconozcan la semilla Divina que hay dentro de ellos, la hagan brillar y logren abrir su mente, su corazón y todos sus sistemas para conectarse con el eterno Poder de Dios Padre y Madre, y así comprendan el para qué de la enfermedad, alcancen la paz y la reconciliación; y que con la Gloria y Esplendor de Jesucristo Nuestro Señor y de todos sus ángeles, puedan colaborar en la propia renovación y sanación de su cuerpo y de su alma.
    Amén
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