Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net La conversión del corazón | |
Jueves después de Ceniza. ¿A quién dirigimos el corazón? ¿Hacia quién me estoy dirigiendo yo? | |
En la primera lectura Dios pone delante del pueblo de Israel el bien y el mal, diciéndole que puede elegir, decir a quién quiere servir, qué quiere hacer de su vida. Tú también vas a decidir si quieres vivir tu vida amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a Él, o vas a tener un corazón que se resiste. Es en lo profundo de nuestra intimidad donde acabamos descubriendo hacia quién estamos orientando nuestra vida. La Escritura nos habla por un lado de un corazón que se resiste a Dios y por otro lado de un corazón que se adhiere a Dios. Mi corazón se resiste a Dios cuando no quiero ver su gracia, cuando no quiero ver su obra en mi vida, cuando no quiero ver su camino sobre mi existencia. Mi corazón se adhiere a Dios, cuando en medio de mil inquietudes, vicisitudes, en medio de mil circunstancias yo voy siendo capaz de descubrir, de encontrar, de amar, de ponerme de delante de Él y decirle: "aquí estoy, cuenta conmigo". Jesús en el Evangelio nos presenta esta elección, entre resistencia del corazón y la adhesión del corazón como una adhesión por Él o contra Él: "El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue su cruz cada día y se venga conmigo." Una conversión que no es solamente el cambiar el comportamiento; una conversión que no es simplemente el tener una doctrina diferente; una conversión que no es buscarse a sí mismo, sino seguir a Jesucristo. Esta es la auténtica conversión del corazón. Jesús pone como polo opuesto, como manifestación de la resistencia del corazón el querer ganar todo el mundo. ¿Qué prefieres tú? ¿Cuál es la opción de tu vida, cuál es el camino por el cual tu vida se orienta, ganar todo el mundo si no te ganas a ti mismo?, pero si has perdido a base de la resistencia de tu corazón lo más importante que eres tú mismo, ¿cómo te puedes encontrar?. Solamente te vas a encontrar adhiriéndote a Dios. Deberíamos entrar en nuestra alma y ver que estamos ganando o qué estamos perdiendo, a qué nos estamos resistiendo y a quién nos estamos adhiriendo. Este es el doble juego que tenemos que hacer y no lo podemos evitar. Nuestra alma, de una forma u otra, se va a orientar hacia adherirse a Dios, automáticamente está construyendo en su interior la resistencia a Dios. El alma que no busca ganarse a sí misma dándose a Dios, está automáticamente perdiéndose a sí misma. Son dos caminos. A nosotros nos toca elegir: "Dichoso el hombre que confía en el Señor, éste será dichoso; en cambio los malvados serán como paja barrida por el viento. El Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo": ¿Qué camino llevo en este inicio de Cuaresma? ¿Es un camino de seguimiento? Me dice Nuestro Señor: ¿Eres de los que quieren estar conmigo, de los que quieren adherirse a Mí? ¿O eres de los que se resisten? |
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jueves, 23 de febrero de 2012
LA CONVERSIÓN DE CORAZÓN...
miércoles, 22 de febrero de 2012
CONVERSIÓN Y PENITENCIA
Miércoles de Ceniza
Conversión y penitencia
I. Comienza la Cuaresma, tiempo de penitencia y de renovación interior para preparar la Pascua del Señor (CONCILIO VATICANO II, Sacrosantum Concilium). La liturgia de la Iglesia nos invita sin cesar a purificar nuestra alma y a recomenzar de nuevo. En el momento de la imposición de la ceniza sobre nuestra cabeza, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: Acuérdate, hombre, de es polvo y en polvo te has de convertir (Génesis 3, 19). Y sin embargo, a veces olvidamos que sin el Señor no somos nada. Quiere el Señor que nos despeguemos de las cosas de la tierra para volvernos a Él. Jesús busca en nosotros un corazón contrito, conocedor de sus faltas y pecados y dispuesto a eliminarlos. También desea un dolor sincero de los pecados que se manifestará ante todo en la Confesión sacramental. El Señor nos atenderá si en el día de hoy le repetimos de corazón: Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.
II. La verdadera conversión se manifiesta en la conducta: en el trabajo, hecho con orden, puntualidad e intensidad; en la familia, mortificando nuestro egoísmo y creando un ambiente más grato en nuestro entorno; y en la preparación y cuidado de la Confesión frecuente. El Señor también nos pide hoy una mortificación más especial, que ofrecemos con alegría: la abstinencia y el ayuno; también la limosna que, ofrecida con un corazón misericordioso, desea llevar consuelo a quien pasa necesidad. Cada uno debe hacerse un plan concreto de mortificaciones para ofrecer al Señor diariamente esta Cuaresma. Para hacerlo, tengamos en cuenta que deben ser “mortificaciones que no mortifiquen a los demás, que nos vuelvan más delicados, más comprensivos, más abierto a todos” (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa)
I. San Pablo (2 Corintios, 5) nos dice que éste es un tiempo excelente que debemos aprovechar para una profunda conversión. Podemos estar seguros que vamos a estar sostenidos por una particular gracia de Dios, propia del tiempo litúrgico que hemos comenzado. “Tiempo para que cada uno se sienta urgido por Jesucristo. Para que los que alguna vez nos sentimos inclinados a aplazar esta decisión sepamos que ha llegado el momento. Para que los que tengan pesimismo, pensando que sus defectos no tienen remedio, sepan que ha llegado el momento. Comienza la Cuaresma; mirémosla como un tiempo de cambio y de esperanza” (A.Mª. GARCÍA DORRONSORO, Tiempo para creer)
Fuente: Colección "Hablar con Dios" por Francisco Fernández Carvajal, Ediciones Palabra.
Resumido por Tere Correa de Valdés Chabre
Conversión y penitencia
I. Comienza la Cuaresma, tiempo de penitencia y de renovación interior para preparar la Pascua del Señor (CONCILIO VATICANO II, Sacrosantum Concilium). La liturgia de la Iglesia nos invita sin cesar a purificar nuestra alma y a recomenzar de nuevo. En el momento de la imposición de la ceniza sobre nuestra cabeza, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: Acuérdate, hombre, de es polvo y en polvo te has de convertir (Génesis 3, 19). Y sin embargo, a veces olvidamos que sin el Señor no somos nada. Quiere el Señor que nos despeguemos de las cosas de la tierra para volvernos a Él. Jesús busca en nosotros un corazón contrito, conocedor de sus faltas y pecados y dispuesto a eliminarlos. También desea un dolor sincero de los pecados que se manifestará ante todo en la Confesión sacramental. El Señor nos atenderá si en el día de hoy le repetimos de corazón: Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme.
II. La verdadera conversión se manifiesta en la conducta: en el trabajo, hecho con orden, puntualidad e intensidad; en la familia, mortificando nuestro egoísmo y creando un ambiente más grato en nuestro entorno; y en la preparación y cuidado de la Confesión frecuente. El Señor también nos pide hoy una mortificación más especial, que ofrecemos con alegría: la abstinencia y el ayuno; también la limosna que, ofrecida con un corazón misericordioso, desea llevar consuelo a quien pasa necesidad. Cada uno debe hacerse un plan concreto de mortificaciones para ofrecer al Señor diariamente esta Cuaresma. Para hacerlo, tengamos en cuenta que deben ser “mortificaciones que no mortifiquen a los demás, que nos vuelvan más delicados, más comprensivos, más abierto a todos” (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa)
I. San Pablo (2 Corintios, 5) nos dice que éste es un tiempo excelente que debemos aprovechar para una profunda conversión. Podemos estar seguros que vamos a estar sostenidos por una particular gracia de Dios, propia del tiempo litúrgico que hemos comenzado. “Tiempo para que cada uno se sienta urgido por Jesucristo. Para que los que alguna vez nos sentimos inclinados a aplazar esta decisión sepamos que ha llegado el momento. Para que los que tengan pesimismo, pensando que sus defectos no tienen remedio, sepan que ha llegado el momento. Comienza la Cuaresma; mirémosla como un tiempo de cambio y de esperanza” (A.Mª. GARCÍA DORRONSORO, Tiempo para creer)
Fuente: Colección "Hablar con Dios" por Francisco Fernández Carvajal, Ediciones Palabra.
Resumido por Tere Correa de Valdés Chabre
CURADOS EN SUS LLAGAS
Curados en sus llagas
Autor: Guillermo Ortiz, S.J./Reflexiones Siglo XXI
Aunque cueste reconocerlo, si estás peleado con un amigo tienes el corazón débil y frágil. Cuando estamos peleados con Dios pasa lo mismo. Cuando físicamente tenemos las defensas bajas nos puede entrar un virus o cualquier enfermedad. Lo mismo pasa con el espíritu, si estamos peleados con Dios tenemos las defensas bajas y quedamos a expensas del maligno, que solo busca nuestra desgracia espiritual y humana. Ofensas a Dios, maltrato a los demás, excesos y daños a nosotros mismos, nos ponen en situaciones espirituales límites y peligrosas.
¿Por qué piensas que el espíritu es distinto al cuerpo, y que el espíritu no requiere atención, recursos, alimento, medicina?
La salud espiritual es la unión con Dios, y el buen entendimiento con la gente.
Tú, ¿estás sano? Agrádesele al Señor su amistad que sustenta tu salud espiritual. Si estás enfermo del espíritu, busca la cruz. No la cruz roja, ésa que tiene médicos y medicina para el cuerpo. Busca la cruz de Jesús, ésa que Jesús mismo dibuja cuando abre sus brazos, y muestra las heridas que nos curan.
En las llagas de Jesús hemos sido curados. Sus llagas nos curan del mal y nos llenan de la fuerza de la vida. Estés como estés, ponte tu mismo en terapia intensiva en el corazón del Señor, para recuperar o para fortalecer la amistad con el Señor y con la gente.
Autor: Guillermo Ortiz, S.J./Reflexiones Siglo XXI
Aunque cueste reconocerlo, si estás peleado con un amigo tienes el corazón débil y frágil. Cuando estamos peleados con Dios pasa lo mismo. Cuando físicamente tenemos las defensas bajas nos puede entrar un virus o cualquier enfermedad. Lo mismo pasa con el espíritu, si estamos peleados con Dios tenemos las defensas bajas y quedamos a expensas del maligno, que solo busca nuestra desgracia espiritual y humana. Ofensas a Dios, maltrato a los demás, excesos y daños a nosotros mismos, nos ponen en situaciones espirituales límites y peligrosas.
¿Por qué piensas que el espíritu es distinto al cuerpo, y que el espíritu no requiere atención, recursos, alimento, medicina?
La salud espiritual es la unión con Dios, y el buen entendimiento con la gente.
Tú, ¿estás sano? Agrádesele al Señor su amistad que sustenta tu salud espiritual. Si estás enfermo del espíritu, busca la cruz. No la cruz roja, ésa que tiene médicos y medicina para el cuerpo. Busca la cruz de Jesús, ésa que Jesús mismo dibuja cuando abre sus brazos, y muestra las heridas que nos curan.
En las llagas de Jesús hemos sido curados. Sus llagas nos curan del mal y nos llenan de la fuerza de la vida. Estés como estés, ponte tu mismo en terapia intensiva en el corazón del Señor, para recuperar o para fortalecer la amistad con el Señor y con la gente.
EL COMIENZO DE LA CUARESMA: MIERCOLES DE CENIZA
El comienzo de la Cuaresma
La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.
Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es sino un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.
Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”
Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?
La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?
La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?
Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.
Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.
La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.
Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.
El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?
Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.
Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.
Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.
P. Cipriano Sánchez
La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.
Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es sino un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.
Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”
Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?
La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?
La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?
Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.
Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.
La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.
Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.
El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?
Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.
Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.
Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.
P. Cipriano Sánchez
martes, 21 de febrero de 2012
¿QUÉ DEBEMOS HACER EN EL TIEMPO DE CUARESMA?
¿QUÉ DEBEMOS HACER EN EL TIEMPO DE CUARESMA?
El ayuno y la abstinencia
El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.
Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.
La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.
El sacrificio
Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. " (Mt 6,6)"
El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.
Palabras de Juan Pablo II sobre el miércoles de ceniza (pronunciadas el 16-2-1983)
El miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la preparación del misterio pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "matanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
La oración
La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.
Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:
La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.
La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.
La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.
El sacrificio
Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. " (Mt 6,6)"
El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.
Palabras de Juan Pablo II sobre el miércoles de ceniza (pronunciadas el 16-2-1983)
El miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la preparación del misterio pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "matanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
ORIGEN DEL MIERCOLES DE CENIZA
Origen de la costumbre del MIERCOLES DE CENIZA
Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.
Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma
La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)
Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.
Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.
En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.
Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.
También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.
La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.
Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.
Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma
La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)
Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.
¿QUÉ ES EL MIERCOLES DE CENIZA?
¿QUÉ ES EL MIERCOLES DE CENIZA?
Miércoles de Ceniza 22 de Febrero del 2012
El inicio de la Cuaresma.
La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
- "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
- "Conviérte y cree en el Evangelio".
La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
- "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
- "Conviérte y cree en el Evangelio".
lunes, 20 de febrero de 2012
RECUERDA DAR GRACIAS
Recuerda dar Gracias
Una alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro. El santo llevó al alma a un recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes talleres llenos con ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: "Esta es la sección de recibo. Aquí, todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas." El ángel miró a la sección y estaba terriblemente ocupada con muchos ángeles clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo.
Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo: "Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí, las gracias y bendiciones que la gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que las solicitaron." El ángel vio cuan ocupada estaba. Habían tantos ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.
Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el ángel se detuvo en la última sección. Para su sorpresa, sólo un ángel permanecía en ella ocioso haciendo muy poca cosa. "Esta es la sección del agradecimiento" dijo San Pedro al alma. "¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?" - preguntó el alma. "Esto es lo peor"- contestó San Pedro. "Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento."
"¿Cómo uno agradece a las bendiciones de Dios ?" "Simple" - contestó San Pedro, "Solo tienes que decir, gracias Señor"
Una alma recién llegada al cielo se encontró con San Pedro. El santo llevó al alma a un recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes talleres llenos con ángeles. San Pedro se detuvo frente a la primera sección y dijo: "Esta es la sección de recibo. Aquí, todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas." El ángel miró a la sección y estaba terriblemente ocupada con muchos ángeles clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo.
Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo: "Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí, las gracias y bendiciones que la gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que las solicitaron." El ángel vio cuan ocupada estaba. Habían tantos ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.
Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el ángel se detuvo en la última sección. Para su sorpresa, sólo un ángel permanecía en ella ocioso haciendo muy poca cosa. "Esta es la sección del agradecimiento" dijo San Pedro al alma. "¿Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?" - preguntó el alma. "Esto es lo peor"- contestó San Pedro. "Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocas envían su agradecimiento."
"¿Cómo uno agradece a las bendiciones de Dios ?" "Simple" - contestó San Pedro, "Solo tienes que decir, gracias Señor"
JACINTA MARTO - VIDENTE DE FÁTIMA - 20 DE FEBRERO
Jacinta Marto
La admirable vidente de Fátima
Jacinta era una niña cuando Nuestra Señora apareció. Entra en la Historia a los siete años, precisamente en la edad en que habitualmente se acostumbra indicar como la del comienzo de la vida consciente y de la razón. ¿En qué medida una criatura de esa edad es capaz de practicar la virtud? ¿Y de practicarla de modo heroico?
La historia de la espiritualidad católica tiene ejemplos sorprendentes de santidad a poca edad: Santa María Goretti, martirizada a los 11 años con plena consciencia de lo que hacía; Santo Domingo Savio, que murió a los 15 años.
Jacinta – y su hermano Francisco – después de un riguroso proceso en Roma, tuvieron reconocidas sus virtudes heroicas, pudendo ser venerados privadamente como santos. ¿Cuál es el secreto de la santidad de Jacinta? EL tema VIENE ocupando actualmente la atención de los católicos y merece ser conocido por nuestros lectores.
Jamás se verá, en aquel lugar, una cosa semejante: 70 mil personas, venidas de todas partes de Portugal, están reunidas, bajo la lluvia, en un lugar llamado Cova da Iria. ¿Qué ocurrió?
Estamos en el día 13 de octubre de 1917. A duras penas, los tres pastorcitos intentan detener a la multitud rumbo a sus pequeñas casas en Aljustrel. La menor de las criaturas - nuestra Jacinta - es conducida a través de atajos por un soldado, que la protege de las manifestaciones de entusiasmo de personas que desean verla y dirigirle la palabra. Millares de preguntas, pedidos de oración e intercesiones. Conversiones, lágrimas de alegría...
Los pequeños – Lucia, Francisco y Jacinta - no prestan atención en la multitud reunida, la cual presenciara el milagro del sol al final de la última aparición. Sus mentes están tomadas por la sublimidad y por el esplendor del extraordinario suceso sobrenatural que hace poco acaban de contemplar. La Señora del Cielo, la que había hablado seis veces, acababa de realizar el milagro prometido...
Desapego en cuanto a las alabanzas de los hombres
Jacinta Marto, con apenas siete años de edad, está dotada de una seriedad marcante. La frente fruncida indica profunda preocupación. Los ojos, que aún reflejan maravillosamente el brillo de lo que habían contemplado, están contraídos pero calmados, indicando un alma inclinada al recogimiento.
¿Qué decir de esta fisionomía? Tal vez Jacinta se esté recordando de los penosos caminos recorridos anteriormente en medio del desprecio, los improperios y hasta de los golpes de aquellos que ahora están en medio de la multitud. No... la alegría del momento no la impresiona, ella conoce bien la inconstancia del espiritu humano. Su voluntad está puesta en Dios, en el cumplimento de Su voluntad, de tal modo que, después de las apariciones, llevó verdaderamente la vida de una grande santa. La Congregación para la Causa de los Santos constató: su voluntad era enteramente sometida a la de Dios. ¡Cómo sería útil, principalmente para nuestros días, conocer la vida de esta niña!
El camino de la santidad
En el espacio de tiempo que va desde los siete a los diez años, en que soportó heroicamente el fardo de la enfermedad que la llevaría a la muerte, Jacinta forjó el camino de la santidad. Ya en esa tan precoz edad conoció profundamente la realidad de la vida. Su existencia fue corta, aunque repleta de acontecimientos extraordinarios e incluso fascinantes. La descripción de ellos sobrepasaría los límites de este artículo. Tendremos que reducirnos a los trazos resaltantes de su alma, a algunas escenas de su vida y mencionar algunos testimonios.
El camino de la santidad, al que ya nos referimos, esta pequeña lo recorrió de tal manera que sus padres y parientes llegaron a exclamar respecto a ella y a los otros dos videntes: "Es un misterio que no se logra comprender. Son niños como otros cualquiera. Sin embargo, se percibe en ellos un algo extraordinario!" Sí... ¿que había de extraordinario en esas criaturas que las personas (¡hasta hoy!) no consiguen entender?
¿Quien fue Jacinta Marto? Última de una gran prole, nació el 11 de marzo de 1910. De naturaleza alegre, era una chica como las otras. Jugaba, cantaba, tenía sus defectos mayores o menores, su temperamento y, naturalmente, sus preferencias... hasta el 13 de mayo de 1917.
Oración y sacrificios rescatan a los pecadores
Después de ese día, Jacinta emprendió un profundo cambio interior, una conversión de vida como Nuestra Señora había pedido. Las palabras de María Santísima impregnaron de modo indeleble su alma y pasaron a ser el contenido, el ideal de su vida. Más aún, colocó ese ideal en práctica.
"Haced penitencia por los pecadores! Muchos van al infierno porque nadie reza y se sacrifica por ellos." - Tales palabras encontraron profunda resonancia en Jacinta. ¡Y con que inquebrantable voluntad ella hacía penitencia! Aquí van mencionados algunos ejemplos de esta joven y ya gran santa. Ella no vacilaba en ayunar, frecuentemente, un día entero sin comer o beber nada, dando alegremente su pan a los chicos pobres. Otros días, comía solamente aquello que más detestaba. Traía como penitencia una gruesa cuerda en torno a la cintura. ¡Nada, ningún sacrificio le parecía demasiado grande, tratándose de la salvación de las almas!
El pecado y el Cielo en su espiritualidad
De hecho, puede decirse que la espiritualidad de Jacinta se funda en los pedidos formulados por Nuestra Señora. Esta contiene dos aspectos importantes: 1) claro concepto del pecado; 2) noción muy definida de la belleza sobrenatural del Cielo. Exactamente dos puntos en relación a los cuales nuestra época está inmensamente distante.
No se habla mas de pecado. Esta palabra está siendo omitida en la catequesis y desvanecida del pensamiento de las personas. Juntamente con eso, ¡va siendo también eliminada necesariamente la idea del proprio Dios! Pues, ¿de que otra cosa se trata sino de la honra divina que es ofendida por el pecado?
Estrechamente relacionado con ese pensamiento viene el segundo punto: la noción clara de la belleza sobrenatural del Cielo. Cuanto mas intensamente un alma tiene esa noción de lo sobrenatural celeste, tanto mas fácil será su correspondencia a los llamados de la Madre de Dios. Jacinta es un ejemplo concreto arrebatador de tal correspondencia. El mensaje de su vida nos convida a reconocer esos aspectos del mensaje de Nuestra Señora y hacerlos el eje orientador de nuestras vidas.
Enormes penitencias salvarán muchas almas
Profundamente impresionada por la visión del infierno y por el misterio de la eternidad, Jacinta no descartó ningún sacrificio mirando la conversión de los pecadores. En su enfermedad -- una tuberculosis que la llevó a la muerte -- ofrecía principalmente sus dolores: "Si, yo sufro, por eso ofrezco todo por los pecadores, para desagraviar el Inmaculado Corazón de María. Oh Jesús, ahora podéis salvar muchos pecadores porque este sacrificio es muy grande".
Todos los que conocían a Jacinta sentían cierto respeto por ella. Lucía, su prima, escribe: "Jacinta era también aquella a quien, me parece, la Santísima Virgen dio la mayor plenitud de gracias, conocimiento de Dios y de la virtud. Ella parecía reflejar en todo la presencia de Dios."
Incluso en su dolorosa molestia se mostraba siempre paciente, sin reclamos, enteramente desprendida. Conducta que no correspondía a su carácter natural. ¿Que posibilitaba a esa niña la práctica de tal fortaleza y manifestar semejante comportamiento?
La propia Jacinta da la respuesta a esa pregunta en su exclamación: "Gusto tanto de Nuestro Señor y de Nuestra Señora que nunca me canso de decir que los amo. Cuando digo eso muchas veces, ¡me parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema!" El amor ardiente a Jesús y María! Este fue el amor que transformó a Jacinta y que hizo de ella una copia fiel de las virtudes de la Virgen Santísima.
Último sacrificio: en la muerte, aislamiento
Tan heroica fue la muerte cuanto la vida de Jacinta, en un hospital de Lisboa, completamente abandonada. Este fue objeto de una de las últimas predicciones recibidas por Jacinta, directamente de Nuestra Señora. ¡Con que coraje conservó la niña este pensamiento! Dejémosla narrar esta profecía, confiada por ella a Lucía:
"Nuestra Señora me dice que voy a Lisboa, para otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres; que después de sufrir mucho, muero solita; pero que no tenga miedo, que allá Ella me va a buscar para llevarme al Cielo."
Nuestra Señora anunció también el día y la hora en que debería morir. Cuatro días antes, la Santísima Virgen le retiró todos los dolores. Como nadie estuvo presente en ese grandioso momento, podemos apenas imaginar la escena. ¿Como habrá sido la recepción de este pequeño lirio en el Cielo? Delante de Nuestra Señora, aquel rostro virginal no estará mas contraído por el sufrimiento, sino resplandeciente en presencia de Aquel que fue el Fundamento de su vida: "Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la hoguera que tengo aquí dentro del pecho y así hacerla gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!"
De qué manera el conocimiento de la vida de Jacinta actúa sobre las almas, puede deducirse de las palabras del postulador de las Causas de Beatificación de ella y de su hermano Francisco: "Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados cuanto Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección".
"Su entrega a la voluntad de Dios fue total"
Decreto de la Santa Sede declara las virtudes de Jacinta
El 13 de mayo de 1989, un decreto da Congregación para la Causa de los Santos, firmado por el Cardenal Ángelo Felici, declaró la heroicidad de las virtudes de la Sierva de Dios Jacinta Martos.
El documento, recordando las palabras de Nuestro Señor "Si no os hiciereis como uno de estos pequeñitos no entrareis en el Reino de los Cielos" (Mt 18,3), afirma que Jacinta "correspondiendo sin reservas a la gracia divina realizó rápidamente una gran perfección en la imitación de Cristo y voluntariamente consumió su breve existencia por la gloria de Dios, cooperando en la salvación de las almas mediante fervorosa oración y asidua penitencia".
Después de resumir su vida, el decreto declara que "su entrega a la voluntad de Dios fue total", el esfuerzo "para corresponder al amor y a las gracias de Dios fue constante", dando pruebas de "poseer en alto grado las virtudes teologales y las virtudes de la prudencia, justicia, templanza, humildad, sinceridad y modestia".
En la misma fecha, la Santa Sede declaró las virtudes del Siervo de Dios Francisco Marto, hermano de Jacinta.
"Privadamente, Jacinta puede ser venerada como santa!"
Entrevista con el Postulador de la Causa de Beatificación de Jacinta y Francisco
El Padre Luis Kondor, SVD, es el Postulador de las Causas de Beatificación de Jacinta y Francisco. Nació en Hungría, donde, como sacerdote, sufrió la persecución comunista. En 1949, salió de su patria. Veinte años después, cuando deseó regresar, no le fue permitida la entrada. Actualmente vive en Fátima, en la sede de la Postulación de los Pastorcitos, donde concedió a Nuestro enviado especial, Felipe Barandiarán, la interesante entrevista que publicamos a continuación.
Catolicismo – ¿Cuando V.R. recibió el encargo de ser el Postulador de la Causa de Beatificación de los Pastorcitos?
Padre Kondor - Fui nombrado e hice juramento el día 19 de marzo de 1961. Por lo tanto, hace 36 años. En 1963 comencé a editar un boletín, en siete lenguas, que ahora tiene un tiraje de 80 mil ejemplares y que es enviado a todos los Obispos del mundo.
Inicialmente quiero aclarar que las Causas de Beatificación [de los dos pastorcitos] no tenían ninguna esperanza de ser bien acogidos y aprobados. En 1937, los procesos de niños y jóvenes de hasta 17 años fueron suspendidos por el Papa, una vez que las Comisiones de la Congregación para la Causa de los Santos, en Roma, manifestaron la opinión de que niños y jóvenes con hasta aquella edad no eran capaces de practicar heroicamente las virtudes, que es el primer paso para la beatificación, tratándose de niños y jóvenes no mártires.
En 1979, cuando los procesos de Jacinta y Francisco llegaron a Roma, la Congregación para la Causa de los Santos resolvió reestudiar la cláusula papal que impedía procesos referentes a menores de 17 años. Después de oír a teólogos, psicólogos, médicos, educadores y peritos de todo género, los Cardenales miembros de la Congregación se pronunciaron por la admisión de los procesos de Jacinta y Francisco, considerando que, aunque los niños no sean habitualmente llamados a un grado heroico de santidad, pueden existir, en la acción de la gracia, excepciones a esa regla. Y así, los procesos fueron acogidos. Y desde entonces otros procesos de niños están en curso.
Catolicismo – ¿Y cuando comenzó propiamente el proceso?
Padre Kondor – En 1951. Pero era considerado con mucha incertidumbre, pues existía la referida prohibición. Lo que se siguió después fue muy rápido. En 1980, fui nombrado Postulador en Roma. Nueve años después, el 13 de mayo de 1989, el Papa declaró las virtudes heroicas. Por tanto, los pastorcitos pasaron la prueba con "summa cum laude". Todos los peritos - siete peritos para cada uno de los procesos - después de examinar durante siete años tales procesos, votaron finalmente a favor, de modo unánime, quedando cerrado el caso. Esto permite venerar particularmente a los pastorcitos como santos. Para la veneración pública la Iglesia exige la beatificación. Y para la beatificación es necesario otro proceso, es necesario probar un milagro, científicamente, y que este milagro haya sido producido por la acción de los pastorcitos.
Ya tuvimos una cura en Málaga, en España. pero, al final, una serie de médicos consideraron que la cura -- que parecía milagrosa -- podría llegar a tener causas naturales. El caso fue entonces archivado. Ni siquiera fue presentado a la Congregación.
Ahora estamos examinando otro proceso, de la cura de una señora que estaba hacía 22 años paralítica, que comenzó de improviso caminar. Esto ocurrió en Leiria, Portugal. El proceso terminó y ya se encuentra en la referida Congregación. Esta señora nació en 1930, y durante 22 años estuvo en cama, sin moverse. De la cintura para abajo no sentía nada. Después de hacer una novena, preguntó a Jacinta, desde su cama, si seria curada. Y oyó una voz que le decía: "Siéntate, porque puedes". Comenzó entonces a sentir que la sangre empezaba a circular por las venas de las piernas. Se sintió curada y se sentó en la cama. Un auténtico alborozo se formó a altas horas de la noche en su casa: "Amelia se sentó!"
Los peritos médicos del proceso consideraron que el hecho no presenta explicación natural.
Catolicismo – ¿Que significa Fátima en su opinión?
Padre Kondor – En mi opinión, Fátima es la mayor revelación desde la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Una intervención sobrenatural tan grande nunca existió en la Historia. En cualquier país del mundo la palabra Fátima es conocida.
Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados como Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección. La espiritualidad de Jacinta quedó marcada con su empeño por la conversión de los pecadores y para evitar que ellos vayan al infierno. Francisco, por su parte, caracterizó su misión con la frase "Dios está triste, debemos consolarlo".
Analogía entre las acciones ejercidas por Nuestra Señora sobre los pastorcitos de Fátima y la humanidad
"La verdadera directora espiritual de Jacinta, Francisco y Lucia fue, esencialmente, Nuestra Señora. La bondadosa Señora de Cova da Iria tomó a su cargo la realización de esa obra-prima y, como no podría dejar de ser, la llevó a cabo con pleno éxito. De sus manos prodigiosas salieron tres ángeles revestidos de carne, pero que, al mismo tiempo, eran tres auténticos héroes. La materia prima era de una plasticidad admirable y de la Artista ¿que más de puede decir? En su escuela los tres montañeses dieron en poco tiempo pasos de gigantes en el camino de la perfección. En ella se verificó al pie de la letra las palabras de un gran devoto de María, San Luis María Grignion de Monfort. En la escuela de la Virgen, el alma progresa mas en una semana que en un año fuera de Ella. La pedagogía de la Madre de Dios no sufre enfrentamientos. En dos años la Virgen Santísima consiguió levantar a los dos hermanitos - Francisco y Jacinta - hasta las cumbres mas elevadas de la santidad cristiana. El retrato que la mano segura de Lucía nos traza de Jacinta es revelador. Jacinta tenía un porte siempre serio, modesto y amable, que parecía traducir la presencia de Dios en todos sus actos, propio de las personas ya avanzadas en edad y de grande virtud. No le vi nunca aquella excesiva liviandad o el entusiasmo proprio de las niñas por adornos y juguetes.
"No puedo decir que las otras niñas corriesen hacia ella, como lo hacían hacia mí, eso tal vez porque la seriedad de su porte era demasiado superior a su edad. Si en su presencia alguna chica o incluso personas adultas decían alguna cosa o hacían cualquier acción poco conveniente, las reprendía diciendo: ‘No hagan eso que ofenden a Dios, Nuestro Señor, y El ya está muy ofendido’".
(Del libro del Padre Demarchi, "Era una Señora más brillante que el sol...", Seminario de las Misiones de Nuestra Señora de Fátima, Cova da Iria, 3a. Edición).
La admirable vidente de Fátima
Jacinta era una niña cuando Nuestra Señora apareció. Entra en la Historia a los siete años, precisamente en la edad en que habitualmente se acostumbra indicar como la del comienzo de la vida consciente y de la razón. ¿En qué medida una criatura de esa edad es capaz de practicar la virtud? ¿Y de practicarla de modo heroico?
La historia de la espiritualidad católica tiene ejemplos sorprendentes de santidad a poca edad: Santa María Goretti, martirizada a los 11 años con plena consciencia de lo que hacía; Santo Domingo Savio, que murió a los 15 años.
Jacinta – y su hermano Francisco – después de un riguroso proceso en Roma, tuvieron reconocidas sus virtudes heroicas, pudendo ser venerados privadamente como santos. ¿Cuál es el secreto de la santidad de Jacinta? EL tema VIENE ocupando actualmente la atención de los católicos y merece ser conocido por nuestros lectores.
Jamás se verá, en aquel lugar, una cosa semejante: 70 mil personas, venidas de todas partes de Portugal, están reunidas, bajo la lluvia, en un lugar llamado Cova da Iria. ¿Qué ocurrió?
Estamos en el día 13 de octubre de 1917. A duras penas, los tres pastorcitos intentan detener a la multitud rumbo a sus pequeñas casas en Aljustrel. La menor de las criaturas - nuestra Jacinta - es conducida a través de atajos por un soldado, que la protege de las manifestaciones de entusiasmo de personas que desean verla y dirigirle la palabra. Millares de preguntas, pedidos de oración e intercesiones. Conversiones, lágrimas de alegría...
Los pequeños – Lucia, Francisco y Jacinta - no prestan atención en la multitud reunida, la cual presenciara el milagro del sol al final de la última aparición. Sus mentes están tomadas por la sublimidad y por el esplendor del extraordinario suceso sobrenatural que hace poco acaban de contemplar. La Señora del Cielo, la que había hablado seis veces, acababa de realizar el milagro prometido...
Desapego en cuanto a las alabanzas de los hombres
Jacinta Marto, con apenas siete años de edad, está dotada de una seriedad marcante. La frente fruncida indica profunda preocupación. Los ojos, que aún reflejan maravillosamente el brillo de lo que habían contemplado, están contraídos pero calmados, indicando un alma inclinada al recogimiento.
¿Qué decir de esta fisionomía? Tal vez Jacinta se esté recordando de los penosos caminos recorridos anteriormente en medio del desprecio, los improperios y hasta de los golpes de aquellos que ahora están en medio de la multitud. No... la alegría del momento no la impresiona, ella conoce bien la inconstancia del espiritu humano. Su voluntad está puesta en Dios, en el cumplimento de Su voluntad, de tal modo que, después de las apariciones, llevó verdaderamente la vida de una grande santa. La Congregación para la Causa de los Santos constató: su voluntad era enteramente sometida a la de Dios. ¡Cómo sería útil, principalmente para nuestros días, conocer la vida de esta niña!
El camino de la santidad
En el espacio de tiempo que va desde los siete a los diez años, en que soportó heroicamente el fardo de la enfermedad que la llevaría a la muerte, Jacinta forjó el camino de la santidad. Ya en esa tan precoz edad conoció profundamente la realidad de la vida. Su existencia fue corta, aunque repleta de acontecimientos extraordinarios e incluso fascinantes. La descripción de ellos sobrepasaría los límites de este artículo. Tendremos que reducirnos a los trazos resaltantes de su alma, a algunas escenas de su vida y mencionar algunos testimonios.
El camino de la santidad, al que ya nos referimos, esta pequeña lo recorrió de tal manera que sus padres y parientes llegaron a exclamar respecto a ella y a los otros dos videntes: "Es un misterio que no se logra comprender. Son niños como otros cualquiera. Sin embargo, se percibe en ellos un algo extraordinario!" Sí... ¿que había de extraordinario en esas criaturas que las personas (¡hasta hoy!) no consiguen entender?
¿Quien fue Jacinta Marto? Última de una gran prole, nació el 11 de marzo de 1910. De naturaleza alegre, era una chica como las otras. Jugaba, cantaba, tenía sus defectos mayores o menores, su temperamento y, naturalmente, sus preferencias... hasta el 13 de mayo de 1917.
Oración y sacrificios rescatan a los pecadores
Después de ese día, Jacinta emprendió un profundo cambio interior, una conversión de vida como Nuestra Señora había pedido. Las palabras de María Santísima impregnaron de modo indeleble su alma y pasaron a ser el contenido, el ideal de su vida. Más aún, colocó ese ideal en práctica.
"Haced penitencia por los pecadores! Muchos van al infierno porque nadie reza y se sacrifica por ellos." - Tales palabras encontraron profunda resonancia en Jacinta. ¡Y con que inquebrantable voluntad ella hacía penitencia! Aquí van mencionados algunos ejemplos de esta joven y ya gran santa. Ella no vacilaba en ayunar, frecuentemente, un día entero sin comer o beber nada, dando alegremente su pan a los chicos pobres. Otros días, comía solamente aquello que más detestaba. Traía como penitencia una gruesa cuerda en torno a la cintura. ¡Nada, ningún sacrificio le parecía demasiado grande, tratándose de la salvación de las almas!
El pecado y el Cielo en su espiritualidad
De hecho, puede decirse que la espiritualidad de Jacinta se funda en los pedidos formulados por Nuestra Señora. Esta contiene dos aspectos importantes: 1) claro concepto del pecado; 2) noción muy definida de la belleza sobrenatural del Cielo. Exactamente dos puntos en relación a los cuales nuestra época está inmensamente distante.
No se habla mas de pecado. Esta palabra está siendo omitida en la catequesis y desvanecida del pensamiento de las personas. Juntamente con eso, ¡va siendo también eliminada necesariamente la idea del proprio Dios! Pues, ¿de que otra cosa se trata sino de la honra divina que es ofendida por el pecado?
Estrechamente relacionado con ese pensamiento viene el segundo punto: la noción clara de la belleza sobrenatural del Cielo. Cuanto mas intensamente un alma tiene esa noción de lo sobrenatural celeste, tanto mas fácil será su correspondencia a los llamados de la Madre de Dios. Jacinta es un ejemplo concreto arrebatador de tal correspondencia. El mensaje de su vida nos convida a reconocer esos aspectos del mensaje de Nuestra Señora y hacerlos el eje orientador de nuestras vidas.
Enormes penitencias salvarán muchas almas
Profundamente impresionada por la visión del infierno y por el misterio de la eternidad, Jacinta no descartó ningún sacrificio mirando la conversión de los pecadores. En su enfermedad -- una tuberculosis que la llevó a la muerte -- ofrecía principalmente sus dolores: "Si, yo sufro, por eso ofrezco todo por los pecadores, para desagraviar el Inmaculado Corazón de María. Oh Jesús, ahora podéis salvar muchos pecadores porque este sacrificio es muy grande".
Todos los que conocían a Jacinta sentían cierto respeto por ella. Lucía, su prima, escribe: "Jacinta era también aquella a quien, me parece, la Santísima Virgen dio la mayor plenitud de gracias, conocimiento de Dios y de la virtud. Ella parecía reflejar en todo la presencia de Dios."
Incluso en su dolorosa molestia se mostraba siempre paciente, sin reclamos, enteramente desprendida. Conducta que no correspondía a su carácter natural. ¿Que posibilitaba a esa niña la práctica de tal fortaleza y manifestar semejante comportamiento?
La propia Jacinta da la respuesta a esa pregunta en su exclamación: "Gusto tanto de Nuestro Señor y de Nuestra Señora que nunca me canso de decir que los amo. Cuando digo eso muchas veces, ¡me parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema!" El amor ardiente a Jesús y María! Este fue el amor que transformó a Jacinta y que hizo de ella una copia fiel de las virtudes de la Virgen Santísima.
Último sacrificio: en la muerte, aislamiento
Tan heroica fue la muerte cuanto la vida de Jacinta, en un hospital de Lisboa, completamente abandonada. Este fue objeto de una de las últimas predicciones recibidas por Jacinta, directamente de Nuestra Señora. ¡Con que coraje conservó la niña este pensamiento! Dejémosla narrar esta profecía, confiada por ella a Lucía:
"Nuestra Señora me dice que voy a Lisboa, para otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres; que después de sufrir mucho, muero solita; pero que no tenga miedo, que allá Ella me va a buscar para llevarme al Cielo."
Nuestra Señora anunció también el día y la hora en que debería morir. Cuatro días antes, la Santísima Virgen le retiró todos los dolores. Como nadie estuvo presente en ese grandioso momento, podemos apenas imaginar la escena. ¿Como habrá sido la recepción de este pequeño lirio en el Cielo? Delante de Nuestra Señora, aquel rostro virginal no estará mas contraído por el sufrimiento, sino resplandeciente en presencia de Aquel que fue el Fundamento de su vida: "Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la hoguera que tengo aquí dentro del pecho y así hacerla gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!"
De qué manera el conocimiento de la vida de Jacinta actúa sobre las almas, puede deducirse de las palabras del postulador de las Causas de Beatificación de ella y de su hermano Francisco: "Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados cuanto Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección".
"Su entrega a la voluntad de Dios fue total"
Decreto de la Santa Sede declara las virtudes de Jacinta
El 13 de mayo de 1989, un decreto da Congregación para la Causa de los Santos, firmado por el Cardenal Ángelo Felici, declaró la heroicidad de las virtudes de la Sierva de Dios Jacinta Martos.
El documento, recordando las palabras de Nuestro Señor "Si no os hiciereis como uno de estos pequeñitos no entrareis en el Reino de los Cielos" (Mt 18,3), afirma que Jacinta "correspondiendo sin reservas a la gracia divina realizó rápidamente una gran perfección en la imitación de Cristo y voluntariamente consumió su breve existencia por la gloria de Dios, cooperando en la salvación de las almas mediante fervorosa oración y asidua penitencia".
Después de resumir su vida, el decreto declara que "su entrega a la voluntad de Dios fue total", el esfuerzo "para corresponder al amor y a las gracias de Dios fue constante", dando pruebas de "poseer en alto grado las virtudes teologales y las virtudes de la prudencia, justicia, templanza, humildad, sinceridad y modestia".
En la misma fecha, la Santa Sede declaró las virtudes del Siervo de Dios Francisco Marto, hermano de Jacinta.
"Privadamente, Jacinta puede ser venerada como santa!"
Entrevista con el Postulador de la Causa de Beatificación de Jacinta y Francisco
El Padre Luis Kondor, SVD, es el Postulador de las Causas de Beatificación de Jacinta y Francisco. Nació en Hungría, donde, como sacerdote, sufrió la persecución comunista. En 1949, salió de su patria. Veinte años después, cuando deseó regresar, no le fue permitida la entrada. Actualmente vive en Fátima, en la sede de la Postulación de los Pastorcitos, donde concedió a Nuestro enviado especial, Felipe Barandiarán, la interesante entrevista que publicamos a continuación.
Catolicismo – ¿Cuando V.R. recibió el encargo de ser el Postulador de la Causa de Beatificación de los Pastorcitos?
Padre Kondor - Fui nombrado e hice juramento el día 19 de marzo de 1961. Por lo tanto, hace 36 años. En 1963 comencé a editar un boletín, en siete lenguas, que ahora tiene un tiraje de 80 mil ejemplares y que es enviado a todos los Obispos del mundo.
Inicialmente quiero aclarar que las Causas de Beatificación [de los dos pastorcitos] no tenían ninguna esperanza de ser bien acogidos y aprobados. En 1937, los procesos de niños y jóvenes de hasta 17 años fueron suspendidos por el Papa, una vez que las Comisiones de la Congregación para la Causa de los Santos, en Roma, manifestaron la opinión de que niños y jóvenes con hasta aquella edad no eran capaces de practicar heroicamente las virtudes, que es el primer paso para la beatificación, tratándose de niños y jóvenes no mártires.
En 1979, cuando los procesos de Jacinta y Francisco llegaron a Roma, la Congregación para la Causa de los Santos resolvió reestudiar la cláusula papal que impedía procesos referentes a menores de 17 años. Después de oír a teólogos, psicólogos, médicos, educadores y peritos de todo género, los Cardenales miembros de la Congregación se pronunciaron por la admisión de los procesos de Jacinta y Francisco, considerando que, aunque los niños no sean habitualmente llamados a un grado heroico de santidad, pueden existir, en la acción de la gracia, excepciones a esa regla. Y así, los procesos fueron acogidos. Y desde entonces otros procesos de niños están en curso.
Catolicismo – ¿Y cuando comenzó propiamente el proceso?
Padre Kondor – En 1951. Pero era considerado con mucha incertidumbre, pues existía la referida prohibición. Lo que se siguió después fue muy rápido. En 1980, fui nombrado Postulador en Roma. Nueve años después, el 13 de mayo de 1989, el Papa declaró las virtudes heroicas. Por tanto, los pastorcitos pasaron la prueba con "summa cum laude". Todos los peritos - siete peritos para cada uno de los procesos - después de examinar durante siete años tales procesos, votaron finalmente a favor, de modo unánime, quedando cerrado el caso. Esto permite venerar particularmente a los pastorcitos como santos. Para la veneración pública la Iglesia exige la beatificación. Y para la beatificación es necesario otro proceso, es necesario probar un milagro, científicamente, y que este milagro haya sido producido por la acción de los pastorcitos.
Ya tuvimos una cura en Málaga, en España. pero, al final, una serie de médicos consideraron que la cura -- que parecía milagrosa -- podría llegar a tener causas naturales. El caso fue entonces archivado. Ni siquiera fue presentado a la Congregación.
Ahora estamos examinando otro proceso, de la cura de una señora que estaba hacía 22 años paralítica, que comenzó de improviso caminar. Esto ocurrió en Leiria, Portugal. El proceso terminó y ya se encuentra en la referida Congregación. Esta señora nació en 1930, y durante 22 años estuvo en cama, sin moverse. De la cintura para abajo no sentía nada. Después de hacer una novena, preguntó a Jacinta, desde su cama, si seria curada. Y oyó una voz que le decía: "Siéntate, porque puedes". Comenzó entonces a sentir que la sangre empezaba a circular por las venas de las piernas. Se sintió curada y se sentó en la cama. Un auténtico alborozo se formó a altas horas de la noche en su casa: "Amelia se sentó!"
Los peritos médicos del proceso consideraron que el hecho no presenta explicación natural.
Catolicismo – ¿Que significa Fátima en su opinión?
Padre Kondor – En mi opinión, Fátima es la mayor revelación desde la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Una intervención sobrenatural tan grande nunca existió en la Historia. En cualquier país del mundo la palabra Fátima es conocida.
Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados como Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección. La espiritualidad de Jacinta quedó marcada con su empeño por la conversión de los pecadores y para evitar que ellos vayan al infierno. Francisco, por su parte, caracterizó su misión con la frase "Dios está triste, debemos consolarlo".
Analogía entre las acciones ejercidas por Nuestra Señora sobre los pastorcitos de Fátima y la humanidad
"La verdadera directora espiritual de Jacinta, Francisco y Lucia fue, esencialmente, Nuestra Señora. La bondadosa Señora de Cova da Iria tomó a su cargo la realización de esa obra-prima y, como no podría dejar de ser, la llevó a cabo con pleno éxito. De sus manos prodigiosas salieron tres ángeles revestidos de carne, pero que, al mismo tiempo, eran tres auténticos héroes. La materia prima era de una plasticidad admirable y de la Artista ¿que más de puede decir? En su escuela los tres montañeses dieron en poco tiempo pasos de gigantes en el camino de la perfección. En ella se verificó al pie de la letra las palabras de un gran devoto de María, San Luis María Grignion de Monfort. En la escuela de la Virgen, el alma progresa mas en una semana que en un año fuera de Ella. La pedagogía de la Madre de Dios no sufre enfrentamientos. En dos años la Virgen Santísima consiguió levantar a los dos hermanitos - Francisco y Jacinta - hasta las cumbres mas elevadas de la santidad cristiana. El retrato que la mano segura de Lucía nos traza de Jacinta es revelador. Jacinta tenía un porte siempre serio, modesto y amable, que parecía traducir la presencia de Dios en todos sus actos, propio de las personas ya avanzadas en edad y de grande virtud. No le vi nunca aquella excesiva liviandad o el entusiasmo proprio de las niñas por adornos y juguetes.
"No puedo decir que las otras niñas corriesen hacia ella, como lo hacían hacia mí, eso tal vez porque la seriedad de su porte era demasiado superior a su edad. Si en su presencia alguna chica o incluso personas adultas decían alguna cosa o hacían cualquier acción poco conveniente, las reprendía diciendo: ‘No hagan eso que ofenden a Dios, Nuestro Señor, y El ya está muy ofendido’".
(Del libro del Padre Demarchi, "Era una Señora más brillante que el sol...", Seminario de las Misiones de Nuestra Señora de Fátima, Cova da Iria, 3a. Edición).
MADUREZ
Madurez
Autor: Ann Landers
Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción.
Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el abrazo inmediato en favor de un beneficio de largo plazo.
Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes.
Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir "me equivoque". Y cuando se esta en lo correcto la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir "Te lo dije".
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa. Son los confusos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.
Autor: Ann Landers
Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias sin violencia o destrucción.
Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el abrazo inmediato en favor de un beneficio de largo plazo.
Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes.
Madurez es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni abatimiento.
Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande para decir "me equivoque". Y cuando se esta en lo correcto la persona madura no necesita experimentar la satisfacción de decir "Te lo dije".
Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no hacer nada.
Madurez significa confiabilidad, mantener la propia palabra, superar la crisis. Los inmaduros son maestros de la excusa. Son los confusos y desorganizados. Sus vidas son una confusión de promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar y buenas intenciones que nunca se convierten en realidad.
Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se puede cambiar.
CONFLICTOS Y RIVALIDADES EN LA IGLESIA
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net Conflictos y rivalidades en la Iglesia | |
Cristo dejó bien claro cuál es el antídoto ante este peligro: el que quiere ser grande ha de convertirse en servidor de los otros. | |
Tensiones, conflictos, envidias, zancadillas, se dan con frecuencia en casi todos los ámbitos de la vida humana: en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el grupo de amigos, en el partido político, en el cuartel, en los hospitales. Por desgracia, también se dan en la Iglesia. En el mismo Evangelio podemos leer cómo Cristo tuvo que intervenir varias veces cuando se producían fricciones o envidias entre los primeros discípulos. Una vez, porque discutieron sobre quién era el mayor (cf. Lc 9,46-48). Otra vez, porque diez de ellos se irritaron contra la pretensión de Santiago y Juan de ocupar los primeros lugares en el Reino (cf. Mt 20,24-28). Incluso en la Última Cena volvió a encenderse entre los apóstoles el debate sobre quién sería el primero (cf. Lc 22,24-27), como si todavía no hubieran aprendido el modo de actuar de su Maestro. Tras la muerte de Cristo no faltaron momentos de tensión y de conflicto. A veces por motivos que parecían justos, como cuando hubo quejas entre los creyentes helenistas contra los hebreos, porque veían que sus viudas no eran tratadas de modo correcto (cf. Hch 6,1). Entre Pablo y Bernabé estalló un fuerte debate que les llevó a separarse, porque no estaban de acuerdo sobre si llevar o no a Juan Marcos a una nueva misión (cf. Hch 15,36-40). San Pablo se lamentaba de las divisiones que se produjeron en algunas comunidades, en las que unos decían “yo soy de Pablo” mientras otros repetían “yo soy de Apolo” (cf. 1Co 3,3-6). La historia podría mostrarnos miles de ejemplos y situaciones parecidas, o incluso más graves, algunas de las cuales desembocaron, dramáticamente, en actos de violencia entre los que eran de un grupo contra los del otro grupo. Puesto que siguen en pie las consecuencias del pecado original, y dado que las pasiones desordenadas nos llevan al individualismo, a la envidia, a la soberbia, al rencor, también hoy existen y se producen conflictos entre católicos que dañan enormemente la vida de la Iglesia. En la parroquia o en un oratorio, dentro de una orden monástica o entre los sacerdotes de una diócesis, entre los miembros de un grupo de laicos comprometidos, entre los nacidos en un lugar y los nacidos en otro, en ocasiones, ojalá fueran pocas, se producen esos momentos de fricción que desgastan, que encienden los ánimos, que dividen, que llevan a sucumbir a pecados con la mente, con la lengua, con las acciones. Cristo dejó bien claro cuál es el antídoto ante este peligro en los textos que citamos antes: el que quiere ser grande ha de convertirse en servidor de los otros. O, como decía san Pablo, basta con recordar que somos edificación de Dios, construidos sobre la única piedra angular que permite que todo encaje perfectamente: Cristo (cf. Ef 2,19-22). Existirán, ciertamente, momentos de tensión, pequeños conflictos, malentendidos, errores humanos, incluso acciones claramente culpables. Ello no quita que podamos perdonar, que podamos tolerar con paciencia un defecto, que busquemos maneras concretas para restablecer la unidad y reparar los daños que se hayan podido producir. Lo importante es tener siempre ante nuestros ojos lo que es esencial, y saber soportarnos los unos a los otros con espíritu auténtico de caridad fraterna. En ese sentido, ayuda mucho recordar estas palabras de san Pablo: “Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos” (Ef 4,1-6). Ello no quita que exista una legítima pluralidad, un dinamismo que permite a cada bautizado ofrecer sus propios dones a sus hermanos. Pero esa legítima pluralidad no debe convertirse en fuente de conflictos o divisiones, sino que vale en tanto en cuanto preserva y promueve la unidad y el amor entre los hermanos. Dios está presente allí donde reina el amor fraterno (cf. 1Jn 4,7-21). Ese amor crea unidad y paz entre las comunidades, y permite vivir en la Tierra con esa dicha profunda y esa armonía íntima que esperamos alcanzar, para siempre, en el cielo. |
sábado, 18 de febrero de 2012
A MIS AMIGOS...
A mis amigos
Autor: Alberto Cortez
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabra de aliento y el abrazo, el compartir con ellos la factura, que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerar mis espinas más agudas, los arrebatos del amor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con él, la más violenta tempestad porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel: un corazón...
A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaron sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado el discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos dejaré cuando me muera mi devodión en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, adonde quiera muchas veces te reclama, serás plural porque lo exige el sentimiento cuando se llevan los amigos en el alma.
Autor: Alberto Cortez
A mis amigos les adeudo la ternura y las palabra de aliento y el abrazo, el compartir con ellos la factura, que nos presenta la vida paso a paso.
A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerar mis espinas más agudas, los arrebatos del amor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.
Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con él, la más violenta tempestad porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel: un corazón...
A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaron sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado el discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos dejaré cuando me muera mi devodión en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo mío si esta copla como el viento, adonde quiera muchas veces te reclama, serás plural porque lo exige el sentimiento cuando se llevan los amigos en el alma.
A LA PERSONA QUE AMAS...
A la persona que amas...
Las cosas que deberías intentar con la persona que amas son:
Toma sus manos siempre que te sea posible.
Abrázala por la cintura y susúrrale algo en sus oído
Bésala en cada oportunidad que tengas.
Abrázala fuertemente cuando tenga frio
Cuando estén solos, abrázala y bésala.
Dale un beso en la punta de la nariz y así se dará cuenta de ¿que quieres besarle.
En el cine, abrásele automáticamente pondrá su cabeza en tu hombro y se arrimará hacia ti, entonces inclina su cara y besa su mejilla suavemente.
Cuando diga que le duele su espalda - hombros - cuello, dale un masaje.
Cuando alguien se acerque a saludarle levántate por ella.
Mírala a los ojos profundamente y dile que la amas.
Las cosas que deberías intentar con la persona que amas son:
Toma sus manos siempre que te sea posible.
Abrázala por la cintura y susúrrale algo en sus oído
Bésala en cada oportunidad que tengas.
Abrázala fuertemente cuando tenga frio
Cuando estén solos, abrázala y bésala.
Dale un beso en la punta de la nariz y así se dará cuenta de ¿que quieres besarle.
En el cine, abrásele automáticamente pondrá su cabeza en tu hombro y se arrimará hacia ti, entonces inclina su cara y besa su mejilla suavemente.
Cuando diga que le duele su espalda - hombros - cuello, dale un masaje.
Cuando alguien se acerque a saludarle levántate por ella.
Mírala a los ojos profundamente y dile que la amas.
LA ALEGRÍA LLEGARÁ DESPUES
La alegría llegará despues
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú.""
Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo,
hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso;
para esto te envié por los caminos.
Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas
de asco en la noche y en la soledad.
Conozco todo eso, hijo mío también yo lo he pasado antes que tú:
fue mi agonía.
Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú.""
Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo,
hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso;
para esto te envié por los caminos.
Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas
de asco en la noche y en la soledad.
Conozco todo eso, hijo mío también yo lo he pasado antes que tú:
fue mi agonía.
Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
PUES ANTES DE RESUCITAR HAY QUE MORIR,
ANTES DE MORIR HAY QUE AGONIZAR,
ANTES DE AGONIZAR HAY QUE SUFRIR.
NO HUYAS DEL MAL. AL CONTRARIO: ESTATE ALLÍ. TÓMALO.
CUANTO MAS FEO SEA, CUANTO MAS PESADO MAS HAY QUE EMPUÑARLO.
Sufre
muere
LA ALEGRÍA VENDRÁ DESPUÉS.
REPETIR EL CAMINO DE MARÍA EN NUESTRA VIDA..
Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Repetir el camino de María en nuestra vida
Porque repetirlo es seguir el camino de la paz, es seguir el camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.
La Santísima Virgen no es la única que ha sido elegida por Dios; cada uno de nosotros también lo ha sido. La razón por la cual María es bendecida de esta forma extraordinaria por el Señor, es por la misión que a Ella se le iba a entregar: la de ser la Madre del Redentor. La razón por la cual cada uno de nosotros es bendecido por Dios es porque también tenemos una misión muy especial de cara a nuestro mundo, de cara a la propia familia y de cara a la sociedad en la que vivimos.
Ciertamente que, en nuestro caso, el camino es distinto. En María se produce la preservación por parte de Dios. María no es tocada por el pecado; nosotros tenemos que caminar y luchar para corregir esa marca del pecado. Sin embargo, de la misma manera en que María tiene una gracia muy especial por parte del Señor, no olvidemos que también nosotros la tenemos, porque tenemos la gracia de Dios para poder llevar a cabo nuestra misión.
Yo creo que la actitud de la Santísima Virgen ante la misión que se le propone, también la podríamos aplicar a nosotros. María, cuando oye las palabras del ángel, se preocupa mucho y se pregunta qué querría decir semejante saludo. María le pregunta al ángel cómo se va a realizar el plan de Dios, siendo ella virgen. Sin embargo, la Santísima Virgen ofrece su persona a Dios como la esclava del Señor para que se cumpla en Ella lo que se le ha dicho.
Esas tres actitudes de la Santísima Virgen, podrían también ser tres comportamientos nuestros. Cada uno de nosotros, cuando Dios manifiesta su plan en nuestra vida, también puede sentir preocupación, inquietud, incluso miedo. “No temas María”, le dirá el ángel. También en nuestro corazón, cuando vemos lo que Dios nos pide, cuando vemos con claridad el designio de Dios para nuestra vida, puede surgir miedo, porque muchas veces lo que Dios nos pide va en contra de lo que habíamos planeado.
Si reflexionáramos sobre el plan que tenía o el plan que tiene para su existencia, ¿podría decir que es el mismo que Dios le está pidiendo? ¿Acaso lo que me ha sucedido estaba dentro de mis planes? ¿Estaba dentro de mis planes el que mi matrimonio sufriese dificultades? ¿Estaba dentro de mis planes el que mis hijos se comportasen mal? ¿Estaba dentro de mis planes el que Dios me pidiese pasar por la situación por la que estoy pasando?
Nos vamos a dar cuenta de que muchas cosas no estaban dentro de nuestros planes. Y cuando de pronto te encuentras con algo que no está dentro de tus planes, te puede preocupar, te puede incluso molestar. Sin embargo, hay una cosa muy clara: muchas veces perdemos el dominio de nuestra vida y se lo tenemos que dejar a Dios.
¿Qué pasa cuando se lo tienes que dejar a Él? ¿Qué pasa cuando Dios te dice “el control lo quiero yo”? Y quiero que me entregues esto de tu vida...; esto de tus hijos...; esto de tu matrimonio...; esto en el ámbito material...; esto en el ámbito social... A lo mejor, surge en nosotros preocupación, que puede ser una reacción lógica, pero que no sigue el camino de la Santísima Virgen María.
Cuántas veces podemos perder de vista que, ante Dios, la respuesta auténtica es “sí”. Y es un “sí” que le pone a Dios delante todo lo que uno es. María había prometido a Dios vivir en virginidad. Pero incluso esa promesa tan acariciada en el corazón de la Santísima Virgen, Ella la pone ante el Señor y acepta la respuesta de Dios.
El punto importante es si le ponemos a Dios el sí por delante. “¿Cómo va a ser...?” Tú me lo vas a decir, Tú me vas a guiar, Tú vas a estar a mi lado. Sin embargo, cuántas veces pensamos que nuestros planes personales son mejores que los de Dios; que nuestros criterios personales, son mejores que los del Señor. Nos olvidamos de que el camino de María es un camino en el que Ella siempre está dispuesta a decirle a Dios “sí”.
La tercera actitud de la Santísima Virgen María es una actitud de una ofrenda total: “He aquí la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”. Ante los conflictos internos de más generosidad, más sacrificio, más entrega, más oración, más perdón a los demás, tenemos que repetir las palabras de María Santísima: “Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra”.
Dice San Pablo: “Hemos sido elegidos, en Cristo, para ser santos e irreprochables”. ¿Cuál es el camino para lograrlo? Cada uno de nuestros caminos es distinto, cada uno de nuestros modos de caminar es diferente, pero si seguimos el camino de María “aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tú me dices”, será siempre un camino de gozo y de esperanza, no un camino de miedo.
¡Qué importante es descubrir este camino de María en nuestra vida, porque es un camino -no lo olvidemos-, que lo tenemos que ir repitiendo constantemente! Lo tenemos que repetir cuando nuestra vida es joven, cuando es madura, cuando es anciana; lo tenemos que repetir cuando las cosas económicas van bien o cuando van mal; lo tenemos que repetir cuando hay contrariedades o cuando no las hay. Tenemos que repetir el camino de María, porque repetirlo es seguir el camino de la paz, es seguir el camino de Dios.
Permitamos, entonces, que toda nuestra vida vaya caminando, como en la vida de María, con estas tres actitudes: La actitud de querer encontrar la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. La actitud de no poner restricciones a la voluntad de Dios, sea ésta cual sea. Pero sobre todo, la actitud de entregarse con plena y madura libertad al camino de Dios, por donde Él nos vaya llevando.
jueves, 16 de febrero de 2012
MARÍA...
María...
María mira emocionada a Jesús niño. Con ella contemplamos al que es la Vida.
María envuelve a Jesús en pañales. Con ella cuidamos toda vida.
María acoge en su corazón, junto a Jesús, a muchos nombres. Con ella aprendemos a levantar las vidas caídas.
María pone en un pesebre al Salvador. Con ella colocamos en cada corazón la bendición y la ternura de Dios.
María, puesta en manos del Espíritu, permanece siempre abierta a la acción creadora de Dios.
¡Bendita tú, María, mujer, lugar de maternidad, campo en el que la vida emerge y todo lo embellece!
Palabra de la Iglesia:
"Y ahora es a vosotras a las que nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones... En este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio podéis ayudar tanto a que la humanidad no decaiga... Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza... Nuestra técnica corre peligro de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida" (Mensaje del Concilio Vat II a las mujeres).
Fuente: cipecar.org
María mira emocionada a Jesús niño. Con ella contemplamos al que es la Vida.
María envuelve a Jesús en pañales. Con ella cuidamos toda vida.
María acoge en su corazón, junto a Jesús, a muchos nombres. Con ella aprendemos a levantar las vidas caídas.
María pone en un pesebre al Salvador. Con ella colocamos en cada corazón la bendición y la ternura de Dios.
María, puesta en manos del Espíritu, permanece siempre abierta a la acción creadora de Dios.
¡Bendita tú, María, mujer, lugar de maternidad, campo en el que la vida emerge y todo lo embellece!
Palabra de la Iglesia:
"Y ahora es a vosotras a las que nos dirigimos, mujeres de todas las condiciones... En este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio podéis ayudar tanto a que la humanidad no decaiga... Estáis presentes en el misterio de la vida que comienza... Nuestra técnica corre peligro de convertirse en inhumana. Reconciliad a los hombres con la vida" (Mensaje del Concilio Vat II a las mujeres).
Fuente: cipecar.org
INVOCACIÓN A LA CONFIANZA...
Invocación a la confianza
Autor: A. Pangrazzi
Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.
Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.
Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.
Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.
Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFIO.
Autor: A. Pangrazzi
Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.
Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle. Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.
Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y mi impaciencia.
Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.
Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.
Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFIO.
EL AMOR..
El amor
A veces duele amar a alguien y no ser correspondidos. Pero lo que es más doloroso es amar a alguien y no tener el valor para decirle a esa persona TE AMO...
Tal vez la vida quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin, cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo...
Una de las cosas más tristes del destino es cuando conoces a alguien que significa todo y sólo para darte cuenta finalmente, que no era para ti, que le debes dejar ir...
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo aquella puerta que se cerró, que no somos capaces de ver la que se ha abierto frente a nosotros.
Darle a esa persona una nueva oportunidad, quizás seria lo mejor que te pudiera pasar... Todos cometemos errores, todos nos equivocamos... a veces esos errores nos cuentan caro, pero de ellos se aprende y mucho... Es cierto que no sabemos lo que tenemos a nuestro lado hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos...
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amará, pero no esperes que te amen; sólo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona.
Dalo todo sin esperar nada a cambio... Da lo mejor de ti sin esperar una recompensa... El amor de eso se trata: es un sacrificio perpetuo y constante...
Pero si aun así el amor no crece en el corazón de la otra persona, no sufras: sé realmente feliz porque creció en el tuyo...
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que las dijera. Hay cosas que seguro tú has hecho por ella y crees que no le han importado. No importa: sigue dando, continúa amando... pero no sufras: siéntete orgulloso de lo que has sabido dar, de tu capacidad de amar... y no seas tan sordo para no oír las palabras dulces de quien las dice desde su corazón y quizás no escuchas...
Nunca digas adiós si todavía quieres intentar; nunca digas que ya no amas si así no lo sientes... Agota el último recurso, busca una solución a todo, ya que siempre la hay... Nunca te des por vencido ni aun vencido, y mucho menos aún si sientes que puedes (y debes) seguir luchando. Lucha por quien amas, lucha por lo que sientes... Intenta que la otra persona te ame y sepa lo que con ese amor puede ganarse... Nunca le digas a una persona que no la amas si no puedes dejarla ir... si no puedes dejar de pensar en ella, si la miras a los ojos y aún sientas cosas bellas...
El amor llega a quien espera, aunque le hayan decepcionado, aunque sienta que ya nada tiene sentido. El amor siempre llega a quien lucha y es constante, a quien aún cree aunque haya sido traicionado, a quien todavía necesite amar aunque antes haya sido lastimado y a quien tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo, pese a todo lo que le haya pasado...
El principio del amor es "dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos", y no tratar de adaptarlos a nuestra propia imagen, porque entonces sólo amaremos el reflejo de lo que nosotros mismos somos en ellos. ¿Qué sentido tiene amar a tu propia imagen, cuando no hay nada más hermoso que darlo todo por el otro?
No vayas por lo externo: esto te podría engañar. Dicen que las apariencias engañan, pero el corazón las revela... Lo único que perdura a través del tiempo son los sentimientos, el ser maravilloso que por dentro tenemos... por eso ve y busca a quien valora tu sonrisa, a quien se deslumbra con tu mirada, a quien muere por tus caricias...
Ve por alguien que te haga sonreír, por alguien que te lo dé todo sin pedir nada a cambio, por ese alguien que sane tu corazón herido, por alguien que jamás te haya traicionado, que nunca te haya decepcionado... Tan sólo esa persona se merece tu amor, tus lágrimas y tu cariño... Toma su sonrisa para que tu día oscuro se llene de luz y bebe de sus labios para no tener nunca más sed...
Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír y que sane todas tus heridas...
Hay momentos en que extrañas tanto a esa persona, que quisieras sacarla de tus sueños y abrazarla con todas tus fuerzas. Entonces, espero que sueñes con ese alguien tan especial y logres arrancarle de tus sueños y hacerle realidad...
Sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser, haz lo que quieras hacer, pero lucha por todo lo que quieres tener, porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacerlo y si no lo consigues, al menos podrás decir que lo has intentado... No hay nada más triste que ver lo que podrías haber logrado y ni siquiera nunca lo hayas intentado...
Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes obstáculos para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humano y suficiente esperanza para seguir ilusionado...
La felicidad espera por aquellos que lloran, que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan... Porque sólo ellos pueden apreciar la verdadera importancia de las personas que han llegado y partido de sus vidas...
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima. Es hora de secar esa lágrima e intentarlo de nuevo...
A veces duele amar a alguien y no ser correspondidos. Pero lo que es más doloroso es amar a alguien y no tener el valor para decirle a esa persona TE AMO...
Tal vez la vida quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta, para que al fin, cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo...
Una de las cosas más tristes del destino es cuando conoces a alguien que significa todo y sólo para darte cuenta finalmente, que no era para ti, que le debes dejar ir...
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo aquella puerta que se cerró, que no somos capaces de ver la que se ha abierto frente a nosotros.
Darle a esa persona una nueva oportunidad, quizás seria lo mejor que te pudiera pasar... Todos cometemos errores, todos nos equivocamos... a veces esos errores nos cuentan caro, pero de ellos se aprende y mucho... Es cierto que no sabemos lo que tenemos a nuestro lado hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos...
Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amará, pero no esperes que te amen; sólo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona.
Dalo todo sin esperar nada a cambio... Da lo mejor de ti sin esperar una recompensa... El amor de eso se trata: es un sacrificio perpetuo y constante...
Pero si aun así el amor no crece en el corazón de la otra persona, no sufras: sé realmente feliz porque creció en el tuyo...
Hay cosas que te encantaría oír y que nunca escucharás de la persona que te gustaría que las dijera. Hay cosas que seguro tú has hecho por ella y crees que no le han importado. No importa: sigue dando, continúa amando... pero no sufras: siéntete orgulloso de lo que has sabido dar, de tu capacidad de amar... y no seas tan sordo para no oír las palabras dulces de quien las dice desde su corazón y quizás no escuchas...
Nunca digas adiós si todavía quieres intentar; nunca digas que ya no amas si así no lo sientes... Agota el último recurso, busca una solución a todo, ya que siempre la hay... Nunca te des por vencido ni aun vencido, y mucho menos aún si sientes que puedes (y debes) seguir luchando. Lucha por quien amas, lucha por lo que sientes... Intenta que la otra persona te ame y sepa lo que con ese amor puede ganarse... Nunca le digas a una persona que no la amas si no puedes dejarla ir... si no puedes dejar de pensar en ella, si la miras a los ojos y aún sientas cosas bellas...
El amor llega a quien espera, aunque le hayan decepcionado, aunque sienta que ya nada tiene sentido. El amor siempre llega a quien lucha y es constante, a quien aún cree aunque haya sido traicionado, a quien todavía necesite amar aunque antes haya sido lastimado y a quien tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo, pese a todo lo que le haya pasado...
El principio del amor es "dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos", y no tratar de adaptarlos a nuestra propia imagen, porque entonces sólo amaremos el reflejo de lo que nosotros mismos somos en ellos. ¿Qué sentido tiene amar a tu propia imagen, cuando no hay nada más hermoso que darlo todo por el otro?
No vayas por lo externo: esto te podría engañar. Dicen que las apariencias engañan, pero el corazón las revela... Lo único que perdura a través del tiempo son los sentimientos, el ser maravilloso que por dentro tenemos... por eso ve y busca a quien valora tu sonrisa, a quien se deslumbra con tu mirada, a quien muere por tus caricias...
Ve por alguien que te haga sonreír, por alguien que te lo dé todo sin pedir nada a cambio, por ese alguien que sane tu corazón herido, por alguien que jamás te haya traicionado, que nunca te haya decepcionado... Tan sólo esa persona se merece tu amor, tus lágrimas y tu cariño... Toma su sonrisa para que tu día oscuro se llene de luz y bebe de sus labios para no tener nunca más sed...
Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír y que sane todas tus heridas...
Hay momentos en que extrañas tanto a esa persona, que quisieras sacarla de tus sueños y abrazarla con todas tus fuerzas. Entonces, espero que sueñes con ese alguien tan especial y logres arrancarle de tus sueños y hacerle realidad...
Sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser, haz lo que quieras hacer, pero lucha por todo lo que quieres tener, porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacerlo y si no lo consigues, al menos podrás decir que lo has intentado... No hay nada más triste que ver lo que podrías haber logrado y ni siquiera nunca lo hayas intentado...
Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes obstáculos para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humano y suficiente esperanza para seguir ilusionado...
La felicidad espera por aquellos que lloran, que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan... Porque sólo ellos pueden apreciar la verdadera importancia de las personas que han llegado y partido de sus vidas...
El amor comienza con una sonrisa, crece con un beso y muere con una lágrima. Es hora de secar esa lágrima e intentarlo de nuevo...
QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO...
QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DE JESÚS SACRAMENTADO
Jesucristo: No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreir tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
Recomendación: Lea todos los días los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado
Jesucristo: No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta que me ames con fervor. Háblame, pues, aquí sencillamente, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime su nombre, bien sea el de tus padres, bien el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras que hiciese actualmente por ellos. Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las necesidades ajenas. Háblame así, con sencillez, con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas volver al buen camino, de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado.
Dime por todos una palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón ; y ¿no ha de salir del corazón el ruego que me dirijas por aquellos que tu corazón especialmente ama?
Y para ti, ¿no necesitas alguna gracia? Hazme, si quieres, una lista de tus necesidades, y ven, léela en mi presencia. Dime francamente que sientes -soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente... ; y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos Santos de primer orden, que tuvieron esos mismos defectos! Pero rogaron con humildad... ; y poco a poco se vieron libres de ellos.
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios; todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que me lo pidas en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿qué puedo hacer por tu bien? ¡Si supieras los deseos que tengo de favorecerte !
¿Traes ahora mismo entre manos algún Proyecto? Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa? ¿qué piensas? ¿qué deseas? ¿qué quieres que haga por tu hermano, por tu amigo, por tu superior? ¿qué desearías hacer por ellos?
¿Y por Mí? ¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás olvidados de Mí?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. Dime si te sale mal tu empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, adonde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió? ¿quién lastimó tu amor propio ? ¿quién te ha despreciado? Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición.
¿Temes por ventura? ¿Sientes en tu alma aquellas vagas melancolías, que no por ser infundadas dejan de ser desgarradoras? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy; aquí, a tu lado me tienes; todo lo veo, todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado, si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Y no tienes tal vez alegría alguna que comunicarme? ¿Por qué no me haces partícipe de ella a fuer de buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, ha consolado y hecho como sonreir tu corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá has visto disipados negros recelos, quizá has recibido faustas noticias, alguna carta o muestra de cariño; has vencido alguna dificultad, o salido de algún lance apurado. Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado: ¿por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente, como un hijo a su padre: « ¡Gracias, Padre mío, gracias!»? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta verse correspondido.
¿Tampoco tienes Promesa alguna para hacerme? Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de privarte de aquel objeto que te dañó? ¿de no leer más aquel libro que exaltó tu imaginación? ¿de no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma ?
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con aquella otra a quien, por haberte faltado, has mirado hasta hoy como enemiga?
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al taller, a la familia, al estudio... ; pero no olvides los quince minutos de grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario. Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación, caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.
Recomendación: Lea todos los días los 15 minutos en compañía de Jesús Sacramentado
CINCO LLAVES PARA ENTRAR EN LA EUCARISTÍA
Autor: J.Leoz | Fuente: Pan y Vida Cinco llaves para entrar en la Eucaristía | |
Sentarse, relajarse, olvidarse de lo que nos rodea, lleva a vivir la presencia escondida de Dios. | |
El silencio es un poder. Sin él es muy difícil escuchar. Nuestras eucaristías son deficitarias en silencio. Parece como si nos violentásemos por el simple hecho de estar unos segundos sin decir nada. El silencio es el ruido de la oración. El silencio, después de la homilía, es interpelación. El silencio, después de la comunión, es gratitud al Dios por tanto que nos ha dado. En el silencio se llena todo de nuestras intenciones personales, peticiones o deseos. La música o el canto, los símbolos y otras cosas secundarias, nunca pueden ser una especie de tapagujeros que hagan más “digerible” la eucaristía. El silencio no es ausencia de…., es cultivar un lugar para que Dios nazca. Comtemplación La Eucaristía se hace más sabrosa cuando se la contempla. En el horizonte inmenso todo parece igual, pero cuando los ojos quedan fijos en él, surgen detalles que a simple vista parecían no existir. Con la Eucaristía ocurre lo mismo. Es un paisaje que puede parecer todos los días igual. Sentarse, relajarse, olvidarse de lo que rodea lleva al alma contemplativa, a la persona contemplativa a vivir una serie de sensaciones que es la presencia escondida de Dios. Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile que me ayude”. Le respondió el Señor: “Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”. (Lucas 10, 38-42). Oración La oración y la eucaristía van de la mano como la cerradura se acciona con la llave. La eucaristía. El diálogo con Jesús se hace más fecundo después de haber escuchado la Palabra de Dios. Para que la Eucaristía resulte vibrante, no es cuestión de recurrir a la ayuda puntual del ritmo maraquero o guitarrero. En el diálogo de las personas está el crecimiento personal y comunitario. En la oración reside uno de los potenciales más grandes para entender, comprender y vivir intensamente la Eucaristía. "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para exhibirse ante la gente. Ya han cobrado su paga, os lo aseguro. Tú, en cambio, cuando quieras rezar, echa la llave y rézale a tu Padre que está ahí en lo escondido; Tu Padre que ve lo escondido te recompensará" (Mt. 6, 5-6). Caridad La fuente de la caridad perfecta es la Eucaristía. La fuente de la caridad que nunca se agota ni se cansa es la Eucaristía. En ella contrastamos nuestros personales egoísmos con las grandes carencias que existen en el mundo que nos rodea. Cada día que pasa es una oportunidad que Dios nos da para ofrecer algo o parte de la riqueza material o personal que podemos tener cada uno de nosotros. Hay dos dimensiones que nunca podemos olvidar al celebrar la eucaristía: la caridad hacia Dios y la caridad hacia los hermanos. Amar a Dios con todo el corazón y con toda nuestra alma es subirse al trampolín, para saltar y amar, aunque se nos haga duro y a veces imposible, a los más próximos a nosotros. Y, esos próximos, ¡qué lejos los tenemos muchas veces del corazón y qué cerca físicamente! Hoy, de todas maneras, está más de moda mirar horizontalmente al hombre que verticalmente acordarnos de que Dios existe. «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, cercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo». Escucha Cuando Dios habla no nos da simple información: se nos revela. Su Palabra es un escáner por el que vamos conociendo el corazón de Dios, sus sentimientos, sus pensamientos y, también, lo qué tiene pensado para cada uno de nosotros. Lo qué quiere de cada uno de nosotros. El Antiguo Testamento nos prepara a la venida de Cristo. Las epístolas y otras lecturas nos ofrecen las reflexiones de San Pablo y de otros contemporáneos sobre Jesucristo, su vida y su mensaje. El Evangelio nos da la clave de cada encuentro eucarístico. Es el punto culminante de toda la Liturgia de la Palabra. Es en este momento, cuando puestos de pie rendimos homenaje presente en la Palabra. Le reclamaba una vez por la noche al Señor: - "¿Por qué Señor no me escuchas?, si cada noche te hablo..." - "¿Por qué Señor no me atiendes?, cuando en cada momento te pido..." - "¿Por qué Señor no te veo?, si oro constantemente..." - "En esta noche Señor hablo y hablo contigo, mas no siento tu presencia, ¿por qué Señor no me tomas en cuenta? A lo que Dios contestó: - "Cada noche escucho tu clamor, cada noche trato de atender, cada noche trato de hacerme ver delante de ti, y quisiera cumplir tus deseos. Pero me hablas y pides muchas cosas, las cuales escucho con atención, sin embargo, en cuanto terminas de agradecer y de pedir lo que necesitas, terminas tu oración, sin darme oportunidad de hablar" Una conversación es un diálogo entre dos, muchas veces hablamos con Dios pero no nos damos un tiempo para escuchar su voz. ¿Alguna vez has tratado de hablar con alguien que no te deja decir ni una sola palabra? Pues bien, Dios quiere hacernos escuchar su voz y para eso necesita que le des la oportunidad de hacerlo, y solo entonces, al escuchar su voz y guardar silencio por un momento, tu oración será completa, y Dios cumplirá su promesa de darte todo aquello que pidas con fe. Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta. |
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