Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
2 de mayo
Las diferencias que puedan existir entre los hermanos, nadie mejor que la Madre las puede suavizar y aun hacer desaparecer.
Si los cristianos no hemos logrado aún la unidad que nos pide el Evangelio y que hasta el mundo no creyente reclama de nosotros, es porque no hemos tratado de unirnos en nuestra Madre común.
El Concilio ha centrado el culto y la devoción a María en el ministerio de Jesús y de la Iglesia, pueblo de Dios. Cuando peregrinamos bajo la protección consciente de María, caminamos hacia la unidad; todo lo que hagamos por difundir el amor y la devoción a María, según la orientación del Concilio, será siembra de unidad.
Madre y Virgen, que engendraste al Creador, sé tú el punto de unión de Dios y del hombre y de todos los hombres entre si.
P. Alfonso Milagro
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