domingo, 12 de julio de 2015

EL MALETÍN DE LA ESPERANZA: REGALOS DE LOS NIÑOS ENFERMOS AL PAPA EN PARAGUAY


“El maletín de la esperanza”: Regalos de los niños enfermos al Papa en Paraguay


ASUNCIÓN, 11 Jul. 15 / 01:47 pm (ACI).- Durante la visita privada que realizó el Papa Francisco hoy en la mañana al hospital pediátrico Acosta Ñu en la capital paraguaya, los niños le regalaron varios dibujos, cartas y mensajes con sus expresiones de cariño. Entre los gestos de cariño, el Pontífice recibió un regalo hecho por un niño que falleció días antes de su visita.

Los pequeños pacientes prepararon el denominado “maletín de la esperanza” donde colocaron los obsequios. También incluyeron un mensaje en guaraní escrito sobre el mapa de Paraguay que dice: “Papa Francisco rovy´aite rejuhaguére ore retame. Orerovasa” (Papa Francisco, estamos felices por tu visita a nuestro país. Bendícenos).


"Verlos dibujar y escribir sus mensajes, entusiasmados y llenos de esperanza, nos transmitieron un ideal claro: que no pierden la fe ante situaciones difíciles, como una enfermedad o estando lejos de los seres queridos mientras realizan sus tratamientos", manifestó Lilian Rodas, una de las maestras de manualidades del hospital, al diario Última Hora.

El Santo Padre obsequió rosarios a los médicos, enfermeras y al personal administrativo. También agradeció al capellán de Acosta Ñu por el acompañamiento espiritual a los niños durante su enfermedad.


Asimismo, el Papa bendijo a todos los niños y estuvo conversando con cuatro pequeñas que habían recibido un trasplante de corazón.

El niño que no pudo regalarle su dibujo al Papa

Pedrito Ramón era un niño paraguayo de ocho años que sufría de aplasia medular, dolencia en la médula ósea, y estaba internado por en Acosta Ñu. Al enterarse de que el Papa Francisco visitaría el centro médico, decidió hacerle un dibujo con un mensaje para entregárselo al Santo Padre.

1 comentario:

  1. 06/02/09
    NADA MÁS QUE BASURA
    por el Hermano Pablo

    «Basura» parecía ser la nota resaltante, la palabra clave de su vida. Había nacido en un barrio pobre en una familia pobre. Era uno de ocho hijos de la familia. El basural del pueblo estaba cerca a su casa. Basura era lo que comía, y basura lo que vestía.
    Acosado por la necesidad, Jaime Macías, joven hispano de dieciséis años de edad, cruzó la frontera norte y entró a los Estados Unidos. Iba en busca de trabajo.
    Un hombre, que era homosexual, le ofreció casa y comida a cambio de relaciones sexuales. Con eso hubiera habido todavía más basura en la vida de Jaime, pero él rechazó la oferta y caminó días enteros por las calles de San Antonio en Texas -USA, buscando restos de comida en la basura.
    Cansado, molido, triste y vencido, se acostó a dormir en un contenedor de basura. Estando él dormido, llegó un camión basurero, levantó el contenedor y vació los desperdicios dentro de su enorme vientre que estaba casi lleno de basura.
    Antes que Jaime pudiera dar aviso de su presencia en el camión, éste lo trituró, rompiéndole varias costillas. Jaime se salvó la vida, pero allí en la cama de un hospital de San Antonio no pudo menos que preguntarse: «¿Seré yo basura nada más?»
    Jaime no será la única persona que se ha hecho esa pregunta. Pero es más lamentable aún que para muchos —personas materialmente privilegiadas, pudientes, exitosas, que viven halagadas y envanecidas por su éxito material— Jaime no es más que basura.
    Para algunos políticos que, sin conciencia, sólo piensan en votos, Jaime, que no vota, es basura. Para personas sin corazón, que desprecian a los pobres, a los menesterosos, a los marginados y a los mendigos, Jaime es basura. Y hasta para ciertos líderes religiosos que viven entre cortinados de terciopelo, candelabros y muebles de caoba, Jaime es basura.
    A Dios gracias que a los ojos de Jesucristo su Hijo, que voluntariamente bajó del cielo para morir en una cruz, Jaime no es basura. No importa que haya nacido en la basura, ni que haya comido basura, ni que haya dormido en un contenedor de basura, ni que haya sido triturado por un camión de basura, Jaime no es basura. Jaime Macías es un ser humano que tiene tanto valor que Cristo dio su vida por él.
    Dios no creó basura. Al contrario, creó al hombre a su propia imagen y semejanza. Todos somos creación de Dios, y por lo tanto ninguno de nosotros es basura.
    Dios nos ama tanto, que envió a su propio hijo Jesucristo para que sea nuestro Salvador. Él desea ser nuestro Padre amado. Es momento de decirle: «Dios Eterno, gracias porque enviaste a tu Hijo Jesucristo a morir en la cruz para pagar mis pecados, quiero entregarle mi corazón y mi vida para seguirle solamente a Él, me arrepiento de haberte ofendido y te pido perdón por todos mis pecados, dame una vida nueva y te prometo no pecar más contra Tí, te pido que me ayudes en el nombre bendito de Jesús, Amén».
    Deléitate en las promesas de la Biblia, habla íntimamente con Dios cada día y reúnete con los hermanos en una Iglesia Cristiana.

    www.conciencia.net
    ahp@conciencia.net

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