Padre...
Padre, palabra sublime que encierra amor puro.
Tantas veces no te comprendemos,
pero eres siempre comprensivo.
Tantas veces te criticamos
y tu ternura no se marchita.
Cuántas culpas te atribuimos,
pero tu nobleza puede más.
Dime, cuántas veces a solas,
millares de lágrimas recorren por tus mejillas;
sufriendo tus penas, para ocultar tu dolor.
¿Por qué? ¡Ah, ya sé!
Tu dolor es tuyo, pero tu felicidad la compartes.
¡Qué grande eres, Padre!
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