Reconsiderar el
Adviento
1) Para
saber Comienza un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento.
Hace años el papa Juan Pablo II advertía que en una civilización cristiana
estamos acostumbrados al término «adviento», pero esa familiaridad puede hacer
que no captemos toda su riqueza.
Adviento quiere decir "venida". ¿Quién
viene? Respondía el Papa que hasta los niños saben que es Jesús quien viene para
ellos y para todos los hombres. Viene una noche en Belén, nace en una gruta que
se utilizaba como establo para el ganado. Esto lo saben los niños, lo saben
también los adultos que participan de la alegría de los niños y parece que se
hacen niños ellos también la noche de Navidad.
Pero esa venida de Jesús
es un misterio. Aunque conocemos una parte de él, esconde muchas riquezas.
Necesitamos recordarlo cada año para profundizar y descubrir luces
nuevas.
Pero, ¿para qué viene Jesús? Para traernos la salvación: nos trae
la verdadera libertad frente al mal, el pecado y la muerte. Esa libertad nos la
consiguió Jesús con su muerte redentora. Por eso, Adviento es sinónimo de
esperanza. Hemos sido salvados.
2) Para pensar Una anécdota nos puede
ayudar a su comprensión. Se trata de un diamante.
Las joyas de la Corona
británica son una serie de joyas, insignias y elementos pertenecientes a la Casa
Real Británica. Se considera que es la colección de joyas más valiosa del mundo.
Entre sus tesoros está la “Corona de la reina Isabel” que fue realizada con
motivo de la coronación de su esposo Jorge VI en 1937. Pues bien, esta corona
contiene el diamante más antiguo conocido: el Koh-i-noor (significa ‘montaña de
luz’). Había sido descubierto en 1304 y es de 105 quilates (21,6
gramos).
Se cuenta que, años antes, este diamante tan valioso fue
ofrecido a la reina Victoria por el marajá de la India cuando éste apenas era un
niño. Años después, cuando él ya era un hombre mayor, el marajá visitó a la
Reina Victoria en Inglaterra. Pidió que la piedra fuera traída de la Torre de
Londres donde se mantenía guardada con seguridad.
La reina hizo según lo
pedido. Tomando el diamante en su mano, él se arrodilló frente a la reina y se
lo presentó de nuevo, diciendo: “Su majestad, yo le di esta joya cuando era un
niño, demasiado joven para entender lo que estaba haciendo. Deseo dársela de
nuevo a usted en la plenitud de mis fuerzas, con todo mi corazón, afecto y
gratitud, ahora y para siempre, en plena conciencia de mi acto”.
Así como
el marajá quiso hacer más consciente y actual el acto de donación, nosotros
hemos de ser más consciente de lo que significa que el mismo Dios venga a
nosotros.
3) Para
vivir Este Adviento nos recuerda que Dios ha construido un
puente entre el cielo y la tierra: se llama Jesucristo. Dios busca al hombre
para darnos su amor y su vida.
Viene año tras año con rostro de niño.
Quiso asumir nuestra existencia enteramente igual a la nuestra con la única
salvedad del pecado. Llega a la tierra despojado de toda gloria divina y humana.
Ese niño es sacratísimo, tiene valor divino, es la naturaleza humana de una
Persona divina y con Él se inicia una nueva era de la Humanidad.
Adviento
es, pues, tiempo para acompañar a la Virgen María en espera del nacimiento de su
Hijo. Pidámosle nos ayude a preparar esa venida como Ella lo
hizo.
Pbro. José Martínez
Colín
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