viernes, 26 de agosto de 2016

ABRIR UNA RENDIJA PARA DIOS


Abrir una rendija para Dios
Ante los dolores de la vida, ante las penas que carcomen el alma, ansiamos una luz, una mano amiga, una rendija de esperanza.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




El corazón está herido. Por los propios pecados, por envidias profundas, por rencores que duran años, por miradas que nos reprochan faltas reales o delitos nunca cometidos.

Ante los dolores de la vida, ante las penas que carcomen el alma, ansiamos una luz, una mano amiga, una rendija de esperanza.

Hay dolores que hunden, que destrozan vidas. Hay dolores que se convierten en heridas abiertas en continua supuración. Hay dolores que provocan autocompasiones que destruyen.

En esos momentos, necesitamos abrir la mente a una verdad que salva: Cristo no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores (cf. Lc 5,32).

En vez de dejar al mal destruir mi vida, necesito abrir una rendija a Dios. Sólo entonces Cristo podrá venir a mi casa, cenar conmigo, derramar el aceite de la misericordia sobre mis heridas, sacar mi alma de pesimismos enfermizos.

Abrir una rendija a Dios es posible siempre. Basta con recordar que el Maestro no ha dejado a los hombres. Cristo sigue en los mil caminos de la historia humana, tras las huellas de cada oveja perdida. Sigue tras mis pasos, respetuoso, en silencio, pero con un amor que quema, que purifica, que sana.

Hoy puedo abrirle la puerta de mi alma. Entonces Jesús entrará. Me dará fuerzas para llorar mis pecados con lágrimas confiadas. Me impulsará a invocar y acoger su misericordia en el sacramento de la confesión. Me ayudará a perdonar y a pedir perdón a quien haya herido con mis actos egoístas. Me invitará, revestido con una túnica blanca, a participar, ya aquí en la Tierra, en el gran banquete de la alegría de los cielos.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 26 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 26


Nos resulta difícil admitir a los otros tal como ellos son; siempre tratamos de corregirlos, de hacerlos como somos nosotros.
Pero, ¿con qué derecho pretendemos anular su personalidad, hacerlos de distinta forma de como los hizo Dios?

Por otra parte, si nosotros pretendemos cambiarlos, para que sean como nosotros, es porque inconscientemente estamos convencidos de que nosotros somos como hay que ser, de que nuestra forma de ser es la mejor de todas; por eso quisiéramos que los demás fueran como nosotros.

Y tener ese convencimiento es evidentemente un orgullo desmedido.

Cada uno tiene su personalidad y todos debemos respetar la personalidad de los demás; reconocer que ellos tienen derecho a ser distintos de nosotros y a pensar que la forma de ser de ellos es mejor que la nuestra.

En conclusión: hay que aceptar a los demás tal como son y sin pretender cambiarlos a nuestro gusto.

“Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados… porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes” (Lc 6,36-38).


* P. Alfonso Milagro

SEÑOR, A QUIÉN IREMOS?


Señor, ¿a quién iremos?



Un día decidimos subir a tu barca,
confiarte el timón.
Desde entonces
navegamos por la vida
y escuchamos sonidos diversos,
el ruido del trueno
que anuncia la tormenta,
los cantos de sirena
que prometen paraísos imposibles,
el bramido de un mar poderoso
que nos recuerda nuestra fragilidad,
las conversaciones al atardecer
con distintos compañeros de viaje,
los nombres de lugares
que aún no hemos visitado,
y los de aquellos sitios
a los que no volveremos.

A veces nos sentimos tentados
de abandonar el barco,
de cambiar de ruta,
de refugiarnos en la seguridad
de la tierra firme.
Pero, Señor,
¿a quién iremos…
si solo tú puedes ayudarnos
a poner proa
hacia la tierra del amor
y la justicia?

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

FELIZ FIN DE SEMANA!!!


jueves, 25 de agosto de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 25 DE AGOSTO 2016


¡Estad en vela no sabes el día ni la hora!
Tiempo Ordinario

Mateo 24, 42-51. Tiempo Ordinario. Vivir fielmente cada día, con alegría, esperando la venida de Cristo. 


Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 24, 42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Oración introductoria
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédeme que, guiado por el mismo Espíritu, sienta la urgencia de estar siempre preparado, viviendo de cara a la eternidad y que esta oración me capacite para conocerte, encontrarte y amarte.

Petición
Señor, ¡aumenta mi fe!

 
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
 Velen y estén preparados.
La palabra clave de la lectura del evangelio de hoy es VELAD. Hoy estamos sumergidos en un mundo de inseguridad que alarma a buena parte de los ciudadanos. Las guerras, el terrorismo, el azote de la inseguridad ciudadana, el peligro de la delincuencia, el desbordamiento de los fenómenos naturales, la amenaza de la enfermedad, la crisis económica, entre muchas otras, son algunas de las situaciones que amenazan nuestra paz. Por ello, tomamos medidas cada vez más radicales: puertas de seguridad, candados, llaves, alarmas, policías, armas…
Ciertamente, los peligros de todo tipo amenazan nuestra seguridad y la de los nuestros, pero es mucho más importante la certeza de que nuestra vida está resguardada del grave peligro de una infelicidad eterna. Lo repetimos una y otra vez: En este mundo estamos de paso, por ello, la seguridad de poder descansar eternamente en los brazos de Dios, es la tarea que con más interés debemos cuidar.


Hay que estar atentos para cuando llegue el Señor a pedirnos cuenta de nuestraadministración. Es preciso tenerlo todo en orden para acertar en el destino definitivo de la vida. En este sentido es como se nos avisa que estemos bien dispuestos:
Estemos alerta para que la muerte nos sorprenda preparados y así evitar el fracaso definitivo de la vida.
Estemos alerta para acumular méritos para entrar en el Reino de la vida.
Estemos alerta y bien despiertos para recibir la llamada definitiva.
Estemos alerta y procuremos tener las cuentas claras de nuestra vida interior y presentarnos con la conciencia limpia ante nuestro Dios.
Estemos alerta recordando que estamos a tiempo de cambiar sabiendo que nunca es demasiado tarde mientras tengas vida.
Estemos alerta a la llamada de Dios para seguirla sin condiciones estando bien atentos para responder: Estamos aquí, Señor.
El llanto y crujir de dientes no es para nosotros, los que intentamos seguir a Cristo incondicionalmente. Si procuramos estar bien despiertos, con el corazón limpio y la mente dispuesta para seguir al Señor, no vamos a temer ni el sufrimiento ni la muerte, pues estamos destinados a la VIDA eterna.
La vigilancia permanente se consigue con la práctica constante de la oración y con el examen de conciencia. La fuerza nos la dan el Espirita Santo, la Eucaristía, la lectura y meditación de la Palabra. El premio consiste en tener paz en el alma, serenidad en nuestra mente y felicidad en el corazón.
«Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “con gran poder y gloria”, que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.»
 (S.S. Francisco, Angelus15 de noviembre de 2015).
Reflexión
El último día de la historia, el final de los tiempos, se ha descrito en muchas ocasiones como un día trágico y ha dado lugar a una literatura que llamamos "apocalíptica".

Jesucristo anunció que vendría de nuevo a la tierra, y que esa venida sería definitiva. Pero, ¿cómo debe preparase un cristiano? Vamos a considerar dos tipos de "esperas".

La primera es parecida a la de un soldado, agazapado en su trinchera, esperando con verdadero miedo el ataque del enemigo. Su única ilusión es que ese momento nunca llegue, porque sabe que puede acabar mal. Es la actitud del que ve el final pensando que va a condenarse por sus pecados. Tiembla, pero tampoco pone remedio.

La segunda espera es la de la esposa que aguarda a su marido, ausente durante mucho tiempo del hogar. Por ejemplo, la esposa de un marinero, que sueña el día en que volverá a estrechar entre sus brazos al amor de su vida. Y cuando se acerca el día, se prepara, se viste, se perfuma y se dispone a recibirle con toda la ilusión del mundo.

El cristiano debe vivir sin temor, preocupado por vivir fielmente el día a día, pero también siendo consciente de la responsabilidad de cada uno de sus actos. Por tanto, no hay que descuidarse y sí estar preparados, con alegría, para el encuentro definitivo con Dios.

Propósito
Ofrecer hoy un pequeño sacrificio a Dios y pedirle la gracia de adquirir la virtud que más necesite para crecer en el amor a los demás.

Diálogo con Cristo
Jesús, qué diferente es mi vida cuando me esfuerzo por ver todo desde el plano de la fe. Las cosas, las actividades, las mismas relaciones sociales, todo se transforma y se vuelve relativo de cara a la eternidad. ¡Qué pocas cosas son importantes! Ayúdame a vivir pensando en el cielo que me has prometido y que lo busque como esa perla fina, ese gran tesoro que dará plenitud a mi vida.

SALMO 144, BENDECIRÉ TU NOMBRE POR SIEMPRE, DIOS MÍO, MI REY


Salmo
Sal 144,2-3.4-5.6-7


R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R/.

EL AUTO NO LE ARRANCABA


El auto no le arrancaba…



Los Niños Exploradores se comprometen hacer al menos una buena acción cada día. Como esos chicos, conviene que te entrenes en este ejercicio cotidiano: cada uno de estos actos son como ladrillos de una maravillosa construcción que emprendes para alegría de Dios que goza ver que sus hijos desarrollan sus dones con generosidad.

En medio del camino, ya cerca del pueblo, se encontraba parado un automóvil, con el capó levantado y, casi medio adentro, el dueño tratando de hacerlo arrancar de cualquier manera. Toca cables, mira la batería, saca y pone tornillos, y no hay caso. En eso se cruza un borracho y le pregunta: —¿No le arranca? —¿Y no ve que no? ¡Y lo que me da más bronca es que estoy a tres kilómetros miserables del pueblo y no puedo llegar! —¿Y por qué no le pone una pila? —Pero, ¿qué dice, hombre? Pero ¿qué tendrán que ver las pilas, si éste es un motor a nafta? Se afirma mejor el borracho y le contesta: —¡No, yo decía una pila de tontos, para que lo empujen hasta el poblado!

Este hombre, entregado a la bebida, que se ríe con cinismo de los que prestan ayuda a los demás, sin duda es el “avivato” y “ventajita” del dicho popular: “El vivo vive del sonso, y el sonso de su trabajo”. ¿Y dónde ha venido a parar? Ahoga en el vino la profunda angustia existencial que arrastran todos los egoístas. El amor es servicio y el servicio es alegría.


* Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN A JESÚS SACRAMENTADO POR LOS ENFERMOS


ORACIÓN A JESÚS SACRAMENTADO 
POR LOS ENFERMOS


Oh amado mi señor Jesús Sacramentado, tu que estas vivo en el Sagrario ante tu pies te pongo toda las intenciones de nuestros enfermos del mundo entero, para que con esa luz tan brillante y llena de piedad y misericordia los ilumines en los momentos difíciles y angustiado que viven en su cuerpo y en su alma derrama esa paz que eres tu Señor en ellos.

Amén

AFUERA TODO ES GRAN AGITACIÓN, RUIDO DE VIDA Y LA VIDA ESTÁ AQUÍ EN LA EUCARISTÍA


Afuera todo es gran agitación, ruido de vida...y la Vida está aquí
Desde aquí se oye el clamor del mundo. Ruido de coches, motocicletas, ruido de gran tráfico y ajetreo, de velocidad, de impaciencia.


Por: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 




Cuando las personas tienen mucho que pensar, mucho que caminar, mucho que correr... andan ahí, Señor, ahí afuera. Desde aquí se oye el clamor del mundo. Ruido de coches, motocicletas, ruido de gran tráfico y ajetreo, de velocidad, de impaciencia. Hace mucho calor. Afuera todo es gran agitación, ruido de vida...y la Vida está aquí. En esta soledad, en este silencio, en esta semipenumbra, en esta quietud...

La nave desierta... Mármol, vitrales, imágenes... nada tiene vida, todo es materia muerta, solo hay algo que tiembla, que se mueve, que parpadea... es la lámpara roja del Sagrario. Está señalando que en ese silencio, en esa quietud, en esa gran paz está Dios. Un Dios que siendo el Rey de todo lo creado, está oculto tras unas cortinillas y una pequeña puerta. Silenciosa y humilde espera. Entrega y sumisa esperanza de un Dios que es todo amor. Mansedumbre infinita, paciencia de siglos... Locura de amor de un Dios enamorado de sus criaturas. Sólo a un Dios que muere por amor se le podía haber ocurrido semejante entrega.

Ahí estás, Señor, encerrado en todos los Sagrarios del mundo, desde los de oro y piedras preciosas, en las imponentes y majestuosas catedrales hasta los más humildes y simples de madera, en las iglesias perdidas de las sierras y en las casi legendarias misiones. Ahí te quedaste, Señor, paciente y sumiso, esperando. Porque los enamorados no pueden dejar a quien aman y tu te ibas a la Casa del Padre Celestial, a tu verdadero Reino con tu Madre, con los Santos, con los Ángeles...y nosotros aquí, solos, tropezando, cayendo perdiendo el CAMINO..., teniendo cada vez más lejano, más borroso, el recuerdo de tu paso por la tierra.

Pero no, te quedaste aquí, dando todo por nada; esperando, siempre esperando en tu gran locura de amor; para que sepamos que no te fuiste, que estás aquí, para ser nuestro alimento, carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre; para compartir nuestra alegría, para acompañarnos en nuestra soledad y nuestras penas.

¡Supremo amor de todos los amores que no pudo dejar solo al corazón del hombre porque sabía que tarde o temprano el corazón del hombre lo buscaría, lo necesitaría, lo llamaría... Y Él, sin pérdida de tiempo le daría la respuesta de amor:

- Aquí estoy, siempre me quedé contigo...nunca me fui, siempre te estoy esperando...

BENEDICTO XVI EXPLICA CUÁL FUE EL DETONANTE PARA SU RENUNCIA AL PONTIFICADO


Benedicto XVI explica cuál fue el detonante para su renuncia al pontificado
Benedicto XVI. Foto: ACI Prensa






ROMA, 24 Ago. 16 /  (ACI).- El Papa Emérito Benedicto XVI explicó en una entrevista concedida al diario italiano La Repubblica que el detonante para presentar su renuncia al pontificado en febrero de 2013 fue la convicción de que no podría viajar a Brasil para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en julio de ese año.

En la entrevista, el Sumo Pontífice Emérito explica que “tenía dos convicciones bien precisas: después de la experiencia del viaje a México y Cuba, ya no me sentía en la capacidad de hacer un viaje tan fatigoso”.

“Además con la estructura que San Juan Pablo II dio a estas jornadas, la presencia física de un Papa era indispensable. No se podía pensar en una conexión televisiva o en otras formas respaldadas por la tecnología”, dijo Benedicto.

Para el Papa Emérito, “esta era una circunstancia por la cual la renuncia era para mí un deber. Tenía finalmente la confianza de que sin mi presencia el Año de la Fe habría llegado a buen fin. La fe, de hecho, es una gracia, un don generoso de Dios para los creyentes”.

“Tenía, por ello, la firme convicción de que mi sucesor, así como vino luego, habría igualmente llevado esto al buen fin querido por el Señor, la iniciativa que yo había tenido”.

Benedicto XVI explicó que durante el histórico viaje que hizo a México y Cuba, “experimenté los límites de mi resistencia física. Sobre todo me di cuenta de que no podía afrontar en el futuro los vuelos transoceánicos por el problema del huso horario”.


“Naturalmente –continuó el Papa Emérito– hablé de estos problemas también con mi médico, el Dr. Patrizio Polisca”.

“Se hacía claro de este modo que no estaba en la capacidad de participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro en el verano (europeo) de 2013, ya que se oponía claramente el problema del huso horario”, agregó y reveló que “desde entonces en adelante lo que tocaba era decidir en un tiempo relativamente breve la fecha de mi retiro”.

JÓVENES REPARTEN MÁS DE 1000 EVANGELIOS PARA EVANGELIZAR EN LAS PLAYAS


Jóvenes reparten más de 1.000 Evangelios para evangelizar en las playas
Por Blanca Ruiz


MADRID, 25 Ago. 16 /  (ACI).- Un grupo de 60 jóvenes de la diócesis de Valencia (España) organizó en la turística playa de Gandía la tercera edición del festival de evangelización YouHope. Entre las personas que se acecaron durante esos días se repartieron más de 1.000 Evangelios de San Lucas, editados por la Archidiócesis de Valencia con motivo del Año de la Misericordia.

Según explica Martina Dal Sacco, una de las principales organizadoras del evento, el punto principal del festival era la llamada “Entrada Libre”, es decir, una adoración eucarística que se ha realizado en las iglesias de la zona y también en un altar habilitado en el paseo marítimo.

“Realmente es el corazón de la misión porque es el momento en el que la gente puede estar ‘cara a cara’ con Jesús mismo. Una particularidad es que antes de comenzar la adoración se invita a la gente que pasea por la zona a participar en ella, a hablar con los sacerdotes o confesarse”, apunta dal Sacco a ACI Prensa.


“Generalmente la gente aprecia mucho este estilo tan sencillo de acercarse a Dios por unos minutos. Además de adorar al Santísimo se les da la posibilidad de escribir su propia petición en un papelito que dejan a los pies del Santísimo y tomar un versículo de la Palabra de Dios. Muchas personas han expresado con asombro cómo esa palabra era exactamente la que correspondía en ese momento por situaciones particulares que estaban viviendo”, explica la joven organizadora.

Entre las actividades que realizaron del 11 al 18 de aogosto, días en los que tuvo lugar el Festival, dal Sacco destaca la “jornada solidaria” en la que los 60 jóvenes evangelizadores acompañaron a los enfermos terminales y ancianos abandonados que viven en la Casa de San Francisco de Asís de la Palma de Gandía, regentada por la orden de los Franciscanos, así como el Centro de Atención Integral para la reinserción de transeúntes.

“Allí fuimos los primeros testigos de la misericordia que se ejerce habitualmente en esos lugares de sufrimiento cada día”, apunta.

Dal Sacco explica que el festival YouHope, que ya va por su tercera edición, “nació de unas palabras de San Juan Pablo II en Palermo (Italia) hace ya bastantes años, hablaba de una nueva evangelización en sus métodos y en su expresión y siempre fiel a los la Palabra de Dios y al magisterio de la Iglesia católica”.

“Siguió con la llamada a volver a evangelizar Europa que está perdiendo sus raíces cristianas hecha por Benedicto XVI en la JMJ de Madrid en el 2011 y las reiteradas llamadas del Papa Francisco que a menudo nos invita a dejar nuestra "orilla segura" para ir a las periferias existenciales”, asegura a ACI Prensa.

La joven organizadora también recuerda que entre los impulsores del evento se encuentra el Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antonio Cañizares, “quien nos recordó antes de ir a la JMJ de Cracovia la urgencia de proponer de nuevo, y ante todo, a Jesucristo, el centro del Evangelio con el ardor que procede del encuentro con Él y que toca el centro de la persona".

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 25 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 25



Fíjate cuánta prudencia hay en estos consejos de un hombre de edad para los que quieren que su vida sea desdichada: no tienen más que hacer lo que sigue y pronto lo conseguirán.

Habla siempre de ti mismo y critica siempre a los demás.

Trata de que la palabra “yo” no se caiga apenas de tus labios.

Presta atención a lo que los demás dicen de ti.

Espera ser apreciado y haz lo que puedas para serlo.

Busca siempre divertirte y pasarla lo mejor posible.

Elude tus deberes siempre que puedas, siempre que para cumplirlos debas hacer algún sacrificio; busca siempre el camino más fácil.

Haz lo menos que puedas a favor de los demás.

Ámate a ti mismo en grado superlativo; olvídate de los otros; se egoísta y no mires si los demás pueden sufrir por tus actitudes.

Haz todo esto y te doy mi palabra de que muy pronto tu vida será hondamente infeliz y desdichada.

Receta infalible y garantizada.

“Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes, y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Mc 10,43-45).


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!



miércoles, 24 de agosto de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 24 DE AGOSTO 2016 - EL ENCUENTRO DE JESÚS CON NATANAEL



El encuentro de Jesús con Natanael
Solemnidades y Fiestas


Fiesta Bartolomé apóstol. Bartolomé permaneció vacilante hasta que escuchó las palabras de Jesús... ¡alabándole! 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: Aquel de quien escribieron Moisés y la Ley y los Profetas lo hemos encontrado: a Jesús, hijo de José, de Nazaret. Natanael le replicó: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le contestó: Ven y verás. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Natanael le contesta: ¿De qué me conoces? Jesús le responde: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre.

Oración introductoria
Jesús, eres el hijo de Dios, el rey de mi vida y mi mejor amigo, maestro y pastor. Me tomas de la mano y me conduces al Padre. Me insistes en la conversión, pues sólo un corazón decidido puede a orar en la fe. Ayúdame a orar disponiendo mi corazón para hacer la voluntad del Padre.

Petición
Señor, concédeme buscar la santidad en la coherencia y en el cumplimiento de tu voluntad.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cadena de encuentros
«Ven y lo verás». Cada uno de nosotros ha llegado a conocer a Cristo gracias a otra persona. Un sacerdote nos bautizó y nos da los demás sacramentos; en casa o en la parroquia nos enseñaron el catecismo; seguramente algún amigo o amiga en concreto nos ha atraído más hacia la fe... En cada cristiano, a lo largo de los siglos, se repite el evento de Felipe, Natanael y Jesús.


Gracias, Señor, por todos aquellos que me han llevado a Ti. ¿Qué sería de mí sin la ayuda de mis papás, de los sacerdotes, de mis amigos y hermanos en la fe? Gracias, Jesús, porque entraste en mi vida gracias a las personas que amo y sé que me aman; gracias por ser ese tesoro que he recibido de otros. Gracias, por la oportunidad de venir y verte, de conocerte más de cerca y de descubrir tu amor. Gracias porque, siendo el Hijo de Dios, has querido vivir entre nosotros.
Quien ha conocido a Cristo, ha recibido el mayor don de esta vida. Pero con el don viene una responsabilidad. ¡Cuánta gente no ha escuchado hablar de Cristo! ¡Cuántos saben de Él, pero no lo conocen en realidad, y por eso no lo aman! Y cuántos de ellos viven a nuestro lado, trabajan junto a nosotros, pasan por nuestras mismas calles. No podemos guardarnos el mayor tesoro de la humanidad para nosotros mismos. Tenemos que compartirlo, transmitir la gran noticia: ¡hemos encontrado a Aquél que tanto anhela el corazón humano!
Jesucristo, Tú tienes el gran deseo de que todos te conozcan, para que encuentren el verdadero Amor del Padre. Pero has querido hacerte necesitado de mi boca para hablar de Ti. Cuenta conmigo. Aquí mismo donde vivo, en mi puesto de trabajo, entre mis amigos, sé que algunos no te conocen. Dame ese fuego misionero, la gracia de transmitir el encuentro contigo.
«Dios nos ha escogido y bendecido con un propósito: “Para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia”. Nos eligió a cada uno de nosotros para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo. Creó el mundo como un hermoso jardín y nos pidió que cuidáramos de él. Pero, con el pecado, el hombre desfiguró aquella belleza natural; destruyó también la unidad y la belleza de nuestra familia humana, dando lugar a estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la falta de educación y la corrupción.»
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).
Reflexión
¿De este pueblo tan pequeño puede salir algo bueno? Estas fueron las palabras que San Bartolomé, también llamado Natanael, dijo a Felipe, sorprendido ante la noticia de que había un gran hombre venido desde Nazaret.

Natanael permaneció vacilante hasta que escuchó las palabras de Jesús, alabándole. Cristo demuestra que conoce perfectamente el interior del hombre, y por eso se permite elogiarle en público. ¿Y qué diría Jesús de nosotros? ¿Podría repetir las palabras que dirigió al santo que hoy contemplamos? Y tú, ¿qué opinión tienes de ti mismo?

Lo que en realidad somos está recogido en nuestra conciencia. Ella nos avisa ante la bondad o maldad de nuestros actos, antes y después de hacerlos. Por eso, el que actúa guiado por una conciencia recta, tiene la seguridad de llevar una vida honrada, ante sí mismo, ante los hombres y ante Dios.

Formar una buena conciencia es gran parte del secreto de nuestro obrar. ¿Y cómo se forma? Con criterios objetivos, válidos para todos y siempre. Por ejemplo, los diez mandamientos son la ayuda básica para saber qué debemos hacer y qué hay que evitar. Y una vez que hemos establecido fuertemente los principios, es necesario mantenerse firme en ellos.

Propósito
Restar importancia a mis puntos de vista, para estar más abierto a la opinión de los demás.

Diálogo con Cristo 
Jesús, frecuentemente soy escéptico y desconfío en que puedo alcanzar la santidad, porque no me dejo transformar por tu gracia y no cumplo la voluntad de Dios. Por eso te pido, hoy, que abras mi espíritu, mi corazón, mi entendimiento, para que sepa reconocerte siempre y darte el lugar que te corresponde en mi vida.

UNA VIUDA Y SUS CRIADAS


Una viuda y sus criadas



El tiempo utilizado en estudiar un problema no es tiempo perdido. Evita los desánimos que surgen cuando se encuentran dificultades en plena acción. Esto detiene el empuje y entra la desconfianza al comprobar errores. Sin embargo, debes estar dispuesto a resolver siempre estas situaciones con inteligente paciencia. Que sepas discernir con sabiduría.

Una viuda muy laboriosa tenía unas jóvenes criadas a las que despertaba por la noche al canto del gallo para empezar el trabajo. Ellas, extenuadas siempre de fatiga, resolvieron matar el gallo de la casa por ser él —según su parecer— la causa de su desgracia, puesto que despertaba a su señora antes del amanecer. Sin embargo una vez que realizaron su plan, se encontraron con que habían agravado su mal, porque su señora, no teniendo el gallo que le indicaba la hora, las hacía levantar mucho antes para empezar el trabajo.

En tu vida, como en la de cualquier persona, hay días decisivos en los que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo, donde vislumbras más paz y felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena opción. Consulta si lo ves necesario con un experto en el tema. Y que no te pase como a las criadas de la viuda…


* Enviado por el P. Natalio

EL SALMO DE HOY MIÉRCOLES 24 DE AGOSTO 2016, SALMO 144


Salmo
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18


R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas. R/. 

Explicando tus hazañas a los hombres, 
la gloria y la majestad de tu reinado. 
Tu reinado es un reinado perpetuo, 
tu gobierno va de edad en edad. R/. 

El Señor es justo en todos sus caminos, 
es bondadoso en todas sus acciones; 
cerca está el Señor de los que lo invocan, 
de los que lo invocan sinceramente. R/.

JESÚS ES SALVADOR


Jesús es Salvador


Jesús es Salvador. Pero ¿de qué nos salvó, de quién? Jesús nos salvó del pecado, nos rescató de las manos del demonio. Porque la humanidad estaba toda en poder del Maligno, ya que la había conquistado en Adán y Eva, mediante el pecado original y todos los pecados que se derivaron de él. Y hacía falta que alguien muy poderoso, alguien que fuera Dios, Único capaz de vencer a Satanás, que es un ángel caído pero muy poderoso, nos viniera a rescatar y a salvar.

Esto es muy importante saberlo para nuestra vida cotidiana, porque si Jesús rescató almas del poder del demonio; nosotros, que somos o debemos ser otros Cristos, tenemos también la misión de rescatar almas del poder del mal y conducirlas al Cielo.

Hacemos esto, cumplimos esta misión, en primer lugar con nuestra propia alma. A través de la propia conversión nos liberamos de las garras del diablo para entregarnos a Dios. Pero también tenemos la obligación de salvar a los hermanos que siguen en poder del Mal. Y los salvamos con nuestra oración, ofreciendo nuestros sufrimientos y cruces por ellos, y también con el buen ejemplo, la palabra oportuna y las obras de misericordia, es decir, con la caridad.

Por eso nuestra misión debe ser la misma de Jesús: salvar almas.

El valor de un alma es tan grande que todos los mundos creados, todo el universo no vale lo que vale una sola alma, porque ella fue redimida con la sangre de Dios, que es de un valor infinito.

Entonces tratemos de ser héroes, que el héroe no es el que da una paliza a los enemigos, como sucede en las películas, sino que el héroe es quien se sabe sacrificar por el bien de los hermanos, para salvar almas y llevarlas a Dios, que es su dueño, quitándoselas al poder de Satanás, que las quiere llevar a su Infierno, para torturarlas por los siglos de los siglos, vengándose de Dios en ellas.

Tenemos la posibilidad de ser héroes, de ser santos. No la desaprovechemos, sino tomémonos nuestra vida en serio y, tomados de la mano de Jesús y de María, avancemos con valor contra las fuerzas del mal.


© Sitio Santísima Virgen

IMÁGENES DE SANTA ROSA DE LIMA



BARTOLOMÉ, EL HOMBRE QUE SE ENTUSIASMÓ POR CRISTO


Bartolomé, el hombre que se entusiasmó por Cristo
Si dejas a Dios de veras entrar en tu corazón, todo lo que anhelabas, esperabas, deseabas, se convertirá en realidad.


Por: P. Juan P. Ferrer | Fuente: Catholic.net 




Vamos a contemplar en la figura del Apóstol Bartolomé el entusiasmo por Cristo de un hombre que poco antes, ante las palabras de Felipe, había dicho: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?

San Juan nos trasmite una historia bellísima en el relato de la vocación de los primeros discípulos (Jn 1, 45-51). Felipe, a quien poco antes el Señor había llamado a su seguimiento, se encuentra con Natanael y le dice lleno de gozo:  Aquel de quien, escribió Moisés en la ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret. El bueno de Natanael le responde con un cierto aire de desconfianza: ¿De Nazaret puede haber cosa buena?. Poco después tras el encuentro de Jesús y Natanael, éste último exclama con ilusión y fuera de sí: "Rabbi, tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel", y todo porque el Maestro le había dicho que lo había visto debajo de la higuera. Parece una escena surrealista, pero encierra una gran verdad, que vamos a comentar.

¿De Nazaret puede haber cosa buena? (Jn 1,46). Natanael, tal vez acostumbrado ya a tantos falsos mesías que habían salido como estrellas fugaces en la historia del pueblo de Israel, se extraña de aquellas palabras tan encendidas de Felipe en las que le comunica que un tal Jesús, de Nazaret, hijo de José, es el anunciado por Moisés y los profetas. No es rara esta experiencia para el hombre de hoy y de siempre, que lo ha esperado todo de todo y de todos y casi siempre se ha visto a sí mismo sorprendido por la inconsistencia de las cosas. Por eso, Natanael se sorprende y responde con esa pregunta: ¿De Nazaret puede haber cosa buena?.

Este tipo de repuestas se encuentran en los labios de muchos hombres de hoy a propósito de cualquier nueva proposición de dicha ofrecida por la sociedad o por un amigo. La desilusión y la desconfianza se han instalado en ese corazón ya un poco seco y pasota del hombre moderno.

"Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel" (Jn 1,49). Después de que Felipe le invite a acercarse a Cristo y de que Cristo hable de su honradez y rectitud, son esas palabras de Cristo: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi", (Jn 1,48), las que mueven de una forma terrible el interior de Natanael y en un grito de admiración y de reconocimiento llama a Jesús "Hijo de Dios".

Para Natanael, tal vez un inquieto rabino o estudioso de las Escrituras, de repente la vida se ha iluminado con la presencia de aquel hombre que le ha presentado su amigo Felipe. En él ha encontrado de repente y de golpe a quien buscaba y lo que buscaba en una armoniosa síntesis. Es como si una vida ya al borde del desencanto se encontrara de repente con esa verdad que lo explica todo y llena de paz y felicidad el corazón. Todavía no sabe cómo, pero Natanael intuye que aquel hombre va a colmar todas sus expectativas.

"Has de ver cosas mayores" (Jn 1,50). Jesús le anuncia que aquella primera experiencia se va a multiplicar. Es como si le dijese: si dejas a Dios de veras entrar en tu corazón, todo lo que anhelabas, esperabas, deseabas, se convertirá en realidad. Y es que Dios es mucho más de lo que el hombre puede imaginarse. En realidad la felicidad que el hombre busca no es nada al lado de lo que Dios le ofrece. Dios siempre supera toda expectativa, todo deseo, toda esperanza. Natanael, el desconfiado, de repente ha quedado cogido por Cristo y un sentimiento de entusiasmo se apodera de él. En adelante será un don, una gracia, un privilegio servir a aquel Maestro que ya le había visto cuando estaba debajo de la higuera.

Si nosotros dejáramos a Dios entrar en nuestro corazón a fondo, si nosotros hiciéramos una experiencia auténtica de Dios, si nosotros nos liberáramos del miedo a abrir las puertas del corazón a Dios, también diríamos, llenos de entusiasmo y gozo, "Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios".

Este Apóstol, con su admiración por Cristo, nos puede enseñar a nosotros, hombres de hoy, una serie de actitudes muy necesarias frente a las cosas de Dios, pues a lo mejor es posible que nuestra vida espiritual y religiosa esté impregnada de modos fríos, racionalistas, calculadores, lejanos todos ellos de ese talante alegre, cordial y humano que debe caracterizarnos como hijos de Dios. Hay que decir que a veces el debilitamiento en la fe de muchos hermanos nuestros ha sido culpa de no ver en la religión a una persona, sino sólo un conjunto de principios y normas. Si nuestra religión no es Cristo, si el porqué de nuestra fidelidad no es su Persona, si en cada mandamiento no vemos el rostro de Jesús, la religión terminará agobiándonos, porque se convertirá en un montón de deberes, sin relación a Aquél a quien nosotros queremos servir. Vamos, pues, a exponer algunas de las características que deben brillar en la vivencia de nuestra fe y de nuestros deberes religiosos.

Si Cristo, don de Dios al mundo, es lo mejor para el hombre, entonces es imposible no vivir con gozo y alegría profunda la fe, es decir, la relación personal del hombre con Dios. Muchas veces los cristianos con nuestro estilo de vivir la fe, marcado por la tristeza, la indiferencia, el cansancio, estamos demostrando a quienes buscan en nosotros un signo de vida una profunda contradicción. El cristianismo es la religión de la alegría y no puede producir hombres insatisfechos. Al revés, la religión vivida de veras, como fe en Jesucristo, confiere al hombre plenitud, gozo, ilusión. Frente a todas las propuestas de felicidad, que terminan con el hombre en la desesperación, Cristo es la respuesta verdadera que no sólo no engaña sino que colma mucho más de lo esperado. Esta certeza debe reflejarse en nuestro rostro, rostro de resucitados, rostro de hombres salvados.

Si Cristo está vivo y es Hijo de Dios, mi relación con él tiene que ser mucho más personal, cercana e íntima. Tal vez ha faltado en muchas educaciones religiosas ese acercamiento humano a la figura de Cristo, un acercamiento que nos permite establecer con él una relación más cordial y sincera, como la que se tiene con un amigo. Es fácil comprender por qué con frecuencia la vida de oración de muchos creyentes es árida, seca, distraída. No se entra en contacto con la Persona, sino sólo tal vez con una idea de Dios, aun dentro del respeto y de la veneración. De ahí el peligro para muchos hombres de racionalizar la misma oración, convirtiéndola en reflexión religiosa, pero no en experiencia de Dios. Lógicamente la fe se empobrece mucho así. Y no debe ser así. La fe ha de ser vivida como experiencia personal de Cristo, y por tanto en un clima de cordialidad y de cercanía.

Si Cristo es, en fin, la esperanza del mundo, de la que hablaron Moisés y los profetas, entonces hay que vivir en la práctica la fe con seguridad y convencimiento. Podemos dar la impresión los cristianos de que creemos en Cristo, pero no lo suficiente como para abandonar otros caminos de felicidad al margen de él, de su Evangelio, de su Persona. Y esto en la vida se convierte en una contradicción práctica. Aparentamos tener lo mejor, pero nos cuidamos las espaldas teniendo reemplazos. Es como si afirmáramos que tal vez la fe en Cristo no es del todo segura y cierta, que tal vez él nos puede fallar. El mundo necesita de nosotros hoy la certeza de nuestra fe, una certeza que nos lleve a quemar los barcos, porque ya no los necesitamos, seguros como estamos de que hemos elegido la mejor parte.

Conclusión. Cómo se necesita en estos momentos en nuestra vida de cristianos y creyentes estas características en nuestra relación con Dios: un estilo de fe lleno de gozo y de entusiasmo, una relación con Dios cercana y cordial, una certeza absoluta de Dios como lo mejor para el hombre de hoy. En esta sociedad en que por desgracia la fe se ha convertido en una carga, hacen falta testigos vivos de un Evangelio moderno y verdadero. En este mundo en que falta alegría en muchos cristianos que viven un poco a la fuerza su fe, hacen falta rostros alegres porque saben vivir su religión en la libertad. Y en este peregrinar hacia la eternidad en el que muchos creyentes miran hacia atrás acordándose de lo que dejan, hacen falta hombres que caminen con seguridad y certeza, sin volver los ojos atrás, hacia el futuro que Dios nos promete.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 24 DE AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Agosto 24


No busques el éxito menospreciando a los demás.

No digas nunca palabras hirientes; hieren a los demás, pero más te hieren a ti mismo; sales tú más perjudicado y te rebajas.

No seas jactancioso; tienes cualidades, pero también las tienen los otros; tienes cosas que ellos no poseen, pero ellos quizá te aventajen en muchas otras cosas.

No pongas la cara larga, como pidiendo un poco de compasión; sé más bien alegre y muéstrate sonriente; es más agradable y hasta más bonito.

Entierra el hacha, envaina la espada, esconde el martillo; nadie se ha elevado menospreciando a los demás. Elévate tú, pero sin rebajar a nadie; reconoce los méritos de los demás, sin negar los tuyos y sin enorgullecerte por lo que Dios te dio; al fin y al cabo todo mérito es nada más que de Dios, que es la fuente de todo bien.
“Así habla el Señor: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Si cruzas por las aguas, yo estoy contigo, y los ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te quemarás, y las llamas no te abrasarán. Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador” (Is 43, 1-3).


* P. Alfonso Milagro
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