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lunes, 20 de junio de 2011
¿Cómo reconocer lo que es bueno para mí?
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net ¿Cómo reconocer lo que es bueno para mí? | |
Ante los conflictos de cada día, ¿cómo encontrar el camino correcto? ¿Qué es lo bueno para mí en esta hora, en estas circunstancias? | |
Si decimos que una cosa es buena, ¿qué queremos decir? Tal vez que nos gusta, o que nos sirve, o que conduce a la perfección de lo más específico de nuestra condición humana (la propia y la de otros). Las tres posibilidades apenas mencionadas fueron encuadradas ya desde el mundo griego, que distinguía entre bienes deleitables (placeres), bienes útiles, y bienes honestos. La pregunta, sin embargo, tiene que ir más a fondo: ¿de donde le viene a algo el que se presente como bueno para mí? Miramos por unos minutos el vuelo de una golondrina. Notamos la belleza de su forma, las acrobacias en el aire, el toque de sus giros imprevistos. Percibimos que es bueno mirarla, que ella misma es buena, que el tiempo que estamos allí, arrobados, vale la pena. Surgen, sin embargo, problemas, incluso conflictos. Al mirar el vuelo de la golondrina sustraigo tiempo que podría dedicar a resolver algunos problemas en la casa. Al emplear más tiempo para el estudio noto que me faltan horas para escuchar a un familiar que necesita ayuda. Ante los conflictos de cada día, ¿cómo encontrar el camino correcto? ¿Qué es lo bueno para mí en esta hora, en estas circunstancias, en el círculo de personas más cercanas o respecto de las que viven tal vez lejos? Las preguntas muestran la dificultad de encontrar lo bueno concreto para mí. Cerrar los ojos al problema y seguir simplemente el primer impulso puede llevarme a callejones sin salida, a daños en la propia vida o a penas en quienes me rodean. ¿Cómo, entonces, reconozco lo bueno para mí? Con una mirada serena, con un corazón atento, con una disciplina que me aparte del capricho inmediato y me abra a la justicia. También con la ayuda de consejos de quienes, desde la madurez adquirida tras buenas elecciones, pueden ofrecerme algo de luz. Sobre todo, encontraré lo bueno para mí (y para otros) con una oración sencilla, confiada, a Dios. En ella le pediré un corazón grande y una mente dispuesta a descubrir en cada momento ese bien que puedo realizar en los próximos pasos de mi caminar humano. |
domingo, 19 de junio de 2011
INVOQUEMOS A MARIA
Invoquemos a Marìa..
Si
queremos tener éxito en el apostolado, tenemos que invocar a María que
es la Reina de los apóstoles, pues Ella da fuerza y eficacia a todo
apostolado. En algunos lugares el hablar de Dios no mueve, pero el
hablar de María, de la Madre, sí que llega a las almas. Entonces
hablemos de Ella a las gentes, pues la Virgen prepara las almas para el
encuentro con su Hijo Jesús.
Así como María fue elegida por Dios para
que sea la estrella que anunciaba al Sol de Justicia, Jesucristo, así
también ahora María es la anunciadora de Jesús en el mundo, es la que
prepara al mundo a la venida del Reino de Dios.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
JESÚS SE HA DISFRAZADO
Jesús se ha disfrazado
El abad de un monasterio se hallaba muy preocupado. Años atrás, su monasterio había visto tiempos de esplendor. Sus celdas habían estado repletas de jóvenes novicios y en la capilla resonaba el canto armonioso de sus monjes.
Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu. La avalancha de jóvenes candidatos había cesado y la capilla se hallaba silenciosa. Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones.
Un día, decidió pedir consejo, y acudió a un anciano obispo que tenía fama de ser hombre muy sabio en su avanzada edad. Emprendió el viaje, y días después se encontró frente al buen hombre. Le planteó la situación y le preguntó:
"- ¿A qué se debe esta triste situación? ¿Hemos cometido acaso algún pecado?".
A lo que el anciano obispo respondió:
"- Sí. Han cometido un pecado de ignorancia. El mismo Señor Jesucristo se ha disfrazado y está viviendo en medio de ustedes, y ustedes no lo saben". Y no dijo más.
El abad se retiró y emprendió el camino de regreso a su monasterio. Durante el viaje sentía como si el corazón se le saliese del pecho. ¡No podía creerlo! ¡El mismísimo Hijo de Dios estaba viviendo ahí en medio de sus monjes! ¿Cómo no había sido capaz de reconocerle? ¿Sería el hermano sacristán? ¿Tal vez el hermano cocinero? ¿O el hermano administrador? ¡No, el no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos… Pero el anciano obispo había dicho que se había "disfrazado". ¿No serían acaso aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos en el convento tenían defectos… ¡y uno de ellos tenía que ser Jesucristo!
Cuando llegó al monasterio, reunió a sus monjes y les contó lo que había averiguado. Los monjes se miraban incrédulos unos a otros. ¿Jesucristo... aquí? ¡Increíble! Claro que si estaba disfrazado... Entonces, tal vez... Podría ser Fulano... ¿O Mengano? ¿O…?
Una cosa era cierta: Si el Hijo de Dios estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. "Nunca se sabe", pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, "tal vez sea éste…" El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante.
Pronto volvieron a acudir decenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la capilla volvió a resonar el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor.
Gracias Josep Puig
El abad de un monasterio se hallaba muy preocupado. Años atrás, su monasterio había visto tiempos de esplendor. Sus celdas habían estado repletas de jóvenes novicios y en la capilla resonaba el canto armonioso de sus monjes.
Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu. La avalancha de jóvenes candidatos había cesado y la capilla se hallaba silenciosa. Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones.
Un día, decidió pedir consejo, y acudió a un anciano obispo que tenía fama de ser hombre muy sabio en su avanzada edad. Emprendió el viaje, y días después se encontró frente al buen hombre. Le planteó la situación y le preguntó:
"- ¿A qué se debe esta triste situación? ¿Hemos cometido acaso algún pecado?".
A lo que el anciano obispo respondió:
"- Sí. Han cometido un pecado de ignorancia. El mismo Señor Jesucristo se ha disfrazado y está viviendo en medio de ustedes, y ustedes no lo saben". Y no dijo más.
El abad se retiró y emprendió el camino de regreso a su monasterio. Durante el viaje sentía como si el corazón se le saliese del pecho. ¡No podía creerlo! ¡El mismísimo Hijo de Dios estaba viviendo ahí en medio de sus monjes! ¿Cómo no había sido capaz de reconocerle? ¿Sería el hermano sacristán? ¿Tal vez el hermano cocinero? ¿O el hermano administrador? ¡No, el no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos… Pero el anciano obispo había dicho que se había "disfrazado". ¿No serían acaso aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos en el convento tenían defectos… ¡y uno de ellos tenía que ser Jesucristo!
Cuando llegó al monasterio, reunió a sus monjes y les contó lo que había averiguado. Los monjes se miraban incrédulos unos a otros. ¿Jesucristo... aquí? ¡Increíble! Claro que si estaba disfrazado... Entonces, tal vez... Podría ser Fulano... ¿O Mengano? ¿O…?
Una cosa era cierta: Si el Hijo de Dios estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. "Nunca se sabe", pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, "tal vez sea éste…" El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante.
Pronto volvieron a acudir decenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la capilla volvió a resonar el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu de Amor.
Gracias Josep Puig
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Si quisiéramos identificar a la Santísima Trinidad por sus "misiones" en el tiempo, o atribuciones, diríamos que:
EL PADRE es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.
EL HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención.
EL ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor; se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Cf. Ef 4,30). Se le atribuye la Santificación.
Porque el entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina, no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, sólo puede conocer lo que Dios revela y asumirlo con la fe; se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: "Si lo comprendes, no es Dios". .
Una maravilla jamás imaginada
Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net Una maravilla jamás imaginada | |
El misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser entendido, es para ser amado y vivido en nuestro interior. | |
Y es que el misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser especulado, es para ser amado y vivido en nuestra interioridad. Al menos, a mí me parece que así es mucho más sabroso y “digerible”. La razón es, por lo general, más fría e impersonal. Mientras que el amor es todo lo contrario. Pues bien, la Santísima Trinidad es un misterio de amor. Es más, es el misterio del “Amor de los amores” –como cantamos en un hermoso motete—. Dios, que “habita en una luz inaccesible” –como nos dice san Pablo en su carta a Timoteo (I Tim 6, 16)— se nos ha querido revelar por medio de su Palabra: Dios, en lo más profundo de su intimidad, es una comunión de personas divinas unidas por el amor. Más aún, son esas mismas personas que son el Amor personificado: el Padre, que es el amor creador; el Hijo, que es el amor redentor; el Espíritu Santo, que es el amor santificador. Pero, además, es un amor recíproco entre ellos mismos; un amor subsistente y personal. Un solo Dios verdadero y tres Personas distintas, cuya vida y existencia es puro Amor. Una relación de amor. Y el amor crea una comunión de personas. Como en el matrimonio y en la familia, pero en un grado infinito y divino. El amor es, por naturaleza, unidad y fecundidad. Esto es, en esencia, el misterio de la Santísima Trinidad. Y, ¿cómo explicarlo? Es muy difícil encontrar las palabras justas. Más fácil lo podremos comprender a la luz de la propia experiencia del amor que con un discurso racional, aunque sea filosófica y teológicamente muy correcto. ¿Quién de nosotros no sabe lo que es el amor? Todos lo hemos experimentado muchas veces en nuestra propia vida: hemos sentido el calor y la ternura de una madre; la fuerza y seguridad que nos infunde el amor de un padre; el cariño de una hermana o de una amiga; el gozo de la compañía y de la fidelidad de un hermano o de un amigo verdadero; y la dulzura incomparable del amor de una esposa o de un esposo, de unos hijos. Aristóteles definía la amistad como “una misma alma en dos cuerpos”. Y el poeta latino Horacio llamaba a Virgilio, su gran amigo, “dimidium animae meae”, “la mitad de mi alma”. Grandes poetas, literatos, músicos y artistas de todos los tiempos han ofrecido su tributo a la amistad. Y han reservado sus mejores canciones y sus notas más líricas para cantar la belleza del amor humano. Sin duda alguna, éste es el tema que más ha inspirado a los hombres a lo largo de la historia, sea en el arte, en la poesía o en la propia vida. Decía Dante Alighieri que “es el amor el que mueve el sol, el cielo y las estrellas”. Y el poeta Virgilio afirmaba: “amor vincit omnia”, “el amor es capaz de vencer todos los obstáculos”. Y tenían toda la razón. Y es que el amor es lo más grande, lo más noble, lo más bello, lo más maravilloso; en una palabra, lo más sagrado del ser humano. Por eso, con el amor no se juega y éste se merece los mayores sacrificios con tal de conservar toda su pureza y su fragancia virginal. San Juan nos dejó una estupenda definición de Dios: “Deus Charitas est”, “¡Dios es Amor!” (I Jn 4, 8). No se expresó en conceptos racionales, sino en un vocabulario propio del corazón. También lo otro pudo haber sido muy correcto. Pero también, sin duda, más frío e impersonal. Como aquellas definiciones que dio Aristóteles sobre Dios: “El motor Inmóvil”, “el Acto puro”, “la Inteligencia más perfecta”. O incluso aquella definición teológica y metafísica de santo Tomás de Aquino: “el único Ser necesario, absoluto y trascendente”, “el mismo Ser subsistente”. Pues sí. Es verdad. Pero, ¿no nos gustan y nos dicen inmensamente más las palabras propias del amor? Y llegados a este punto, sería interminable la lista de experiencias que todos tenemos sobre el amor… Como decía san Juan al final de su Evangelio, “ni todos los libros del mundo serían suficientes para poderlas contener”. Y es que el amor no se puede explicar con conceptos o con raciocinios filosóficos. Se siente. Se experimenta. Así también es Dios. Sí. Lo más maravilloso y sagrado del hombre es el amor. Y también lo más divino. Por eso, a Dios podemos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser, en lo más recóndito de nuestro espíritu. Dios allí habita. Los más altos pensadores de la humanidad así lo experimentaron. Séneca, aquel famoso filósofo romano de origen cordobés, aun sin ser cristiano, llegó a expresarse de esta manera: “sacer intra nos spiritus sedet, malorum bonorumque nostrorum observator et custos. In unoquoque virorum bonorum habitat deus”. En nuestra lengua cervantina sonaría así: “un espíritu sagrado reside dentro de nosotros, y es el observador y el guardián de nuestros males y de nuestros bienes. En cada alma virtuosa habita Dios” (Epístolas morales, núm. 41). San Pablo, por su parte, nos recuerda que “somos morada de la Santísima Trinidad, templos vivos de Dios y del Espíritu Santo” (I Cor 3, 16). Así fue como nos lo prometió nuestro Señor la noche de su despedida: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada” (Jn 14, 23). ¡Éste es el núcleo más bello del misterio de la Santísima Trinidad! Y lo más maravilloso es que también nosotros hemos sido llamados a participar de esta vida íntima de Dios, que es amor. Y nos adentraremos en el seno de la Trinidad Santísima en la medida de nuestra vida de gracia y de nuestra caridad, que es el grado de amor sobrenatural en nuestra alma. |
viernes, 17 de junio de 2011
OASIS EN EL DESIERTO..
Oasis en el desierto
Autor: Padre Justo López Melús
Cuando Dios creaba el mundo, después de los astros, la tierra y el mar, creó también a las personas. Eran bellas criaturas, pero sin alma. «Hay que crear el alma», dijo Dios. Entonces Dios bajó a la tierra y dio un alma a cada persona. Alguna le salió deteriorada, y un día una de ellas dijo una pequeña mentira. Dios se dio cuenta y les dijo que no se debía mentir. «Por cada mentira, arrojaré un granito de arena», dijo Dios.
Los hombres no hicieron caso. La tierra era toda verde, no importaba un granito de arena; pero las mentiras se multiplicaron y el fraude y el engaño invadieron el mundo. Cayeron del cielo torrentes de arena y el vergel de la tierra se convirtió en un desierto. Sólo de cuando en cuando, donde todavía vivía alguna buena persona, quedaron algunos oasis. Los santos son como un enclave divino en la tierra, hermosos oasis que alegran la vista y producen numerosos frutos.
Autor: Padre Justo López Melús
Cuando Dios creaba el mundo, después de los astros, la tierra y el mar, creó también a las personas. Eran bellas criaturas, pero sin alma. «Hay que crear el alma», dijo Dios. Entonces Dios bajó a la tierra y dio un alma a cada persona. Alguna le salió deteriorada, y un día una de ellas dijo una pequeña mentira. Dios se dio cuenta y les dijo que no se debía mentir. «Por cada mentira, arrojaré un granito de arena», dijo Dios.
Los hombres no hicieron caso. La tierra era toda verde, no importaba un granito de arena; pero las mentiras se multiplicaron y el fraude y el engaño invadieron el mundo. Cayeron del cielo torrentes de arena y el vergel de la tierra se convirtió en un desierto. Sólo de cuando en cuando, donde todavía vivía alguna buena persona, quedaron algunos oasis. Los santos son como un enclave divino en la tierra, hermosos oasis que alegran la vista y producen numerosos frutos.
PENSAMIENTO DE STA. MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE
LA MÁS OBEDIENTE CANTARÁ POR ÉL VICTORIAS
"Mi divino
maestro, dice, me era asiduo compañero en los oficios que tenía que hacer a
todas horas. En este tiempo recibí gracias tan extraordinarias, sobre todo en el
misterio de la Pasión, que nunca las había sentido iguales; y esto causó en mí
un tan grande amor a la Cruz, que no puedo vivir un instante sin padecer, pero
en silencio, sin consuelo ni alivio, y morir con este Soberano de mi alma,
abrumada por la cruz de toda clase de padecimientos; esto ha durado toda mi
vida, la cual por su misericordia se ha pasado toda en este linaje de
ejercicios, que son los del puro amor".
Sta. Margarita María de Alacoque
OBSEQUIOS A LA VIRGEN MARÍA
Que los hijos amantes suelen tributar a su Santísima Madre;
y pueden servir de flores espirituales.
1) Consagrarle el mes que va desde el 7 de noviembre al 7 de diciembre.
2) Tener una imagen de María adornada en casa, y obsequiarla lo mejor que se pueda.
3) Saludarla afectuosamente al pasar delante de alguna iglesia o imagen suya.
4) Pedirle la bendición al levantarse por la mañana, y al acostarse por la noche.
5) Al salir de casa pide a la Virgen que bendiga tus pasos y acciones.
6) Inspirar la devoción de María a otros, sobre todo a los hijos y amigos.
7) Decir con grande afecto el Avemaría cuando diere el reloj.
8) En los peligros y tentaciones acogerse al manto de la Virgen invocando su auxilio.
9) Decir mañana y tarde un Avemaría con alguna oración a la Virgen.
10) Decir con toda confianza el “Acordaos” para alcanzar una buena muerte.
11) No dejes pasar día alguno sin ofrecer tu familia y tus trabajos a la Virgen.
12) Hacer a María protectora del hogar y la familia.
13) Llevar siempre algún escapulario o medalla de la Virgen.
14) Oír o hacer celebrar Misa en honor a María Santísima.
15) Visitar alguna Iglesia o altar consagrado a María.
16) Dar limosna a los pobres en obsequio de nuestra Señora.
17) Visitar y consolar algún enfermo por amor a María.
18) Socorrer a las almas del purgatorio más devotas de María rezando por ellas.
19) Entrar en alguna Congregación de la Virgen y observar fielmente sus estatutos.
20) Llevar medalla de la Virgen, y, apretándola de cuando en cuando al corazón, decirle: yo telo entrego para siempre, oh Madre mía.
21) Compadecerse de los dolores de la Virgen y rezar en su honor siete Avemarías.
22) Tener los sentidos, principalmente la vista, recogidos en honor de la Virgen.
23) Rezar con especial devoción el Angelus.
24) Ejercitarse en algún trabajo bajo y humilde por amor a María.
25) Ofrecer de cuando en cuando las penas y trabajos a María.
26) Imitar las virtudes de la Virgen, y para esto preguntarse a menudo: ¿qué haría María puesta en las circunstancias en que yo me hallo?
27) Ofrecer el Corazón a la Virgen.
28) Trabajar en la conversión de algún pecador.
29) Frenar la lengua en honor de María.
30) El principal obsequio y el más agradable a María es perseverar, en su devoción, cualquiera sea.
31) Rezar por el Santo Padre.
32) Hacer comuniones espirituales durante el día.
33) Rezar con fervor el Santo Rosario. 34)Hacer alguna mortificación en la comida.
35)Rezar por las misiones y los misioneros.
36) Hacer una visita a Jesús sacramentado.
37) Lectura espiritual sobre la Virgen.
38) Rezar por nuestro Padre Fundador y sus intenciones.
Fuente: cristorey.org
HAS COMO EL SOL...
Has como el sol
No te aferres al pasado Ni a los recuerdos tristes.No reabras la herida que ya cicatrizó.
No revivas los dolores y sufrimientos antiguos. Lo que pasó, pasó...
De ahora en adelante, pon tus fuerzas en construir una vida nueva,Orientada hacia lo alto y camina de frente, sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin pensar en la noche que pasó.
Vamos, levántate...Porque la luz del sol ¡Esta afuera!
No te aferres al pasado Ni a los recuerdos tristes.No reabras la herida que ya cicatrizó.
No revivas los dolores y sufrimientos antiguos. Lo que pasó, pasó...
De ahora en adelante, pon tus fuerzas en construir una vida nueva,Orientada hacia lo alto y camina de frente, sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, sin pensar en la noche que pasó.
Vamos, levántate...Porque la luz del sol ¡Esta afuera!
jueves, 16 de junio de 2011
CIRUGIA PLÁSTICA
Cirugía plástica
Un hombre muy feo se
sentía acomplejado por su rostro. Se enteró un día de los avances de la
cirugía estética y se fue a un experto cirujano para que le reformara su
rostro. Gastó un dineral, pero consiguió tener un rostro del todo
agradable. Esto le produjo una gran satisfacción al pensar en la alegría
de pasearse en su pueblo con su rostro nuevo. Pero la transformación
había sido tan radical que nadie, en su pueblo, lo reconoció. Con lo
cual se vio privado del gozo de sorprender a la gente con su belleza.
Si tenemos que amar al
prójimo como a nosotros, tenemos que empezar primero con amarnos a
nosotros mismos y tenemos que aceptarnos física y psicológicamente, como
somos y dar gracias a Dios por los dones que nos ha dado, aunque tengan
límites y defectos. Esto no excluye que se pueda a veces mejorar su
propia estética, pero lo que sí no es correcto, es el abuso de esta
posibilidad.
No está mal recurrir al
maquillaje y también, si el caso, a la cirugía plástica. pero tenemos
que cuidarnos de caer en un complejo de inferioridad. Lo que
verdaderamente vale no es ni el fruto del azar, ni de la naturaleza.
Tiene un auténtico valor lo que depende de nosotros, de nuestra
libertad, del como utilizamos los dones que Dios nos dio. Nadie es
perfecto y sería una falta de agradecimiento a Dios si envidiáramos los
dones que él dio a los demás sin apreciar los que nos dio a nosotros.
Más que envidiar y quejarnos por las cualidades que no tenemos, importa
hacer fructificar los dones que, como talentos a negociar, hemos
recibido de Dios. No vamos a dar cuenta a Dios sino de los dones que
hemos recibido.
(Desconozco Autor)
Oración del Educador
Muchas veces, Señor, en estos tiempos de sospecha, en medio de esta extraña incomprensión que nos rodea, originada por tantos intereses nada limpios, me he preguntado si es legítimo "ENSEÑAR", si está bien seguir así: entregando sin reserva, ofreciendo gratuitamente un proyecto humano de esperanza con sentido de justicia y confrontado con amor.
Y me ha llegado la respuesta en el encuentro que Tú mismo nos preparas cada día, haciendo confluir la disponibilidad y urgencia que has puesto en mí para revelar y contagiar todo un mundo de valores y el ansia que lleva cada niño, cada joven, de ser, de vivir en plenitud.
Sólo quiero acertar, Señor, porque acojo agradecido tu designio en esta vocación de servicio que me has dado. Deseo ser para mis estudiantes, libro abierto en el que puedan leer sus nombres y sientan la alegría al pronunciarlos, porque encajan con su vida. No intento que se parezcan a mí, sino que escuchen y secunden la voz de su interior; que sean, simplemente, ellos mismos.
Cultiva, Señor, mi corazón en la renuncia para que no crezca en vanas ilusiones. Purifica y corrige todo asomo de egoísmo y dame la paciencia y constancia necesarias para estar creando siempre un espacio de bondad.
Ser "MAESTRO" es algo grande: ya lo sé. Me basta recordar con qué estilo lo fue Jesús entre los hombres; por mi parte, sólo aspiro a evocar con mi presencia que seguimos siendo todos tus discípulos.
Muchas veces, Señor, en estos tiempos de sospecha, en medio de esta extraña incomprensión que nos rodea, originada por tantos intereses nada limpios, me he preguntado si es legítimo "ENSEÑAR", si está bien seguir así: entregando sin reserva, ofreciendo gratuitamente un proyecto humano de esperanza con sentido de justicia y confrontado con amor.
Y me ha llegado la respuesta en el encuentro que Tú mismo nos preparas cada día, haciendo confluir la disponibilidad y urgencia que has puesto en mí para revelar y contagiar todo un mundo de valores y el ansia que lleva cada niño, cada joven, de ser, de vivir en plenitud.
Sólo quiero acertar, Señor, porque acojo agradecido tu designio en esta vocación de servicio que me has dado. Deseo ser para mis estudiantes, libro abierto en el que puedan leer sus nombres y sientan la alegría al pronunciarlos, porque encajan con su vida. No intento que se parezcan a mí, sino que escuchen y secunden la voz de su interior; que sean, simplemente, ellos mismos.
Cultiva, Señor, mi corazón en la renuncia para que no crezca en vanas ilusiones. Purifica y corrige todo asomo de egoísmo y dame la paciencia y constancia necesarias para estar creando siempre un espacio de bondad.
Ser "MAESTRO" es algo grande: ya lo sé. Me basta recordar con qué estilo lo fue Jesús entre los hombres; por mi parte, sólo aspiro a evocar con mi presencia que seguimos siendo todos tus discípulos.
TODOS SOMOS ÁNGELES
Todos somos Ángeles
Autor: Madre Teresa de Calcuta
Todos somos ángeles de una sola ala,la unica manera que tenemos de volar es abrazándonos unos a otros. Vale mas fracasar por intentar un triunfo que dejar de triunfar por temor a un fracaso
La cosa mas facil: Equivocarse
El obstáculo mas grande: El miedo.
El error mayor: Abandonarse.
La raíz de todos los males: El egoísmo.
La distracción mas bella: El trabajo.
La peor derrota: El desaliento.
Los mejores profesores: Los niños.
La primera necesidad: Comunicarse.
Lo que nos hace mas feliz: Ser útiles a los demás.
El misterio mas grande: La muerte.
El peor defecto: El malhumor.
La persona mas peligrosa: La mentirosa.
La mayor satisfacción: El deber cumplido.
El sentimiento mas ruin: El rencor
El mejor remedio: El optimismo.
El regalo mas bello: El perdón.
El resguardo mas eficaz: La sonrisa.
Lo imprescindible: El hogar.
La ruta mas rápida: El camino correcto.
La sensación mas grata: La paz interior.
La fuerza mas potente del mundo: La fe.
Las personas mas necesarias: Los padres.
La cosa mas bella de todas: El amor
Autor: Madre Teresa de Calcuta
Todos somos ángeles de una sola ala,la unica manera que tenemos de volar es abrazándonos unos a otros. Vale mas fracasar por intentar un triunfo que dejar de triunfar por temor a un fracaso
La cosa mas facil: Equivocarse
El obstáculo mas grande: El miedo.
El error mayor: Abandonarse.
La raíz de todos los males: El egoísmo.
La distracción mas bella: El trabajo.
La peor derrota: El desaliento.
Los mejores profesores: Los niños.
La primera necesidad: Comunicarse.
Lo que nos hace mas feliz: Ser útiles a los demás.
El misterio mas grande: La muerte.
El peor defecto: El malhumor.
La persona mas peligrosa: La mentirosa.
La mayor satisfacción: El deber cumplido.
El sentimiento mas ruin: El rencor
El mejor remedio: El optimismo.
El regalo mas bello: El perdón.
El resguardo mas eficaz: La sonrisa.
Lo imprescindible: El hogar.
La ruta mas rápida: El camino correcto.
La sensación mas grata: La paz interior.
La fuerza mas potente del mundo: La fe.
Las personas mas necesarias: Los padres.
La cosa mas bella de todas: El amor
JESUCRISTO, SACERDOTE
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net Jesucristo, Sacerdote | |
Cristo es verdadero Sumo Sacerdote, el Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador. | |
Nuestro corazón está herido por el pecado, nuestra mente vive dispersa en mil distracciones vanas, nuestra voluntad flaquea entre el bien y el mal, entre el egoísmo y el amor. ¿Quién nos salvará? ¿Quién nos apartará del pecado y de la muerte? Sólo Dios. Por eso necesitamos acercarnos a Él para pedir perdón. Pero, entonces, “¿quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?” Sólo alguien bueno, sólo alguien santo: “El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura” (Sal 24,3-4). Sabemos quién es el que tiene las manos limpias, quién es el que tiene un corazón puro, quién puede rezar por nosotros: Jesucristo. Jesucristo puede presentarse ante el Padre y suplicar por sus hermanos los hombres. Es el verdadero, el único, el “Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico “mediador entre Dios y los hombres” (1Tm 2,5), como explica el “Catecismo de la Iglesia Católica” (nn. 1544-1545). Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador. Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría. El altar recibe la Sangre del Cordero. El Sacerdote que ofrece, que se ofrece como Víctima, es el Hijo de Dios e Hijo de los hombres. El Padre, desde el cielo, mira a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo, el Sumo Sacerdote que se compadece de sus hermanos. El pecado queda borrado, el mal ha sido vencido, porque el Hijo entregó su vida para salvar a los que vivían en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79). Podemos, entonces, subir al monte del Señor, acercarnos al altar de Dios, participar en el Banquete, tocar al Salvador. Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: “Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15). Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: “Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna” (Hb 4,15-16). |
miércoles, 15 de junio de 2011
CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA.
CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA.
Santísimos corazones de Jesús y María,
unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas, y nuestras familias a Vosotros.
Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener, con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que Os disteis.
Qué nuestro hogar sea lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.
Qué nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.
Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos.
Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
qué la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.
Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
qué Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.
Amen
Santísimos corazones de Jesús y María,
unidos en el amor perfecto,
como nos miráis con misericordia y cariño,
consagramos nuestros corazones,
nuestras vidas, y nuestras familias a Vosotros.
Conocemos que el ejemplo bello
de Vuestro hogar en Nazaret fue un modelo
para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener, con Vuestra ayuda,
la unión y el amor fuerte y perdurable
que Os disteis.
Qué nuestro hogar sea lleno de gozo.
Qué el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia,
y el respeto mutuo sean dados libremente a todos.
Qué nuestras oraciones
incluyan las necesidades de los otros,
no solamente las nuestras.
Y qué siempre estemos cerca de los sacramentos.
Bendecid a todos los presentes
y también a los ausentes,
tantos los difuntos como los vivientes;
qué la paz esté con nosotros,
y cuando seamos probados,
conceded la resignación cristiana
a la voluntad de Dios.
Mantened nuestras familias cerca
de Vuestros Corazones;
qué Vuestra protección
especial esté siempre con nosotros.
Sagrados Corazones de Jesús y María,
escuchad nuestra oración.
Amen
OCHO REGALOS QUE NO CUESTAN UN CENTAVO
Ocho regalos que no cuestan un centavo
1.- El regalo de Escuchar.Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Sólo escuchar.
2.- El regalo del Cariño. Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos, estas pequeñas acciones demuestra el cariño por tu familia y amigos.
3.- El regalo de la sonrisa. Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas y tu regalo dirá: "me gusta reír contigo"
4.- El regalo de las notas escritas. Esto puede ser un simple "gracias por ayudarme", un detalle como estos puede ser recordado de por vida Y TAL VEZ CAMBIARLA.
5.- El regalo de un cumplido.Un simple y sincero "te ves genial de rojo", "has hecho un gran
trabajo" o "fue una estupenda comida" puede hacer especial un día.
6.- El regalo del favor.Todos los días procura hacer un favor.
7.- El regalo de la soledad. Hay días que no hay nada mejor que estar solo. Sé sensible a aquellos días y da este regalo o solicítalo a los demás.
8.- El regalo de la disposición a la gratitud. La forma más fácil de hacer sentir bien a la gente es decirle cosas que no son difíciles de decir como "Hola" y "Muchas Gracias".
Los amigos son raras joyas, que pueden hacerte enojar y sonreír, que poco a poco aprenden a escuchar, a alentarte y ellos siempre abrirán su corazón a nosotros. Demuéstrale a tus amigos lo mucho que los estimas regalándoles este mensaje.
1.- El regalo de Escuchar.Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Sólo escuchar.
2.- El regalo del Cariño. Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos, estas pequeñas acciones demuestra el cariño por tu familia y amigos.
3.- El regalo de la sonrisa. Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas y tu regalo dirá: "me gusta reír contigo"
4.- El regalo de las notas escritas. Esto puede ser un simple "gracias por ayudarme", un detalle como estos puede ser recordado de por vida Y TAL VEZ CAMBIARLA.
5.- El regalo de un cumplido.Un simple y sincero "te ves genial de rojo", "has hecho un gran
trabajo" o "fue una estupenda comida" puede hacer especial un día.
6.- El regalo del favor.Todos los días procura hacer un favor.
7.- El regalo de la soledad. Hay días que no hay nada mejor que estar solo. Sé sensible a aquellos días y da este regalo o solicítalo a los demás.
8.- El regalo de la disposición a la gratitud. La forma más fácil de hacer sentir bien a la gente es decirle cosas que no son difíciles de decir como "Hola" y "Muchas Gracias".
Los amigos son raras joyas, que pueden hacerte enojar y sonreír, que poco a poco aprenden a escuchar, a alentarte y ellos siempre abrirán su corazón a nosotros. Demuéstrale a tus amigos lo mucho que los estimas regalándoles este mensaje.
Mañana será otro dia
Mañana será otro dia
Todos tenemos días muy difíciles:
unos están llenos de cansancio,
otros de problemas, otros de tristezas.
Pero así como esta realidad debe ser,
aceptemos una cosa...
que tal vez nos servirá de consuelo...
Mañana será otro día.
Cuántas veces nuestro panorama
se ve triste, desalentador y agobiante,
y súbitamente algo pasa y
encontramos solución a nuestros problemas
y algo que parecía no tener solución,
se resuelve fácilmente.
El tiempo cierra heridas
y suaviza resentimientos.
Cuando nos sintamos agobiados por los problemas,
el cansancio o el dolor, digamos con firmeza:
Mañana será otro día, y tengamos la seguridad
que ¡ese día será mejor !
Todos tenemos días muy difíciles:
unos están llenos de cansancio,
otros de problemas, otros de tristezas.
Pero así como esta realidad debe ser,
aceptemos una cosa...
que tal vez nos servirá de consuelo...
Mañana será otro día.
Cuántas veces nuestro panorama
se ve triste, desalentador y agobiante,
y súbitamente algo pasa y
encontramos solución a nuestros problemas
y algo que parecía no tener solución,
se resuelve fácilmente.
El tiempo cierra heridas
y suaviza resentimientos.
Cuando nos sintamos agobiados por los problemas,
el cansancio o el dolor, digamos con firmeza:
Mañana será otro día, y tengamos la seguridad
que ¡ese día será mejor !
Me preguntan cómo reza el Papa...
Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Cruzando el Umbral de la Esperanza Me preguntan cómo reza el Papa... | |
El hombre alcanza la plenitud de la oración no cuando se expresa a sí mismo, sino cuando permite que en ella se haga presente el propio Dios. | |
Me preguntan cómo reza el Papa (Juan Pablo II). Se los agradezco. Quizá convenga iniciar la contestación con lo que san Pablo escribe en la Carta a los Romanos. El apóstol entra directamente cuando dice: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque ni siquiera sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede con insistencia por nosotros, con gemidos inefables» (8,26). ¿Qué es la oración? Comúnmente se considera una conversación. En una conversación hay siempre un «yo» y un «tú». En este caso un Tú con la T mayúscula. La experiencia de la oración enseña que si inicialmente el «yo» parece el elemento más importante, uno se da cuenta luego de que en realidad las cosas son de otro modo. Más importante es el Tú, porque nuestra oración parte de la iniciativa de Dios. San Pablo en la Carta a los Romanos enseña exactamente esto. Según el apóstol, la oración refleja toda la realidad creada, tiene en cierto sentido una función cósmica. El hombre es sacerdote de toda la creación, habla en nombre de ella, pero en cuanto guiado por el Espíritu. Se debería meditar detenidamente sobre este pasaje de la Carta a los Romanos para entrar en el profundo centro de lo que es la oración. Leamos: «La creación misma espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios; pues fue sometida a la caducidad -no por su voluntad, sino por el querer de aquel que la ha sometido-, y fomenta la esperanza de ser también ella liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. En la oración, pues, el verdadero protagonista es Dios. El protagonista es Cristo, que constantemente libera la criatura de la esclavitud de la corrupción y la conduce hacia la libertad, para la gloria de los hijos de Dios. Protagonista es el Espfiritu Santo, que «viene en ayuda de nuestra debilidad». Nosotros empezamos a rezar con la impresión de que es una iniciativa nuestra; en cambio, es siempre una iniciativa de Dios en nosotros. Es exactamente así, como escribe san Pablo. Esta iniciativa nos reintegra en nuestra verdadera humanidad, nos reintegra en nuestra especial dignidad. Sí, nos introduce en la superior dignidad de los hijos de Dios, hijos de Dios que son lo que toda la creación espera. Se puede y se debe rezar de varios modos, como la Biblia nos enseña con abundantes ejemplos. El Libro de los Salmos es insustituible. El hombre es sacerdote de la creación. Cristo ha confirmado para él una vocación y dignidad tales. La criatura realiza su opus gloriae por el mero hecho de ser lo que es, y por medio del esfuerzo de llegar a ser lo que debe ser. También la ciencia y la técnica sirven en cierto modo al mismo fin. Sin embargo, en cuanto obras del hombre, pueden desviarse de este fin. Ese riesgo está particularmente presente en nuestra civilización que, por eso, encuentra tan difícil ser la civilización de la vida y del amor. Falta en ella el opus gloriae, que es el destino fundamental de toda criatura, y sobre todo del hombre, el cual ha sido creado para llegar a ser, en Cristo, sacerdote, profeta y rey de toda terrena criatura. Sobre la oración se ha escrito muchísimo y, aún más, se ha experimentado en la historia del género humano, de modo especial en la historia de Israel y en la del cristianismo. El hombre alcanza la plenitud de la oración no cuando se expresa principalmente a sí mismo, sino cuando permite que en ella se haga más plenamente presente el propio Dios. Lo testimonia la historia de la oración mística en Oriente y en Occidente: san Francisco de Asís, santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola y, en Oriente, por ejemplo, san Serafín de Sarov y muchos otros. |
martes, 14 de junio de 2011
LA DEVOCIÓN A LA IMÁGEN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
LA DEVOCIÓN A LA IMAGEN
DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
El que ama se consuela en algún modo de la ausencia de su amigo considerando su retrato al cual lleva consigo, lo besa con ternura, y lo mira con frecuencia. Otro tanto nos aconseja hacer el devoto Lausperge con respecto a las imágenes del Corazón de Jesús. Tengan, dice, para conservar su devoción, alguna imagen de este Corazón adorable; colóquenla en algún lugar donde puedan verla a menudo, con el fin de que su vista excite en ustedes el fuego del amor divino. Bésenla con la misma devoción con que besarían al Corazón mismo de Jesucristo; entren en espíritu hasta ese Corazón divinizado, imprimiendo el suyo en él con una ardorosa fuerza, sepultando en él su alma entera y esforzándose por atraer hacia ustedes el amor que reina en el Corazón de Jesús, sus gracias, sus virtudes; en una palabra, todo lo que encierra este Corazón Sagrado, pues es el manantial inagotable de todos los bienes.
Además, si esta práctica no fuera provechosa, ¿enseñaría la Iglesia el culto de las santas imágenes? Santa Teresa dice en su vida con esa admirable sencillez que la caracteriza: “No siéndome muy fácil recordar, a menudo, los objetos, me gustaban en extremo las imágenes”.
¡Ah! Desgraciados de los que pierden por su culpa los socorros que podían sacar de ellas. Tales personas demuestran bastante que no aman a nuestro seño; porque si lo amasen, se regocijarían al ver su imagen, así como los hombres se alegran mucho al mirar el retrato de la persona amada. Pero nada debe excitar tanto en ustedes esta veneración hacia las imágenes del Corazón de Jesús, como el placer que él experimenta cuando lo honramos.
He aquí lo que dice Santa Margarita María: “un día, que era el de San Juan Evangelista, después de la sagrada comunión, se me presentó el Corazón de Jesús como en un trono de fuego cuyas llamas más brillantes que el sol esparcían su luz por todos lados. La llaga que recibió sobre la cruz se percibió se percibió en el visiblemente; estaba además coronado de espinas y ornado de una cruz. MI divino Salvador me hizo conocer que estos instrumentos de la pasión significaban que el amor inmenso de su Corazón para con los hombres había sido el principio de todos sus sufrimientos; que desde el primer instante de su encarnación había tenido presentes todos aquellos tormentos y ultrajes; que desde aquel momento, la cruz fue plantada en su Corazón, por decirlo así; que desde entonces aceptó todos los dolores y humillaciones que su santa humanidad había de sufrir durante el curso de su vida mortal, como también todos los agravios a que había de exponerle su amor por los hombres, permaneciendo con ellos en el Santísimo Sacramento hasta el fin de los siglos.
“Mi Salvador, añade ella, me ha asegurado que le complacía mucho ver los sentimientos interiores de su Corazón y de su amor honrados bajo la figura de este Corazón de carne, tal cual me había sido manifestado, rodeado de llamas, coronado de espinas y colocado debajo de una cruz, y que era su voluntad que una tal imagen de ese Sagrado Corazón fuese presentada al público, con el fin, añadió mi amable Redentor, de enternecer el corazón insensible de los hombres; al mismo tiempo, me prometió que derramaría con profusión los tesoros de gracia, que su Corazón posee en un grado inmenso, sobre los que le tributasen este honor y que, donde quiera que esta santa imagen fuese colocada para honrarla especialmente, atraería los favores del cielo”.
Refiérese que los habitantes de Antioquia detuvieron un terremoto escribiendo en las puertas de sus casas: Jesucristo está con nosotros, detente.
Llevemos sobre nuestro Corazón la imagen del Corazón de Jesús, y entonces, desafiando con valor al enemigo de nuestra salvación, en todas nuestras tentaciones podremos decirle: El Corazón de Jesús está conmigo, detente.
Obsequio: Llevar consigo una imagen o medalla del Corazón de Jesús; tener una en su oratorio, procurando, en cuanto sea posible, que haya una capillita dedicada especialmente a su culto en la parroquia del lugar en que uno vive.
Jaculatoria. Vamos con confianza al trono de la gracia, al Corazón de Jesús, a fin de experimentar los efectos de su misericordia y hallar en él la gracia en la necesidad.
Transcrito por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÙS: LA HORA SANTA Y LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
LA HORA SANTA Y LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES
Bertrand de Margerie S.J.
En el contexto de la doceava gran manifestación, Jesús pidió a Santa Margarita María la comunión de los primeros viernes del mes y la hora santa:
“Todas las noches del jueves, te haré participar en la tristeza mortal que quise sentir en el jardín de los Olivos, especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en esta oración humilde que presenté entonces a mi Padre entre todas mis angustias, te levantarás entre las once y medianoche para prosternarte durante una hora conmigo, la cara contra la tierra, tanto para apaciguar la divina cólera como para suavizar, de alguna manera, la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, que me obligó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo”.
Aquí, Jesús pidió claramente una participación en su agonía redentora. Estamos frente al programa pastoral elaborado por el Señor mismo: sufrir con él. Comulgar con su pasión para poder - con un mayor amor – comulgar con su cuerpo Resucitado, sacramentalmente, después de la hora santa. La visión, que tuvo lugar delante del Santísimo Sacramento, está orientada hacia una participación digna en la Eucaristía, por excelencia, sacramento de la santificación y de la salvación (Jn 6, 54-57).
De esta manera se preparaba la gran aparición de junio de 1675.
“Este es el corazón que tanto ha amado a los hombres, que no escatimó nada, hasta agotarse y consumirse para testimoniarle su amor. Y como agradecimiento no recibo, de la mayoría, sino ingratitudes por sus irreverencias y sus sacrilegios y por las frialdades que tienen por mí en este sacramento de amor (…). Te pido que el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento sea dedicada a una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día haciendo reparación de honor por medio de una ofrenda honorable, para reparar las indignidades que recibió durante el tiempo que ha sido expuesto en los altares. Te prometo, igualmente, que mi corazón se dilatará para derramar abundantemente las influencias de su divino corazón sobre aquellos que le rindan este honor y que procuren que le sea rendido”.
El pedido de una fiesta significaba que cristo quería ver a su Iglesia celebrar cada año el sacrificio eucarístico en honor del amor divino y humano, infinito y finito que está en el origen de su institución. En el contexto de la legislación ritual en vigor en aquella época, los obispos podían establecer fiestas en sus diócesis respectivas, y la Santa Sede sólo en el conjunto del rito latino. El pedido de Jesús apuntaba, entonces, a la sede apostólica.
Pedido eucarístico, columbrando un horizonte reparador. El vocabulario utilizado por Margarita María refleja ciertamente no sólo su psicología personal, sino también la cultura de su tiempo y su país.
¿Qué significa esta “reparación de honor” en el contexto cultural de 1675 en Francia? Opuesta a la ofrenda “aprovechable”, de naturaleza pecuniaria, la ofrenda honorable es un castigo criminal, entre látigo y exilio. Desconocida por el derecho romano, era corrientemente infligida entre los siglos XV y XVII tanto a los clérigos como a los laicos. Según el arbitrio del juez, sanciona todo delito grave, contra Dios, la Iglesia y el Estado. El delincuente, cirio amarillo en mano, cabeza descubierta y pies descalzos, abierta la camisa, conducido por el verdugo, a menudo soga al cuello, y llevando visible para todos el libelo de acusación, grita con alta e inteligible voz su crimen, y arrodillado clama misericordia, es decir perdón.
La ofrenda honorable deriva en línea recta de los ritos de la penitencia o satisfacción canónica. Pena corporal regeneradora de la persona como totalidad, incluye una forma de confesión pública y un pedido de reconciliación. Se sitúa, pues, muy claramente en la historia de la evolución del sacramento de reconciliación penitente, en tres de sus elementos esenciales: contrición, confesión, satisfacción.
Estas evocaciones históricas permiten comprender mejor el plan pastoral de Cristo: subrayando el carácter expiador del sacrificio eucarístico, su finalidad propiciatoria, valorizar también el recurso al sacramento de penitencia para disponerse a una comunión fructífera.
Por tanto, está permitido pensar y aun constara que las revelaciones privadas de Paray-le-Monial, destinadas al mundo entero, tenía por fin una mejor participación en el misterio pascual, especialmente bajo su aspecto de expiación. Ellas constituyen una nueva valorización de la propiciación infinita y superabundante para todos los pecados del mundo, ofrecida sobre la cruz por el único Mediador.
El Cristo exaltado por Margarita María es constantemente mediador:
“Estas son las más ordinarias ocupaciones de mi oración (…) salgo, a menudo, sin saber que he hecho, sin tomar ninguna resolución, pedido ni ofrenda que no sea la Jesús a su Padre eterno: “Dios mío te ofrezco a tu hijo bien amado como mi acción de gracias por todos los bienes que me haces, por mi pedido, por mi ofrenda, por mi adoración y por todas mis resoluciones, y, finalmente por mi amor y mi todo. Recíbelo, Padre eterno por todo aquello que deseas que te vuelva, ya que nada hay que se te pueda ofrecer que sea digno de ti, sino aquel cuyo disfrute me das con tanto amor”.
Se ve: la doctrina de la santa sobre Cristo esta centrada en los cuatro fines del sacrificio eucarístico mediante el cual el Mediador prolonga y renueva su único acto de mediación; el Corazón que adora y quiere hacer conocer es el Corazón traspasado del que manan Sangre y Agua, es decir los sacramentos de la Iglesia, el Corazón que se entrega en la penitencia y la eucaristía. Hay continuidad, y no ruptura, entre la pastoral de Paray y la de los Padres de la Iglesia. Continuidad pero también progreso, porque el Corazón de Jesús revelado en Paray es aquel que se manifiesta invadido por un sufrimiento redentor desde el primer instante de su existencia terrestre (Cf. Hb 10,5):
“Este divino Corazón me fue presentado (…) rodeado con una corona de espinas, que significa las que nuestros pecados le hicieron, y una cruz por encima, que significaba que desde que su Sagrado Corazón fue formado, la Cruz estaba plantada, y fue colmado, desde esos primeros instantes, de todas las amarguras que le debían causar las humillaciones, pobreza, dolor y desprecio que sagrada humanidad debía sufrir durante el todo el curso de su vida en su santa Pasión”.
Esta perspectiva, lejos de estar aislada, resultaba de una profundización del Nuevo Testamento por la teología medieval y por la de la Contra-Reforma; explica la vida sufriente de santa Margarita María y el acento puesto en Paray sobre la Reparación, siempre iluminada por el amor.
El Cristo que se aparece a santa Margarita María es el profeta que anuncia su sacrificio de sacerdote, inaugurado en la Encarnación, para hacer reinar la ley de la Cruz plantada en su Corazón.
Ese Cristo sacerdote, profeta y rey que confió a la visitandina de Paray una misión relativa al aspecto de su propia misión, que quería subrayar (expiación amante), al culto que le es debido (fiesta de su Corazón), y a la modalidad (amante) del reino que Él quiere ejercer.
Tomado de Histoire doctrinale du culte au Coeur de Jesús
Mame
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
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