viernes, 7 de marzo de 2014

PRIMER VIERNES DEL MES DE MARZO DEL 2014, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DEL MES DE MARZO

Breve consideración.- Jesús a su confidente Margarita María de Alacoque:

"Tengo una sed abrasadora de ser honrado en el Santísimo Sacramento del Altar ¡ay!, y casi no encuentro quien, cediendo a mis deseos, mitigue esa sed con una correspondencia generosa a mi Corazón. Sírveme tú de asilo..., recíbeme en la Sagrada Comunión y, entronizando en tu alma, adórame, ofreciéndote al Padre, para obtener piedad por los pobres pecadores. No olvides que una alma santa, y que me pertenezca de veras, puede obtener el perdón de mil y más criminales."


ORACIÓN:

¡Oh Corazón abrasado de amor! ¡Oh santuario de la divinidad, templo de la majestad soberana, altar de la caridad divina, Corazón que ardes en llamas de amor por Dios y por mi! Yo te adoro, y desfallezco de amor en tu presencia. Yo me uno a tus santas intenciones, yo quiero, sí, yo quiero abrazarme en tus ardores y vivir de tu vida. ¡Cuánto huelgo de verte feliz en tus triunfos y en tu gloria! ¡Cuán de veras querría yo padecer y morir antes que desagradarte! ¡Oh corazón mío, si obras, sea tan sólo por los impulsos del Corazón de Jesús; muere, en silencio, delante de Él a todo lo que es natural o humano! ¡Oh Corazón divino!, a Ti me adhiero, en Ti me pierdo, y sólo de Ti quiero vivir. Así, toda mi ocupación será, Señor, enmudecer y adorar anonadado delante de Ti, como una lámpara encendida que se consume delante del Sagrario. ¡Amar, padecir y morir por tu Sagrado Corazón!

(De Santa Margarita María de Alacoque)




TERCERA PROMESA:

"Los consolaré en todas sus aflicciones"


(Agradezcamos esta promesa y pidamos que Jesús la cumpla con nosotros en nuestros  continuos pesares, recitando las:

 LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”)


Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.



Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.




Una palabra de Margarita María a sus hermanos asociados: "Si quieres dar un gusto inmenso al Corazón de Jesús, ofrécele, sacrifícale por entero los vuestros un primer viernes, después de comulgar, y prométle en ese instante solemne dos cosas: pertenecerle de veras, amándole sobre todas las cosas, y extender la gloria y el amor de su Sagrado Corazón"

Un Padre Nuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LOS MALABARISTAS DEL SEMÁFORO


LOS MALABARISTAS DEL SEMÁFORO 

Aquel día me desperté con mucha pereza y renegando. Con esfuerzo, pude deshacerme de las mantas. Me dirigí al baño arrastrando los pies mientras maldecía el tener que levantarme de la cama sin poder quedarme en ella todo el día.

Desayuné con los ojos tan cerrados como mi mente. Tal pereza me dominaba, que por no meter el pan en la tostadora, preferí comerlo frío y beber la leche directamente de la botella. ¿Por qué tener que trabajar? ¡Esa sí era una verdadera maldición!

Salí de mi casa en dirección a la oficina en mi vehículo con asientos de piel y calefacción, observando en el camino el pavimento humedecido por la lluvia, mientras refunfuñaba porque estaba lloviendo, igual que lo hacía cuando había sol, nubes, viento, gente...

El semáforo se puso en rojo y, de pronto, como un rayo, se colocó frente a todos los automóviles algo que parecía un bulto. Por curiosidad, abrí más mis ojos somnolientos y pude descubrir que era un joven montado en un pequeño carro de madera. Aquel chico no tenía piernas y le faltaba un brazo. Sin embargo, con su mano izquierda lograba conducir el pequeño vehículo y manejar con maestría un conjunto de pelotas con las que hacía juegos malabares.

Las ventanillas de los automóviles se abrían para darle una moneda al malabarista, el cual mostraba un pequeño letrero sobre el pecho. Cuando se acercó a mi auto pude leerlo:

"Gracias por ayudarme a sostener a mi hermano paralítico". Con su mano izquierda señaló hacia la banqueta y ahí pude ver a su hermano, sentado en una silla de ruedas colocada frente a un atril que sostenía un lienzo, en el cual estaba pintando algo con un pincel que manejaba con su boca.

El malabarista, al ver el asombro de mi cara, me dijo:

- ¿Verdad que mi hermano es un artista? Por eso escribió esa frase sobre el respaldo de su silla.

Entonces leí la frase que decía: - "Gracias Señor por los dones que nos das. Contigo no nos falta nada".

Recibí un fuerte golpe en mi interior mientras este hombre se retiraba. Y así como el semáforo de la calle pasó del color rojo al verde, mi "semáforo" interior también cambió desde aquel día: Nunca más me volví a dejar paralizar por la luz roja de la pereza, ni
volví a renegar por lo que no aceptaba. Ahora trato de mantener la luz verde y realizar mis trabajos y actividades con renovada energía.

Ante aquellos jóvenes de la calle, aquel día descubrí que yo era el paralítico. Desde aquel mismo día, nunca he dejado de agradecer. Ahora no tengo todo lo que quiero, pero le doy gracias a Dios por lo que tengo. El salario apenas me alcanza para pagar las cuentas, pero
gracias a Dios que por lo menos tengo un trabajo para ganar el sustento. Los problemas se me han venido multiplicando como si fueran mágicos, pero gracias a Dios tengo paciencia y fortaleza para- sobrellevarlos.

Los años han ido pasando rápidamente, mi piel está un poco arrugada y mis cabellos se están poniendo blancos, pero le doy gracias a Dios por la alegría que siento de vivir, por los conflictos que pude resolver, por los problemas que pude superar, por la enfermedad 
que pude soportar, por el odio que se transformó en amor, por la soledad que pude sobrellevar. Cada día lo bendigo por haberme enseñado a decir:

"Gracias Señor por los dones que me das. Contigo no me falta nada".

NO JUZGUES


NO JUZGUES


Él quería que sus hijos aprendiesen a no juzgar de manera apresurada. Por eso, a lo largo del año, mandó que cada uno de ellos viajase hasta una localidad distante, donde había un peral plantado.

Después de que volviese el último hijo, el hombre los reunió y pidió a cada uno que les describiera lo que habían visto.

El primero dijo que el árbol era feo y retorcido.

El segundo hijo manifestó su desacuerdo, indicando que el árbol tenía hojas verdes y estaba cubierto de preciosas flores de aroma tan dulce que él se arriesgaría a decir que eran las flores más graciosas que había visto.

El tercer hijo argumentó que estaban confundidos, ya que el árbol estaba repleto de frutos dorados, bellos y sabrosos. El árbol estaba tan cargado de frutos que estaba arqueado y lleno de vida.

El último hijo no estuvo de acuerdo con los demás, diciendo que el árbol no tenía flores ni frutos, aunque sí hojas coloridas con los más bellos tonos de rojo y dorado.

El hombre explicó a sus hijos que todos estaban en lo cierto, pues cada uno había visto el árbol en una estación diferente. Agregó que no se puede juzgar un árbol o a una persona por sólo una estación.

La vida sólo puede ser cuantificado al final, cuando todas las estaciones se completen. Quien desiste delante del invierno, pierde las delicias de las demás estaciones.

EL EVANGELIO DE HOY: 07.03.2014

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
El ayuno de los discípulos
Mateo 9, 14-15. Cuaresma. Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas. Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma
 
El ayuno de los discípulos
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-15


En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: -¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.

Oración introductoria 

Señor, dame la gracia de caminar esta Cuaresma por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida con tu luz, y me ayude a ser fiel y perseverante en mis propósito de acompañarte en la cruz con amor y generosidad.

Petición

Señor, dame la gracia de renunciar, por amor, a algo lícito y placentero, para que este sacrificio sea el medio para reparar y purificarme de mis debilidades.

Meditación del Papa Francisco

De estos cristianos hay muchos. No son cristianos, se disfrazan como cristianos. No saben quién es el Señor, no saben lo que es la roca, no tienen la libertad de los cristianos. Y, para decirlo de un modo simple, no tienen alegría: los primeros tienen una cierta "alegría" superficial. Los otros viven en una continua vigilia fúnebre, pero no saben lo que es la alegría cristiana. No saben cómo disfrutar de la vida que Jesús nos da, porque no saben hablar con Jesús. No se afirman sobre Jesús, con la firmeza que da la presencia de Jesús. Y no solo no tienen alegría: no tienen libertad. Son esclavos de la superficialidad, de esta vida generalizada, y estos son los esclavos de la rigidez, no son libres. En su vida, el Espíritu Santo no tiene cabida. ¡Es el Espíritu quien nos da la libertad! El Señor hoy nos invita a construir nuestra vida cristiana en Él, la roca, Aquel que nos da la libertad, que nos envía el Espíritu, que te hace ir adelante con alegría, en su camino, en sus propuestas. (S.S. Francisco, 27 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

Reflexión

A un observador de las cosas de este mundo parecería que el hombre debe esperar a llegar al Cielo para tener una vida sin preocupaciones. Si hay carestía de algo en el mundo, no es precisamente de preocupaciones. El que tiene hijos se preocupa por ellos, quien tiene ancianos a su cuidado se preocupa por ellos. El empresario se preocupa porque su empresa vaya adelante, el ama de casa se preocupa de que su hogar esté en orden y dispuesto, el estudiante se preocupa por aprobar sus exámenes. Todos tenemos nuestra ración cotidiana de preocupaciones.

Algunas sin embargo son muy pesadas, y nadie puede negar su importancia. Son enfermedades o situaciones familiares y sociales de muy difícil solución. El evangelio de hoy nos presenta un aspecto de la figura de Cristo que debe llenar de esperanza los corazones atribulados. Cristo como aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras iniquidades". Esto puede parecernos simple palabrería, pues el que tiene problemas no siempre encuentra una solución a ellos en la oración. Y surge la tentación de pensar que a Cristo le son indiferentes nuestras preocupaciones. Sin embargo es cierto que Cristo vino a cargar con nuestras flaquezas.

Tal vez no como nosotros lo esperamos, pero seguro que sí como Él quiso entregarse. Porque lo que Cristo nos ofrece quizás no sea la solución material a nuestras dificultades, pero no cabe duda que nadie como Él tiene el bálsamo que cura nuestra alma, el remedio que calma nuestro espíritu, la palabra que pacifica nuestro corazón.

Propósito

Mortificar mi egoísmo haciendo, por amor, un acto de caridad con alguien cercano a mí.

Diálogo con Cristo

Señor, dame el gozo y la generosidad en el sacrificio al saber que es el medio que me acerca a Ti. Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarme, yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis hermanos. 

LOS PROPÓSITOS PERSONALES DE LA CUARESMA 2014


jueves, 6 de marzo de 2014

DIETA CUARESMAL



DIETA CUARESMAL

Amiga, amigo, comienza la Cuaresma, tiempo de buenos propósitos y mejores intenciones, tiempo de penitencia y conversión, tiempo ideal para bajar esos kilos de más… Kilos que no se depositan en el abdomen, sino que van directamente al corazón, y que afean, y de qué forma, nuestra vida de cristianos, de amigos de Jesús…

Ha llegado el momento de ponerse en forma. Por delante, cuarenta días para lograr un corazón en línea… ¿Te animas? ¡Toma nota! El Dietista por excelencia, Jesús de Nazaret, te aconseja...

 Ayuna de insultos, palabras vulgares y golpes sobre la mesa o sobre el hermano, y date un atracón de palabras amables, abrazos apretados y gestos conciliadores.

 Ayuna de egoísmos, paseos en torno al ombligo y espejitos mágicos, y llénate con las preocupaciones, las inquietudes y las necesidades de tus hermanos.

 Ayuna de pesimismo, derrotismo fácil y caras largas, y llénate de confianza en Dios, de las pequeñas luchas de cada día y de sonrisas sinceras y esperanzadoras.

 Ayuna de juicios a la ligera, críticas despectivas y reproches destructivos, y mastica palabras de ánimo, consejos positivos y llamadas de atención constructivas.

 Ayuna de marcas famosas, últimos modelitos y modas pasajeras, y saborea tu propia personalidad, tu carácter más auténtico y tu moda más genuina (la que brota del corazón, la que no se ve pero se siente).

 Ayuna de desidia, apatía e indiferencia, y devora compromiso, inconformismo ante las injusticias y ganas de cambiar el mundo, empezando por tu entorno más cercano.

 Ayuna de pedir papeles, de cerrar puertas y de clasificar personas, y empáchate con los papeles del corazón, con puertas sin mirilla y con seres humanos que son todos ellos tus hermanos, tu familia.

 Ayuna de series televisivas, actividades internautas y maquinitas individuales e intransferibles, y prueba libros de lectura, actividades solidarias y juegos compartidos.

 Ayuna (y valga la redundancia) de un ayuno falso (bajo en calorías del corazón) de una limosna interesada (algo sacaré de todo esto) y de una oración obligada (toca, que lo vamos a hacer) y paladea un ayuno verdadero, una limosna solidaria y una oración comprometida.

 Finalmente ayuna de creerte que tú solito puedes llevar adelante esta dieta, e ingiere el convencimiento y la fe de que, Jesús de Nazaret, está contigo, y si quieres y lo pides, te ayudará a conseguir un corazón lleno de vida.

ORACIÓN DIARIA POR LOS SACERDOTES


Oración diaria por los sacerdotes.

Que todos traten de hacerse perfectos como el Padre celestial es
perfecto: Señor, danos Sacerdotes santos.
Que la Santa Misa sea ofrecida continuamente por la vida y necesidades del mundo: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que el Santísimo sea amorosamente accesible y adorado:
Señor, danos Sacerdotes santos.

Que el Evangelio sea proclamado fielmente y sin descanso:
Señor, danos Sacerdotes santos.

Que en la absolución sacramental encontremos nuestra paz y felicidad: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que la unión en la oración traiga la unión entre todos los
cristianos: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que nuestras Iglesias locales y sus líderes sean siempre leales al
Santo Padre: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que toda vida humana sea protegida y defendida como sagrada: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que la misericordia de Dios se extienda a los pecadores, moribundos y difuntos: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que la juventud tenga ayuda para crecer libre de las drogas y toda
adición: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que los encarcelados, los ancianos y los sin techo encuentren fe y
esperanza en Cristo: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que el amor de Cristo sane los desamparados, los que guarden cama y los enfermos: Señor, danos Sacerdotes santos.

Que Cristo sea la meta y el gozo de los jóvenes y los fuertes:
Señor, danos Sacerdotes santos.

Que los que han oído la llamada de Dios escúchenlo para hacerse
líderes futuros: Señor, danos Sacerdotes santos.

OREMOS. Dios de misericordia y santidad, escucha el grito angustiado de tu pueblo para tener sacerdotes santos que les guíen. Llena sus corazones con celo luminoso a fin de que puedan desempeñarse dignamente en tu presencia, sean siempre leales a tu Iglesia, y alcancen amarte con un amor eterno. 

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

Amen

TEN SIEMPRE CONFIANZA


Ten siempre confianza.

A veces parece que todos los caminos se cierran,
que la noche es eterna,
que el invierno ha congelado los corazones,
que no existen más rosas,
que tu destino son las lágrimas,
que no hay sino soledad para tí,
que han desaparecido las estrellas,
que la sonrisa se apagó sobre la tierra,
que los días son cortos y lluviosos,
que las noches son interminables y sin luna,
que no hay espacio alguno para tus pies,
que no hay salida en la calle de tu vida,
que la indiferencia y la desilusión aprisionan tu corazón ...

Pero aún entonces puedes confiar
que tú eres un camino eterno y abierto,
que tu eres un día luminoso,
que en tu alma no hay estaciones,
sólo las hay en tu mente,
que hasta en el desierto más árido
y seco hay una flor,
que las lágrimas, como el agua,
dan vida y fecundidad,
que tú eres el mejor amigo de ti mismo,
que tu alma es un cielo lleno de luz y de estrellas,
que dentro de tí el rostro de la vida sonríe,
que en ti está el sol radiante,
solo es noche si le das la espalda,
que el mundo es ancho y no ajeno,
sino tuyo porque tú eres el mundo,
que norte, sur, este y oeste
son punto para tu elección,
que tu eres amor pleno.

Estás destinado a dar, más que a recibir.

Ten confianza porque aunque tu mente
te hable de puertas cerradas y de soledad,
ése es un engaño temporal y pasajero.

Tu estás destinado a ser luz
para muchos que necesitan
de tu luz y de tu amor.

No te quedes cerrado en tu rincón.

RENACERÁS


Renacerás

Cuando caminando tu vida encuentres siempre la misma piedra, llévala contigo. 

Cuando pierdas un amigo cuando menos lo esperabas, consuélate por haberlo tenido.

Cuando la injusticia te deje desvalido sin aliento, Vuelve a creer.

Cuando ¡Amaste tanto! hasta perder la piel, recupérate pronto, te perteneces.
Cómo pájaro herido, descansa, cura tus alas, vuelve a volar.

Cuando tu vida se vuelva noche, no desesperes, busca las estrellas.

Cuando sientas ya tu existencia desperdiciada como un árbol seco, recuerda que la primavera
siempre llega, aterciopelando rosas en tu mirada.

Encuentra tu manantial, riega siempre el jardín de tu vida.

Renacerás...

Así como he renacido yo una y mil veces.

ORACIÓN A SANTA ROSA DE VITERBO, 6 DE MARZO


EL AYUNO, NECESARIO PARA CREER



Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic net
El ayuno, necesario para creer
Tiene que convertirse, para nuestra generación, en algo imprescindible para descubrir lo imprescindible.



Muchos bautizados no comprenden el valor del ayuno, no saben para qué ayunar y por qué ayunar. Algunos, porque ni siquiera conocen qué enseña el Evangelio y la Iglesia sobre el tema. Otros, porque han dejado la propia fe en el armario del pasado. Otros, simplemente, porque ven el ayuno como algo que va contra los propios gustos, contra la "realización personal". 

Mientras no se produzca un despertar religioso en muchos corazones, el ayuno seguirá en el olvido. O será vivido, entre quienes desean "cumplir" y obedecer lo que pide la Iglesia, con rutina, con fastidio, como una norma del pasado que se soporta con la esperanza de que pronto termine la Cuaresma y llegue la Pascua. 

La fe profunda y el sentido religioso permiten descubrir el porqué del ayuno. Pero si no hay fe, si la religión es una dimensión raquítica, ¿qué hacer? 

Lo que hay que hacer es, precisamente, ayunar para abrirnos al mundo de la fe. Porque sólo cuando aprendemos a romper con la esclavitud de la avaricia, del placer, de la gula, del vivir esclavos de la curiosidad malsana y de los caprichos, empezamos a dejar espacio libre a la acción de Dios en las almas. 

En otras palabras: la tibieza con la que se ve el ayuno se destruye cuando acogemos el mismo ayuno como camino para romper esa tibieza y para abrirnos al mundo de la fe, de la esperanza, del amor. 

El ayuno no sirve sólo para fortalecer al creyente (algo muy importante); sirve, sobre todo, para iniciar el camino de la fe. No sirve sólo para alimentar la esperanza; sirve, especialmente, para alejarnos de seguridades falsas y para confiar en el único Omnipotente. No sirve sólo para que repartamos nuestros bienes y nuestro tiempo con quien lo necesita; sirve, de un modo concreto y profundo, para romper con los engaños de la ambición y del egoísmo, para abrir los ojos ante tantas personas que necesitan amor, compañía, solidaridad, ayudas concretas y urgentes en su cuerpo y en su espíritu. 

Como explicaba el Papa Benedicto XVI, la privación del "alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios" (Mensaje para la Cuaresma 2009). 

El ayuno tiene que convertirse, para nuestra generación, en algo imprescindible para descubrir lo imprescindible. De este modo, podremos vivir según un Evangelio que cura, que salva, que levanta y que cambia el corazón y la vida. 

EL EVANGELIO DE HOY: 06.03.2014

Autor: Miguel Esponda | Fuente: Catholic.net
Si alguno quiere venir en pos de mí
Lucas 9, 22-25. Cuaresma. Bueno es aquel que no cubre con su yo la luz de Dios, no se pone delante él mismo, sino que deja que se transparente Dios.
 
Si alguno quiere venir en pos de mí
Del santo evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús: "El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día". Decía a todos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?".

Oración introductoria

Jesús, se nota que lo que tú querías no era -ni ha sido nunca- ganarte un buen número de seguidores que quisieran ir en pos de ti para hacer milagros, o para adquirir mucha fama entre la gente, o incluso para vivir un evangelio diseñado a su comodidad. Por eso, desde que predicaste tu mensaje, dejaste bien claro que implicaba necesariamente la cruz, renunciar a sí mismo, perder la vida por ti. Ese es el camino para seguirte, para acercarnos al misterio tan gigante de tu persona y para encontrar en ti la verdadera vida.

Petición

Jesús mío, dame mucha fe y amor para llevar la cruz que tú me has dado, pues es el camino por donde has querido que te encuentre y llegue hasta ti.

Meditación del Papa Francisco 

Tenemos todo: tenemos la Iglesia, tenemos a Jesucristo, los sacramentos, a la Virgen, todo, un buen trabajo para el Reino de Dios. Pero no basta el bienestar espiritual sino hasta un cierto punto. Como aquel joven que era rico: quería ir con Jesús, pero hasta un cierto punto. Falta esta última unción del cristiano, para ser cristiano de verdad: la unión de la cruz, la unción de la humillación. ¿Soy un cristiano de cultura y de bienestar? ¿Soy un cristiano que acompaña al Señor hasta la cruz? El signo es la capacidad de llevar la humillación. La verificación si un cristiano es un verdadero cristiano es su capacidad de llevar con alegría y con paciencia las humillaciones; y como esto es algo que a nadie le gusta... hay muchos cristianos que, mirando al Señor, piden humillaciones para parecerse a Él. Esta es la elección: o cristianos de bienestar - que irán al Cielo ¿eh?, seguro te salvarás ¿eh? - o cristiano cerca de Jesús, por el camino de Jesús. (S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta).

Reflexión 

El camino que Cristo propone es difícil. Pero ¿qué es aquello que ha movido a tantos hombres y mujeres a seguir a alguien que predica todo lo contrario que el mundo de hoy ofrece? Es cierto, que hay algo de locura en esto. Una locura que experimentan sólo quienes han conocido a Cristo y, por consiguiente, le han experimentado vivo y enérgicamente atractivo. Por algo el Papa Juan Pablo II gritaba con ardor en sus labios: "¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ¿Qué teméis? Tened confianza en él. Arriesgaos a seguirlo. Esto exige, evidentemente, que salgáis de vosotros mismos, de vuestros razonamientos, de vuestra «prudencia», de vuestra indiferencia, de vuestra suficiencia, de vuestras costumbres no cristianas que quizá habéis adquirido. Dejad que Cristo sea para vosotros el camino, la verdad y la vida. Dejad que sea vuestra salvación y vuestra felicidad."

Propósito

Sobrellevaré con gozo las contrariedades y dificultades que forman mi cruz de este día.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, estoy dispuesto a seguirte por este camino hermosísimo de ser cristiano. Ante todo lo que tú has hecho por mí, no encuentro otro camino para corresponderte que rendirme a tus pies para aprender de ti, para vivir lo que tú viviste. Sé que este camino entraña abnegación y sacrificio, y será fecundo sin comparaciones si busco encontrarte.

"Pon amor donde no hay amor, y sacarás amor" (San Juan de la Cruz).




  • Preguntas o comentarios al autor
  • Miguel Esponda 

    SONRÍE, JESÚS TE AMA


    miércoles, 5 de marzo de 2014

    ¿QUÉ SIGNIFICA EL RITO DE LA CENIZA?


    ¿Qué significa el rito de la Ceniza?
    La cuaresma empieza para los cristianos con la ceniza de la conversión y acaba con la luz pascual renovadora
     



    Miércoles de Ceniza

    Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es sino un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

    Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”

    Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.

    Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?

    La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?

    La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?

    Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.

    Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.

    La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.

    Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.

    El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?

    Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

    Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.

    Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.


    Autor: Cipriano Sánchez | Fuente: Catholic.net

    POR CUARESMA...



    POR CUARESMA.!
      
    Como ciertos utensilios, también las personas necesitamos
    una revisión personal de nuestra vida. El mejor escáner
    es la Palabra de Dios. Escúchala y medítala con cierta frecuencia.
    Te dará pistas para situar aquellos aspectos de tu persona
    que no están en armonía con Jesús
      
    Participar en una fiesta implica el revestirse interior
    y exteriormente en consonancia con la situación.
    La Pascua, la cruz, el amor de Dios, la muerte de Jesús
    y su Resurrección, nos exige derribar esos muros
    que nos impiden vivir cerca de Él.

    En cuaresma, durante 40 días, intentamos recuperar
    el brillo perdido de nuestra fe cristiana. Acompañar a Jesús
    en el camino hacia la cruz. En definitiva tenemos un reto:
    recuperar y consolidar el estilo de los primeros cristianos
    que celebraban con gran alegría la Pascua del Señor.

    Aprovechemos este tiempo para convertirnos (regresar
    de caminos equivocados), para entrar en una comunión
    más perfecta con Dios (la oración) y para no olvidar
    los sufrimientos de los demás (la limosna).

    La cuaresma es un espacio de tiempo en el que peregrinamos
    hacia el interior de nosotros mismos. Ante tanta dispersión,
    estas semanas, nos invitan al recogimiento, a la reflexión
    y a encontrarnos con nosotros mismos. Jesús nos acompaña.

    La cuaresma es un camino que nos lleva al Señor.
    No nos detengamos en ninguno de sus cuarenta peldaños.
    Este tiempo tiene un fin: llevarnos al encuentro personal
    con la misericordia de Dios. Lo hace por nosotros.
    Por nuestra salvación.

    Que contemplando la cruz, y arropados por María
    y por Juan, acompañemos al Señor que ofrece todo
    lo que es por la humanidad. En Juan tendremos un amigo
    y, en la Virgen, una buena Madre.

    Muchos son los ídolos que llaman nuestra atención.
    Que no nos acostumbremos a tener al Señor como una especie
    de legado, de herencia de tiempos pasados. Es mucho más:
    ¡es el Señor! ¡El Salvador que nos revela plenamente
    el amor que Dios nos tiene!

    Saltar al camino de la cuaresma es saber que estamos
    llamados a despojarnos de aquello que nos impide ser
    “otros cristos”. La oración, el ayuno y la limosna nos abrirán
    una ventana a Dios, una oportunidad para el dominio personal
    y una mano para el que vive en dificultades.

    Los cuarenta días de la cuaresma pueden ser un noviazgo
    entre el Señor y cada uno de nosotros. Es la hora de tomar
    posiciones: ¿El pecado o la gracia? ¿La vida o la muerte?
    ¿La conversión o la mediocridad? ¿La verdad o la mentira?
    ¿La oración o la dispersión?

    La cuaresma es un tiempo de conocimiento de Jesús.
    Que no falte su Palabra y la eucaristía diaria. Sólo así podremos
    comprender y entender lo qué quiere de nosotros y seremos
    fuertes en el duro combate de la vida.

    La cuaresma es un “volver a casa”. Como el hijo pródigo
    meditamos nuestros errores y nuestras traiciones a Dios Padre.
    Pensándolo es bueno dar marcha atrás, examinar y clarificar
     nuestra conciencia y blanquear nuestro interior con una buena
    confesión sacramental

    La cuaresma es discernimiento y, también, afán identitario
    de lo que somos: cristianos. Jesús va por delante y nos muestra
    esa opción desde la proclamación pausada del Evangelio diario.

    Igualmente, este periodo pre-pascual, es una oportunidad
    para dar testimonio de nuestra fe. Los discípulos, camino
    de Jerusalén, acompañaron al Señor. Se dejaron seducir
    por su Palabra, oración y milagros. Que no nos perdamos
    en el inmenso carnaval que nos rodea.

    La cuaresma no es un fin en sí misma; es un camino
    que desemboca en la Pascua. En la pasión, muerte
    y resurrección de Jesús. No aventurarnos a recorrer
    este camino no nos facilitará el vivir con intensidad
    esos misterios que nos aguardan.

    Toda obra escrita tiene un índice. La gran obra redentora
    de Jesús fue su “semana santa”. La cuaresma es un índice
    que nos ayuda a centrar y nos conduce a celebrar la obra
    de la salvación que Jesús nos trae en la Pascua.

    P. Javier Leoz

    EL AYUNO EN LA CUARESMA



    EL AYUNO EN LA CUARESMA

    El ayuno fortifica el espíritu, mortificando la carne y su sensualidad; eleva el alma a Dios; abate la concupiscencia, dando fuerza para vencer y amortiguar sus pasiones y dispone el corazón para que no busque otra cosa distinta de agradar a Dios en todos.

    El ayuno purifica el alma, eleva el espíritu, sujeta la carne al espíritu, da al corazón contrición y humildad, aplaca los ardores del placer y enciende la luz de la castidad.

    El ayuno significa un dominio sobre nosotros mismos, ser exigentes en las relaciones con nosotros mismos, estar prontos a renunciar a las cosas y no solo a los manjares sino también a los goces y placeres diversos que nos perjudican.

    El ayuno riguroso es penitencia gratísima a Dios sin poner en riesgo nuestra salud.
    Es alimento del alma y del espíritu, la vida de los Ángeles, la muerte del pecado, la extinción de las culpas, el remedio de la salud, la raíz de la gracia, el fundamento de la castidad.

    La abstinencia y la mortificación del cuerpo son excelentes virtudes, cuando al mismo tiempo nos abstenemos de los vicios y pecados.

    PROPÓSITOS DE CUARESMA



    Propósitos de Cuaresma


    1) Para saber

    En el mensaje de Cuaresma del Papa Benedicto XVI nos invita a ser conscientes de dos cosas: primero, de nuestra condición de criaturas que no siempre correspondemos a Dios como debemos creyéndonos autosuficientes. La segunda, y muy relacionada con la primera, del gran amor de Dios por nosotros que fue capaz de enviarnos a su Hijo quien murió para que fuéramos perdonados.

    Si esta Cuaresma somos más conscientes de ese amor de Dios, una consecuencia consistirá en alejarnos de todo aquello que pudiera ofenderlo.

    2) Para pensar

    A veces los seres de la naturaleza nos dan lecciones. Tal es el caso del armiño. Es uno de los carnívoros más pequeños del mundo, tiene el cuerpo alargado y extraordinariamente flexible. Habita bosques y estepas. Suele establecer su madriguera bajo un montón de piedras o disimulada en el interior de una mata espinosa. Antiguamente se cazaba al armiño por su suave piel, de una gran calidad, y de la que se confeccionaban abrigos. Su piel es muy cotizada gracias a su color muy blanco, atractivo y suave.

    Se dice que el armiño es el animal más celoso en cuanto a mantenerse limpio. Al ser muy ágil, cuando los cazadores quieren atraparlo, sabiendo de su aversión a ensuciarse, utilizan una estrategia: optan por ensuciar la cueva donde el armiño vive. Y así, cuando lo van siguiendo los perros, el armiño se niega a entrar a su guarida al ver la suciedad, no importando caer en el peligro, incluso aunque lo atrapen o muera.

    La historia nos recuerda a personas que han preferido cuidar su alma a costa de grandes sacrificios. Algunos han dejado su puesto de trabajo, por no ser cómplices de la corrupción. Incluso hay mártires que han preferido perder la vida antes que ofender a Dios.

    Un ejemplo edificante fue el de la niña Santa María Goretti. Ella era una niña de gran fe que ayudaba a su madre viuda con su arduo trabajo al sostenimiento de su casa. A pesar de ser analfabeta, María soñaba con poder instruirse, y poseía una notable inteligencia que se demostró cuando se aprendió el Catecismo con sólo oírlo, y así pudo hacer su Primera Comunión.

    Había un joven que pretendía a María llamado Alessandro, pero no era correspondido. Un día la sorprendió sola e intentó abusar por la fuerza de ella, pero María opuso resistencia y trató de hacerlo razonar, mencionando que lo que quería hacer era un grave pecado y que ella no quería que Alessandro se condenase.

    Alessandro se descontroló por completo, y la apuñaló. En su lecho de muerte, María perdonó a su asesino; y añadió que quería que Alessandro estuviera con ella en el Paraíso. María murió, a la edad de doce años.

    El asesino de María, cumplió su condena en la cárcel y tuvo un cambio de vida gracias al ejemplo de María, incluso ingresó a un convento capuchino.

    María fue beatificada en 1947, en presencia de su propia madre y de su asesino, ambos reconciliados; y fue canonizada por el Papa Pío XII en 1950.

    3) Para vivir

    La tentación a pecar está a la vuelta de la esquina. Puede resultar difícil no ceder, pero no es imposible. Este tiempo de Cuaresma ha de servir para examinarnos y evitar aquellas situaciones que nos llevan a pecar.

    San Josemaría Escrivá nos aconseja. “A la hora de la tentación piensa en el Amor que en el cielo te aguarda: fomenta la virtud de la esperanza, que no es falta de generosidad” (Camino 139).

    Pbro. José Martínez Colín

    CAMINOS DE CUARESMA



    Caminos de Cuaresma
       
    Ya lo sé. No me lo digan.
    La cuaresma es un camino.
    Camino de tentación y de triunfo.
    Camino de lucha y esfuerzo.
    Es de los caminos que me gustan.
    No me gustan los caminos hechos.
    No me gustan los caminos andados.
    No me gustan los caminos cortos.
    No me gustan los caminos de todos.
    Me gustan los caminos de Dios,
    Que también son mis caminos.
    Me gustan los caminos que exigen esfuerzo.
    Los caminos que requieren valentía.
    Los caminos que exigen decisión.
    Por eso me gustan los caminos de cuaresma.
    Esos que requieren conversión.
    Esos que exigen cambiar de corazón.
    Esos que requieren cambiar de cabeza.
    Esos que exigen cambiar de vida.
    Y que cuando lleguemos al final
    El sea nuevo para nosotros
    Y nosotros nuevos para El.
    Me gustan los caminos de cuaresma.
    Son los caminos que Dios nos pone por delante.
    Son los caminos que El anduvo primero.
    Son los caminos que El anda con nosotros.
    Son los caminos que El anda a nuestro lado.
    Caminos en los que Dios cae, cuando yo caigo.
    Caminos en los que Dios se levanta, cuando yo me levanto.
    Caminos en los que Dios se cansa en mis cansancios.
    Caminos en los que Dios sonríe en mi propia alegría.
    Pero los caminos de la Cuaresma
    No los quiero andar solo. Te necesito a mi lado.
    No quiero llegar solo la final. Quiero llegar contigo.
    Que si me canso, cuente con tu mano.
    Que si me fatigo, escuche siempre tu voz.
    Que si me voy quedando, alguien me empuje.
    Por eso te necesito a ti.
    Por eso me necesitas.
    Por eso nos necesita Él.
    Y cuando lleguemos a la Pascua,
    Sintamos que no hemos andado en balde.
    Que no hemos corrido por gusto.
    Que no hemos luchado inútilmente.
    Y sentiremos que bien valió la pena.
    Porque habrás hecho de nosotros,
    Los primeros testigos de tu Resurrección.
    Y se lo contaremos a los demás.
    Y se lo diremos gozos a todo el mundo:
    “Lo hemos visto”. “Y está vivo”.
    “Lo conocimos al partir el pan”.
    “Se nos apareció”. “Y vimos sus llagas”.
    “Y tocamos su costado”.  Aleluya.

    (Clemente Sobrado C.P.)

    EL EVANGELIO DE HOY: 05.03.2014

    Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
    Rectitud de intención
    Mateo 6, 1-6.16-18. Miércoles de Ceniza. Esperar la recompensa no del aplauso de los hombres sino de Dios.
     
    Rectitud de intención
    Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18


    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

    Oración introductoria 

    Señor, hoy que inicia la Cuaresma te imploro me ayudes a vivirla animado por una fe más auténtica, más firme, con una mayor pureza de intención y por la esperanza que la anima, busque crecer en el amor. Que tu gracia me guíe para aprovechar todos los medios espirituales que me ofreces a través de nuestra madre, la Iglesia.

    Petición

    Señor, dame la gracia de convertirme a Ti con todo mi corazón, recordando que polvo soy.

    Meditación del Papa Francisco

    El Señor habla de ayuno, oración y limosna: los tres pilares de la piedad cristiana, de la conversión interior que la Iglesia nos propone a todos en Cuaresma. Y en este camino están los hipócritas, que presumen al hacer ayuno, al dar limosna, al rezar. […] Éstos no saben de belleza, no saben de amor, no saben de verdad; son pequeños, viles. El camino contrario nos habla de largueza, de alegría. Todos hemos tenido la tentación de la hipocresía. Todos. Todos los cristianos. Pero todos tenemos también la gracia, la gracia que viene de Jesucristo, la gracia de la alegría, la gracia de la magnanimidad, de la largueza. El hipócrita no sabe lo que es la alegría, no sabe lo que es la largueza, no sabe lo que es la magnanimidad. ¡Cuánto mal nos hace a todos! Todos nosotros tenemos la posibilidad de convertirnos en hipócritas, por eso hay que pensar en Jesús, que nos habla de rezar en lo secreto, perfumar la cabeza el día del ayuno y no tocar la tromba cuando hacemos una obra buena. En esto, en la oración nos hará bien la imagen tan bella del publicano: “Ten piedad de mí, Señor, que soy un pecador”. Y esta es la oración que nosotros debemos hacer todos los días, con la conciencia de que somos pecadores, con pecados concretos, no teóricos. (S.S. Francisco, 19 de junio de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). 

    Reflexión

    Es propio del hombre la tendencia natural que siente a que se le recompense cuando ha hecho algo bien. Parte de la educación que recibimos de pequeños es por medio de la premiación y del regalo. Un regalo si nos portamos bien, si sacamos buenas notas en el colegio, si nos tomamos la medicina cuando estamos enfermos, etc. Y ya de mayores la mayoría de las veces actuamos para ser vistos por los demás, porque nos gusta llamar la atención en medio de un grupo de amigos o incluso en la propia familia. Y no digamos cuando hemos hecho un acto de beneficencia a otra persona. En estos casos pensamos que todos deben darse cuenta de la grandiosa generosidad con que cuenta el mundo con mi presencia en esta tierra. Nos incluimos dentro de las maravillas del mundo.

    Sin embargo, el evangelio de hoy no enseña completamente lo contrario. Dice que ni siquiera la mano izquierda se debe enterarse de lo que hace la derecha. Parecería una exageración, pero detrás de este evangelio se encuentra la enorme riqueza y el enorme valor de Cristo. Pues, cuando quiere que le ofrezcamos un sacrificio, un acto de generosidad, quiere que se la ofrezcamos sólo a Él y para Él. Lo que llaman algunos "pureza de intención". Es decir, hacer las cosas sólo por amor a Cristo. Esperando la recompensa no del aplauso de los hombres sino de Dios. Es un aplauso muy silencioso en la tierra pero exageradamente estruendoso en el cielo. Hagamos la prueba buscando no ser vistos y alabados por los hombres la próxima ocasión en que hagamos el bien a una persona.


    MIÉRCOLES DE CENIZA

    En este día los buenos cristianos asisten a las iglesias a que les impongan la ceniza, al mismo tiempo que escuchan unas palabras: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio". Esas palabras explican el sentido de ese rito tan atrevido con el que da inicio la cuaresma. ¡Arrepiéntete!, se nos dice.

    Hay tiempo de pecar y tiempo de convertirse. El tiempo de pecar suele ser muy largo. Todos pasamos por momentos malos, en que abandonamos el buen camino y nos adentramos en la mala vida. Incluso, podemos observar, cuando miramos hacia atrás, que hay un período en la vida en que nos hemos alejado mucho de Dios, de la Iglesia, de las buenas costumbres. Son esos días negros a los que no queremos mirar.

    Pero hay también épocas buenas, en las que hemos sido capaces de hacer el bien, hemos estado en paz con Dios, con los demás y con nosotros mismos.

    Si pudiéramos observar en una película nuestro mejor día vivido y nuestro peor día, nos asombraríamos de dos cosas: Primero: de cómo hemos bajado tanto. Quizá tendríamos que decir: "Nunca me imaginé que podía llegar a hacer lo que he hecho". Pero también nos asombraríamos de lo bien que nos hemos portado en nuestro mejor día; de tal forma que si todos los días de nuestra vida hubieran sido como ese día, podríamos ser contados entre los hombres verdaderamente buenos y honrados de este mundo.

    De aquí podemos sacar la siguiente conclusión: el hombre puede, si se esfuerza, subir mucho, mejorar; o, por el contrario, bajar, corromperse, destruirse. El ser humano puede llegar a ser un ángel o un demonio.

    Se cuenta que a la hora de buscar a un personaje que representara a Cristo en una película, eligieron a un joven que, por su vida y costumbres reflejadas en el rostro, parecía ser el más idóneo. Al pasar el tiempo se trató de buscar a alguien que representara el papel de Judas, y después de mucho buscar, encontraron por fin a un hombre que, por la expresión de su cara parecía el más acertado. Era el mismo hombre que un día representó el papel de Cristo. ¿Tanto había cambiado...?
    En la cuaresma se nos invita a un cambio. Dios nos da la oportunidad de arrepentirnos. Es un tiempo de gracia en que Dios nos ofrece su perdón con especial generosidad.

    Aún sabiendo que lo tenemos que hacer, preferimos seguir lo mismo, dejando para más adelante esa conversión, ese cambio de vida que nos cuesta tanto.

    Un hombre dejó hasta los 31 años su cambio. Una vez cuando sus compañeros decían: "vamos a cambiar la vida, pero más adelante", el convertido les contestó: "Si alguna vez lo vas a hacer, ¿por qué no ahora?, y, si no lo haces ahora ¿por qué dices que lo harás más adelante? ¿Podrás? ¿Querrás hacerlo? ¿Tendrás tiempo?"
    También de él es esta frase significativa: "Teme a Dios que pasa y que no vuelve". Dios suele pasar una y varias veces por nuestra vida, pero no tiene obligación de volver apasar. Por eso decía respetuosamente aquél, que primero no tenía ningún miedo ni respeto: "Teme a Dios que pasa y que puede no volver a pasar en tu vida".


    ¿Cambio, conversión? Vuelva usted mañana. El que deja las cosas para mañana, se encontrará con que un día no tendrá mañana.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC 
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