HISTORIA DE LA PROVINCIA DEL PERÚ
El 14 de marzo de 1878, el padre José Marello fundó la Congregación de los Oblatos de San José en la ciudad de Asti, Italia. La Congregación es una comunidad religiosa, joven, dinámica, dispuesta al servicio y con un sentido del compromiso muy elevado. El querer del Fundador era constituir una comunidad de verdaderos discípulos de Jesucristo, donde se viviera el mandamiento de la caridad con un estilo de vida fraternal a imitación de la Sagrada Familia y donde sus miembros se inspirarán en san José, el primero que cuidó los intereses de Jesús.
La Congregación rápidamente fue creciendo en miembros generosos y muy comprometidos en el seguimiento del Divino Maestro. A inicios de 1900 se desarrolló con gran impulso misionero y, concretamente, en 1915 llegaron los primeros misioneros a Filipinas y luego a Brasil en 1919. Después de la Segunda Guerra Mundial (1945), en la Casa Madre aún se contaban con muchísimos miembros, sacerdotes y hermanos que tenían el deseo de ser enviados a la misión. Eran, especialmente jóvenes animados por el «Circolo missionario». Este círculo lo conformaban los estudiantes, con el propósito de descubrir y crecer en la vocación misionera. Entonces, muchos de ellos –a pesar de los estragos de la guerra – esperaban ser enviados a las misiones, allí donde había más necesidad de clero, según el espíritu Oblato.
Los orígenes de la misión en el Perú.
En 1947 el P. Eugenio Gherlone, oblato de gran espíritu misionero, que había abierto las misiones de Filipinas y Estados Unidos, nombrado Vicario General, realizó un viaje a Argentina, Bolivia y Perú, con la finalidad de conocer dónde había más necesidad de la presencia de religiosos. A su regreso, el Consejo General decidió abrir las misiones de Perú y Bolivia.
El grupo que vino al Perú estuvo conformado por el P. Marcos Libardoni, P. Luis Paganini, P. Alberto Libardoni, P. Guillermo Calliari y el Hno. Isidro Intelisano. Los Oblatos misioneros venían para hacerse cargo de algunas parroquias de la diócesis de Huaraz en la sierra del departamento de Ancash, invitados por Monseñor Jacinto Valdivia.
Salieron de Asti el 6 de enero de 1948, cruzaron el mar de Génova hacia Barcelona, para luego tomar en Ceuta un barco de la Compañía Peruana de Vapores, que los llevó hasta Argentina. Llegando a Buenos Aires, prosiguieron su viaje. El equipaje fue llevado en barco por el estrecho de Magallanes hasta el Callao.
Los primeros misioneros cruzaron en tren los países de Argentina y Bolivia hasta llegar a La Paz. Fue un viaje no de días sino de semanas; toda una odisea por la falta de conocimiento de la geografía y sobre todo por la falta de medios económicos. Finalmente pudieron salir de La Paz, cruzaron el Lago Titicaca y en tren llegaron a Arequipa. De allí, viajaron en un ómnibus en mal estado y por una carretera de pésimas condiciones para llegar a Lima, donde pudieron recibir una hospitalidad bastante cordial y generosa por parte de los Salesianos.
Los Oblatos de San José llegan al Perú.
Enterado de la llegada de los Oblatos de San José a Lima, vino a su encuentro Mons. Jacinto Valdivia, Obispo de Huaraz. Después de prepararse, se enrumbaron en dirección a Chimbote, viaje que duró varios días. Una vez más en tren, que los dejó en la estación de Quiroz, allí cargaron el equipaje sobre mulas, y los misioneros siguieron el camino montando a caballo, llegaron finalmente a Cabana, la tarde del 13 de marzo; el viaje había durado dos meses y ocho días.
En Cabana, la llegada de los Oblatos de San José fue una gran fiesta para todo el pueblo. Y muy pronto se hicieron cargo de las diversas parroquias de Cabana: el P. Alberto fue a Huandoval; el P. Luis Paganini se encargó de Pallasca; el P. Guillermo Calliari se dirigió a Conchucos; el Hno. Isidro Intelisano se quedó en Cabana ayudando al P. Marcos, entre otras cosas, para la celebración de la Liturgia de la Palabra en el distrito de Corongo. Se reunían con frecuencia en Cabana para compartir en fraternidad y mantener los vínculos de la vida comunitaria – tan propios de nuestra espiritualidad –, especialmente para los retiros mensuales. A fin de año llegaron los primeros refuerzos, los padres Faustino Cimarolli y Ciro Palai.
Los Oblatos de San José en Lima.
Pasado algún tiempo llegaron también a Chimbote, pero no bastaba como punto de apoyo en la Costa; había necesidad de un centro en Lima, y el P. Marcos Libardoni consiguió del Cardenal Gualberto Guevara un lugar desocupado al pie del cerro San Cosme, al lado del Mercado Mayorista. Se plantó una cruz en un lugar descampado sobre un basural y se instituyó un Centro de Apostolado. Aquí se empezó a atender a los fieles al aire libre y después bajo algunas esteras mientras los padres se hospedaban en un cuarto prestado por las madres Misioneras de la Caridad, en la Urbanización Manzanilla.
Atendía a los fieles el P. José Salvi, que había venido de Bolivia y lo ayudaban el Hno. Isidro Intelisano y el P. José Comini. El 7 de febrero de 1951 este centro fue erigido como parroquia con el nombre de «La Sagrada Familia», siendo nombrado párroco el P. Marcos Libardoni hasta el año de 1958, cuando fue nombrado Prelado de Huari; dejando ya construida la iglesia, el alojamiento para los padres y la casa parroquial.
Ese año le sucedió como párroco el P. Juan Blengio que había venido de Bolivia: él abrió una escuela para los niños de la localidad, empezando con aulas de esteras. Poco a poco la escuela mejoró con la ayuda del P. Heil de los Marianistas, párroco de «Santa María Reina» en el distrito de San Isidro. Se extendió y aumentó hasta llegar a lo que es ahora: un edificio de tres pisos, con una nueva casa parroquial, y todos los servicios de atención social en un lugar tan difícil y pobre.
Con miras a un desarrollo vocacional el P. Marcos Libardoni había conseguido en Barranco en 1952 un lote de terreno – ex-noviciado de las Canonesas de la Cruz – con la ayuda de la bienhechora Isabel Pazos Varela. El 23 de marzo de 1953 se inició el pequeño seminario «Escuela Apostólica» bajo la dirección del P. Sebastián Fancello.
Poco a poco el seminario se extendió y aumentó en aulas, alumnos y habitaciones, enviando a Italia los primeros candidatos al noviciado en 1958.
Nueva generación de misioneros y la elección del primer Obispo Prelado de Huari.
Aumentó el personal en la misión con la llegada de P. Luis Zanzottera, P. Dante Frasnelli, P. Juan Anderloni, P. Mario Di Paolo, P. Antonio Lusso y P. Angel Sciandra (los dos últimos venían de Bolivia).
Un cambio grande en la expansión de la Congregación en el Perú fue la creación de la Prelatura de Huari, que abarcaba la serranía de Cabana y Corongo y otras tres provincias: Pomabamba, Huari y Huacrachuco, bajo la dirección del primer Obispo Prelado Monseñor Marcos Libardoni, quien tomó posesión de su sede en noviembre de 1958. Empezó pronto una gran visita de la nueva Prelatura con el P. Dante Frasnelli, antes párroco de Pallasca y luego Vicario General.
Otros padres fueron trasladados de sus parroquias, como es el caso del P. Faustino, que de Pallasca fue enviado a la parroquia de Huacrachuco. A Llamellín fue enviado el P. Carlos Corazzola quien llegaba de Italia. Para la casa de formación llegó el P. Marcelo Corazzola en 1963.
Crecimiento de las parroquias en Lima y colegios en Chimbote.
Habiendo aumentado mucho la población de la parroquia «La Sagrada Familia», debido a su amplísima extensión, en 1963 se formaron las dos nuevas parroquias: «Nuestra Señora del Buen Consejo» y «Divino Maestro» a cargo de los padres Santiago Sandri y Juan Anderloni, respectivamente. Los dos tuvieron que construir – antes que nada – el centro parroquial y el templo, con gran esfuerzo por parte de ellos y de su comunidad parroquial; las dos parroquias crecieron velozmente con la participación de nuevos fieles.
En Chimbote, constituida ya como una pequeña ciudad, el P. Ángel Sciandra, llegado de Bolivia, se dedicó a la educación: fundó el colegio «Antonio Raimondi» al costado de la iglesia matriz y la escuela «Niño Dios» para los pobres de los barrios nuevos como «El Progreso». En la pastoral, trabajó también en la difusión de la Legión de María en Chimbote y en Trujillo. Lamentablemente falleció en un accidente de tránsito cuando regresaba de Lima con la aprobación de la escuela «Niño Dios».
Mons. Marcos, que había asistido al Concilio Vaticano II y había sido consagrado Obispo el 1 de noviembre de 1964, no pudo soportar el arduo trabajo en la Sierra y falleció repentinamente de un ataque al corazón el 25 de octubre de 1966.
Dos Obispos Oblatos más.
Tras el deceso del P. Marcos Libardoni, le sucedió el P. Dante Frasnelli, consagrado Obispo el 1 de noviembre del año siguiente. El 15 de setiembre de 1967 los Oblatos se hicieron cargo de la parroquia de Pomabamba con el P. Tulio Brida como primer párroco y Vicario General de la Prelatura, quien venía de California, donde había dirigido los trabajos de construcción de la casa de formación de Looms. En 1969 fue nombrado también Delegado del Perú, sucediendo a Monseñor Luis Zanzottera (nombrado Obispo auxiliar de Huaraz) y en Pomabamba dirigió la construcción del gran complejo parroquial y del templo.
En Cabana, Conchucos, Llamellín y Huacrachuco tuvieron que construir o reconstruir la casa parroquial y el templo, para un mejor desarrollo espiritual y social al mismo tiempo. Cuando Mons. Marcos Libardoni fue nombrado Prelado de Huari le sucedió como Superior el P. Eugenio Gherlone, que había cumplido doce años como Vicario General, él había preparado la apertura de esta misión. La sede de la Delegación era Chimbote. Cuando volvió a Italia para el Capítulo de 1964 le sucedió el P. Luis Zanzottera.
Mons. Zanzottera fundó en Chimbote la Cooperativa de Ahorro para los pescadores y trabajadores de la ciudad (lo mismo que hizo el P. Sebastián Fancello en la parroquia de Barranco). Al P. Zanzottera se debe la construcción de la casa de Chosica (terreno y casa) para el noviciado que se abrió en abril de 1967. Seguidamente, hizo construir la casa de Apolo como casa central de la Delegación y centro de encuentro de todos los padres. En febrero de 1969 fue nombrado y consagrado Obispo Auxiliar de Huaraz en abril. Pudo trabajar en Huaraz apenas un año, porque el terremoto del 31 de mayo de 1970 lo dejó gravemente herido e inhabilitado para toda la vida.
De las primeras vocaciones enviadas a Italia en junio de 1958 regresaron los primeros sacerdotes Oblatos peruanos en junio de 1967, encabezados por el P. Guillermo Álvarez. El mismo año, el 2 de abril se abrió el noviciado de Chosica, que posteriormente pasó a ser casa de estudios superiores hasta cuando el estudiantado fue trasladado a Barranco.
El esfuerzo vocacional culminó con la construcción del nuevo edificio del seminario en los años de 1957 – 1959
FUENTE: https://www.facebook.com/Oblatosdesanjose