LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
7 julio
Para el creyente, la fe se ha convertido en el motor que impulsa su vida y en la explicación que da sentido a su existencia. Es que ya la fe ha dejado de ser algo -como pudieron ser los dogmas, las verdades, las creencias- para convertirse en alguien, que es Cristo. Y ya la fe no es una mera creencia en esa persona viviente, que es Cristo, sino que ha pasado a ser la aceptación lisa y llana, la aceptación incondicional de ese Cristo que no sólo es viviente, sino también vivificante.
El cristiano se puso frente a ese Cristo, tal como es él; y se abrazó con él, lo aceptó, se entregó a él y todo eso lo hizo por amor; y al amor no hay que pedirle razones; el amor no ama por que tenga razones para amara; el amor ama porque siente que es atraído por alguien; en este caso, el cristiano ama a Cristo porque, profundizando en su fe, lo ve, lo conoce y se siente irresistiblemente atraído por él.
P. Alfonso Milagro
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