De esclavo a médico
Esta semana que comienzas te presentará, sin duda, ocasiones de hacer alguna buena acción. Algunas, sin buscarlas, están ahí a la mano, como esperándote. Pero otras tienes que pensarlas y ponerlas en tu agenda. Unas y otras te entrenan y mantienen ágil en la actitud de servicio y entrega al prójimo. Un testimonio en África.
Cuántos, que sólo Dios conoce, han llevado una vida de generosa entrega y servicio a los más pobres y necesitados. Así lo hizo el negro Atiman, que había sido raptado de niño y vendido como esclavo en el mercado público. Dos misioneros lo compraron y le dieron la libertad. Como era inteligente, le dieron la posibilidad de estudiar y después de varios años de estudio, se diplomó en medicina. En 1888 se fue con ellos a la orilla del lago Tanganika a ofrecer sus servicios de médico. Era el único médico en un extenso territorio y allí estuvo al pie del cañón, sirviendo y sufriendo y ayudando a tanta gente necesitada durante setenta años, hasta que murió como un santo en 1956.
Hay personas que al organizar su propia vida se plantean la pregunta ¿dónde puedo ser más útil a los demás? Es un buen planteo desde el vamos, porque han dejado a un lado la propia comodidad y ventaja, para centrarla en el prójimo. Es un enfoque que pone el servicio en primer lugar.
* Enviado por el P. Natalio
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