Dios, amigo del silencio
Santo Tomás de Aquino, tan santo como sabio, dejó estos breves consejos a los que anhelan la sabiduría que viene de lo alto: “No hables demasiado, ni te entregues a distracciones. Ama la pureza de conciencia. Entrégate a la oración. Ama la soledad, si quieres llegar un día a la morada de la sabiduría”.
Necesitamos encontrar a Dios y no lo hallamos en medio del ruido y de la agitación. Dios es amigo del silencio. Miren cómo la naturaleza empuja hacia el silencio. Miren cómo las estrellas, la luna, el sol se mueven en silencio. ¿Nuestra misión no consiste en dar a Dios a los pobres sin techo? No a un Dios muerto, sino a un Dios vivo, que ama. Cuanto más recibimos en el silencio de la oración, tanto más entregaremos en nuestra actividad. Necesitamos el silencio para mover a las personas. Lo importante no es lo que decimos nosotros, sino lo que Dios nos dice, y lo que dice a través de nosotros. (Teresa de Calcuta)
El cardenal Carlos Martini, arzobispo de Milán, cuyos libros se vendían como pan caliente, escribió: “Aun en la vida cotidiana más afanosa y complicada, estoy seguro que es posible reservarse algunos momentos de silencio, si lo deseamos de verdad, para retomar la conciencia de sí mismo y mirar desde ahí alrededor”. ¡Advertencia muy sabia!
* Enviado por el P. Natalio
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