Lecturas de hoy Jueves de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 24 de enero de 2019
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (7,25–8,6):
HERMANOS:
Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre.
Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre.
En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también Jesús tenga algo que ofrecer.
Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la ley.
Estos sacerdotes están al servicio de una figura y sombra de lo celeste, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la Tienda:
«Mira», le dijo Dios, «te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña».
Mas ahora a Cristo le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 39,7-8a.8b-9.10.17
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
V/. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.
V/. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R/.
V/. He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R/.
V/. Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,7-12):
EN aquel tiempo, Jesús se retirá con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 24 de enero de 2019
José Luis Latorre, cmf
Queridos amigos
Hoy Marcos nos presenta a Jesús retirado a la orilla del mar con sus discípulos y rodeado de una muchedumbre de gente que le sigue. Dos grupos de personas con intereses diferentes.
Los discípulos van detrás de Jesús con el deseo de aprender para ser como El. Se sienten seducidos por su persona y estar con Él es la mejor escuela para asimilar sus enseñanzas. Los discípulos son la nueva familia de Jesús; una familia que no se funda en la carne y la sangre sino en la fe y la confianza en quien les ha llamado y en su palabra y forma de vivir Una familia que crece en la medida en que Jesús es más conocido y amado y hay una mayor intimidad con El. Una familia en la que los que la integran sienten la necesidad de comunicar su experiencia (“lo que oímos, vivimos, contemplamos, experimentamos… os lo damos a conocer para que participéis de nuestra alegría y vuestra alegría sea completa”. Cfr 1ºJn 1, 1s). Una familia que no tiene fronteras de color de la piel, de cultura, de lengua. Una familia de puertas abiertas que incluye a todos y nadie es excluido. Una familia que acoge a todos sin importar en que condición estén. Una familia que valora a todos no por lo que tienen sino por lo que son: hijos de Dios. Una familia que ayuda a todos con total generosidad y disponibilidad. Una familia que se alegra cuando los hijos pródigos vuelven, y se entristece por los hijos hipócritas y soberbios que no saben comprender y perdonar al hermano que se alejó de casa y dilapidó los bienes familiares…
La muchedumbre sigue a Jesús, le escucha, le admira porque cura, ilusiona, anima, libera del mal…Han visto resultados, obras, señales prodigiosas. Obtienen ventajas personales. Personas que les interesa Jesús en tanto en cuanto les soluciona sus problemas. Personas que ven en Jesús a un taumaturgo o curandero y que están con Él mientras les atiende en todo lo que le piden, pero le abandonan cuando no cumple sus planes u objetivos. Personas que creen que tienen derechos adquiridos por los servicios prestados a Jesús. Personas que creen tener derecho a un lugar importante en el cielo por las obras de caridad que hicieron o la vida buena que llevaron.
San Pablo dice que “todo es gracia”. Y Santiago dice “todo don procede del Padre de los astros”. Y Juan dice: “Dios nos amó primero”. Y la parábola de los talentos del Evangelio dice que el propietario –Dios- repartió a cada uno según su capacidad y les encargó trabajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario