Perdonar a todos
Hay que perdonar a todos, incluso a los difuntos. Dice la mística María Simma que un día fue a visitarla un campesino y le dijo:
— Estoy construyendo un establo y cada vez que el muro llega a cierta altura, se cae. Hay algo extraño y sobrenatural en esto. ¿Qué puedo hacer?
— ¿Hay algún difunto que tiene algo contra ti, a quién guardas rencor?
— Oh sí, pensaba que no podía ser sino él. Me hizo mucho daño y no lo puedo perdonar.
— Él quiere que lo perdones para estar en paz.
— ¿Perdonarlo yo? ¿A él que tanto daño me ha hecho de vivo? ¿Para que vaya al cielo? No.
— Pues no te dará reposo hasta que lo hayas perdonado de corazón. ¿Cómo puedes decir en el Padrenuestro: “Perdónanos como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”? Es como si dijeras a Dios: No me perdones como yo tampoco perdono.
El hombre se quedó pensativo y dijo: Tienes razón. En nombre de Dios lo perdono para que Dios me perdone también a mí. Desde ese día, no tuvo más problemas con el establo y pudo tener paz y amor en su corazón.
* Enviado por el P. Natalio
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