El santo de la dulzura
Con frecuencia Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a dar pasos de superación espiritual. San Francisco de Sales modeló su temperamento para imitar a Jesús manso y humilde.
A pesar de que es considerado como el “santo de la dulzura”, san Francisco de Sales tuvo que luchar toda su vida contra su temperamento, propenso a la ira. En una ocasión tuvo que reprender a un joven que maltrataba a su madre. Ese día dijo a un amigo: «He temido perder en un cuarto de hora la poca dulzura que he trabajado en conseguir desde hace 22 años». El santo murió a los 56 años de edad. Cuando se le hizo la autopsia se comprobó que tenía en la vesícula 33 piedrecitas, señal de los heroicos esfuerzos que había hecho durante toda su vida para dominar su temperamento inclinado a la cólera, y llegar a ser el santo de la dulzura.
Jesús es el modelo perfecto del hombre nuevo. Dios nuestro Padre nos invita a transformarnos en él, haciendo nuestros sus sentimientos y actitudes. Para lograrlo nada mejor que meditar e interiorizar sus palabras y ejemplos cada día, con el Evangelio en la mano. Ojalá que como san Pablo puedas decir “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”.
* Enviado por el P. Natalio
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