El Año Litúrgico
Con la celebración del Domingo 1° de Adviento, se inicia el nuevo Año Litúrgico, que estará signado por las lecturas del denominado ciclo A, siguiendo a San Mateo.
La liturgia considera tres ciclos: A, B, y C, uno por año, de tal manera que en tres años quien asiste a las misas dominicales escucha las lecturas de casi todo el Nuevo Testamento y partes sustanciales del Antiguo.
El año litúrgico comienza con el Adviento, tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo, que comprende cuatro semanas que nos llevan a la Navidad
Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que llega hasta la fiesta de la Epifanía.
Allí comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, o “durante el año”, que se extiende hasta el martes antes de la Cuaresma.
Al día siguiente es el Miércoles de Cenizas y allí se inicia formalmente el Tiempo de Cuaresma, cuarenta días de preparación para la Pascua. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno para la conversión del corazón.
Cuaresma se extiende hasta antes que comience la Misa de la Cena del Señor (Jueves Santo). Viene luego el Triduo Pascual y el Domingo de Pascua de Resurrección, que es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.
El Tiempo Pascual dura cincuenta días y finaliza el Domingo de Pentecostés, con la venida del Espíritu Santo, e incluye (en el día 40) la fiesta de la Ascensión del Señor.
Después de Pentecostés sigue el segunda parte del Tiempo Ordinario del año litúrgico que termina con la fiesta de Cristo Rey.
En los “tiempos ordinarios”, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra que nos permite rememorar los misterios de la vida de Jesús.
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