YO TE SALUDO, MARÍA,
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo,
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
-aunque fuera un mensajero divino-
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz un hijo,
Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar
y cuidar si queremos hacer a Dios presente.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en la tormenta como en la bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María, hermana peregrina.
Camina con nosotros, llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe.
Autor: Florentino Ulibarri
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