domingo, 9 de noviembre de 2025

LECTURAS BÍBLICAS PARA LOS CUATRO DOMINGOS DE ADVIENTO 2025

 



Las lecturas bíblicas del Adviento 2025
En la Misa de cada uno de los domingos de Adviento, el contenido de las lecturas nos ayuda a prepararnos para la gran solemnidad de la Navidad. Estas son las lecturas del Evangelio correspondientes a cada uno de los domingos de Adviento 2025.



PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2025: 30 de noviembre 
Tiempo de Adviento.

PRIMERA LECTURA DE LA MISA
El Señor reúne a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios
Lectura del libro de Isaías 2, 1-5

Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén:
Al final de los días estará firme el monte de la casa del Señor
en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos.
Dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios
de Jacob:
Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor.
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para
la guerra.
Casa de Jacob, ven; caminemos a la luz del Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: Cf.1)

R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor.»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
Desead la paz a Jerusalén:
«vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.» R.
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «la paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Nuestra salvación está cerca
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13, 11-14a

Hermanos:
Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos
con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo.

Aclamación del Evangelio
Aleluya Sal 84, 8

Aleluya, aleluya.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Aleluya.

EVANGELIO DE LA MISA
Estad en vela para estar preparados
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró enel arca; y cuando menos lo esperaban llegó el  diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene
el Hijo del Hombre.




SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO 2025: 7 de diciembre
Tiempo de Adviento.

PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Juzgará a los pobres con justicia
Lectura del libro de Isaías 11, 1-10

Aquel día:
Brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de prudencia y sabiduría,
espíritu de consejo y valentía,
espíritu de ciencia y temor del Señor.
Le inspirará el temor del Señor.
No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
con rectitud a los desamparados.
Herirá al violento con la vara de su boca,
y al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será cinturón de sus lomos,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.
Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se tumbará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos:
un muchacho pequeño los pastorea.
La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león comerá paja con el buey.
El niño jugará en la hura del áspid,
la criatura meterá la mano
en el escondrijo de la serpiente.
No hará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país
de ciencia del Señor,
como las aguas colman el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé
se erguirá como enseña de los pueblos:
la buscarán los gentiles,
y será gloriosa su morada.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf. 7)

R. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente.
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.
Que su nombre sea eterno
y su fama dure como el sol:
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Cristo salva a todos los hombres
Lectura de la carta de apóstol san Pablo a los Romanos 15, 4-9

Hermanos:
Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fídelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los
gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así, dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles
y cantaré a tu nombre.»

Aclamación del Evangelio
Aleluya Lc 3, 4. 6

Aleluya, aleluya.
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos.
Todos verán la salvación de Dios.
Aleluya.

EVANGELIO DE LA MISA
Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 3, 1-12

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
—«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo:
«Una voz grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos.”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: —«¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»



TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 2025: 14 de diciembre
Tiempo de Adviento.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Dios viene en persona y os salvará
Lectura del libro de Isaías 35, 1-6a. 10

El desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrarán el páramo y la estepa,
florecerá como flor de narciso,
se alegrará con gozo y alegría.
Tiene la gloria del Líbano
la belleza del Carmelo y del Sarión.
Ellos verán la gloria del Señor,
la belleza de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
robusteced las rodillas vacilantes;
decid a los cobardes de corazón:
«Sed fuertes, no temáis.
Mirad a vuestro Dios,
que trae el desquite;
viene en persona, resarcirá y os salvará.»
Se despegarán los ojos del ciego,
los oídos del sordo se abrirán,
saltará como un ciervo el cojo,
la lengua del mudo cantará,
y volverán los rescatados del Señor.
Vendrán a Sión con cánticos:
en cabeza, alegría perpetua;
siguiéndolos, gozo y alegría.
Pena y aflición se alejarán.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R.: cf. Is 35, 4)

R. Ven, Señor, a salvarnos. (O bien: Aleluya.)
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R:
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente;
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor.
El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía.
Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.
No os quejéis, hermanos, unos de otros para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta.
Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Aclamación del Evangelio
Aleluya Lc 4, 18

Aleluya, aleluya.
El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres.
Aleluya.

EVANGELIO DE LA MISA
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos:
—«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió:
—«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los inválidos andan;
los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen;
los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.
¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:
—«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios.
Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?
Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito:
“Yo envío mi mensajero delante de ti,
para que prepare el camino ante ti.”
Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»




CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2025: 21 de diciembre
Tiempo de Adviento.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Mirad: la virgen está encinta
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14

En aquellos días, el Señor habló a Acaz:
—«Pide una señal al Señor, tu Dios:
en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz:
—«No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios:
—«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi
Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad:
la virgen está encinta y da a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Emmanuel
que significa: “Dios-con-nosotros”.»

SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c y 10b)

R. Va entrar el Señor,
él es el Rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quien puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro de corazón,
que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios.
Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo
Jesús.
A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Aclamación del Evangelio
Aleluya Mt 1, 23

Aleluya, aleluya.
Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel,
Dios-con-nosotros.
Aleluya.

EVANGELIO DE LA MISA
Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:
Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrá por nombre Emmanuel
que significa “Dios-con-nosotros”.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a
casa a su mujer.

FELIZ DOMINGO!!!!!





 

ORACIONES PARA LOS VIERNES DEL MES DE NOVIEMBRE - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS





PRIMER VIERNES DEL MES DE NOVIEMBRE
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Breve Consideración
Jesús a su hija Margarita María de Alacoque: "Así herido como me ves, me han puesto varias almas, que me acaban de maltratar por una Comunión indigna: han hecho revivir todos los dolores de mi Pasión. !Y son almas escogidas! !Mira la herida que me infieren los de mi casa y de mi pueblo! Los otros, los extraños, se conforman con flagelarme, pero éstos !ay!, lastiman mi Corazón que no ha cesado de amarles un instante".



ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS POR MEDIO DE LA VIRGEN SANTÍSIMA

!Santísima Virgen, Madre de Dios y querida Madre y abogada nuestra! Tus hijos, unidos en un mismo sentimiento de cariño, nos arrojamos a tus plantas deseosos de renovar el propósito de servirte con la mayor fidelidad. Te suplicamos que nos consagres, como esclavos tuyos, al adorable Corazón de Jesús, con todo lo que somos, sin reservarnos cosa alguna, pues no queremos tener otra libertad que la de amarle, ni otra gloria que la de pertenecerle en calidad de siervos y víctimas de su amor.

!Oh María, esperanza nuestra! Haz que sintamos cuán poderosa eres con el Corazón de Jesús, y acredita tu valimiento cobijándonos en él, como en mansión perpetua. Ruégale que ejercite su dominio supremo en nuestras almas, reinando por amor a nuestros corazones, a fin de que nos consuma y transforme totalmente en sí. Sea Él nuestro tesoro, nuestra delicia, nuestro amor y nuestro Todo en todas las cosas, destruyendo y anonadando en nosotros todo lo que sea nuestro, y poniendo en su lugar todo lo que es suyo. Sea Él el sostén de nuestra incapacidad, la fuerza de nuestra flaqueza y la alegría de todas nuestras tristezas.

!Oh Sagrados Corazones de Jesús y de María! Remediad todas las miserias de los nuestros, suplid por todo lo que nos falta y consumid nuestras frialdades y tibiezas, ya que ciframos nuestra felicidad en vivir y morir como esclavos del adorable Corazón de Jesús y como siervos de la dulcísima Madre. Así sea.


(De Santa Margarita María de Alacoque)




PROMESA QUE SE CUMPLE ESTE MES

Undécima promesa:

Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre grabado en mi Corazón y jamás será borrado de el.


Agradezcamos al Salvador tan consoladora promesa, y pidámosle que nos haga acreedores a semejante predestinación, recitando las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús:



V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,
R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.


V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.

V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.

V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.



UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS LOS ASOCIADOS:

"No os arredren las contradicciones en la obra de amor y sacrificio por el  Corazón de Jesús...  El mismo Salvador me ha asegurado que reinará a pesar de las oposiciones, y no obstante sus enemigos. !Oh, sí!, el infierno no podrá nada en contra de este último esfuerzo de Jesús. !Ánimo, pues, y apresuremos la victoria de su Sagrado Corazón!


Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

 

domingo, 2 de noviembre de 2025

VIVO EN UNA ESTRELLA - MEDITACIÓN POR EL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE



 Vivo en una estrella


Cuando oras por tus queridos difuntos, te encuentras con ellos en una misteriosa comunión de fe, esperanza y amor. Ellos han transpuesto ya la frontera del tiempo y entrado en el ámbito de la eternidad, propio de Dios. Siempre que haces oración por ellos, los encuentras dentro del dulce abrazo con que Dios estrecha a los que lo aman.


Vivo en una estrella radiante de luz, no lloren mi ausencia estoy con Jesús. Cuando llegué al cielo, cuando vi su faz, mi alma dichosa se colmó de paz. El Dios de los cielos sanó toda herida, me tendió su mano y encontré la vida. Un coro de ángeles y... la Virgen María me vino a encontrar. ¿Qué más quieren hijos? ¡Dejen de llorar! ya desde mi estrella los puedo mirar. Denme una sonrisa para descansar; piensen que los amo, búsquenme en la flor, en la nueva brisa, ¡en lo que es amor! Que estoy presente como lo está el sol, yo sigo latiendo en su corazón...


Si por la fe estás abierto al sentido cristiano de la muerte, no te dejes abatir por la amargura ante una pérdida dolorosa. Tu sensibilidad puede quedar destrozada. Pero, en la zona más secreta del alma, vives una experiencia de paz, esperanza y gozo, porque estás seguro que tus muertos viven ya una existencia trascendente.


* Enviado por el P. Natalio 

LA MUERTE NO ES EL FINAL - DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE



 La muerte no es el final


Al llegar a los setenta u ochenta años, ya no tenemos la misma energía de antes. No podemos trabajar todo el día ni divertirnos hasta muy noche. Muchos conocidos de tiempos pasados —parientes, maestros, incluso compañeros— se han marchado de este mundo. Además, el mundo contemporáneo, con sus miles de novedades, nos deja desorientados, como si despertáramos una mañana en un país extranjero. 

Es tiempo de prepararnos para la muerte. La muerte nos lleva de la vida como un camión que recoge los muebles cuando nos mudamos. Es un acto pasivo que podemos resistir por un tiempo, pero al final debemos rendirnos. Pensemos en la muerte como una oportunidad de encontrarnos con Cristo. En la Carta a los Filipenses, san Pablo escribe: “Para mí, la vida es Cristo, y la muerte una ganancia” (Flp 1,21). El apóstol espera su muerte como la novia que se prepara para ser recogida por su amado. También nuestra meta es vivir con el Señor para siempre.

Existen fuerzas en nuestra sociedad que van en contra de nuestro deseo de ver la muerte como ganancia. Trivializan la muerte, como si representara únicamente el final de la vida, con poco valor en sí misma. Quienes la consideran así no esperan en Cristo como su Salvador eterno. Para ellas, la vida está limitada entre el nacimiento y la muerte, y su valor se mide solo por lo que sucede dentro de esos confines.

Nuestra tradición católica es, con razón, solemne. Llevamos el cuerpo a la iglesia acompañado de su familia y amigos. Buscamos consolarnos unos a otros por la pérdida del ser querido. Nuestra presencia reconoce los logros del difunto mientras damos gracias a Dios por sus virtudes. No menos importante, rezamos para que sus vicios sean purificados, a fin de que pueda entrar en la presencia del Señor.

Hoy, en el Día de Todos los Fieles Difuntos, tenemos otra oportunidad para orar por los muertos. Pedimos a Dios no solo por nuestros seres queridos fallecidos, sino también por los miles de millones de difuntos anónimos. Queremos que el Señor perdone sus pecados y purifique sus faltas. A cambio, podemos esperar que otros, en algún momento y lugar del futuro, oren por nosotros.


P. Carmelo Mele OP

HOMILÍA DEL PAPA LEÓN XIV EN LA MISA DE LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS - 1 DE NOVIEMBRE DE 2025



 Homilía del Papa León XIV en la Misa de la Solemnidad de Todos los Santos

1 de noviembre de 2025



El Papa León XIV pronunció la siguiente homilía en la Misa de la Solemnidad de Todos los Santos este 1 de noviembre en el Vaticano, en la que declaró Doctor de la Iglesia a San John Henry Newman.


A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:


En esta Solemnidad de Todos los Santos, es una gran alegría inscribir a san John Henry Newman entre los doctores de la Iglesia y, al mismo tiempo, con motivo del Jubileo del Mundo Educativo, nombrarlo copatrono, junto con santo Tomás de Aquino, de todas las personas que forman parte del proceso educativo.

La imponente estatura cultural y espiritual de Newman servirá de inspiración a las nuevas generaciones, con un corazón sediento de infinito, dispuestas a realizar, por medio de la investigación y del conocimiento, aquel viaje que, como decían los antiguos, nos hace pasar per aspera ad astra, es decir, a través de las dificultades, hasta las estrellas.

De hecho, la vida de los santos nos da testimonio de que es posible vivir apasionadamente en medio de la complejidad del presente, sin dejar de lado el mandato apostólico: «brillen como haces de luz en el mundo» (Flp 2,15).

En esta solemne ocasión, deseo repetir a los educadores y a las instituciones educativas: “brillen hoy como haces de luz en el mundo”, gracias a la autenticidad de su compromiso en la investigación coral de la verdad, a su coherente y generoso compartir, a través del servicio a los jóvenes, particularmente a los pobres, y en la experiencia cotidiana de que «el amor cristiano es profético, hace milagros» (cf. Exhort. ap. Dilexi te, 120).

El Jubileo es una peregrinación en la esperanza y todos ustedes, en el gran campo de la educación, saben bien cuánto la esperanza sea una semilla indispensable. Cuando pienso en las escuelas y en las universidades, las considero como laboratorios de profecía, en donde la esperanza se vive, se manifiesta y se propone continuamente.

Este es también el sentido del Evangelio de las Bienaventuranzas proclamado hoy. Las Bienaventuranzas traen consigo una nueva interpretación de la realidad. Son el camino y el mensaje de Jesús educador.

A primera vista, parece imposible declarar bienaventurados a los pobres, a aquellos que tienen hambre y sed de justicia, a los perseguidos o a los trabajan por la paz. Pero, aquello que parece inconcebible en la gramática del mundo, se llena de sentido y de luz en la cercanía del Reino de Dios.

En los santos vemos cómo ese Reino se acerca y se hace presente en medio de nosotros. San Mateo, acertadamente, presenta las Bienaventuranzas como una enseñanza, proponiendo a Jesús como Maestro que transmite una nueva visión de las cosas y cuya perspectiva coincide con su camino.

Las Bienaventuranzas, sin embargo, no son una enseñanza más, son la enseñanza por excelencia. Del mismo modo, el Señor Jesús no es uno entre tantos maestros, sino el Maestro por excelencia. Más aún, es el Educador por excelencia.

Nosotros, sus discípulos, estamos en su escuela, aprendiendo a descubrir en su vida, es decir, en el camino que Él recorrió, un horizonte de sentido capaz de iluminar todas las formas de conocimiento. ¡Ojalá que nuestras escuelas y universidades sean siempre lugares de escucha y de práctica del Evangelio!

A veces, los retos actuales pueden parecer superiores a nuestras posibilidades, pero no es así. ¡No permitamos que el pesimismo nos venza!

Recuerdo lo que mi querido predecesor, el Papa Francisco, subrayó en su discurso ante la Primera Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Cultura y la Educación, que debemos trabajar juntos «para liberar al ser humano de la sombra del nihilismo, que es quizás la plaga más peligrosa de la cultura actual, porque es la que pretende borrar la esperanza».[1]

La referencia a la oscuridad que nos rodea nos remite a uno de los textos más conocidos de san John Henry, el himno Lead, kindly light («Guíame, Luz amable»). En esa hermosa oración, nos damos cuenta de que estamos lejos de casa, que nuestros pies vacilan, que no logramos descifrar con claridad el horizonte.

Pero nada de esto nos detiene, porque hemos encontrado la Guía: «Guíame, oh Luz amable, entre las tinieblas que me rodean. Guíame tú». Es tarea de la educación ofrecer esta Luz amable a aquellos que, de otro modo, podrían quedarse prisioneros de las sombras particularmente insidiosas del pesimismo y el miedo.

Por eso me gustaría decirles: desarmemos las falsas razones de la resignación y la impotencia, y difundamos en el mundo contemporáneo las grandes razones de la esperanza. Contemplemos y señalemos esas constelaciones que transmiten luz y orientación en nuestro presente oscurecido por tantas injusticias e incertidumbres.

Por eso los animo a hacer de las escuelas, las universidades y toda realidad educativa, incluso informal y callejera, los umbrales de una civilización del diálogo y la paz. A través de sus vidas, dejen que trasluzca esa «enorme muchedumbre», de la que nos habla en la liturgia de hoy el libro del Apocalipsis, «[…] imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas».

Y que «estaban de pie ante el trono y delante del Cordero» (7,9). En el texto bíblico un anciano, observando la muchedumbre, pregunta: «¿Quiénes son y de dónde vienen […]?» (Ap 7,13). En este sentido, también en el ámbito educativo, la mirada cristiana se posa sobre «estos […] que vienen de la gran tribulación» (v. 14) y reconoce en ellos los rostros de tantos hermanos y hermanas de todas las lenguas y culturas, que, a través de la puerta estrecha de Jesús, han entrado en la vida plena.

Y entonces, una vez más, debemos preguntarnos: «¿los menos dotados no son personas humanas? ¿Los débiles no tienen nuestra misma dignidad? ¿Los que nacieron con menos posibilidades valen menos como seres humanos, y sólo deben limitarse a sobrevivir? De nuestra respuesta a estos interrogantes depende el valor de nuestras sociedades y también nuestro futuro» (Exhort. ap. Dilexi te, 95). Añadamos: de esta respuesta depende también la calidad evangélica de nuestra educación.

Entre el legado perdurable de San John Henry se encuentran, en este sentido, algunas contribuciones muy significativas a la teoría y la práctica de la educación. «Dios —escribía—me ha creado para hacerle algún servicio definido. Me ha encomendado alguna obra que no ha dado a otro. Tengo mi misión. Nunca podré conocerla en esta vida, pero me será revelada en la otra» (Meditaciones y devociones, Madrid 2007, 225).

En estas palabras encontramos expresado de manera espléndida el misterio de la dignidad de cada persona humana y también el de la variedad de los dones distribuidos por Dios. La vida se ilumina no porque seamos ricos, bellos o poderosos. Se ilumina cuando uno descubre en su interior esta verdad: Dios me ha llamado, tengo una vocación, tengo una misión, mi vida sirve para algo más grande que yo mismo.

Cada criatura tiene un papel que desempeñar. La contribución que cada uno tiene para ofrecer es de un valor único, y la tarea de las comunidades educativas es alentar y valorar esa contribución. No lo olvidemos: en el centro de los itinerarios educativos no deben estar individuos abstractos, sino personas de carne y hueso, especialmente aquellas que parecen no producir, según los parámetros de una economía que excluye y mata.

Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad. Por lo tanto, podemos decir que la educación, desde la perspectiva cristiana, ayuda a todos a ser santos. Nada menos.

El Papa Benedicto XVI, con motivo de su viaje apostólico a Gran Bretaña en septiembre de 2010, durante el cual beatificó a John Henry Newman, invitó a los jóvenes a ser santos con estas palabras: «Lo que Dios desea más que nada para cada uno de vosotros es que os convirtáis en santos. Él os ama mucho más de lo que podéis imaginar y quiere lo mejor para vosotros». [2]

Esta es la llamada universal a la santidad que el Concilio Vaticano II convirtió en parte esencial de su mensaje (cf. Lumen gentium, capítulo V). Y la santidad se propone a todos, sin excepción, como un camino personal y comunitario trazado por las Bienaventuranzas.

Rezo para que la educación católica ayude a cada uno a descubrir su vocación a la santidad. San Agustín, a quien san John Henry Newman apreciaba tanto, dijo una vez que somos compañeros de escuela que tienen un sólo maestro, cuya escuela y cátedra están en la tierra y en el cielo respectivamente (cf. Sermón 292,1).

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 2 DE NOVIEMBRE DE 2025 - DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS



 2 de noviembre: Conmemoración de todos los fieles difuntos

Domingo 2 de noviembre de 2025



1ª Lectura (Sab 3,1-9): Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz. La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí.


Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable. En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos. Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.



Salmo responsorial: 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto.


Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.


Tú mismo preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.


Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.

2ª Lectura (Rom 5,5-11): Hermanos: La esperanza no defrauda porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.


Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucha más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Versículo antes del Evangelio (Mt 25,34): Aleluya. Venid, benditos de mi Padre, dice el Señor; tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».



«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino»

Fra. Agustí BOADAS Llavat OFM

(Barcelona, España)



Hoy, el Evangelio evoca el hecho más fundamental del cristiano: la muerte y resurrección de Jesús. Hagamos nuestra, hoy, la plegaria del Buen Ladrón: «Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42). «La Iglesia no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos», decía san Agustín en un Sermón. Una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es el día de la conmemoración de los fieles difuntos, de la que san Agustín nos ha mostrado su distinción respecto a la fiesta de Todos los Santos.


Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que los de la Iglesia y, sin duda, tienen en común que todo sufrimiento humano es de algún modo privación de vida. Por eso, la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan indescriptible que ni tan sólo la fe puede aliviarlo. Así, los hombres siempre han querido honrar a los difuntos. La memoria, en efecto, es un modo de hacer que los ausentes estén presentes, de perpetuar su vida. Pero sus mecanismos psicológicos y sociales amortiguan los recuerdos con el tiempo. Y si eso puede humanamente llevar a la angustia, cristianamente, gracias a la resurrección, tenemos paz. La ventaja de creer en ella es que nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarlos en la otra vida.


Una segunda ventaja de creer es que, al recordar a los difuntos, oramos por ellos. Lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad con Dios, y cada vez que oramos juntos, en la Eucaristía, no estamos solos ante el misterio de la muerte y de la vida, sino que lo compartimos como miembros del Cuerpo de Cristo. Más aún: al ver la cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, sabemos que se establece una comunión entre nosotros y nuestros difuntos. Por eso, san Francisco proclamó agradecido: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la muerte corporal».

ORACIÓN POR UN SER QUERIDO DIFUNTO



 

FELIZ DOMINGO - DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE

 





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