GRACIAS A DIOS...
Gracias a Dios,
hay personas que se preocupan del cuidado y el bienestar ajenos. Tal
vez conozco a personas abnegadas, que brindan un muy necesario servicio y
atenciones, a mí o a mis seres amados; quizás estoy rezando con ellas.
En todo el mundo, profesionales, familiares y amigos son manos que
brindan ayuda.
Cuidar de otros día tras día requiere ser responsable, compasivo y, sobre todo, afectuoso. Dios obra por intermedio de los curadores y les proporciona fe, seguridad y sabiduría para enfrentar todo tipo de situaciones.
Extiendo mi amor y mis bendiciones a los curadores que conozco y a los del mundo entero, afirmando esta plegaria: Dios bendice a todos los curadores con la fortaleza y el valor necesarios para cuidar a los demás.
Dios bendice los curadores de nuestro mundo con fortaleza, coraje y amor.