Los cinco minutos de María
Octubre 18
Busca a Dios, pues, si lo buscas, lo encontrarás y, si lo encuentras, toda tu vida cambiará de “color” y de sentido.
La humilde Virgen de Nazaret atrajo a Dios a su Corazón por su sencillez.
Ella, cuando el Ángel la saludó como Madre de Dios, no se envaneció sino que se llamó a sí misma “la humilde esclava del Señor”.
Busquemos a Dios con la humildad de María y lo encontraremos con ella y como ella.
Madre de los humildes, concédenos un corazón sencillo donde pueda habitar el Señor.
* P. Alfonso Milagro
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