San Juan Diego, Patrono de los floristas
25 septiembre 2015
Papa Francisco encomienda a los floristas a la protección de San Juan Diego, en un mensaje por la Fiesta de la Flor en Argentina
Por: Redacción AICA | Fuente: es.gaudiumpress.org
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el devoto indígena mexicano a quien se apareció la Santísima Virgen en el cerro del Tepeyac bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, fue llamado por el Papa Francisco "Patrono de los Floristas" en un mensaje a los participantes de la Fiesta Nacional de la Flor en Argentina. La imagen misma de la la Virgen de Guadalupe, milagrosamente impresa en la tilma de San Juan Diego y preservada a través de los siglos de forma igualmente milagrosa está asociada al signo de las flores, ofrecidas como prueba de la aparición sobrenatural.
"A todos los participantes de la Fiesta de la Flor. Que San Juan Diego, patrono de los floristas los bendiga abundantemente", afirmó el Pontífice en su saludo. "Rezo por Ustedes; por favor les pido que lo hagan por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide". Este sencillo mensaje reafirma ahora como Pontífice su decisión de encomendar a los floristas a la protección de San Juan Diego, hecha durante su ministerio como Arzobispo de Buenos Aires.
El entonces Cardenal afirmó: "No hubo ni habrá flores más bellas que las que le regaló Dios, a través de la Virgen de Guadalupe, a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin". Las flores son parte esencial del relato de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, ya que serían la prueba del relato del Santo indígena al Obispo Zumárraga, en una temporada en la que sería imposible que florecieran las plantas del lugar. El vidente recolectó las flores en su tilma y al desplegarla ante el prelado apareció la imagen de la Santísima Virgen en la tela, milagro indiscutible que certificó el mensaje de Nuestra Señora y su voluntad de que se edificara un templo en su honor.
La primera vez que el hoy Papa Francisco veneró públicamente al Santo como Patrono de los floristas fue el 02 de agosto de 2002, dos días después de la canonización del vidente en México, realizada por San Juan Pablo II durante su última visita apostólica a ese país. El entonces Arzobispo de Buenos Aires celebró una Eucaristía en su honor en la parroquia de Todos los Santos y Ánimas, donde recomendó esta devoción a los floristas y a todos los relacionados al cultivo y comercialización de las flores.
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