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viernes, 16 de febrero de 2018
jueves, 15 de febrero de 2018
CONSEJOS PARA VIVIR LA CUARESMA
Consejos para Vivir la Cuaresma
San Benito, un águila y consejos para vivir la Cuaresma
Con la Cuaresma, la Iglesia no busca hacernos la vida imposible, sino fortalecer nuestro espíritu, para soportar los grandes vuelos que tiene la vida.
Aunque la vida del monje debería tener en todo tiempo una observancia cuaresmal, sin embargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, los exhortamos a que en estos días de Cuaresma guarden su vida con suma pureza, y a que borren también en estos días santos todas las negligencias de otros tiempos. Lo cual haremos convenientemente, si nos apartamos de todo vicio y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.
Por eso, añadamos en estos días algo a la tarea habitual de nuestro servicio, como oraciones particulares o abstinencia de comida y bebida, de modo que cada uno, con gozo del Espíritu Santo, ofrezca voluntariamente a Dios algo sobre la medida establecida, esto es, que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas, y espere la Pascua con la alegría del deseo espiritual» (San Benito, Regla, Capítulo 49).
Uno de mis animales favoritos es el águila. Siempre lo ha sido. Ver sus alas extendidas en su majestuoso vuelo o la pose orgullosa y elegante de su cabeza ha constituido desde mi más tierna infancia objeto de admiración. Por ese motivo, no dudé en abrir una de las miles de presentaciones de Power Point que me llegaron esta semana con el título de "El reto del águila". Decía exactamente lo siguiente:
El águila es una de las aves de mayor longevidad. Llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, en su cuarta década tiene que tomar una seria y difícil decisión.
A los 40 años, ya sus uñas se volvieron tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se curva demasiado y ya no le sirve. Apuntando contra el pecho están las alas, envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas y, para entonces, ¡volar se vuelve tan difícil!
Entonces, tiene sólo dos alternativas: Dejarse estar y morir... o enfrentar un doloroso proceso de renovación que le llevará aproximadamente 150 días. Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y recogerse en un nido, próximo a un paredón donde ella no necesita volar y se siente más protegida.
Entonces, una vez encontrado el lugar adecuado, el águila comienza a golpear la roca con el pico ¡hasta arrancarlo! Luego espera que le nazca un nuevo pico con el cual podrá arrancar sus viejas uñas inservibles. Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, ella desprende una a una, sus viejas y sobrecrecidas plumas. Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros 30 años más.
No sé si sea verdad o una mera ficción, pero a mí me ha recordado el período de Cuaresma que estamos viviendo, un tiempo que, para muchos, puede ser costoso. De hecho, lo era para San Benito.
El texto del santo que arriba he querido compartirles lo deja muy claro: no se puede vivir la Cuaresma durante todo el año. No todos tenemos las fuerzas para vivirlo. Pero también es verdad que la Cuaresma es necesaria, así como para el águila era necesario ese esconderse en su nido. Sin este período de renuncias, nuestra alma puede volverse vieja, rutinaria y no rejuvenecer.
Por ello, con este tiempo litúrgico que la Iglesia nos propone no es que se busque hacernos la vida imposible, sino que, con la oración y los pequeños sacrificios que uno realiza -«que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas», para decirlo con las palabras de San Benito- se nos ayuda a fortalecer nuestro espíritu, a darle más fuerza y soportar, luego, los grandes vuelos que aún tengamos por delante en nuestra vida: vuelos que no estarán exentos de dificultades y tentaciones; vuelos que nos llevarán, si Dios quiere, al vuelo definitivo a la Eternidad, al abrazo con Dios.
¿Cuántas "uñas largas e inservibles" tengo yo en mi vida y que necesito arrancarme? ¿Cuál es mi lista de vicios o de pequeñas cosas que puedo ofrecer a Dios? Sería muy positivo, si no lo han hecho aún, trazarse unos objetivos, sencillos y claros, para estos 40 días de Cuaresma y ponerlos delante de Dios en la oración. Así, podremos renovar nuestra alma y, de esta manera, podremos ser también objetos de admiración...pero no de cualquiera, sino del mismo Dios.
Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. | Fuente: www.la-oracion.com
EN VERDES PRADERAS
En verdes praderas
Los salmos son una ayuda excelente para ponernos en comunicación con Dios. “No existe un medio tan rápido de llegar al corazón de Dios como orar con los salmos. Ellos son portadores de una densa carga experimental de Dios” (P. Larrañaga). Te ofrezco unos renglones del salmo 23, organizados como responsorio. La repetición de las palabras invita a la contemplación, a “gustar y ver qué bueno es el Señor”.
V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Si observas bien, el tercer renglón es intercambiable por casi todas las afirmaciones del salmo. Inténtalo con algunas. Este salmo puede ayudarte para meditar el padrenuestro. Trata de iluminar distintas frases del mismo con algún verso del salmo. Por ejemplo: “Hágase tu voluntad…”, con “él me guía por el camino justo, por el honor de su nombre”.
* Enviado por el P. Natalio
LA ORACIÓN
La Oración
Jesús no tiene whatsApp
Por: María Luisa Martínez Robles | Fuente: Catholic.Net
Es una lástima porque muchos jóvenes se comunicarían fácilmente con Él en todo momento. Aunque es mejor así porque a Jesús le gusta tener una conversación más larga. Por whatsApp solamente decimos frases cortas para quedar o recordar algo. A Él le gusta que le confiemos nuestras inquietudes y nos tiene siempre presentes, no tenemos que recordarle nada.
Con los amigos hablamos con frecuencia. ¿No hacemos lo mismo con nuestro mejor Amigo? Amigo con mayúsculas, pues no nos falla nunca, siempre está dispuesto a ayudarnos, a consolarnos cuando estamos tristes, a comparte nuestras dificultades. Recemos a diario.
Hay varias formas de hacerlo, todas ellas nos proporcionan paz, tranquilidad y consuelo.
Empecemos por escoger un momento de silencio, al despertar, al acostarnos, da lo mismo, lo importantes es pensar qué estamos haciendo.
Le contamos nuestras inquietudes, aquello que nos preocupa y le pedimos perdón pues no siempre sabemos hacer lo correcto.
Le pediremos ayuda, somos débiles y nos cuesta perseverar.
No olvidaremos, en nuestra oración diaria, dar las gracias por todo lo que tenemos, que es mucho.
Nos pondremos en sus manos, con la confianza de hacer lo que Él nos pida.
Encontraremos quién nos diga que no han oído sus oraciones, han pedido paz en el mundo y mueren muchas personas inocentes. Los niños mueren de hambre. Las enfermedades hacen sufrir a muchas personas. Podemos contestar que las guerras y el hambre es culpa de los hombres. Dios da libertad al hombre para hacer el bien o el mal. La enfermedad y el dolor nos prueba, nos acerca y nos une a Dios. Cuando no tenemos problemas nos olvidamos de lo que bueno que tenemos. Valga la redundancia.
Actuamos
Leeremos el Evangelio diariamente. Meditaremos lo que nos dice.
Del santo Evangelio
Colosenses 4:2
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracia.
Una bonita historia para pensar.
Texto original de María Luisa Martínez Robles.
Rezar, confiar y esperar
Se levanto por la mañana. Las líneas rectas las veía torcidas, le molestaba la luz. Después de muchas pruebas le diagnosticaron desprendimiento de retina. No era una operación difícil, el problema era que con el ojo derecho no veía más que sombras.
Consultaron con catedráticos de oftalmología. Había que operar, no había otra solución. Un amigo le dijo:
Habrás perdido la vista pero no has perdido la sonrisa.
Teniendo al lado una persona como mi marido, es difícil estar triste.
Contestó ella.
Cuando entró en el quirófano mi abuela le dijo al cirujano:
Me pongo en sus manos y en las manos de Dios. No es la primera vez que lo hago y le aseguro que Él me escucha.
El oftalmólogo se quedó sorprendido. Nunca le habían dicho nada semejante. Ella no sabía si era creyente, pero no se avergonzó de decirle lo que pensaba.
La operación salió mal. Mi abuela tenía que permanecer tendida en la cama apoyando la frente en la almohada,
De nuevo había que intervenir. Otros veinte días sin moverse, sin ver nada más que sombras.
Así hasta cuatro operaciones. Por la noche soñaba que al abrir los ojos vería de nuevo el amanecer, el paisaje, las montañas desde su ventana. Al despertar de nuevo las tinieblas.
Una amiga, que la veía sufrir, le dijo indignada que Dios no la estaba ayudando, ¡con lo que ella rezaba, con lo creyente que era ! Pero mi abuela, no pensaba igual. Mi abuelo había dicho que con sus ojos vería por los dos. Sus hijos estaban a su lado y nosotros sus nietos la alegrábamos con nuestras caricias y ocurrencias.
Lo verdaderamente importante se ve con los ojos del alma, como dice el cuento de “ El principito” . Ella lo sabía. Confiaba que Dios la ayudaría y vería de nuevo. De no ser así, le daría la fuerza suficiente para superarlo.
Rezamos todos, incluso hubo una cadena de oración en las redes sociales. También sirven para compartir nuestras plegarias.
Llegó el día de la última operación. Escuchaba el Evangelio todos los días, a tientas conseguía poner el ordenador para oírlo. Era la curación del ciego. “ Tu fe te ha salvado” le dijo Jesús. Nos la encontramos llorando. No era fácil pues llevan cuatro meses ciega, no sé de dónde sacaba las fuerzas. Ahora sí lo sé.
Después de unos días de recuperación, volvió al cirujano. Estábamos todos expectantes.
El médico dijo:
Es verdad que Dios la escucha, está totalmente recuperada. Nunca pensé que fuese posible. Todavía tengo pesadillas cuando recuerdo su operación.
Ella nunca pensó que Dios la hubiese abandonado. Como el ciego del Evangelio confiaba y esperaba. Hizo ver a todos, nunca mejor dicho, la importancia de estar unidos y no desesperarse. De no haber pasado por ese trance no habrían tenido la experiencia del dolor compartido, de lo que se querían.
No lo he inventado, es una historia real. Es el poder de la oración hecha con confianza, perseverando y aceptando lo que Dios nos pide.
Es la seguridad de que Él siempre nos protege, pero nosotros tenemos que saber esperar. Su visión del tiempo no coincide con nuestro reloj.
Actuamos
Leeremos el Evangelio diariamente. Meditaremos lo que nos dice.
Del santo Evangelio
Colosenses 4:2
Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracia.
Una bonita historia para pensar.
Texto original de María Luisa Martínez Robles.
Rezar, confiar y esperar
Se levanto por la mañana. Las líneas rectas las veía torcidas, le molestaba la luz. Después de muchas pruebas le diagnosticaron desprendimiento de retina. No era una operación difícil, el problema era que con el ojo derecho no veía más que sombras.
Consultaron con catedráticos de oftalmología. Había que operar, no había otra solución. Un amigo le dijo:
Habrás perdido la vista pero no has perdido la sonrisa.
Teniendo al lado una persona como mi marido, es difícil estar triste.
Contestó ella.
Cuando entró en el quirófano mi abuela le dijo al cirujano:
Me pongo en sus manos y en las manos de Dios. No es la primera vez que lo hago y le aseguro que Él me escucha.
El oftalmólogo se quedó sorprendido. Nunca le habían dicho nada semejante. Ella no sabía si era creyente, pero no se avergonzó de decirle lo que pensaba.
La operación salió mal. Mi abuela tenía que permanecer tendida en la cama apoyando la frente en la almohada,
De nuevo había que intervenir. Otros veinte días sin moverse, sin ver nada más que sombras.
Así hasta cuatro operaciones. Por la noche soñaba que al abrir los ojos vería de nuevo el amanecer, el paisaje, las montañas desde su ventana. Al despertar de nuevo las tinieblas.
Una amiga, que la veía sufrir, le dijo indignada que Dios no la estaba ayudando, ¡con lo que ella rezaba, con lo creyente que era ! Pero mi abuela, no pensaba igual. Mi abuelo había dicho que con sus ojos vería por los dos. Sus hijos estaban a su lado y nosotros sus nietos la alegrábamos con nuestras caricias y ocurrencias.
Lo verdaderamente importante se ve con los ojos del alma, como dice el cuento de “ El principito” . Ella lo sabía. Confiaba que Dios la ayudaría y vería de nuevo. De no ser así, le daría la fuerza suficiente para superarlo.
Rezamos todos, incluso hubo una cadena de oración en las redes sociales. También sirven para compartir nuestras plegarias.
Llegó el día de la última operación. Escuchaba el Evangelio todos los días, a tientas conseguía poner el ordenador para oírlo. Era la curación del ciego. “ Tu fe te ha salvado” le dijo Jesús. Nos la encontramos llorando. No era fácil pues llevan cuatro meses ciega, no sé de dónde sacaba las fuerzas. Ahora sí lo sé.
Después de unos días de recuperación, volvió al cirujano. Estábamos todos expectantes.
El médico dijo:
Es verdad que Dios la escucha, está totalmente recuperada. Nunca pensé que fuese posible. Todavía tengo pesadillas cuando recuerdo su operación.
Ella nunca pensó que Dios la hubiese abandonado. Como el ciego del Evangelio confiaba y esperaba. Hizo ver a todos, nunca mejor dicho, la importancia de estar unidos y no desesperarse. De no haber pasado por ese trance no habrían tenido la experiencia del dolor compartido, de lo que se querían.
No lo he inventado, es una historia real. Es el poder de la oración hecha con confianza, perseverando y aceptando lo que Dios nos pide.
Es la seguridad de que Él siempre nos protege, pero nosotros tenemos que saber esperar. Su visión del tiempo no coincide con nuestro reloj.
PAPA FRANCISCO CONFIESA A VARIOS PÁRROCOS DE ROMA Y LES DA ESTOS CONSEJOS
El Papa confiesa a varios párrocos de Roma y les da estos consejos
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco confesó a varios sacerdotes de Roma durante el tradicional encuentro de inicios de Cuaresma, realizado este 15 de febrero en la Basílica Pontificia de San Juan de Letrán, y donde también aprovechó para darles algunos consejos.
En el diálogo que el Pontífice mantuvo con los sacerdotes, Francisco recorrió las tres fases de la vida sacerdotal.
A los sacerdotes jóvenes les animó a adquirir un estilo sacerdotal. A los presbíteros de mediana edad les recordó la importancia de desprenderse de las cosas y de los aspectos de la vida que han caracterizado la fase precedente. Por último, a los más ancianos los invitó a dedicar el tiempo a los más jóvenes.
El Santo Padre también los animó a buscar su propio estilo sacerdotal, ya que se trata de una carta de identidad, una impronta personal de que cada presbítero es único.
Sacerdotes jóvenes
Según recogió Vatican News, a los sacerdotes jóvenes les invitó a no tener presente las circunstancias y los numerosos límites del tiempo. Les exhortó a concentrarse en el encuentro con el Señor.
También les animó a recurrir al director espiritual porque, como jóvenes, tienen el riesgo de vivir la experiencia de la soledad, y les invitó a buscar una figura de referencia.
Sacerdotes de mediana edad
Francisco también habló de la crisis de la mediana edad que puede padecer el sacerdote decepcionado con tantas cosas, pero que vive con humildad el sacerdocio. Les sugirió que escuchen la segunda llamada del Señor.
Además, el Papa también recordó la importancia de recurrir al encuentro con el Señor para evitar caer en tentaciones. Hablar con Cristo ante el sagrario. Frecuentar la confesión para recibir el perdón de Dios.
Les recordó la importancia de saberse desprendidos de las cosas, porque en la mediana edad es cuando se comienza a decir “adiós” a algunas cosas.
Sacerdotes ancianos
A los sacerdotes más ancianos el Pontífice les sugirió que deben permanecer disponibles. El Papa dijo que la ancianidad es el momento en el cual se puede ser acogedor. Se puede regalar tiempo a los demás, sobre todo a los jóvenes, para ayudarles a encontrar sus raíces.
LA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN
La conversión del corazón
Jueves después de Ceniza. ¿A quién dirigimos el corazón? ¿Hacia quién me estoy dirigiendo yo?
Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
Reflexionar es una conversión que no debe ser solamente una conversión exterior, sino que debe ir sobre todo hacia la conversión del corazón. La conversión del corazón que viene a ser el núcleo de toda la Cuaresma, es vista por la Escritura, como un momento de elección por parte del hombre que debe dirigir a Alguien. La pregunta es: ¿A quién dirigimos el corazón? ¿Hacia quién me estoy dirigiendo yo? En este período en el cual la Iglesia nos invita a reflexionar más profundamente tenemos que preguntarnos: ¿Hacia dónde voy yo?
En la primera lectura Dios pone delante del pueblo de Israel el bien y el mal, diciéndole que puede elegir, decir a quién quiere servir, qué quiere hacer de su vida. Tú también vas a decidir si quieres vivir tu vida amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a Él, o vas a tener un corazón que se resiste. Es en lo profundo de nuestra intimidad donde acabamos descubriendo hacia quién estamos orientando nuestra vida.
La Escritura nos habla por un lado de un corazón que se resiste a Dios y por otro lado de un corazón que se adhiere a Dios. Mi corazón se resiste a Dios cuando no quiero ver su gracia, cuando no quiero ver su obra en mi vida, cuando no quiero ver su camino sobre mi existencia. Mi corazón se adhiere a Dios, cuando en medio de mil inquietudes, vicisitudes, en medio de mil circunstancias yo voy siendo capaz de descubrir, de encontrar, de amar, de ponerme de delante de Él y decirle: "aquí estoy, cuenta conmigo".
Jesús en el Evangelio nos presenta esta elección, entre resistencia del corazón y la adhesión del corazón como una adhesión por Él o contra Él: "El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue su cruz cada día y se venga conmigo." Una conversión que no es solamente el cambiar el comportamiento; una conversión que no es simplemente el tener una doctrina diferente; una conversión que no es buscarse a sí mismo, sino seguir a Jesucristo. Esta es la auténtica conversión del corazón.
Jesús pone como polo opuesto, como manifestación de la resistencia del corazón el querer ganar todo el mundo. ¿Qué prefieres tú? ¿Cuál es la opción de tu vida, cuál es el camino por el cual tu vida se orienta, ganar todo el mundo si no te ganas a ti mismo?, pero si has perdido a base de la resistencia de tu corazón lo más importante que eres tú mismo, ¿cómo te puedes encontrar?. Solamente te vas a encontrar adhiriéndote a Dios.
Deberíamos entrar en nuestra alma y ver que estamos ganando o qué estamos perdiendo, a qué nos estamos resistiendo y a quién nos estamos adhiriendo. Este es el doble juego que tenemos que hacer y no lo podemos evitar. Nuestra alma, de una forma u otra, se va a orientar hacia adherirse a Dios, automáticamente está construyendo en su interior la resistencia a Dios. El alma que no busca ganarse a sí misma dándose a Dios, está automáticamente perdiéndose a sí misma.
Son dos caminos. A nosotros nos toca elegir: "Dichoso el hombre que confía en el Señor, éste será dichoso; en cambio los malvados serán como paja barrida por el viento. El Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo": ¿Qué camino llevo en este inicio de Cuaresma? ¿Es un camino de seguimiento? Me dice Nuestro Señor: ¿Eres de los que quieren estar conmigo, de los que quieren adherirse a Mí? ¿O eres de los que se resisten?
PAPA FRANCISCO EMITE MOTU PROPRIO SOBRE PROCESOS DE RENUNCIA DE OBISPOS Y CARGOS PONTIFICIOS
El Papa emite Motu Proprio sobre procesos de renuncia de obispos y cargos pontificios
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
La Santa Sede ha hecho pública una nueva Carta Apostólica en forma Motu Proprio del Papa Francisco que, con el título de “Aprender a despedirse”, regula la renuncia por motivo de edad de los titulares de algunos oficios de designación pontificia.
Mediante este Motu proprio, se integra la legislación canónica y se realizan algunas modificaciones de la Resolución Pontificia Rescriptum ex audientia del 2 de noviembre de 2014 sobre la renuncia de Obispos Diocesanos y de titulares de oficios de designación pontificia.
El Papa Francisco establece en el artículo 1 de la Carta Apostólica que “al cumplir los setenta y cinco años de edad los obispos diocesanos y eparquiales, y cuantos sean equiparables en los cánones 381 § 2 CIC y 313 CCEO, así como los obispos coadjutores y auxiliares o titulares con encargos pastorales especiales, son invitados a presentar al Sumo Pontífice la renuncia a sus oficios pastorales”.
En el artículo 2 se dice que “cumplidos los setenta y cinco años, los Jefes de Dicasterio de la Curia Romana no cardenales, los prelados superiores de la Curia Romana y los obispos que desempeñen otros oficios o dependencias de la Santa Sede, no cesan ipso facto de sus oficios, sino que deben presentar la renuncia al Sumo Pontífice”.
A continuación, en el artículo 3 se señala que “del mismo modo, los representantes pontificios no cesan ipso facto de sus oficios al cumplir los setenta y cinco años de edad, sino que, en tal circunstancia, deben presentar la renuncia al Sumo Pontífice”.
El artículo 4 de la Carta Apostólica afirma que “para ser efectiva, la renuncia a la que hacen referencia los artículos 1 al 3 debe ser aceptada por el Sumo Pontífice, que decidirá evaluando las circunstancias concretas”.
Por último, en el artículo 5 se señala que “una vez presentada la renuncia, el oficio al que se refieren los artículos 1 al 3 será considerado prorrogado hasta que no se haya comunicado al interesado la aceptación de la renuncia o la prórroga, por un tiempo determinado o indeterminado, contrariamente a lo establecido en los cánones 189 § 3 CIC y 970 § 1 CCEO”.
Nueva forma de disponibilidad
En la parte introductoria del Motu Proprio, el Santo Padre señala que “la finalización de un oficio eclesial debe considerarse parte integrante del servicio mismo, en cuanto requiere de una nueva forma de disponibilidad”.
“Esta actitud interior –afirma– es necesaria tanto cuando, por razones de edad, se debe preparar para dejar el encargo, como cuando se pide continuar con el servicio por un período más largo a pesar de haber alcanzado la edad de setenta y cinco años”.
Recuerda que “quien se dispone a presentar la renuncia necesita prepararse adecuadamente ante Dios, despojándose de los deseos de poder y de la pretensión de ser indispensable. Esto permitirá atravesar con paz y confianza tal momento que, de otra forma, podría resultar doloroso y conflictivo”.
Al mismo tiempo, “quien asume en la verdad esta necesidad de decir adiós, debe discernir en la oración cómo vivir la etapa que va a iniciar, elaborando un nuevo proyecto de vida caracterizado, en lo posible, por la austeridad, la humildad y la oración de intercesión, tiempo dedicado a la lectura y a la disponibilidad para desempeñar los servicios pastorales”.
Por otra parte, “si excepcionalmente se pide continuar con el servicio por un período más largo, ello implica abandonar, con generosidad, el nuevo proyecto personal. Esta situación, sin embargo, no debe considerarse como un privilegio o como un triunfo persona, o un favor debido a presuntas obligaciones derivadas de la amistad o de la cercanía, ni tampoco como agradecimiento por la eficacia de los servicios dados”.
“Toda eventual prórroga debe comprender sólo algunos motivos siempre vinculados al bien eclesial. Esta decisión pontificia no es un acto automático, sino un acto de gobierno. En consecuencia, requiere de la virtud de la prudencia que ayudará, por medio de un adecuado discernimiento, a tomar la decisión apropiada”.
Algunas razones citadas por el Papa por el que se podría prorrogar un encargo: “la importancia de completar adecuadamente un proyecto muy importante para la iglesia; la conveniencia de asegurar la continuidad de obras importantes; algunas dificultades relacionadas con la composición del Dicasterio en un período de transición; la importancia de la contribución personal que dicha persona puede aportar a la aplicación de directivas recientemente adoptadas por la Santa Sede, o también a la recepción de nuevas orientaciones magisteriales”.
4 MANERAS DE SABER CUÁNDO ALGUIEN REALMENTE TE AMA
4 maneras de saber cuándo alguien realmente te ama
El amor se basa en un compromiso, no en lo que conviene en el momento. El amor es una decisión, no un sentimiento
Por: Dave Willis | Fuente: Dave Willis´s Blog // Píldoras de Fe
Hace un tiempo visité uno de mis lugares favoritos en esta Tierra: El Orfanatorio Casa Shalom en Guatemala. Casa Shalom significa “Casa de paz” y realmente es un lugar de paz y amor para los casi 100 niños que viven ahí.
Mi amigo Josh dirige el orfanatorio junto con su esposa Jessica. Él nos estaba mostrando el lugar e iba contando la historia de cómo había llegado cada niño ahí. El me dijo:
"Este es Eduardo; sus padres fueron asesinados por narcotraficantes. Ella es Rosa; ella y sus hermanos vivían en la calle antes de que los trajeran aquí, comían del basurero y estaban malnutridos”.
Cada niño tenía una historia y todas ellas eran muy tristes. A pesar de que provenían de hogares rotos, estos niños ahora se veían felices y saludables.
Josh los conoce a cada uno por su nombre y parecía un padre orgulloso cuando abrazaba a unos o relataba los logros de otros, que eran buenos para el futbol, el arte o la música.
Una adolescente se acercó a Josh y le dio un abrazo. Mientras se alejaba contenta, a Josh se le humedecieron los ojos. Así me platicó su historia:
"Su nombre es Margarita. Ella creció en un hogar donde fue abusada de una forma horrible. Su padre era alcohólico y abusaba de ella de las peores maneras. Eventualmente la sacaron de esa casa y la pusieron al cuidado de una tía y su esposo, pero éste abusó de ella de la misma forma terrible en que lo había hecho su padre.
Ella tuvo que ser llevada a otros hogares, pero en cada uno, las personas que debieron protegerla, abusaron de ella.
Cuando finalmente llegó aquí, tenía el corazón desecho y estaba completamente sola. No confiaba en nadie, casi no hablaba. No estábamos seguros si algún día lograríamos ayudarla. Continuamos nuestra oración por ella y hacíamos todo lo mejor para mostrarle que el amor de Dios existe, pero después de varios meses, nada funcionaba”
Josh hizo una pausa para secar sus lágrimas y continuó:
"Una noche, mi esposa Jessica y yo estábamos sentados disfrutando el atardecer como usualmente lo hacemos, mirando a los niños jugar futbol y a las niñas jugar a la cuerda.
Admirábamos todos los hermosos sonidos que producían en la casa, cuando algo inesperado pasó. Margarita se acercó y se sentó a mi lado. Ella siempre había mantenido su distancia, especialmente con los hombres, pero ese día se acercó y lo que hizo me dejó sin aliento.
Apoyó su cabeza en mi hombro. Yo contuve mi respiración, esperando a que hablara. Cuando finalmente lo hizo me dijo estas palabras que nunca olvidaré:
"Cuando llegué, nunca pensé que pudiera sentirme segura ni de que alguien realmente me amaría, pero ahora, sé que aquí estoy segura y creo que tú realmente me amas"
Ese momento cambió la vida de Josh y le mostró un panorama de lo que realmente significa el amor.
La manera en que Dios nos ama y la manera en que Josh y su esposa Jessica mostraron amor a Margarita (y a cada niño en Casa Shalom), nos puede enseñar cómo debe ser realmente el amor.
Nuestra cultura ha tratado de redefinir el “amor” como algo que se limita a un sentimiento, pero el verdadero amor es algo mucho mayor a eso.
En cada relación sana, si alguien realmente ama, hace lo siguiente (y tú deberías hacerlo por él o ella también). Es la mayor prueba de amor.
Si alguien realmente te ama, entonces:
1.- Te dará lo que necesitas, incluso cuando no estés en posición de pagarle.
Cuando haces algún bien a alguien esperando recompensa, eso no es amor, es solo querer buscar una relación. El verdadero amor requiere dar algo a alguien sin pensar en recibir algo a cambio.
El amor nunca puede pagarse. El amor solo puede ser ofrecido y recibido libremente, sin precio ni condición.
2.- Trabajará para sanar tus heridas y protegerte de que no recibas nuevas
Cuando amas a alguien, ¡Debes ser la persona que enjuga sus lágrimas, no quien las causa!
El amor promueve sanación del pasado, paz en el presente y protección para el futuro. Así se reconoce el verdadero amor
3.- Si alguien te ama te ayudará a ser mejor
Si esa persona te ama de verdad, te aceptará en tu peor momento, mientras te apoya a que te conviertas en una mejor persona.
Cuando alguien realmente te ama, no tratará de cambiarte, pero tampoco te dejará estancarte sin lograr llegar a la plenitud que Dios pensó para ti.
El verdadero amor significa estar completamente comprometido con alguien, incluso cuando esa persona no pueda ser amada en ese momento.
Si alguien realmente te ama, creerá en ti, incluso en esos momentos cuando tú también dudas de ti mismo.
4.- ¡Nunca te abandonará!
El amor se basa en un compromiso, no en lo que conviene en el momento. El amor es una decisión, no un sentimiento. Si alguien realmente te ama, su compromiso durará incluso ante cualquier circunstancia de la vida.
Dios nos muestra Su Amor, hacienda cada una de estas cuatro acciones y nos llama a que nosotros también lo hagamos unos con otros.
Si no estás seguro de cómo empezar, aquí se nos explica cómo debemos amar (directamente de la Fuente):
"El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo" (1 de Corintios 13, 4-7)
Déjate guiar por el amor en tu vida y siempre estarás en camino de la dirección correcta.
ORACIÓN DE ACTO DE CONFIANZA EN DIOS - SAN CLAUDIO D ELA COLOMBIERE
Acto de confianza de San Claudio de la Colombiere
Esta admirable fórmula del Acto de confianza es propiamente parte de un sermón del Santo sobre el amor de Dios: Oeuvres, IV, 215. Cf. carta XCVI.
Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de Ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en Ti todas mis solicitudes: «en paz me duermo y al punto descanso, porque tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10). Despójenme, en buena hora, los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas e instrumentos de serviros; pierda yo por mí mismo vuestra gracia pecando, que no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: en paz me duermo y al punto descanso.
Que otros esperen la dicha de sus riquezas o de sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza» (Sal 4,10). Confianza semejante jamás salió fallida a nadie: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11). Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en Ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).
Conocer, demasiado conozco que por mí soy frágil y mudable; sé cuánto pueden las tentaciones contra las virtudes más robustas; he visto caer las estrellas del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de eso logra acobardarme. Mientras yo espere, estoy a salvo de toda desgracia; y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de Ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos. Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a Ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a Ti mismo, de Ti mismo, oh Criador mío, para el tiempo y para la eternidad. Amén.
SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIERE, JESUITA ENTREGADO AL CORAZÓN DE JESÚS, 15 FEBRERO
Hoy 15 de febrero recordamos a San Claudio de la Colombiere, jesuita entregado al Corazón de Jesús
(ACI).- El 15 de febrero la Iglesia Católica conmemora a San Claudio de la Colombiere, sacerdote jesuita francés del siglo XVII (17) que escribió sobre las visiones del Sagrado Corazón de Jesús de otra gran santa: Margarita María Alacoque.
Cuando canonizó a Claudio en 1992, el entonces Beato Juan Pablo II lo presentó como modelo jesuita, recordando cómo "se entregó por completo al Sagrado Corazón, 'siempre abrasado de amor.' Incluso practicó olvido de sí mismo con el fin de alcanzar la pureza del amor y de elevar el mundo a Dios".
Nacido en el sur de Francia durante 1641, San Claudio era parte de una familia de siete hijos, cuatro de los cuales entraron en el sacerdocio o la vida religiosa. Asistió a una escuela de la Compañía de Jesús en su juventud e ingreso a la orden a los 17 años.
Como novicio Claudio admitió tener una "terrible aversión" al riguroso entrenamiento requerido por la orden, pero el noviciado logró incrementar su talento natural, lo que lo llevaría luego a hacer un voto privado para obedecer las reglas lo más perfectamente posible.
Después de completar los períodos de estudio, Claudio fue ordenado sacerdote en 1669. Conocido como un gran predicador, también enseñó en la universidad y sirvió como tutor de los hijos del ministro de finanzas del rey Luis XIV.
En 1674, fue elegido superior de una casa de los jesuitas en la ciudad de Paray-le-Monial. En ese tiempo, cuando también fue confesor en un convento de monjas de la localidad, Claudio hizo parte de diversos acontecimientos que cambiarían su propia vida y la historia de la Iglesia en Occidente.
Una de esas monjas era Santa Margarita María de Alacoque, quien decía haber experimentado revelaciones privadas de Cristo instando a la devoción a su corazón. Dentro del convento, sin embargo, esta noticia –que el tiempo y la Iglesia se encargaría de mostrar que era verdadera– fue recibida con cierto desprecio.
Durante su tiempo en Paray-le-Monial, el Padre Claudio se convirtió en el director espiritual de esta gran Santa y escucha cuidadosamente su testimonio sobre las revelaciones, llegando a la conclusión de que la hermana Margarita María las había efectivamente recibido de manera extraordinaria.
Los escritos de Claudio La Colombière, y su testimonio de la realidad de las experiencias de la Santa, ayudaron a establecer el Sagrado Corazón como un puntal de la devoción católica. Esto, a su vez, ayudó a combatir la herejía jansenista, que afirmaba que Dios no quiere la salvación de algunas personas.
En el otoño de 1676, el Padre Claudio, fue llamado a Inglaterra. Durante un momento de tensión en el país religiosamente desgarrado, ejerció su ministerio como capellán y predicador de María de Módena, una católica que se había convertido en la duquesa de York.
En 1678, un falso rumor se extendió sobre un supuesto complot católico contra la monarquía Inglés. La mentira llevó a la ejecución de 35 personas inocentes, entre ellos ocho jesuitas. El P. Claudio no fue asesinado pero fue acusado, arrestado y encerrado en un calabozo durante varias semanas.
El jesuita francés soportó heroicamente la prueba, pero las condiciones en la prisión maltrataron mucho su salud antes de su expulsión de Inglaterra. Volvió a Francia en 1679 y reanudó su trabajo como maestro y sacerdote, fomentando el amor por Sagrado Corazón de Cristo entre los fieles.
En 1681, Claudio La Colombière volvió a Paray-le-Monial, el sitio de las revelaciones de Santa Margarita María Alacoque.
Allí, en 1682, cuando solo tenía 41 años, el sacerdote murió de una hemorragia interna el primer domingo de Cuaresma un 15 de febrero.
Fue beatificado en 1929 –nueve años después de la canonización de Santa Margarita María Alacoque– y canonizado 63 años después por San Juan Pablo II.
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San Claudio de la Colombiere
15 de Febrero
En la Iglesia Católica hay 12 santos que se llaman Claudio, y éste es el más moderno. Tiene el honor de haber sido el director espiritual de la propagadora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, Santa Margarita María Alacoque.
Nació cerca de Lyon, en Francia, en 1641. De familia muy piadosa y acomodada, al principio sentía mucho temor a entrar a una comunidad religiosa. Pero llevado a estudiar a un colegio de los Padres Jesuitas, adquirió un enorme entusiasmo por esta Comunidad y pidió ser admitido como religioso jesuita. Fue admitido y en la ciudad de Avignon hizo su noviciado y en esa misma ciudad dio clases por bastantes años.
El año en que fue declarado santo San Francisco de Sales (1665) los superiores encomendaron a Claudio de la Colombiere que hiciera el sermón del nuevo santo ante las religiosas Salesas o de la Visitación. Y en aquella ocasión brillaron impresionantemente las cualidades de orador de este joven jesuita, y las religiosas quedaron muy entusiasmadas por seguir escuchando sus palabras.
El Padre Claudio preparaba con mucho esmero cada uno de sus sermones, y los escribía antes de pronunciarlos. No los leía al público, porque la lectura de un sermón le quita muchísima de su vitalidad, pero antes de proclamarlos se esmeraba por ponerlos por escrito. En Avignon, en Inglaterra, y en París impresionó muy provechosamente a los que lo escuchaban predicar.
Uno de los más provechosos descubrimientos de su vida fue el de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tomado de las revelaciones que recibió Santa Margarita. Cuando Claudio cumplió los 33 años (edad en que murió Cristo) se propuso, después de hacer un mes de Retiros Espirituales, morir al mundo y a sus vanidades y dedicarse totalmente a la oración, a la vida interior, a la predicación y a la enseñanza del catecismo, y a dirigir cuantas más almas pudiera, por el camino de la santificación.
El Sagrado Corazón de Jesús ante Santa Margarita María. En 1675 el Padre Claudio fue nombrado superior del colegio de los jesuitas en Paray le Monial, la ciudad donde vivía Santa Margarita. Esta santa se encontraba en un mar de dudas, y no hallaba un director espiritual que lograra comprenderla. Le había contado a un sacerdote las revelaciones y apariciones que le había hecho el Sagrado Corazón de Jesús, pero aquel sacerdote, que sabía poco de mística, le dijo que todo eso eran engaños del demonio. Entonces ella se dedicó a pedirle a Nuestro Señor que le enviara un santo y sabio sacerdote que la comprendiera, y su oración fue escuchada.
Escribe así Santa Margarita: "El Padre Claudio vino a predicarnos un sermón, y mientras él hablaba oí en mi corazón que Jesucristo me decía: ‘He aquí al sacerdote que te he enviado’. Después del sermón fui a confesarme con él, y me trató como si ya estuviera enterado e informado de lo que me estaba sucediendo. En la segunda confesión que hice con él le informé que yo sentía una gran aversión y repugnancia a confesarme, y me dijo que me felicitaba por esto, pues con vencer la tal aversión podía cumplir aquel mandato de Jesús que dice: ‘El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo’. Este piadoso sacerdote me fue guiando con gran sabiduría, y demostrando un gran respeto por mi alma me fue diciendo todo lo bueno y lo malo que había en mi corazón, y con sus consejos me consoló muchísimo. Me insistía continuamente que aceptara cada día el que se cumpliera en mí todo lo que la Santa Voluntad de Dios permitiera que me sucediera, y me enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir las comunicaciones divinas con fe y humildad".
Claudio no sólo dirigió espiritualmente a la santa que el Sagrado Corazón escogió para hacerle sus revelaciones sino que dedicó toda su vida restante y sus muchas energías en propagar por todas partes la devoción del Corazón de Jesús.
Fue enviado el santo sacerdote a Inglaterra, y allí, como predicador de los altos empleados del gobierno, logró muchas conversiones de protestantes hacia el catolicismo. Su tema favorito era la devoción al Sagrado Corazón. Pero los protestantes, que eran muy poderosos en aquel país, le inventaron toda clase de calumnias y obtuvieron que fuera puesto preso y condenado a muerte. Sólo la intervención del rey Luis XIV de Francia logró que no lo mataran. Pero los meses pasados en la prisión le destruyeron casi por completo su salud.
Fue expulsado de Inglaterra a Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita le anunció que él moriría en aquella ciudad, y así sucedió el 15 de febrero del año 1682. Santa Margarita recibió una revelación en la cual se le decía que el Padre Claudio estaba ya en el cielo.
El Papa Juan Pablo II lo declaró santo en 1992.
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 15 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
15 de Febrero
Cuando Magdalena se alejó de la presencia del Señor ya perdonada, quedaron en la sala dos símbolos: del pasado y del presente: un frasco de esencias roto, de aquellas esencias excitantes, que daban a María incentivos de pecado; y unas lágrimas, dolor de un alma totalmente purificada.
* P. Alfonso Milagro
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 14 DE FEBRERO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
14 de Febrero
En el Evangelio Jesús asienta un principio fundamental en su doctrina: No busques la recompensa de tus obras en la opinión de los hombres; no deja de llamar la atención la insistencia con la que el Señor Jesús nos repite varias veces la expresión: Para ser vistos por los hombres.
Esto debe impulsarte a realizar tus obras no para ser visto, o ser reconocido por los hombres; en ese caso dice Jesús que ya has conseguido tu recompensa.
Obra más bien por Dios, sin preocuparte de que los demás aprueben o desaprueben tu modo de obrar; si obras por Dios, por amor a Dios, por fidelidad a Dios, que se te manifiesta en tu conciencia, podrás esperar de Dios la recompensa de tus buenas obras.
* P. Alfonso Milagro
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 15 FEBRERO 2018
Lecturas de hoy Jueves después de Ceniza
Hoy, jueves, 15 de febrero de 2018
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 1
R/. Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy jueves, 15 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano
Queridos hermanos:
Hoy se habla mucho de la “calidad de vida”. A veces, abusando de ese concepto, se le opone el de “muerte digna”, y se piensa en la eutanasia. En referencia a alguien que pasa por grandes dolores o tribulaciones, siempre hemos oído la expresión: “eso no es vivir”. Jesús distinguía entre los vivos vivos y los vivos muertos; al alguien que pretendió posponer su seguimiento por esperar a dar sepultura a su padre, Jesús le respondió: “deja a los muertos que entierren a sus muertos” (Lc 9,60). Los que no están con Jesús son designados como “los muertos”, aunque se muevan; solo en él está la vida.
El Deuteronomio nos habla hoy de una vida en harmonía con Dios y con la naturaleza, una vida sabiamente orientada, que hace al hombre comparable a un árbol lozano, permanentemente regado por un manso riachuelo, cuyas hojas, por lo mismo, no se amustian. Frente a esta posibilidad está la de la impiedad, la de tomar por Dios lo que no es Dios, la de divinizar lo banal e inconsistente: ese insensato idólatra, quizá idólatra de sí mismo, se convierte en paja que arrebata el viento.
El lenguaje de Jesús es muy cercano al Deuteronomio y al Salmo 1º. Con un estilo didáctico muy de su agrado, nos lleva Jesús a la paradoja: el que se entrega a Dios y a los demás, ese se conserva a sí mismo, vive de verdad, a fondo; su vida es una bendición. Pero el que, de forma egoísta, se cierra sobre sí mismo, o se concentra exclusivamente en sus intereses, termina experimentando la frustración y el vacío. No hace falta, para ello, esperar a la otra vida; esto es experiencia humana, siempre actual; y, por supuesto, experiencia cristiana. ¡Cuánta felicidad acumulan miles de misioneros que, dejando la opulenta Europa, han marchado a tierras lejanas, para vivir entre personas que carecen de lo más elemental! Su vida de entrega se ha convertido para ellos en una fuente de alegría, más profunda que todo lo que pudiera brindarles nuestra sociedad de consumo. Esto nos lo cuentan igualmente jóvenes que se han desplazado por un tiempo, en plan de voluntariado, a ayudar en países en vías de desarrollo.
Cuentan de Santa Teresa de Calcuta que, en cierta ocasión, alguien, admirando su servicio a los últimos, le dijo: “yo eso no lo haría por todo el dinero del mundo”, a lo cual ella respondió: “y yo tampoco”.
Las palabras de Jesús están llenas de sabiduría y responden a la más profunda experiencia humana: existe la posibilidad de entregarse y la de reservarse, que acaban traduciéndose respectivamente en autorrealización y autodestrucción. En el caso de Jesús, San Pablo nos recuerda que, gracias a ese su camino de entrega y abajamiento, el Padre “le elevó sobre todo y le concedió un título superior a cualquier título” (Flp 2,9); y a los seguidores que imitan su estilo los espera la conocida invitación: “venid, benditos de mi Padre, pues tuve hambre y me disteis…” (Mt 25, 34).
Los tres textos litúrgicos de hoy (Deuteronomio, Salmo, Evangelio) pertenecen al género llamado sapiencial. Pidamos al Padre que a todos nos conceda la auténtica sabiduría.
Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf
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