ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN





Amén.



Autor: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net ¿Me salvé o no me salvé? | |
Si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto y no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar? | |
Se nos cuenta en la Biblia que, al final de los tiempos, una vez que hayamos resucitado, todos los hombres nos vamos a reunir. Es impresionante la cantidad de personas que vamos a ser: millones y millones de seres humanos. En ese momento va a venir Dios de una manera solemne, rodeado de ángeles, para decir unas palabras decisivas a los hombres. Toda esa gran multitud estará dividida en dos bandos: unos, se nos dice, estarán a la derecha, otros estarán a la izquierda. Los que estén a la derecha sabrán que definitivamente se han salvado. Nada ni nadie les podrá quitar esa felicidad eterna que lograron con su buena vida. Los que estén a la izquierda sabrán que definitivamente se han perdido para siempre, y que nada ni nadie podrá cambiar ya su situación. Tú y yo, todos los hombres estaremos ahí presentes. Estaremos a la derecha o estaremos a la izquierda. Si estamos a la derecha, escucharemos las palabras más hermosas que se puedan oír de labios de Dios: "Venid benditos de mi Padre, a tomar posesión del Reino de los cielos, preparado para vosotros desde el principio del mundo". Si estamos a la izquierda, escucharemos las palabras más tremendas que se puedan escuchar de labios de Dios: "Id malditos al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles". Me salvé, no me salvé: este es el asunto más importante. Esto es lo único necesario de que hablaba el maestro de Nazaret, Jesús. A pesar de ser el asunto más importante, nadie lo podrá resolver en tu lugar. Cada uno tiene que resolver este problema por sí mismo, no habrá secretarios, no habrá embajadores, ni representantes. Es un asunto aparte, ineludible: aunque uno no se preocupe, aunque uno no tenga ganas de meditarlo, de pensarlo en serio, el asunto, el problema está ahí presente. Tanto los que se han preocupado como los que no se han preocupado de su salvación, al pasar el umbral de esta vida, se encontrarán de frente a un problema resuelto o no resuelto: me salvé, no me salvé. En este momento me permito una reflexión sencilla: ¿Cuánto tiempo le dedico a este asunto de mi salvación eterna? ¿Cuantas veces pienso en él? ¿Lo tengo solucionado? ¿Lo tengo en regla? ¿O hace mucho tiempo, quizás muchos años, que ya no me preocupo, y me tiene sin cuidado?. Y, si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto, que es mío, si no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar? Un día me dirá Dios: "Ven, bendito de mi Padre", o "apártate de mí, maldito". Dios está escribiendo ya en el Libro de la Vida la frase que dirá al final de mi existencia... |
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net ¿Saben que estás ahí Señor?... o quizá no lo saben | |
Detén tu desorientado caminar y ve donde Él está, con su Cuerpo y su Divinidad y encontrarás la grandeza de que Dios te ama. | |
Vengo del tráfico, del ruido, de toda la agitación que hay ahí afuera, Señor, trato de serenarme y dejar mi aceleramiento convertido en suaves pasos para estar frente a ti. Ya me va llegando la calma, la paz.... Frente a esta Capilla siguen pasando las personas, que como yo, traen en su interior su propia historia.... Y pienso en ellos... en esa joven que pasa sin mirar siquiera un instante hacia este lugar donde estás Tu... pasa ensimismada porque carga una cruz que pesa, que pesa mucho, le han dicho que su hijito tiene una enfermedad incurable... ¡y ese hombre que apura el paso porque lleva ya dentro la huella del vicio y va en su busca!... y ese anciano que apenas puede caminar porque tiene frío, porque todos sus huesos ya viejos le duelen pero le duele más el saber que en su casa, los hijos que tanto amó, le están diciendo que "estorba".... Esa jovencita, casi una niña, que va despacio y muy triste porque su novio le acaba de decir "que no la quiere... que todo terminó" y ella ya lleva un hijo en las entrañas y no sabe..... ¿qué va a hacer? Y el que no tiene trabajo... y la que se siente enferma y cansada..... y pasa también la que va feliz porque mañana se casa..... y la que le ha dado el doctor la noticia de que va a ser madre y le falta tiempo para llegar a su hogar y decírselo al hombre amado.... y el que va feliz porque le han ascendido de puesto.... y el estudiante que ha pasado de año y la niña que mañana cumple quince años..... y la que le acaban de dar su anillo de compromiso.... y el que viene de despedir para siempre al ser amado y recibir las condolencias... Todo un mundo de historias... y tu Señor las conoces todas, y tu te las sabes todas y esperas.... ¿Por qué no vienen a ti? ¿Por qué no te vienen a dar gracias y a compartir contigo sus grandes logros, sus dichas, sus sueños realizados.... su inmensa felicidad? ¿Por qué los que cargan una cruz tan pesada no la quieren compartir contigo ... contigo que ya supiste lo que pesa y duele? Tu lo dijiste: "Venid a mi todos los que estéis fatigados y sobrecargados y yo les daré descanso..." (Mt 11,28) ¿Saben que estás ahí o quizá... no lo saben? ¿Y si nadie se lo ha dicho? Siento tu tristeza, Señor... y esa tristeza me obliga a darte a conocer entre todos los que me rodean... Que nadie quede sin saber que eres agua viva si tienen sed, que eres el amigo fiel si tienen angustia y pena, que eres el Amor hecho hombre para amar sin medida, que eres el Dios que muere en una cruz para perdonar.... que está ahí, tan cerca, tan humilde en la espera eterna.... Para que tu detengas tu desorientado caminar y vengas aquí donde Él está con su Cuerpo y su Divinidad y... tal vez llores... pero seguro que al salir ya vas a sentir, lo que buscabas y necesitabas, la grandeza de que Dios te ama y con ella el precioso don de la PAZ. |
Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net Tanta prisa y al final ¿qué? | |
Estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes. | |
Nosotros los humanos, estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes. Pasamos los días como máquinas de computadora, pasamos toda o parte de nuestra vida conviviendo con las mismas personas y ni siquiera sabemos quiénes son en realidad, no sabemos qué sienten, cómo piensan; simplemente nos limitamos a juzgarlos por lo que dice la gente y por la imagen que proyectan. Vamos tan a prisa que no nos damos cuenta siquiera lo que se está derrumbando a nuestro alrededor, quién necesita nuestra ayuda, nuestra mano amiga, nuestro hombro para apoyarse. Por la mañana nos levantamos corriendo, queremos hacer todo tan deprisa. El amor se esfuma como el humo, la sonrisa la ocultamos entre los dientes, las caricias las dejamos para nuestras mascotas, ¿a dónde se fue lo que da sentido a la vida? Vamos tan frenéticamente, que nos despertamos y olvidamos darle gracias a Dios por el nuevo sol; no nos damos tiempo para disfrutar lo mejor de la vida, preferimos perder el tiempo y nuestras vidas en cosas vanas, como tener dinero, poder, buena posición social; y cuando al fin lo tenemos, ¡vaya sorpresa! nos damos cuenta de que ahí no estaba la felicidad, ¡qué desengaño nos damos! Aprendamos a dedicar tiempo a lo esencial. Creo que no existe mejor sensación en el mundo que recibir el abrazo de un ser querido, acompañarle en el dolor y experimentar en la brisa o en el amanecer, la presencia amorosa y eterna de Dios. Bien lo decía el Papa Benedicto XVI en su última encíclica sobre la esperanza: "No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor". "No es el progreso quien da la solución a los interrogantes del hombre, es Dios". "Es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas y proyectos, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (Sir 33,14). La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando «hasta el extremo», «hasta el total cumplimiento"» (cf. Jn 13,1; 19,30). (Spe Salvi Nº 27). ¡Qué fácil es caer en el vacío, qué fácil es no encontrarle sentido a la vida! Se cuenta que un niño se perdió de su caravana en pleno desierto y fue encontrado por unos mercaderes. Le preguntaron: ¿quién eres?, ¿de dónde vienes?, ¿a dónde te diriges? A cada pregunta respondía invariablemente el pobre niño: "Yo no sé". Él se había vuelto loco en aquella soledad. De tales locos, por desgracia, está lleno el mundo. Uno de ellos tuvo un momento de lucidez y dictó el siguiente epitafio para su tumba: "Aquí yace un loco que se fue de este mundo sin saber si quiera por qué había venido". Dediquemos el tiempo necesario para QUERER, AMAR, SONREIR, SER FELIZ. ¿Nos cuesta tanto trabajo dedicar unos minutos al día para mirar al cielo y decirle a Dios ¡GRACIAS! y mirar a nuestro ser querido a los ojos y decirle te quiero? Algo tan sencillo como eso es capaz de convertir un día gris en uno de los mejores. Tenemos que querer, pero no aferrarnos; disfrutar el momento, sonreír, abrazar, mirar hacia el futuro con confianza y esperanza, porque la vida es sólo eso, momentos, oportunidades que pasan y que no se vuelven a repetir, la certeza de un mundo futuro mejor. La vida es corta, el tiempo se acaba, y no estás sintiendo realmente lo que es estar vivo. |