LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 7
No me cabe ninguna duda de que tú quieres ser sabio y quieres ser santo: inteligente y bueno.
Para ser inteligente y sabio, deberás estar mucho tiempo solo, estudiando, leyendo, meditando, profundizando en tus conocimientos; para ser santo y bueno, deberás estar con los demás, a fin de moldear tu carácter y de brindarles cuanto eres y cuanto tienes; y, al mismo tiempo, necesitarás ciertos momentos de soledad para penetrar en tu interior, al fin de irte perfeccionando.
Y tanto para ser sabio e inteligente como para llegar a ser bueno y santo, necesitarás estar siempre con Dios, que es la verdadera inteligencia y la santidad por esencia.
Y si llegas a ser sabio y santo, ¿me puedes decir qué más puedes anhelar en tu vida? Ya has cumplido tu misión, ya te has realizado ante tu conciencia, ante tus prójimos, y ante Dios.
No pienses ser bueno, si no te entregas a Dios incondicionalmente; no pienses ser bueno solo porque no hagas el mal; todavía te queda mucho por hacer.
“Yo soy el Señor, su Dios; y ustedes tienen que santificarse y ser santos, porque yo soy santo” (Lv 11,44). Tres veces repetimos: “Santo, Santo, Santo”, es decir: santísimo es nuestro Dios; sus hijos no podemos menos de asemejarnos al Padre, pues tenemos su misma naturaleza, que es la gracia, es decir, la santidad.
* P. Alfonso Milagro
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